Publicado: Lun Ago 09, 2010 6:04 pm
por grognard
Algunas reflexiones y declaraciones de Charles de Gaulle durante la SGM

Pase lo que pase, la llama de la resistencia francesa no debe extinguirse y no se extinguirá. Mañana, como hoy, hablaré por la radio de Londres. ¿Se ha dicho ya la ultima palabra? ¿Debemos perder la esperanza? ¿Es definitiva esta derrota? No... ¡Francia no está sola! ¡No está sola! ¡No está sola! Esta guerra no se limita al infortunado territorio de nuestro país. Esta guerra no se ha terminado con la batalla de Francia. Esta guerra es una guerra mundial. Abatidos hoy por la fuerza mecánica, en el futuro podremos vencer con una fuerza mecánica superior. Aquí está el destino del mundo”.
(18 de junio de 1940, llamamiento desde Londres tras la petición de armisticio de Pétain).

Si Hitler tuviera que invadir Inglaterra ya estaría aquí... Creo que Rusia entrará en la guerra antes que América, pero que entrarán las dos... Hitler piensa en Ucrania. No resistirá la tentación de acabar con Rusia, y eso será el comienzo del fin. En resumen, esta guerra nos plantea un problema terrible pero ya resuelto. Sólo hay que llevar a Francia al lado bueno".
(Conversación con Maurice Schumann, 30 de junio de 1940)

El hecho de encarnar para mis compañeros el destino de nuestra causa, para la multitud francesa el símbolo de su esperanza y para los extranjeros la figura de una Francia indomable en medio de las pruebas iba a dictar mi comportamiento e imponer a mi personaje una actitud que yo ya no podría cambiar. Esto fue para mí, ininterrumpidamente, una fuerte tutela interior, al tiempo que un yugo muy pesado”.
(L’Unité, 1942-1944).

Toda mi vida me he hecho una cierta idea de Francia. Y ello me lo ha inspirado tanto el sentimiento como la razón. Lo que hay en mí de afectivo se imagina naturalmente a Francia como la princesa de los cuentos de hadas O la virgen en los frescos de los muros, predestinada siempre a lo eminente y excepcional”.
(L’Appel. l940-l942).

Stalin estaba poseído por la voluntad del poder, fatigado por una vida de intrigas para enmascarar sus rasgos y su alma, privarse de ilusiones, de piedad y de sinceridad, ver en cada hombre un obstáculo y un peligro; en él todo era maniobra, desconfianza y obstinación. La revolución, el partido, el Estado y la guerra le habían brindado las ocasiones y los medios para dominar. Lo había conseguido empleando a fondo los circunloquios de la exégesis marxista y los rigores totalitarios, poniendo en juego una audacia y una astucia sobrehumanas, subyugando o liquidando a los demás”.
(La Salut, 1944-1946).

Extraído de: Temas de Nuestra Epoca. El País. Año 4, número 135. Jueves 14 de Junio de 1990