Publicado: Dom Sep 23, 2007 12:03 am
por Mikhailovna
Siempre se ha dicho que el gran vencedor de los alemanes fue el general Invierno. El número de congelamientos superaba al de heridos. Pero además, fueron letales el Mariscal Barro, que inutilizaba a los vehículos, las infecciones -singularmente la hepatitis y la disentería-, y el hambre. Es decir, los cuatro jinetes del Apocalipsis. Todo ello desmoralizó a los alemanes y muchos de ellos se autoinfligían heridas para ser evacuados o se suicidaban. La batalla se prolongó seis meses.
Antony Beevor


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Para los franceses en 1812, para los alemanes en 1941, e incluso para muchos otros, Napoleón y Hitler fueron vencidos por el "General Invierno" un mito que de tanto repetirlo se ha convertido en una verdad, pero a medias solamente, porque esas potencias occidentales "invencibles" fueron humilladas por "inferiores" soldados rusos que supieron cómo pelear esas guerras.

Hitler en 1941

En 1941, el plan de Hitler también se desmoronó antes de que el invierno llegara. Estaba Hitler tan convencido de la victoria, antes de comenzar la operación, que no tomó las precauciones para una extensa campaña en invierno. Sus ejércitos sufrieron más de 374 mil bajas -cerca de 23% de su fuerza de 3.200.000 hombres- durante los cinco primeros meses de invasión.Hitler no escuchó a sus generales antes de la operación, oficiales que lucharon en ese frente durante la Primera Guerra Mundial, ni escuchó las recomendaciones que le daban en plena campaña, antes de que el invierno llegara. El 27 de noviembre de 1941, el General Edouard Wagner le infamaba que "Estamos al borde de consumir todos nuestros recursos, tanto de personal como material y estamos a punto de enfrentarnos a los peligros del invierno."Los alemanes no tenían fuerzas suficientes y esto se confirma leyendo las propias Directivas del Führer, quien mediante órdenes directas cortantemente movía brigadas y divisiones, de un lado a otro del frente, tapando los huecos y reforzando aquí y allá, debido a la escasez de hombres y material en los tres Grupos de Ejércitos.

Los planes de Napoleón y Hitler, fracasaron antes de la llegada del invierno, pero hay que reconocer, que los estragos causados por el hielo y la nieve contribuyeron a agravar los problemas y a aumentar las bajas.

El medioambiente en la estepa rusa

El medio ambiente en esas latitudes subárticas son un factor importantísimo a tener en cuenta en operaciones militares: frío extremo; mantos de nieve muy profundos; días muy cortos; en ciertas zonas, densos bosques de coníferas; escasa densidad de población (pocas posibilidades de encontrar cobijo en edificaciones existentes); pocos y malos caminos.

Consecuencias del medioambiente

- Restricción en la movilidad de las fuerzas.
- Limitación del apoyo logístico
- Mantenimiento de caminos para remover la nieve o compactarla.
- Se requieren medios de transporte de huella ancha o sobre patines.

Los alemanes estaban casi paralizados al comenzar las lluvias de otoño, habiéndose tornado los caminos en extensiones de lodo. Al iniciarse la helada a principios de noviembre, los alemanes pudieron utilizar los caminos nuevamente, pero enfrentados a la problemática de no estar bien equipados para la guerra invernal, puesto que Hitler había previsto una rápida victoria en verano. Tanto la ropa de abrigo como el camuflaje blanco eran escasos, y más y más tanques y vehículos quedaban inmovilizados al descender las temperaturas por debajo del punto de congelación. Había que encender hogueras bajo los motores antes de hacerlos partir, muchos tanques tenían sus orugas pegadas al suelo helado.

En efecto, los aceites, los líquidos hidráulicos y los anticongelantes no resistían el frío extremo, las armas se atascaban; también el tocar un tanque o superficie metálica con la mano desnuda significaba quedar pegada como piedra al metal, debiendo amputarsele. Los motores no parten ni aun prendiendo hogueras bajo ellos, hay que abandonar las máquinas, el pan, la grasa y mantequilla son como piedra, no se puede comer, se agripan las armas automáticas y es necesario quitarles las armas a los cadáveres rusos pues éstas sí funcionan y bien.
Para lograr camuflarse se derrama sobre las máquinas pintura blanca conseguida en algún granero o bien, llegada desde la intendencia.
Cada cadáver enemigo contiene armas que funcionan, ropas adecuadas, botas gruesas, etc. El tomar estas cosas constituye una esperanza de salvarse pero también conlleva el riesgo de fusilamiento, pues va contra las normas. Muchos oficiales hacen la vista gorda.
El sufrimiento del soldado de infantería frente a ese extremo escenario llegó a cotas difíciles de vencer. Además, el invierno de 1941-1942 fue inusualmente frío incluso para los estándares rusos (de -40 a -55 °C).
La defensa soviética en las proximidades de Moscú fue increíblemente heroica. Los soviéticos enviaron miles de reclutas y voluntarios, inclusive batallones de mujeres a enfrentar el fuego de las metrallas alemanas.

Fue precisamente en el frente de Moscú donde se acuñó el término Panfilovtsy: Ivan Panfilov, comandante de la División 316 de Fusileros, murió en un duro y suicida enfrentamiento de infantería contra tanques alemanes.

Previsiones

- La infantería se agota en las caminatas sobre la nieve.
- Las tropas deben estar equipadas con esquíes.
- El personal requiere cobijo adecuado y si no se encuentra disponible deben proveerse de manera portátil.
- Las bajas por congelamiento pueden exceder las bajas en combate a menos que las tropas tengan la ropa adecuada, incluyendo guantes y zapatos especiales.
- Los heridos deben ser retirados del frente a hospitales de campaña bajo techo para evitar que hasta las heridas menores causen la muerte por exposición.
- Se requieren lubricantes especiales para las armas y los vehículos.
- Se deben proveer medios para evitar que los motores y las armas se congelen.

Exceso de confianza

El General Dr. Waldemar Erfurth precisó en sus memorias, que antes de 1941 el Estado Mayor General nunca se interesó en la historia de las guerras en el norte y este de Europa. No se estudiaron las guerras de los rusos contra los suecos, fineses y polacos a pesar de haber sido publicadas en alemán. La vieja generación, se había conformado con estudiar a los países fronterizos con Alemania y por tanto, las regiones más alejadas eran desconocidas para el soldado alemán.
Los resultados devastadores que resultaron de la exposición de las tropas alemanas a latitudes como las de Moscú y Leningrado, con ropa inadecuada, sin protección contra la intemperie y con fuentes de aprovisionamiento situadas a enormes distancias, fueron tan variadas que es prácticamente imposible tomar una sola batalla como ejemplo, que grafique esa situación en conjunto.

Condiciones climáticas

En 1941, el invierno llegó a Rusia antes de lo esperado. Al comienzo, eso no fue adverso para las tropas alemanas sino beneficioso porque acortó la época de la "Rasputitza", fenómeno de infiltración de agua en el suelo, constituyendo así un mar de lodo en el momento de la fundición de las nieves en primavera y en el momento de las lluvias de otoño, siendo bastante típica en regiones de Bielorrusia, del oeste de Rusia y Ucrania. La palabra puede ser traducida como "La estación de fango" y se aplica tanto a la estación (otoño rasputitsa o primavera rasputitsa), como también al estado de los caminos, particularmente afectados por éste fenómeno, ya que los que no se encuentran pavimentados, se hacen muy difíciles tanto de usar como de cruzar.
La rasputitsa desempeñó un papel crucial: la Blitzkrieg fue casi detenida por el lodo, haciendo los tanques más poderosos, prácticamente inutilizables.
Normalmente la nieve comienza a mediados de noviembre en el centro de Rusia y el frío intenso la segunda quincena de diciembre. Pero en 1941, la temperatura bajó a niveles bajo cero en noviembre congelando los caminos, lo que favoreció la marcha de camiones, Panzers y vehículos blindados.

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La rasputiza "se tragaba" a los animales...

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... y a los vehículos

Hay controversias sobre las condiciones climáticas en Rusia en el invierno de 1941-1942. El General von Bock, comandante del grupo de Ejércitos Centro, dice en su diario que el 5 de noviembre de 1941 la temperatura bajó a -29°C y Albert Seaton dice que el 24 de noviembre estaba en -30°C. Por su parte el General Zhukov dice que en noviembre las temperaturas en Moscú se mantuvieron estables entre -7° y -10°C. Otros informes del servicio de meteorología ruso dicen que en noviembre de 1941 las temperaturas en el área de Moscú fueron de -17.3°C. Otros informes indican temperaturas de -40° y al menos uno de -53°C.

Hay que tener en cuenta que los valores absolutos de temperatura son irrelevantes porque un soldado vestido inadecuadamente de hecho puede sufrir congelamiento a temperaturas apenas inferiores a -10°C.

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Efectos de la nieve

La altura de la nieve en el área de Moscú-Leningrado según el General Emerenko fue de 70 cm a 1,5 metros. Tal cantidad de nieve dificultó la marcha de las tropas alemanas, pero también lo hizo con las tropas rusas. Al menos en Demyansk, la nieve impidió que las tropas alemanas cercadas fueran aniquiladas por los rusos quienes se vieron impedidos de poder continuar el ataque.

La terquedad de Hitler

El exceso de confianza de Hitler le hacía pensar, que en otoño finalizaría la campaña en Rusia y que podría retirar dos tercios de las divisiones manteniendo el resto como fuerzas de ocupación en Rusia. La ropa de invierno, en número suficiente para satisfacer las necesidades de sólo un tercio de las fuerzas, llegó demasiado tarde debido a las enormes dificultades que la Wehrmacht experimentaba con el transporte. El 30 de noviembre, von Bock le informaba al Mariscal de Campo von Brauchitsch, que los abrigos de invierno para las tropas no habían llegado y que la temperatura era de -45°C.
Tres semanas después el General Guderian le informaba a Hitler que la ropa de invierno no había llegado a sus unidades y que había perdido más del doble de sus hombres debido al congelamiento, que debido a las acciones del enemigo. Esa conversación obligó al Partido Nacionalsocialista a iniciar una recolección de abrigos, en especial mantas y esquíes en las ciudades alemanas. Mientras tanto, las tropas en el Frente del Este se veían forzadas a quitarle la ropa a los cadáveres enemigos y a improvisar botas y otras medidas de emergencia.

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Tropas alemanas titiritando de frio en uniforme de verano

Las bajas por congelamiento

El congelamiento no es una enfermedad en sí, aunque el mal presenta infección, pero sí fue una causa importante de morbilidad durante la Segunda Guerra Mundial. Fue muy común durante los inviernos en Rusia y Finlandia, lugares donde es usual temperaturas que pueden llegar a 40 ó 60 grados bajo cero a la intemperie.
Lo síntomas son piel endurecida, pálida y fría tras exposición prolongada a muy bajas temperaturas. Parches blancos en la piel. Falta de sensibilidad en la zona afectada. Tras el calentamiento, se forma una área roja y dolorosa. La piel y los tejidos subyacentes se congelan en cualquier persona que se exponga a temperaturas muy frías durante varias horas. Las áreas más frecuentemente afectadas son las manos, pies, nariz y orejas. En casos leves, el tratamiento inmediato puede revertir el daño. En casos severos, el tratamiento requerido puede ser la amputación.
Este fue uno de los más perversos males sufridos por los combatientes en Rusia. El mayor problema es que muchas veces quien lo sufre no nota el momento cuando ocurre el congelamiento y en los casos severos, produce somnolencia y la muerte. En los casos menos graves, fue común el congelamiento de miembros, en especial los pies y piernas. Lo lamentable es que en un frente sin recursos suficientes para combatir la exposición a bajas temperaturas extremas, sólo quedaba el recurso de la amputación para salvar la vida del afectado. Los más expuestos eran los heridos, quienes muchas veces quedaron congelados mientras esperaban durante toda la noche al borde de las pistas de aterrizaje para ser evacuados. Muchas veces el transporte jamás llegó y los heridos perdieron la vida.

Al finalizar el año, la Wehrmacht sufrió 100 mil casos de congelamiento, más de 14 mil con necesidad de amputación y al finalizar ese invierno las bajas alemanas sumaban 250 mil, con más del 90% por casos de congelamiento de segundo y tercer grado. A eso se sumaron miles de casos de neumonía, gripe y pie de trinchera.
El impacto de esas cifras fue enorme, aunque los soviéticos habían perdido 1 millón de hombres, entre muertos, heridos y capturados para diciembre de 1941, todavía eran capaces de obtener reemplazos de su enorme población asiática. Por el contrario, las bajas alemanas, al 26 de noviembre, fue de 375 mil muertos, perdidos en acción e incapacitados y eran irreemplazables.
En abril de 1942, las pérdidas alemanas fueron de 625 mil hombres.

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La muerte por congelamiento es inevitable en casos de desnutrición o heridas graves. En el caso de las heridas leves puede causar
gangrena si el herido no recibe a tiempo la atención médica adecuada.


El subestimado ejército soviético

El ejército soviético estaba mejor preparado que sus oponentes. Las tropas siberianas que atacaron a las titiritantes tropas alemanas de la 35 División de Infantería en Moscú, tenían guantes, chaquetas y pantalones acolchados, gorras de piel con orejeras y botas de fieltro. Pero la llegada del invierno a destiempo también tomó de sorpresa a los mandos soviéticos. El 9 de noviembre, el Mariscal Kirill Meretskov revisó a las tropas que habían perdido el pueblo de Tikhvin encontrando que aún tenían ropa de verano. Pero los soviéticos tenían los uniformes de invierno listos para ser distribuidos y pronto todas las tropas estuvieron ya adecuadamente equipadas.

Caballería alemana

Pese a la excelencia tecnológica de sus fuerzas mecanizadas, el ejército alemán dependía en gran medida de la tracción animal, tanto para el acarreo de artillería como para el transporte de suministros. El error fue, que los caballos utilizados eran europeos que no pudieron resitir las inclemencias del clima ni podían hacer el esfuerzo necesario para realizar el trabajo en la rasputitza y en la nieve.
La mayoría de los caballos murieron por congelamiento. Por su parte, los rusos disponían de los ponies, caballos siberianos de corta alzada y extremadamente fuertes capaces de soportar las gélidas temperaturas subárticas, con sólo protegerlos del viento durante las horas de descanso. Pronto los alemanes tuvieron que echar mano a esos ponies y a los trineos rusos llamados en general "panjes" por los alemanes.

La caballería soviética solía arrastrar un trineo con un infante, lo que duplicaba el número de sus efectivos en cada ataque. En 1942 las fuerzas Panzer contaban con hasta dos mil caballos panjes que siempre estaban disponibles, no así los Panzers y blindados que generalmente quedaban fuera de servicio debido al congelamiento. A las Divisiones Panzer, los soldados en el frente les daban el irónico nombre de "divisiones panje". Hasta la Luftwaffe debió equipar unidades con los ponies siberianos para el transporte de sus suministros.

Las fuerzas acorazadas rusas

Los tanques rusos fueron más efectivos que los alemanes, en especial el T34, KV1 y KV2 debido al mayor ancho de las cadenas y a la mayor altura desde el suelo y la parte inferior del tanque. Los T34 eran capaces de abrir trochas en la nieve para la infantería, mientras que los carros alemanes en 1941 se atascaban en la nieve o el barro. Las máquinas eran lubricadas con aceites especiales anticongelantes.

Los esquíes

La mayor ventaja de las fuerzas rusas residía en el amplio uso de tropas sobre esquíes. Ellos aprendieron la lección que les dieron los finlandeses durante la Guerra de Invierno. Tanto los militares como las autoridades civiles soviéticas promovieron la utilización de esquíes. Fuerzas siberianas y veteranos de la Guerra de Invierno se entrenaron en Siberia, desarrollando unidades enteras, hasta el nivel de regimiento, que operaban sobre esquíes y que fueron tan efectivas como lo fueron los "sissit" finlandeses.
Por su parte, los asesores alemanes que estuvieron en Finlandia durante el conflicto ruso-finlandés, pasaron por alto ese detalle.

Propagación del sonido en bajas temperaturas

Pero las tropas soviéticas sobre esquíes no siempre tuvieron suerte. Un ataque al 114 Regimiento de Granaderos Panzer, hecho por una brigada del 39 Ejército de la Guardia en marzo de 1942, fue repelido y los soviéticos fueron casi aniquilados. Los alemanes percibieron su llegada sobre la nieve, porque en el clima frío el sonido se propaga con mayor facilidad y a más largas distancias. Los alemanes se percataron que el enemigo se acercaba y tuvieron tiempo para prepararse y recibirlos.

Unidades de esquiadores alemanes

Los alemanes tuvieron muchas dificultades para ensamblar unidades sobre esquíes. En el Grupo de Ejércitos Centro los archivos de un regimiento muestran que en enero de 1942, sólo habían 10 pares de esquíes por compañía. Otro regimiento sólo podía equipar un pelotón por compañía, apenas para labores de patrullaje, mensajeros y funciones similares. Cuando en marzo de 1942 un cuerpo de ejércitos pudo organizar un batallón de esquiadores, los hombres debieron ser seleccionados por sus habilidades o experiencia en deportes invernales. Como la mayoría procedía de unidades de apoyo, sin experiencia en combate, la efectividad fue limitada.

Armas congeladas: sorpresa en los mandos alemanes

Habiendo ignorado la experiencia de la Primera Guerra Mundial, los mandos quedaron "sorprendidos" al enterarse que con el frío los mecanismos de los rifles y ametralladoras y aún de los cañones se trababan. Los líquidos de retroceso y los lubricantes de los cañones se congelaban, las culatas y las cámaras de los cañones se resquebrajaban y los resortes y muelles de acero se rompían como si fueran de vidrio. El propio General Halder se enteró, en enero de 1942, que en Tikhvin sólo uno de cada 5 tanques pudo disparar y los centinelas del 169 Regimiento de Infantería vieron, presas del pánico ante el ataque ruso, que los rifles y ametralladoras estaban congelados.

Improvisación alemana

Las tropas soviéticas estaban diseñadas para luchar en invierno usando lubricantes adecuados, por eso los alemanes en diciembre de 1941, preferían la subametralladora soviética a sus propias armas. La improvisación fue obligatoria para los alemanes. Prendían fuego debajo de los cañones y reemplazaban los lubricantes con Kerosén que funcionaba mejor, aunque debía ser reemplazado constantemente. El aceite de girasol servía como un buen lubricante en operaciones con temperaturas bajo cero, pero sólo se obtenía en el sur de Rusia. Sólo a partir del segundo invierno en Rusia, los alemanes pudieron contar con lubricantes adecuados.

Inexperiencia alemana

La nieve hacía que la artillería fuera inefectiva, excepto para los calibre de 150 mm y superiores. La mejor arma antitanque resultaba ser el cañón de un tanque pesado porque las piezas regulares antitanques se hundían en la nieve. Las minas no funcionaban porque la nieve amortiguaba la percusión y los fusibles se trababan con el hielo. Los motores fallaban. Primero trataban de arrancar los motores remolcando los carros pero eso terminaba destruyendo los motores, los cigüeñales, las cajas de cambio y las transmisiones. Resultó forzoso calentar los vehículos con hogueras durante dos horas por lo menos, antes de moverlos. Durante las alertas, los vehículos eran mantenidos prendidos durante horas con el consecuente consumo de combustible, que de por sí, era escaso.

Cambios en las tácticas

Las tácticas también debieron ser revisadas. Como el alojamiento techado era indispensable, las villas y pueblos eran objetivos fundamentales. Durante los primeros meses de la invasión cuando los soviéticos estaban en retirada en todos los frentes, la orden de Stalin fue "!Tierra quemada!" La orden dejaba a los aldeanos sin techo y debían unirse a largas caravanas de refugiados, pero Stalin y sus generales sabían que los alemanes podían hacer uso de las casas durante el invierno. Durante la Primera Guerra Mundial también fueron objetivo principal las villas y aldeas por esa misma razón.

La lucha a campo abierto

Durante los primeros meses de invierno algunos comandantes alemanes trataron de mantener de manera ortodoxa terrenos abiertos, lo que condujo a un incremento de casos de congelamiento que los obligó a restringir sus posiciones a zonas pobladas. En consecuencia los soviéticos penetraban por las brechas y atacaban por los caminos a retaguardia de los alemanes obligándolos a retirarse combatiendo para no quedar cercados. En muchos casos, los soviéticos sobrepasaban las primeras líneas alemanas atacando los poblados a retaguardia de los alemanes durante la noche dejándolos cercados.
Cuando los alemanes estaban forzados a tomar la iniciativa, los resultados eran nefastos debido a su vestimenta de verano. Una vez que se adentraban en territorio descampado la temperatura de -30° a -40°C durante la noche les obligaba a abandonar las posiciones recién conquistadas.

Aprovechando las fallas del enemigo

Ocasionalmente las villas destruidas ofrecían alguna forma de protección. Los rusos trataban de rodear una villa ocupada por los alemanes antes de que éstos lograran escapar, cosa que hacían luego de incendiar las casas. Los rusos aprovechaban que el fuego descongelaba la tierra para cavar trincheras.

Trincheras cavadas con dinamita

La 6ta División Panzer estaba soportando 800 casos de congelamiento por día al no poder cavar trincheras. Como tenían unas 5 toneladas de explosivos, el 3 de enero de 1942, los zapadores de la división optaron por abrir cráteres en la tierra congelada, fabricando trincheras techadas calentadas con hogueras. Cada trinchera podía albergar 5 hombres y con los explosivos existentes pudieron darle cobijo a toda la tropa. Las bajas por congelación descendieron de 800 a cuatro por día. Con minas y obstáculos antitanque pudieron sostener las posiciones por 10 días antes de flanqueados por el enemigo. Para evitar el humo delator, los zapadores lograron obtener carbón vegetal que no hace humo como la leña.

El ingenio salvavidas

La nieve impedía moverse rápidamente. En una ocasión una unidad de la 52 División de Infantería gastó 9 horas en avanzar 800 metros sin oposición enemiga en metro y medio de nieve. El comandante de la Compañía G del 464 Regimiento de Infantería se dio cuenta que sus posiciones serían indefendibles si los rusos atacaban. Por tanto ordenó que algunos hombres prepararan una brecha de nieve apisonada para poder escapar, a los primeros indicios de que podían ser desbordados.

Conclusión

En resumen, los alemanes no aprendieron de las experiencias durante las guerras anteriores a 1941,en especial la Guerra de 1812, la Primera Guerra Mundial, y la Guerra de Invierno. El Alto Mando estaba convencido de que se enfrentaban a subhombres incapaces de poder hacer frente a la moderna Blitzkrieg alemana y que antes de la llegada del invierno todo habría terminado. Los altos oficiales, veteranos de la Primera Guerra Mundial con experiencia en la guerra en Rusia, dieron la voz de alerta cuando recién se estaba preparando la Operación Barbarossa, pero no fueron escuchados. Lo que es más grave aún, es que durante los primeros meses de invierno de 1941-1942 la gran mayoría de los oficiales en el frente,se resistían a copiar los métodos empleados por los soviéticos.
Recién durante el segundo invierno los alemanes comenzaron a enmendar los errores, pero ya era demasiado tarde.


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http://es.wikipedia.org/wiki/Rasputitsa
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Mosc%C3%BA
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http://www.elmundo.es/2000/09/25/cultura/25N0150.html