Publicado: Mié May 04, 2011 11:29 pm
por ParadiseLost
Llegados a este punto, es importante también conocer el contenido del documento firmado por el capitán Deryabin y el Sargento Tsibochkin.

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Hallazgo de los cuerpos y de los perros
Berlín; Ejército de choque
Informe.


En el día 5 de Mayo de 1945.
En la ciudad de Berlín, en las cercanías de la Cancillería del Reich de Hitler, no lejos del lugar donde fueron encontrados los cuerpos de [Josef] Goebbels y su esposa, junto al refugio particular de Hitler, yo, teniente de la Guardia Alexei Pansasov y los soldados Iván Churakov, Eugeny Oleynik e Ilya Seroukh, descubrimos y removimos dos cuerpos quemados de un hombre y una mujer,
Los cuerpos estaban bastante dañados por el fuego y no podían ser identificados sin datos adicionales.
Fueron encontrados en un cráter de bomba, a tres metros de la entrada del refugio de Hitler, cubiertos por una capa de tierra.

Nuevas excavaciones en el cráter revelaron la presencia de dos canes muertos, un alsaciano y un cachorro.
(...) también descubrimos y removimos dos canes muertos.
Los datos de identificación de los canes son los siguientes:
1. Una perra alsaciana con pelo negro oscuro, grande, con un collar formado por pequeños pelos alrededor del pescuezo. En la cadáver no había heridas o sangre.
2. Un macho joven de pelo negro, sin collar, sin heridas, hueso del maxilar superior partido, rastros de sangre en las vías respiratorios.
Los cadáveres de los canes fueron encontrados en el cráter de bomba, a poca distancia uno de otro, cubiertos por una ligera capa de tierra.
Existen elementos para suponer que los canes fueron muertos hace cinco o seis días, pues los cadáveres todavía no exhalaban mal olor y el pelo está intacto.

Con el objeto de encontrar objetos que puedan ayudar a establecer la identidad de los propietarios de los canes y causas de sus muertes, excavamos y examinamos todo el suelo del lugar donde fueron encontrados los canes y descubrimos lo siguiente:
1. Dos ampollas de vidrio de color oscuro, del tipo usado para drogas.
2. Páginas sueltas y quemadas de libros impresos y pedacitos de papel escritos a mano.
3. Un medallón de metal de formato elíptico, en una correa fina de dieciocho a veinte centímetros de longitud, una inscripción grabada en el reverso con las palabras "Tenme siempre a tu lado".
4. Seiscientos marcos alemanes en billetes de cien marcos.
5. Una etiqueta de metal, de formato elíptico y con el número 31907.

Firmado:
Capitán Deryabin
Teniente de la Guardia Panasov
Sargento Tsibochkin
Soldados Alabudin, Kirillov, Korshak, Gulyaev (siguen firmas) (7)

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Elena Rzhevskaya y dos miembros del SMERSH comenzaron la tarea de identificar los cuerpos carbonizados. A ellos se debe la identificación válida de los cuerpos de los Goebbels como los de Hitler y su mujer.
El equipo encargado de la identificación de los cuerpos se encontró con problemas desde el principio.

"Los cuerpos que encontraron estaban muy chamuscados y no se podían reconocer las caras. Es por eso que comenzó la investigación, para identificar los cuerpos. Era algo muy complicado. Al principio había bastantes testigos, no muchos pero suficientes, que presenciaron la cremación. O que tomaron parte en el entierro, los que cavaron o los que vieron como los sacaron del bunker. Había muchos testigos de ese momento. Si se hubieran mostrado esos cuerpos junto con los testigos a nuestros aliados, el caso estaría cerrado. Sin exagerar se puede decir que estábamos en minoría. Tan solo quedábamos tres: el mayor, el coronel y yo como intérprete. Decidimos que debíamos encontrar algo, algo que pudiera identificarle, que pudiese quedar para la posteridad."

"El hecho es que tuvimos que sacar los cuerpos de la cancillería del Reich. No fue nada fácil, pues la cancillería no se hallaba en la zona de nuestra división. Nuestro límite era el Reichstag y como ya he dicho, la cancillería estaba a 500 metros del Reichstag. Este era el campo de acción de la 5.ª División, y su comandante, el general Besarin, era el comandante de Berlín en aquel momento. Besarin dio la orden de que no entrara nadie más, así que ¿cómo íbamos a sacar a Hitler de allí? Y a continuación ocurrió algo curioso. Lo que hicimos fue lo siguiente... los cuerpos de Hitler y Eva Braun fueron envueltos en sábanas y cargados por encima de las vallas, donde había dos cajas esperándoles y un coche se los llevó de allí."

Así pues, el quipo de investigación tuvo que robar los cuerpos de Hitler y Eva Braun ante sus propios camaradas para poder llevar a cabo una fehaciente autopsia. Las cajas de munición medían 163 cm de largo, 55 de ancho y 53 de altura.

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El cuerpo carbonizado de Eva Braun en las cajas de munición.

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Y el cuerpo carbonizado de Hitler.
Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final.

Las cajas con los restos fueron conducidas a unos 30 Km. al noroeste de Berlín a un complejo hospitalario conocido como Berlin Buch. Allí un equipo especial de médicos rusos realizaron las autopsias de los dos cuerpos, junto con los de Josef y Magda Goebbels y los seis niños fueron llevados a este edificio gris en una esquina del gran complejo en Berlin Buch.

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Complejo de Berlin Buch.
Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final.

La autopsia de Hitler fue realizada por el jefe forense en patología del 1º Frente Bielorruso, el doctor Faust Shkaravski.

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Faust Shkaravski.
Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final.

En la siguiente foto tomada en la morgue aparece el tercero por la derecha supervisando la autopsia del general Hans Krebs, que murió tras ingerir una cápsula de cianuro tras haber intentado sin éxito negociar un alto el fuego con los comandantes rusos.

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Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final.

La doctora de la siguiente fotografía es la mayor Anna Marants, patóloga de anatomía, que diseccionó el cuerpo de Hitler bajo la supervisión del doctor Shkaravski.

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Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final.

Los informes de la autopsia han estado en los archivos rusos desde la guerra y para acceder a ellos había que pasar un estricto control. Esta es la primera página de la autopsia efectuada a Hitler. Es un informe muy detallado y revela los resultados de una exploración interna y externa. Se centra en la mandíbula y dentadura de Hitler que se encontraban relativamente intactas. Está fechado el 8 de mayo de 1945 y constan los cinco miembros de la comisión forense.

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Primeras páginas del informe de la autopsia.
Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final.

Las principales conclusiones del informe:
- El cuerpo, muy deteriorado por las llamas, pertenece a un hombre de entre 50 y 60 años y de un 1’65 de altura.
- Se encontraron fragmentos de vidrio de una ampolla en la boca.
- El testículo izquierdo no pudo ser encontrado.
- No había señales visibles de heridas mortales ni de enfermedades.
- Causa de la muerte: envenenamiento por compuestos cianúricos.

Resulta difícil creer, a título personal, que en un cuerpo que llegó en tal mal estado, a la hora de hacerse el estudio forense, pudiera afirmarse que al cuerpo le faltaba un testículo, y quizás ese resultado se dio al deteriorado estado del cadáver. Es a partir de entonces que empieza a extenderse el famoso rumor del único testículo de Hitler, aunque bien es cierto que el dictador alemán se negó en vida a someterse a un examen completo en profundidad .
En resumen, no había señales de violencia. Hitler murió envenenado con cianuro, y faltaba una parte del cráneo.

Antes de comentar en profundidad estas contradictorias conclusiones, es importante conocer al completo los resultados de la autopsia a la que fue sometida el cuerpo:

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Referente al examen legal de un cadáver masculino desfigurado por el fuego (cuerpo de Hitler)

Berlín-Buch; 8/V de 1945
Necrópolis CAFS. Nº 496


La comisión constituida por el perito-jefe, medicina legal, 1er Frente de Bielorrusia, Servicio médico, teniente coronel F [Faust]- I. Shkaravski; anatomista jefe, ejército rojo, Servicio médico, teniente coronel N. A. Krayevski; anatomo patologista, jefe en ejercicio, 1er Frente de Bielorrusia, Servicio médico, mayor A. Y. Marants; perito militar, medicina legal, 3er Ejército de Asalto, servicio médico, mayor Y. I. Bogulavski, anatomopatologista del 3er Ejército de Asalto, mayor Y. V. Gulkevitch, por orden del miembro del consejo militar del 1er Frente de Bielorrusia, teniente general Telegrin, realizamos [¿]el 3 de mayo de 1945 [?] el examen médico legal de un cadáver masculino (presumiblemente el cadáver de Hitler).

RESULTADOS DEL EXAMEN
A. Examen externo.


Los restos de un cuerpo masculino, desfigurado por el fuego, fueron enviados en una caja de madera (longitud 163cm, ancho 55cm, altura 53cm). Fue encontrado en el cuerpo un pedazo de jersey amarillo, 25x8cm, con una camiseta de tricot.

En vista de que el cadáver está bastante dañado, es difícil evaluar la edad del muerto, Tiene presumiblemente entre 50 y 60 años. Altura del muerto es de 165cm (las medidas son aproximadas pues el tejido está carbonizado). La tibia derecha mide 39cm. El cadáver está seriamente carbonizado y huele a carne quemada.

Falta parte del cráneo.

Partes del hueso occipital, del hueso temporal, de los huesos molares inferiores, los huesos nasales y de las mandíbulas superior e inferior están conservadas. Las quemaduras son más acentuadas en el lado derecho del cráneo que en el lado izquierdo. En la caja craneana son visibles partes del encéfalo destruidas por el fuego. En el rostro y en el cuerpo falta toda la piel; apenas se conservan restos de músculos carbonizados. hay muchas fracturas pequeñas en el hueso nasal y en los maxilares superiores. La lengua está carbonizada y su punta está firmemente apretada entre los dientes de los maxilares superior e inferior.

En el maxilar superior hay 9 dientes unidos por un puente de metal amarillo (oro). El puente está sujeto por pines del segundo incisivo izquierdo y del segundo incisivo derecho. El puente consiste en cuatro incisivos superiores (2 1] [1 [2), dos dientes caninos (3] [3), del primer premolar izquierdo ([4) y del primer y segundo premolares derechos (4] 5]), como está indicado en el esquema. el primer incisivo izquierdo ([1) consiste en una plaqueta blanca con rayaduras y un punto negro en la porcelana (esmalte) en el fondo. Esta plaqueta está insertada en el lado visible del diente de metal (oro). el segundo incisivo, el diente canino y el diente premolar izquierdo, así como el primero y segundo incisivos y el primer premolar de la derecha, son placas dentales de porcelana (esmalte) común, con sus partes posteriores fijadas al puente, El diente canino derecho está completamente revestido por metal amarillo (oro). El puente maxilar está seccionado verticalmente atrás del segundo premolar izquierdo (5]). el maxilar inferior está suelto en la cavidad oral chamuscada. Los procesos alveolares están quebrados y tienen aristas vivas. La superficie frontal y la arista inferior están superficialmente quemadas. En la superficie frontal son reconocibles las ramificaciones carbonizadas de las raíces de los dientes. El maxilar inferior consiste en 15 dientes, diez de ellos artificiales. Los incisivos (2] 1] [1 [2) y el primer premolar derecho (4]) son naturales, presentando considerable desgaste en la superficie de masticación e en los cuellos considerados expuestos. El esmalte dental tienen un reflejo azulado y una coloración amarillo sucio alrededor de los cuellos. Los dientes de la izquierda ([4, [5, [7 y [8) son artificiales, de metal amarillo (oro), y consiste en un puente con coronas de oro. el puente está fijado al 3º, 5º (en el puente el sexto diente), y al 8º diente (en el puente el noveno diente). el segundo premolar de la derecha (5]) está encimado por una corona de metal amarillo (oro), que está ligada al diente canino derecho por una placa arqueada. Parte de la superficie de masticación y la superficie posterior del diente canino derecho están cubiertas por una placa de metal amarillo (oro9 como parte de un puente, El primer molar derecho es artificial blanco y fijado por una grampa de oro unida al puente del segundo premolar y del incisivo derecho.

Fueron encontradas en la boca astillas de vidrio, partes de la pared y del fondo de una ampolleta de paredes finas.

Los músculos del cuello están carbonizados, faltan las costillas del lado derecho, pues están quemadas. El lado derecho del tórax y del abdomen está completamente quemado, creando un agujero a través del cual son visibles el pulmón derecho, el hígado y los intestinos. El miembro genital está carbonizado. En el escroto, que está chamuscado pero conservado, apenas fue encontrado el testículo derecho. El testículo izquierdo no pudo ser encontrado en el canal inguinal.

El brazo derecho está seriamente quemado, las extremidades del hueso del brazo superior y del hueso del brazo inferior están quebradas y carbonizadas. Los músculos secos están negros y parcialmente marrones, se desintegran en fibras aisladas cuando son tocados. Lo que queda de la parte carbonizada (cerca de dos tercios) del brazo superior izquierdo está conservado. El extremo expuesto del hueso del brazo superior está carbonizado y saliéndose del tejido seco, ambas piernas están también carbonizadas. El tejido débil desapareció en muchos lugares, se quemó y desintegró. Los huesos están parcialmente quemados y se desmigajan. Se notan fracturas en el fémur derecho y en la tibia derecha. Está faltando el pie izquierdo.

B. Examen interno.

Es normal la posición de los órganos internos. Los pulmones son negros en la superficie, rojo oscuro en la superficie de corte, y de consistencia bastante firme. La membrana mucosa del aparato respiratorio superior es rojo oscura. Los ventrículos cardíacos están llenos de sangre coagulada de un marrón rojizo. El músculo cardíaco es consistente y recuerda carne cocida. el hígado está negro en la superficie y presenta quemaduras; es de consistencia bastante firme y marrón amarillento en la superficie de corte. Los riñones están algo encogidos y miden 9x5x3,5cm. Su cápsula es fácilmente destacable; la superficie de los riñones es suave, la estructura apagada, parecen cocidos. La vejiga contiene 5cm3 de orina amarillenta, su membrana mucosa es ceniza. El bazo, estómago e intestinos presentan graves quemaduras y están negros en ciertas partes.

Nota:
1- Los siguientes objetos retirados del cadáver fueron entregados a la sección Smersh del 3er Ejército de Choque el 8 de mayo de 1945:
(a) Un puente maxilar de metal amarillo, consistiendo de 9 dientes;
(b) Un maxilar inferior chamuscado, constituido por 15 dientes.
2- De acuerdo con las anotaciones del interrogatorio de Frau Kathe Heusermann [sic] se puede presumir que los dientes, así como el puente descrito en el documento, sean del canciller Hitler.
3- En su conversación con el perito jefe de medicina legal, teniente coronel Shkaravski, que tuvo lugar el 11 de mayo de 1945, en los escritorios del CAFS Nº 496, Frau Kathe Heusermann describió el estado de los dientes de Hitler hasta los mínimos detalles. Su descripción coincide con los datos anatómicos referentes a la cavidad oral del desconocido cuyo cadáver quemado fue disecado.

Anexo: Un tubo de ensayo con astillas de vidrio de una ampolleta que fueron encontrados en la boca del cuerpo.

Firmado: (Shkaravski)
Especialista jefe, medicina legal
1er Frente de Bielorrusia, servicio Médico
Teniente Coronel.

Firmado (Krayevski)
Anatomo patologista, jefe, servicio médico, Ejército rojo, teniente coronel.

Firmado (Bogulavski)
Especialista militar, medicina legal..
3er Ejército de choque, servicio médico, mayor.

Firmado (Gulkevitch)
Anatomo patologista militar;
3er Ejército de Choque, servicio militar, Mayor.

CONCLUSIÓN:

Basado en el examen médico legal del cadáver parcialmente quemado de un hombre desconocido y del examen de otros cadáveres del mismo grupo (Documentos Nº 1-11), la comisión llega a las siguientes conclusiones:

1. Las características anatómicas del cuerpo están seriamente carbonizadas, es imposible describir las facciones del muerto. Pero puede ser determinado lo siguiente:

a) Estatura: cerca de 165cm (un metro y sesenta y cinco)
b) Edad (basada en el desarrollo general, dimensiones de los órganos, estado de los incisivos inferiores y de los premolares derechos), aproximadamente entre 50 y 60 años.
c) El testículo izquierdo no fue encontrado, ni en el escroto ni el cordón espermático dentro del canal inguinal, ni en la pequeña pelvis.
d) El descubrimiento anatómico más importante para la identificación de la persona son los dientes artificiales, coronas y prótesis.

2. Causa de la muerte:

No pudieron ser detectados en el cuerpo, considerablemente dañado por el fuego, señales visibles de heridas mortales serias o de enfermedades.

La presencia en la cavidad oral de restos de una ampolla de vidrio quebrada y de ampollas similares en las cavidades orales de otros cuerpos (Documentos Nº 1-11 y 13)., El acentuado olor de almendras amargas que emana de los cuerpos (Documentos 1-11) permiten a la comisión llegar a la conclusión de que la muerte en este caso fue causada por envenenamiento por compuestos de cianuro.

Firmado: (Shkaravski)
Especialista jefe, medicina legal
1er Frente de Bielorrusia, servicio Médico
Teniente Coronel.

Firmado (Krayevski)
Anatomo patologista, jefe, servicio médico, Ejército rojo, teniente coronel.

Firmado (Marants)
Anatomo patologista, jefe en ejercicio, 1er Frente de Bielorrusia, servicio médico, Mayor.

Firmado (Bogulavski)
Especialista militar, medicina legal..
3er Ejército de choque, servicio médico, mayor.

Firmado (Gulkevitch)
Anatomo patologista militar;
3er Ejército de Choque, servicio militar, Mayor. (7)

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La autenticidad de este informe forense está fuera de toda duda, pero contradice la versión históricamente aceptada en occidente. Según oficiales occidentales que interrogaron a supervivientes nazis, Hitler tomó el veneno, y simultáneamente se disparó en la sien derecha, por lo que debería haber quedado un orificio de bala.
La señora Rzhevskaya afirma que el equipo de investigación ruso era consciente de que sus compañeros occidentales mantenían una versión diferente, pero se les ordenó contactar con ellos por orden de Stalin. Lo que sí hicieron fue comprobar la evidencia una segunda vez. En una segunda búsqueda se desenterró el trozo restante de un cráneo, supuestamente el de Hitler. Esta vez se reconoció que había habido una herida por disparo en la cabeza, pero después de morir. Esto significa que hubo un tiro de gracia. Alguien disparó al cadáver de Hitler. Los rusos están convencidos de que Hitler no pudo llevar a cabo ambas acciones simultáneamente.

Y es aquí donde la muerte de Hitler toma caminos opuestos a diferencia de la versión oficial. Es evidente que en la primera autopsia no se detectó el orificio de la bala, puesto que faltaba una parte del cráneo. Esa parte del cráneo, fue encontrada más tarde, en una excavación posterior, y entonces sí que se dictaminó en base a ese fragmento de hueso craneal, que un proyectil atravesó la cabeza del dictador alemán. Ahora bien, ¿es fiable ese segundo hallazgo? ¿Corresponde a Hitler? Debido a la cantidad de cadáveres y restos esparcido en las inmediaciones, bien pudiera ese hueso pertenecer a otra persona. Un análisis forense actual, realizado por el doctor Nick Bellantoni de la Universidad de Connecticut, arroja nuevos datos a este asunto. Tras realizar una prueba de ADN, los restos del cráneo de Hitler corresponden a una mujer, tema del que hablaremos más adelante. Por lo que, esta prueba forense en particular ofrece muchas dudas en cuanto a su autenticidad. También es lógico pensar, que debido a las presiones de Stalin quizás el hallazgo del SMERSH en la segunda excavación se debió a un bulo para contentar al dictador, y no ha sido hasta en la actualidad, cuando se han podido realizar las pruebas de ADN, que se ha descubierto la falsedad de ese fragmento de la calavera.

Pero suponiendo que la calavera de Hitler fuera la auténtica, ¿por qué se afirma que alguien le dio a Hitler el tiro de gracia? En el documental Hitler, capítulo final, se afirma que los soviéticos dudaban que Hitler pudiera dispararse y morder la cápsula de veneno simultáneamente. Según Michael Baden (patólogo forense) que aparece en el documental La calavera de Hitler, en el que el científico forense Mark Benecke examina a conciencia los restos de Hitler , "cuando tomas cianuro, la corriente sanguínea lo absorbe, circula por ella, y bloquea la capacidad de los glóbulos rojos para proporcionar oxígeno a los órganos. Los glóbulos rojos están llenos de oxígeno, pero no pueden llegar al cerebro y a otros órganos y eso es lo que causa la muerte, porque morimos por asfixia interna y el proceso es muy rápido. Pero como mínimo tarda entre un minuto o dos, de modo que es posible meterse una cápsula en la boca, masticarla y pegarse un tiro mientras se absorbe", por lo que era perfectamente posible que Hitler levara a cabo las dos acciones simultáneamente, aunque según las declaraciones de Helmuth Weidling, el último comandante de Berlín, Hitler estaba sumamente enfermo y era incapaz de dispararse en la cabeza:
"Vi al Führer, sentado en una silla, estaba completamente destrozado. Estaba desplomado en la silla con los brazos temblando así, susurraba en voz baja. Estaba acabado."

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Heinz Linge, ordenanza de Adolf Hitler.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Heinz_Linge

¿Y quién le dio supuestamente el tiro de gracia? Según Elena Rzhevskaya tuvo que ser su ayudante de cámara, Heinz Linge.
"Linge dijo que entró, y cuando salió dijo: 'He disparado al Führer’' y claro, lo dijo consternado, porque aunque había disparado al Fühher, ¿se puede uno imaginar lo que debió ser para él dispararle al Führer?
Más adelante, Linge fue muy confuso en sus declaraciones. Linge fue interrogado varias veces, una y otra vez. Había muchos protocolos en los archivos, porque primero decía una cosa, y luego decía otra, discrepando de otros testigos que estaban dando la versión de lo que ellos habían hecho. Resultaba difícil entender lo que quería decir."


Rzhevskaya se refiere a la declaración que dio el Obergruppenführer Hans Rattenhuber, el jefe de la guardia personal de Hitler durante los interrogatorios:
"En ese momento, Linge entró y confirmó que Hitler estaba muerto y dijo que había tenido que llevar a cabo la orden más difícil que Hitler le había dado nunca. Miré a Linge sorprendido. Me explicó que antes de su muerte, Hiler le había ordenado que dejase la habitación durante diez minutos, y entonces al volver, esperó 10 minutos más, y llevó a cabo la orden. Después de decir esto, Linge fue rápidamente a la habitación de Hitler y volvió con una pistola Walter, que puso en la mesa delante de mí. Por sus características, reconocí que era la pistola del Führer. Ahora estaba claro que es lo que Hitler le había ordenado. Obviamente, Hitler dudando de la efectividad del veneno después de todas las inyecciones que se le habían administrado, ordenó a Linge que le disparase después de tomar el veneno. Linge disparó a Hitler." (1)
Esto explicaría que en la autopsia de los médicos soviéticos el disparo fuese post mortem. Aunque después el trozo de cráneo encontrado en una segunda excavación no correspondiese a Hitler, sí que pudo haber sucedido lo que Hans Rattenhuber declaró durante los interrogatorios, pues o bien Günsche o bien Linge fueron los primeros en entrar en la sala después de que Hitler y Eva Braun se suicidasen.

Otro de los primeros soldados soviéticos que llegó al bunker fue Lev Bezymenski. Fue un soldado del Frente de Berlín:
"Me enteré de la muerte de Adolf Hitler. Fue la noche del 30 de abril al 1 de mayo de 1945. En aquel momento yo era oficial y traductor militar de la división del primer frente de Bielorrusia. Esta división fue el primer grupo armado que tomó Berlín."

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Lev Bezymenski en el Ejército Rojo.
Fuente: Captura del documental La calavera de Hitler.

Bezymenski también confirma la autopsia que se realizó a los cuerpos calcinados, en el documental, La calavera de Hitler:
"Luego les hicieron la autopsia a los cadáveres. Lo que hallaron fue recopilado en un informe. Un informe con muchas páginas que le presentaron a Stalin a principios de junio."

En 1968, Lev Bezymenski, escribió un libro La muerte de Adolf Hitler, intentando aclarar lo sucedido con el suicidio de Hitler. Pero el KGB le obligó a omitir algunas informaciones.
"El KGB hizo ciertas recomendaciones que se supone que debía acatar o me negarían el acceso a los archivos. Debía escribir que los restos de Hitler fueron incinerados en junio de 1945, y me pidieron que me atuviese a la versión de que Hitler se había envenenado."
Había un claro móvil político, que era describirle como un hombre que no tuvo el valor de pegarse un tiro. El veneno era la salida más fácil para una persona débil.


La única tarea que quedaba era la de identificar el cuerpo, al ser posible por la dentadura que había quedado intacta a pesar del fuego. Así que se puso en marcha la búsqueda del dentista de Hitler.

Elena Rzhevskaya, en su libro, Berlín, mayo de 1945, relata lo acontecido a la hora de cotejar los restos dentales de Adolf Hitler. Conviene apuntar, que el puente dental del dictador alemán se le entregó a la intérprete soviética, después del examen forense de los restos de Hitler el 8 de mayo en Berlin-Buch:

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Elena Rzhevskaya en 1945.
Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final.

"En Berlín-Buch, el 8 de mayo, el mismo día en que se firmaba en Karlshorst el acta de capitulación de Alemania, cosa que yo ignoraba entonces, el coronel Gorbushin me llamó y me entregó una cajita, diciéndome que esta contenía la dentadura de Hitler y que yo respondía con mi cabeza de su conservación.

Era una cajita vieja, sacada de no sé donde, color Burdeos oscuro, mullida por dentro y forrada de raso, como las que suelen hacerse para los artículos de perfumería o los de bisutería barata.

Ahora contenía un argumento decisivo -la prueba indiscutible de la muerte de Hitler-, pues no hay en el mundo dos personas que tengan los dientes completamente iguales. Además aquella prueba podría ser conservada por muchos años.

Me la confió, porque la caja fuerte se había quedado en el segundo escalón y no disponía de lugar seguro para guardarla. Y a mí precisamente, a causa de que el grupo del coronel Gorbushin, que seguía estudiando todas las circunstancias del fin de Hitler, había quedado reducido a tres personas.
Los demás camaradas que habían recorrido conmigo el largo camino hasta Alemania, al verme aquel día con la cajita en el comedor y el trabajo, no sospechaban cuál era su contenido. Todo lo relacionado con la muerte de Hitler se mantenía en un secreto riguroso.
Todo aquel día, saturado de la seguridad de la victoria me fue muy embarazoso, llevar la cajita en la mano, temblando al pensar que, involuntariamente, podía dejármela olvidada en cualquier sitio. Me abrumaba y deprimía con su contenido.

Para mí, en aquel entonces, ya había tenido lugar una devaluación de los atributos históricos de la caída del Tercer Reich. Nosotros ya habíamos profundizado demasiado. La muerte de sus jerifaltes, con todo su corolario, me parecía algo corriente.
Y no sólo a mí. La telegrafista Raia, con la que yo me veía cuando me llamaban al Estado Mayor del frente, se probó en presencia mía, un vestido de noche blanco, de Eva Braun, que el teniente Kurashov, su enamorado, había traído del subterráneo de la cancillería del Reich. El vestido era largo, casi hasta el suelo, con un gran escote en el pecho, y a Raia no le gustó ni como recuerdo histórico.

Aquel mismo día 8 de mayo, cerca de medianoche, al irme a acostar, después de cerrar la puerta con llave, estuve pensando qué hacer con la cajita. Me repugnaba tenerla cerca de mí. Pero había que colocarla de tal modo que estuviera a la vista y al despertarme pudiese convencerme cada vez de que estaba allí. La habitación que me habían destinado, en la planta baja de una villa de dos pisos era pequeña: además de la cama y la mesilla de noche, no había otro mueble que un armario bajito para los vestidos. Puse la cajita encima de él. Pero en ese momento oí mi nombre y, agarrando la cajita, subí por unas escaleras de madera muy empinadas, al segundo piso desde donde llegaban las voces llamándome.

La puerta de un cuarto estaba abierta de par en par. Los comandantes Bistrov y Pichkó permanecían de pie junto al aparato de radio estirando mucho el cuello.
Cosa extraña, estábamos preparados para ello, pero cuando al fin sonó la voz del locutor: 'Firma del Acta de Rendición Incondicional de las fuerzas armadas alemanas'... nos quedamos atónitos, desconcertados.
Era la voz de Levitán... 'En conmemoración del término victorioso de la Gran Guerra Patria...' Nosotros exclamamos no se qué agitando las manos.
Escanciamos el vino en silencio. Puse la cajita en el suelo. Brindamos en silencio, emocionados, palpitantes, callados en medio del fragor de las salvas de artillería que nos llegaban por la radio desde Moscú.

Descendí a la planta baja por la escalera de madera apretando la caja contra el costado. De pronto, como si me hubiese empujado algo, me agarré del pasamanos. Un sentimiento que jamás podré olvidar conmovió todo mi ser.
¡Dios mío!, ¿Soy yo la que está pasando todo esto?... ¿Soy yo acaso la que se halla aquí en el momento de la capitulación de Alemania, con una cajita que contiene lo que ha quedado identificable de Hitler?

La mañana del 9 de mayo, en el poblado de Berlín-Buch estaba todo en ebullición. En espera de algo extraordinario, de una fiesta y una algazara indescriptibles con que debía ser celebrado aquel Día de la Victoria, tan largamente esperado, algunos estaban ya bailando, otros cantaban. Pasaban por las calle los soldados abrazados. Las muchachas militares lavaban sus guerreras o adornaban su cabello.
El coronel Gorbushin y yo nos fuimos aquella mañana con una nueva tarea: encontrar a los dentistas de Hitler.
En el dictamen de la comisión medico-forense se decía: 'El hallazgo anatómico fundamental que puede ser utilizado para la identificación de su persona, son las mandíbulas, en las cuales hay gran cantidad de puentes, dientes, coronas y empastes postizos'.

Desde un incólume suburbio pasamos al destruido Berlín. Algunos sectores todavía humeaban intensamente. El aire de la ciudad estaba todavía saturado de olor a la chamusquina de los combates.
¿Podíamos confiar nosotros en encontrar a alguien en el caos de aquella inmensa ciudad destruida por la guerra?

Aquel día los transeúntes nos explicaron más de una vez cómo encontrar una calle u otra. Los chiquillos berlineses montaban gustosamente el coche a fin de mostrarnos el camino. Las búsquedas nos condujeron al fin, al sitio donde se alzan los pabellones de las clínicas universitarias 'Charité'. Habían sido caprichosamente pintados con franjas de diversos colores para camuflarlos. Nos habían dicho que una de estas clínicas era dirigida por el profesor laringólogo Karl von Eicken, entre cuyos pacientes figuraba Hitler. Pero no sabíamos con seguridad si se hallaba en Berlín y si le encontraríamos o no.

Nuestro vehículo entró en el recinto de la clínica. Estaba en un subterráneo en el que bajo los techos abovedados brillaban unas lámparas mortecinas. Enfermeras vestidas de gris, con rostros agotados, cumplían severa y silenciosamente sus obligaciones. El hecho de que la mayoría de los heridos que había en este sombrío subterráneo, fuesen civiles, hacía que la crueldad de la guerra, terminada la víspera, se sintiese allí con particular crudeza.
Allí mismo se hallaba el profesor Eicken. Alto, viejo, delgado. Trabajando en condiciones horribles, él, aquellos días peligrosos y trágicos, no había abandonado su puesto, no había huido de Berlín antes de la capitulación, a pesar de todos los intentos de persuadirle a hacerlo, y, siguiendo su ejemplo, todo el personal había continuado en su sitio. Nos llevó al edificio pintarrajeado de su clínica y allí, en su gabinete conversamos sin premura.

Sí, verdaderamente, Hitler le había llamado a causa de una afección en la garganta. Pero eso había sido mucho tiempo atrás, antes de la subida de Hitler al poder. Eicken nos dio los nombres de los médicos que hasta los últimos días habían estado con Hitler, entre ellos el del profesor Blashcke, dentista de Hitler. ¿Cómo encontrarle? Eicken dio orden de llamar a su gabinete a un estudiante de Blashcke que estaba allí de prácticas. Este estudiante, que vestía un oscuro y largo abrigo, era atento y comunicativo. Montó con nosotros en el coche y nos mostró el camino. Resultó que era búlgaro, se encontraba estudiando en Berlín cuando le sorprendió la guerra y ya no le dejaron regresar a su país.

Enfilamos la Kurfurstendamm, una de las calles más lujosas de Berlín. Se hallaba en un estado tan lastimoso como las demás. Pero la casa 213 donde estaba situado el gabinete privado del profesor Blashcke, había quedado indemne. En la entrada nos encontramos con un hombre que llevaba en el ojal de su solapa una cinta roja, señal de amistad, de saludo y solidaridad hacia los rusos. Esto era poco corriente; aquellos días en Berlín imperaba el color blanco de la rendición. El hombre se presentó: el doctor Bruck.


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Kurfurstendamm, 213 en la actualidad.
Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final.

Al saber que estábamos buscando al profesor Blashcke nos dijo que éste no estaba allí, que se había ido en avión a Berchtesgaden en compañía del ayudante de Hitler. Bajamos tras él al entresuelo y el doctor Bruck nos condujo a un amplio gabinete de dentista con numerosas ventanas.
Al quedar claro que Bruck era ajeno a la casa, el coronel Gorbushin le preguntó si conocía a algunos de los colaboradores de Blashcke
-¡Claro que sí!- exclamó el doctor Bruck. ¿Se refieren ustedes a Kätchen? ¿A Fräulein Heusermann? Está en su casa a dos pasos de aquí.
El estudiante se ofreció a ir en su busca.
-Pariserstrasse 3940 departamento 1- le dijo Bruck.

Nos hizo sentar en unos mullidos sillones en los cuales hasta hace poco, se sentaban los gerifaltes nazis pacientes del doctor Blashcke. Este, a partir de 1932, había sido invariablemente, el dentista de Hitler.
Bruck se sentó también en uno de aquellos sillones. Por él supimos que era dentista, antes vivía y trabajaba en la provincia y Käte Heusermann había sido discípula suya y luego su ayudanta. Esto fue hasta que los nazis llegaron al poder. después, ella y su hermana le habían ayudado a esconderse, porque él era judío y tenía que vivir con nombre supuesto.

Entró una mujer alta, bien proporcionada y atractiva, que vestía un traje azul de ancha falda.
-Katchen- le dijo el doctor Bruck, los oficiales rusos te necesitan para algo...
Mas ella sin escucharle hasta el fin se echó a llorar.
-Katchen- No temas... son nuestros amigos.
Bruck era mucho más bajo que ella pero la cogió de la mano como a una niña y se puso a consolarla acariciando la manga de su abrigo azul.


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Käte Heusermann en su consulta dental.
Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final.

Estas dos personas representaban dos polos distintos del régimen fascista. Ella, al formar parte del personal que servía a Hitler gozaba de una posición privilegiada. Y él, un hombre fuera de la ley, un perseguido, había encontrado ayuda en la familia de ella.

Trabamos conversación con Käte Heusermann. Tenía treinta y cinco años. Su novio, maestro y actualmente suboficial, se encontraba en algún punto de Noruega. Pero hacía ya mucho tiempo que ella no tenía noticias suyas. El profesor Blashcke le había propuesto irse en avión a Bershtesgaden, pero ella se había negado, porque tenía enterrados sus vestidos debajo de Berlín, a fin de salvarlos en caso de que su casa fuese quemada o destruida, y no quería perder su vestuario. Con Blashcke llevaba trabajando desde 1937.
Ella me contó muchos pormenores e intimidades de Hitler y los Goebbels. Pero de eso hablaremos posteriormente.
Entramos en tema y el coronel Gorbushin me dijo que le preguntara si estaba en este gabinete el historial médico dental de Hitler. Heusermann respondió afirmativamente y, al instante, sacó un cajoncito con las fichas. Nosotros seguíamos con emoción los movimientos de sus dedos al escoger las fichas. Pasaron fugaces las de Himmler, Ley, Dietrich, Goebbels, su mujer, todos sus hijos...

En el gabinete del doctor Blashcke reinaba tal silencio que se oía como suspiraba el doctor Bruck, que ignoraba por qué estábamos allí. El estudiante búlgaro, que ya sospechaba algo se contagió de nuestra tensa espera y estaba inmóvil con su rizosa cabeza inclinada a un costado.
Al fin apareció la ficha: la historia de las dolencias de Hitler ¡Ya era algo! Pero las radiografías no estaban allí. Heusermann expuso la conjetura de que si no estaban allí deberían estar en el otro gabinete de Blashcke: en la propia cancillería del Reich. Los últimos días habían hecho unas coronas que no habían tenido tiempo de ponerle a Hitler.
Nos despedimos del doctor Bruck y del estudiante y, en compañía de Käte Heusermann nos dirigimos otra vez a toda velocidad a la cancillería del Reich.

De nuevo la Cancillería. Un edificio lleno de impactos de cañón, renegrido por el humo y el hollín, ocupando toda una manzana y con un sólo balcón. Expresión arquitectónica de la 'voluntad alemana unida' que, representada por el Führer aparecía en el balcón los días de fiestas nazis.
Salimos del coche y avanzamos los tres en silencio por la Vosstrase, desierta y todavía llena de escombros. Sobre la entrada había un bajorrelieve, el emblema fascista: un águila con las alas extendidas sosteniendo en sus garras la svástica. Algunos días después, este bajorrelieve fue trasladado a Moscú, al Museo del Ejército Soviético, donde se le puede ver actualmente.
El centinela se puso firme, pero no nos dejaba pasar, pues tenía orden de no permitir a nadie la entrada sin un pase especial del comandante militar de Berlín.
A Gorbushin le costó lo suyo que nos permitiesen entrar. Abrimos la pesada puerta de roble. A mano derecha estaba la sala de actos: la puerta había sido arrancada de los goznes, las arañas estaban en el suelo. A mano izquierda, la escalera que llevaba al refugio, al Führerbunker, afuera, en el jardín, temiendo por lo visto quedar sepultado bajo los escombros de la Cancillería del Reich si esta era destruida.

Pasamos por el abovedado vestíbulo y bajamos. Sólo teníamos una linterna y esta alumbraba débilmente. Estaba oscuro, desierto y daba miedo... En la emisora de radio desde la cual hablaba Goebbels dormía un soldado rojo con el casco echado sobre los ojos. Heusermann era la única capaz de orientarse. Ella había salido de allí, de aquella 'tumba faraónica' tres días antes de la caída de Berlín.
Kate nos condujo al pequeño gabinete que recientemente ocupaba su jefe, el profesor Blashcke. A la luz de la linterna surgían confusamente de la oscuridad un sillón de dentista, un sofá de brazos plegables y una mesita diminuta. En el suelo había una fotografía del Führer con su mastín. Había humedad y olía a moho.

Buscamos en el cajoncito del fichero y encontramos las radiografías de los dientes de Hitler. También unas coronas de oro que no habían tenido tiempo de ponerle. Tuvimos la gran suerte de que el huracán que había pasado por allí unos días atrás, no arrasase el pequeño gabinete.
Ayudados por Kate Heusermann pudimos encontrar pruebas importantísimas e irrefutables de la muerte de Hitler y dejárselas a nuestros descendientes. Primero Kate describió los dientes de Hitler de memoria. Sucedía esto en Berlin-Buch. Hablaban con ella Gorbushin y Bistrov. Yo traducía. Le rogué que no denominase los dientes por sus nombres técnicos, temiendo no poder encontrar las correspondientes denominaciones en ruso, sino, simplemente, numerándolos. Por eso, estas anotaciones aparecen del siguiente modo:
'La dentadura superior de Hitler consistía en un puente de oro que se apoyaba en la primera muela de la izquierda con una 'fensterkorone' -nos dijo Kate Heusermann- , en la raíz de la segunda muela de la izquierda, en la raíz de la primera muela de la derecha y en el tercer diente de la derecha con corona de oro'
Luego hablaron con ella, los especialistas y en el acta se decía que en su conversación con el experto, Jefe Judicial del Frente, teniente coronel Shkaravski "que tuvo lugar el II-V-45, la ciudadana Kate Heusermann describió detalladamente el estado de la dentadura de Hitler. Su descripción coincide con los datos anatómicos de la cavidad bucal del desconocido carbonizado, cuya autopsia fue realizada por nosotros. Ella también dibujó de memoria el esquema de la dentadura de Hitler, indicando todas sus particularidades".

El 10 de mayo Heusermann nos contó: "En otoño de 1944 yo tomé parte en la extracción a Hitler del sexto diente de la izquierda de la mandíbula superior. Con este fin el profesor Blashcke y yo fuimos al Gran Cuartel General de Hitler cerca de la ciudad de Rastenburg. Para extraer ese diente, el profesor Blashcke le cortó con la fresa en puente de oro que tenía entre el 4º y 5º diente de la mandíbula superior. Mientras él lo hacía, yo sostenía un espejito en la boca de Hitler y seguía atentamente todas las manipulaciones del profesor".

Se puede confrontar esto con el acta médica del 8 de mayo en que se decía: 'El puente de la mandíbula superior, a la izquierda, tras el pequeño diente molar, está cortado en sentido vertical' y con toda la minuciosa descripción de los dientes que ocupa no poco sitio en el acta.
Ella lo recuerda veinte años después en una entrevista a una revista de Alemania Occidental: "Esto sucedió en una casa de las cercanías de Berlín. en presencia de un coronel, un comandante y la intérprete... 'Mírelo usted bien -me ordenó el coronel- y si lo sabe díganos qué es esto'.
Ella describe cómo miraba atentamente los dientes sacados de una cajita y los reconocía. Cogí en la mano el puente dental. Buscaba la señal indudable. La encontré al instante. Cobré aliento y dije de golpe: 'Estos son los dientes de Adolf Hitler'.

El perito dentista Fritz Echmann, que elaboraba las prótesis dentales para Hitler, también presentó primero la descripción hecha de memoria de los dientes de Hitler y luego tuvo la posibilidad de verlos. Esto lo presenció Martín Merzhanov, corresponsal de "Pravda"
Al ver Echmann los dientes de Eva Braun, que también le presentaron para un reconocimiento, le dominó la excitación: 'Esta estructura de puente dental es una invención mía y sólo hice uno en mi vida. Para Eva Braun y para nadie más. En todos los años que llevo ejerciendo mi trabajo jamás he visto uno similar. El primer puente que preparé para Braun fue rechazado porque al abrir la boca se le veía el oro. Entonces le hice otro eliminando ese defecto'.


La investigación había terminado. La dentadura de Hitler, prueba irrefutable de su muerte, fue enviada a Moscú junto con todos los materiales de la investigación." (8)


Según el documental Hitler, capítulo final, Kate Hausemann, permaneció en Berlín para proteger a una amistad judía y no para conservar sus pertinencias. Delante del doctor Shkaravski, cabeza de la comisión de patología, dibujó un esquema de la dentadura de Hitler de memoria, incluyendo la situación de los tornillos dentales. Shkaravski los comparó con los dientes del cuerpo y coincidían. La identificación era completa.

En el libro Hitler's Death: Russia's Last Great Secret from the Files of the KGB, también se hace referencia a la correcta identificación del puente dental:

"Käthe Heusemann (Liegnitz, Silesia, 1909) trabajó como ayudante del profesor Blaschke en su clínica dental. El 19 de mayo de 1945 fue interrogada por los soviéticos desde la 01.05 hasta las 06.00, con la ayuda de un tal Kagan, como intérprete, al que se le leyó la responsabilidad que adquiría bajo el Artículo 95 del Código Penal soviético.

En primer lugar, Heusemann confirmó la evidencia que había dado el 10 de mayo de 1945. Interrogada sobre la naturaleza de su trabajo con el profesor Blaschke, dijo que no había completado sus estudios en la escuela dental, pero desde abril de 1937 tenía experiencia práctica adquirida en la clínica del profesor en Kurfürstendamm, núm. 213. Blaschke era el dentista personal de Hitler desde 1932 y también tenía una clínica dental en la Cancillería del Reich, en la que Heusemann sirvió como ayudante del profesor desde diciembre de 1944 hasta el 20 de abril de 1945.

Después de otras preguntas que podemos pasar por alto (referidas a los líderes nazis que trató Blaschke y al trabajo específico de Heusemann), se le preguntó qué tipo de tratamiento dental se le había dispensado a Hitler, especialmente en la última ocasión.

Heusemann dijo que la mayoría de los dientes de Hitler eran postizos, muchos de los cuales habían sido colocados por Blaschke en 1932. Desde entonces Blaschke había revisado y limpiado la boca del Führer. Heusemann ayudó a Blaschke seis veces, entre el 44 y el 45, en el examen de los dientes de Hitler.

Explicó que en el otoño de 1944 participó en la extracción del sexto diente de Hitler en la parte izquierda de la mandíbula superior, y que para hacer eso Blaschke y ella fueron al CG de Hitler cerca de Rastenburg. Blaschke, usando un taladro de dentista, cortó la prótesis de oro entre los dientes 4º y 5º de la mandíbula superior izquierda, mientras ella sostenía un espejo en la boca y vigilaba la operación. Así, se extrajeron en la mandíbula superior izquierda el 5º diente de oro postizo y el 6º diente natural con una corona de oro. De esta forma, el último diente que quedaba en la mandíbula superior izquierda era el 4º.

Luego le preguntaron que describiera los dientes en ambas mandíbulas de Hitler, y Heusemann contestó en detalle, diciendo, entre otras cosas, que la mandíbula superior tenía 4 dientes a la izquierda y 5 a la derecha, y que los dientes postizos estaban hechos de oro con porcelana. La mandíbula inferior tenía 14 dientes con dos puentes, 8 a la izquierda y 6 a la derecha. En la parte derecha había 5 naturales, etc.

Le preguntaron si recordaba las peculiaridades de los dientes y las características de la dentadura de Hitler, a lo que contestó positivamente.

Luego le mostraron una mandíbula inferior con puentes y dientes de oro, así como un puente de oro con dientes de una mandíbula superior. Le preguntaron si podía decir a quién pertenecían.

Dijo que reconocía los puentes y dientes de oro de las mandíbulas superior e inferior como los de Hitler.

Le preguntaron en qué pruebas basaba su afirmación. Respondió que afirmaba eso en base a la siguiente evidencia: “en la mandíbula superior que me mostraron vi una clara marca, dejada cuando el puente de oro fue cortado por un taladro dental detrás del 4º diente. Recuerdo claramente esta marca porque fue hecha por el profesor Blaschke con mi ayuda para sacar el 6º diente de Hitler en el otoño de 1944. Además, están las peculiaridades de los dientes de Hitler, que he descrito antes”.

Nuevamente le preguntaron si insistía en que los puentes y dientes de oro que le mostraron pertenecían a Hitler. Y ella nuevamente lo confirmó.

Y luego siguieron con preguntas sobre Eva Braun.

Se le leyó el informe en alemán, que dijo que era correcto, firmó, y verificó su firma.

También firmó el intérprete, teniente de Guardias Kagan.

Las preguntas fueron hechas por teniente general A. Vadis, jefe del departamento de contraespionaje del Smersh (DCS) del 1º Frente Bielorruso, y el jefe del DCS del 3º Ejército de Asalto, coronel Miroshnichenko. Documento con su firmas.

Testigos: el mayor Gershgorin, jefe de la 2ª subsección de la 4ª Sección del DCS del 1º Frente Bielorruso, y el mayor Bystrov, jefe de la 4ª subsección del DCS del 3º Ejército de Asalto."


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Esbozos de la dentadura de Hitler.
Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final.

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Restos de la dentadura de Hitler.
Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final.

La dentadura y la mandíbula de Hitler se entregaron a Elena Rzhevskaya para que las pusiera a salvo. Las llevó en su mochila durante unos días, antes de entregarlas a un oficial superior de la policía secreta soviética. Fueron enviadas a Moscú e inspeccionadas por Stalin. La señora Rzhevskaya cree que aun se encuentran allí.
Desafortunadamente para Kate Hausemann ese no fue el final de la historia. Fue llevada a Moscú y recluida allí durante once años, aparentemente incomunicada antes de ser repatriada a Occidente.

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Käthe Heusemann.
Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final.

Seguros de tener el cuerpo de Hitler, ahora el problema era qué hacer con él.
Un análisis de los archivos del KGB y los testimonios de testigos oculares sugieren que el cuerpo de Hitler fue enterrado y exhumado no menos de ocho veces entre 1945 y 1970. El cuartel general del SMERSH se encontraba en Finow, una gran base aérea al noroeste de Berlín. Fue una base soviética hasta la reunificación de Alemania. Los cuerpos fueron enterrados en una zona boscosa en el linde de la ciudad.

El 18 de mayo los rusos decidieron iniciar una segunda investigación sobre los restos de Hitler y todos los testigos fueron reunidos en Finow por segunda vez. Los cuerpos fueron extraídos de la tierra e inspeccionados de nuevo. La evidencia de la prueba dental fue concluyente.

El equipo SMERSH no recibió orden alguna de qué hacer con los cuerpos. Tratándose de un equipo móvil, allá donde iba, allá iban los cuerpos, los once, incluyendo al general Krebs.
A finales de 1946, el KGB se instaló en dos casas de la ciudad de Magdeburgo, cerca de la frontera con le república alemana. Los números 32 y 36 de la Klausenerstraße. Los cuerpos de Hitler y Eva Braun fueron enterrados junto al garaje del número 32. La familia Goebbels y Krebs fueron enterrados en el jardín del número 36. Ahí permanecieron hasta junio de 1970. Ese mes, los cuerpos fueron exhumados y trasladados en secreto por orden del KGB. Se cree que fueron llevados fuera de la ciudad y destruidos de modo que no quedara evidencia de su existencia. El por qué se tomó esa decisión, es un misterio. La respuesta está en los archivos del KGB en Moscú.
Una posible razón sería el miedo a que en el futuro pudiera resurgir la ideología nazi, y entonces hubiera sido demasiado arriesgado dejar los restos allí, así que desenterraron los cadáveres y se deshicieron de ellos.

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Emplazamiento en Magedeburgo donde descansaron los restos de la familia Goebbels, Eva Braun y Hitler hasta 1970.
Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final.

Hoy en día, lo único que queda del búnker y la chancillería es un respiradero que sobresale del suelo.

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Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final.

Fuentes:
(1) Hitler's Death: Russia's Last Great Secret from the Files of the KGB
(2) Hitler's Death: Russia's Last Great Secret from the Files of the KGB, traducción de http://www.forosegundaguerra.com/viewto ... 4&start=30
(3) Documental Hitler, Capítulo final
(4) http://www.spiegel.de/spiegel/print/d-46272518.html
(5) http://einestages.spiegel.de/static/top ... unker.html y traducción en viewtopic.php?f=44&t=1559&p=72028&hilit=Goebbels#p72830
(6) Historias extraordinarias de la Segunda Guerra Mundial, de J. M. Romaña
(7) http://www.uruguaymilitaria.com/Foro/vi ... 2&start=15
(8) http://www.mundosgm.com/smf/index.php?topic=2912.0
(9) Hitler's Death: Russia's Last Great Secret from the Files of the KGB, traducción de http://www.forosegundaguerra.com/viewto ... 1&start=30

Documentales:
- Muerte en el bunker
- Hitler, capítulo final
- La calavera de Hitler
- La huida de Hitler


Hasta aquí el estudio del hallazgo de los restos de Eva Braun, Adolf Hitler y la familia Goebbels.
Más adelante el artículo proseguirá con el estudio forense actual del trozo de cráneo de Hitler y el puente dental, y concluirá con las transcripciones más importantes de las declaraciones de los testigos del suicidio de Hitler.

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