Publicado: Mié Nov 07, 2012 7:46 pm
por Kurt_Steiner
El interés de Hitler por la lanza de Longinos, la que perforó el costado de Cristo cuando estaba en al cruz según el Evangelio de Juan (19:33-34) y mencionada anteriormente, le había llevado a descubrir que existían al menos tres "lanzas" en Europa: una en el Vaticano; otra llevada a París por San Luis; la tercera en el museo del palacio Hofburg, en Viena, y que se remonta a los tiempos de Constantino el Grande; y una más en una iglesia de Cracovia, Polonia.

La tercera es a todas luces la más interesante y sin duda también la más antigua. Se trata de una especie de “un puñal prehistórico, de la Edad de Hierro, que alcanza 30 cm de longitud. Está partida en dos pedazos que se unen por medio de una funda de plata. En el siglo XIII se le añadió un clavo, supuestamente uno de los que sujetaron a Cristo en la cruz, en el fragmento correspondiente a la punta, aprovechando el canalillo central. El clavo está sujeto a la lanza con hilos de oro, plata y cobre. En el trozo del mango se observan dos diminutas cruces de oro. La reliquia se guarda en un antiguo estuche de cuero forrado interiormente de terciopelo rojo.

Al parecer esta lanza que había estado en manos de Constantino reapareció varios siglos después, en poder de personajes como Alarico el Valiente, el visigodo Teodorico o Justiniano, quienes la usaron de muy diversa manera, para ir a parar a las manos de Carlos Martel durante la batalla de Poitiers en la que derrotó a los árabes. Pasaría menos de un siglo después a las de Carlomagno, logrando este cerca de medio centenar de victorias. De las suyas pasó a las de Enrique I el Pajarero, fundador de la Casa de Sajonia y vencedor de los polacos. De los Sajonia se transmitiría a los Hohenstauffen de Suabia, uno de cuyos miembros, Federico Barbarroja, conquistó Italia.

El hombre que reveló la obsesión que tenía Adolfo Hitler por la lanza que supuestamente había pertenecido a Longinos era un sabio austriaco, el matemático y ocultista Walter Johannes Stein, quién interesado en el estudio del Grial y la Lanza aseguró haber conocido a Hitler antes de la Primera Guerra Mundial. Según Stein, la creencia de Hitler en los poderes sobrenaturales de la lanza de Longinos lo llevaron a la magia y el ocultismo. En 1933 Himmler ordenó que se obligara a Stein a trabajar en el «Buró ocultista» de las SS pero Stein huyó a Gran Bretaña. La segunda guerra mundial le sorprendió trabajando como agente del espionaje británico y fue consejero de Churchill, como asesor sobre las creencias ocultistas del líder alemán.

Cuando en 1938 Hitler anexó Austria al Tercer Reich, una de sus primeras disposiciones fue visitar el Museo Hofburg para reclamar su lanza. Hizo todos los arreglos necesarios para que la transladaran a Nuremberg, donde fue colocada en una iglesia que ordenó convertir en santuario nazi. Cuando más adelante las fuerzas aliadas bombardearon la ciudad, Hitler ordenó esconder la lanza en una bóveda que había mandado construir dentro de los cimientos del Castillo de Nuremberg. Finalmente, el 30 de abril de 1945, las tropas estadounidenses entraron en Nuremberg, sacaron la lanza. En la actualidad, la lanza de Longinos está de nuevo en el Museo Hofburg.

Si los conocimientos de Hitler sobre la historia de la lanza eran tan amplios como decía Stein, tiene que haber estado al tanto de las leyendas sobre el destino de Carlomagno, Barbarroja y todos cuantos la habían blandido como un arma y habían perecido cuando escapó a su control. La leyenda parece haber sido confirmada por una inquietante coincidencia que marcó el final de su conexión con la Lanza.

Por cierto: evl rotativo británico The Sunday Times publicó recientemente un estudio metalúrgico de la lanza realizado para un documental de la BBC. Se confirma la cautela del museo vienés: la reliquia coincide con otras lanzas carolingias en el museo Británico. No es romana, es del siglo VIII.