Publicado: Lun Mar 21, 2011 8:05 pm
por Domper
Me temo que el proyecto Sonnengewehr es más ciencia ficción que ciencia a secas.

Lo de hacer bocetos queda muy bien. Pero luego quedan esos pequeños problemas de ingeniería.

Por ejemplo: un espejo de sodio metálico. De acuerdo, fuera de la atmósfera no reacciona con nada. Pero ¿y cómo se fabrica? Estamos hablando de un producto enormemente reactivo que en contacto con el agua no sólo se oxida, sino que produce hidrógeno en cantidad y de paso lo incendia porque la reacción es fuertemente exotérmica. El sodio metálico, que aparentemente es muy útil para muchas funciones (por ejemplo sería el refrigerante ideal para un reactor nuclear) se ha revelado tan problemático que apenas se usa en la actualidad. De hecho, los proyectos de espejos orbitales van más por finas películas de aluminio o incluso de oro (que es pesado pero se puede laminar con espesores muy pequeños) sobre una matriz de fibras.

Otra: lo de “una V-2 modificada” está muy bien, pero se precisa diseñar el mecanismo de separación… aspecto en el que norteamericanos y soviéticos estuvieron atascados una década. No entramos en aspectos como “capacidad de carga”, porque de nuevo sería interesante como montar una enorme estación espacial y un espejo de 8.000 Km de diámetro con la mínima capacidad de los primeros cohetes. Etcétera.

El tema del ensamblaje no es banal, de nuevo ha sido un gravísimo problema que ha retrasado décadas el montaje de estaciones espaciales (que son del tamaño de poco más de un autobús, no de miles de kilómetros). Simplemente, en Alemania ni se llegaron a hacer pruebas en ingravidez (puede hacerse con un reactor de pasaje pero huy, no llegaron a desarrollarlo). Menos, trajes espaciales, etcétera. Lo de los cultivos hidropónicos, pues bueno, setenta años después seguimos sin poder ponerlos en marcha. Etcétera, etcétera.

Y no queda ahí la cosa. Muy bien, se llega a construir ese enorme espejo. Se solucionan los problemas de defenderlo de armas enemigas (es un blanco muy pero que muy grande). Entonces quedan otros problemas de ingeniería: su óptica. Calcular la forma del espejo con reglas de cálculo y calculadoras mecánicas tendría su interés, apenas costaría unos millones de horas de cálculo. Luego habría que darle a ese espejo la forma. Sólo hay que apreciar los problemas que implica el desarrollo de un moderno telescopio reflector (de esos de gran diámetro, pero menos de 20 m), con montones de actuadores deformando el espejo para compensar, por ejemplo, la dilatación y la contracción. Imaginémoslo en un espejo de miles de kilómetros.

Muy bien, tel espejo, y conseguimos que enfoque el haz. Pero ¿cómo lo dirigimos? Dos alternativas: directamente sobre tierra, siendo de nuevo un problema entretenido modificar la forma del espejo para que pueda apuntar a tal o cual lugar ¿órdenes a distancia o astronautas moviendo palancas? Porque la robótica no estaba muy avanzada en los cuarenta ¿Y los movimientos de un objeto de tal tamaño no implicarían tensiones enormes? Otra opción sería enfocar sobre un segundo espejo en órbita, que sea quien dirija el “rayo de la muerte”. Lo que plantea problemas aún mayores, que dejo como ejercicio para los interesados.

Lo que quiero decir con esto: soñar es gratis. Hasta yo podría diseñar un cazabombardero orbital, lo único que necesito es un motor antigravitatorio y un poco de scritch (Larry Niven en Mundo Anillo describió las características de ese material). El problema es cuando esos ensueños son claramente irrealizables con la técnica de la época, y no son factibles ni a 30 o 40 años vista.

Personalmente me resulta mucho más simpático un Torricelli, comprobando sus ideas y aplicándolas, que un Da Vinci haciendo bonitos dibujos pero irrealizables. Aquí tenemos un Da Vinci elevado al cubo. El problema no es que hiciesen esos bonitos dibujos, sino que Oberth se dedicó a un tema más concreto, la cohetería. El y discípulos como Von Braun consiguieron que el régimen alemán dedicase enormes esfuerzos… a pesar de saber que lo que estaban haciendo tenía una aplicación bélica dudosa, comparado con un misil antiaéreo (algo mucho menos glamoroso).

Para acabar, sobre la increíble ciencia alemana. No quito que tuviesen sus genios. Pero a vuelapluma se me ocurren unos cuantos aspectos en los que se dejaron mojar la oreja por los aliados:
- Bombas atómicas.
- Ordenadores.
- Antibióticos.
- Otras técnicas médicas como la hemoterapia.
- Plásticos.
- Electrónica en todas sus aplicaciones: computadores, radares, etcétera.
La lista es mucho más larga. Lo llamativo es que siendo Alemania punta de lanza de la ciencia mundial en 1920, en 1945 estaba retrasada, salvo en aspectos concretos como la cohetería.

Saludos

P.D.: lo de dedicar ¡150 científicos! a esos programas sorprende por la magnitud del esfuerzo. Compárese con los proyectos de la bomba atómica o del B-29, por ejemplo.