Ezoniev, al que ya habéis visto por este foro y es mi pareja, me había hablado muchas veces de la guerra, pero para mi era algo abstracto y lejano, sin demasiado interés. Mi verdadera intención al ir a Francia era conocer Saint-Maló. V¡aje redondo, ya que yo estaría en Bretaña y él a tiro de piedra de Normandía.
El primer día decidimos no hacer muchos planes. Iríamos hacia Juno y de ahí lo que nos pillara de camino, porque todavía nos quedaba mucho tiempo para visitar esa parte de Francia. LLegamos a Caen, y la primera duda fue si parábamos a conocer el Memorial, ya que realmente lo que nos interesaba era ver las playas, pero por fin decidimos quedarnos. Al menos lo veríamos por fuera.
El exterior del Memorial es una gran mole de cemento, y rodeándolo ondean las banderas de todos los países que lucharon hace 60 años. A un lado un expositor con vitrinas con bloques de piedra, en las que cada nación expresa sus recuerdos de lo sucedido, y sus deseos de que nunca más se vuelva a repetir. Al otro lado se encuentra la escultura a la no violencia.
Por fin decidimos entrar. Veríamos el hall y decidiríamos si seguir nuestro camino o quedarnos a recorrer el museo.
La entrada al Memorial es una enorme sala circular. Una medioteca a la izquierda, los jardines de la libertad se ven al fondo y a los lados las puertas de entrada a las exposiciones. Pero lo más impresionante para mi fue la gente, que al menos ese día, se encontraba visitando el museo. Pocos jóvenes y sin embargo muchos ancianos. Veteranos de guerra y personas que probablemente vivieron la época, y que por primera vez hicieron que sintiera algo al ver todo aquello.
Dimos una vuelta por el hall. Mientras Ezoniev miraba impactado una maqueta a tamaño natural de un Hawker Typhoon que colgaba desde el techo, yo recorrí la sala. Hasta que di con un enorme cartel que decía "Treinta millones de rusos muertos". En ese momento comprendí mi gran ignorancia. ¡No lo sabía!. Desde luego tenía idea de lo que había pasado, conocía el famoso desembarco de Normandía, el papel de los aliados, especialmente americanos y británicos...pero poco más...increíble. ¿Dónde se había quedado esa información tan importante, en qué momento la olvidé o por qué sencillamente nunca llegó a mi?. Si alguien me preguntara cuando comenzó a interesarme el tema de la IIGM, puedo decir con seguridad que fue en el preciso instante en el que vi ese cartel.
Por supuesto entramos, y la visita que iba a ser de minutos se convirtió en un emocionante recorrido de cinco horas.
Pasamos por la primera puerta de la exposición. Mucha oscuridad y una rampa que desciende en forma circular. A la izquierda no hay nada, y a la derecha, en la pared, pequeñas fotos y pantallas en las que se muestran escenas de la primera guerra mundial, la crisis del 29... A lo lejos se comienza a escuchar un discurso de Hitler. Seguimos descendiendo. La oscuridad se hace mayor, y las pantallas e imágenes van aumentando en tamaño a medida que avanzamos: La Italia fascista, Hitler llega al poder, la noche de los cristales rotos, el pacto Stalin-Hitler. Al final una gran cruz gamada. El discurso que antes se escuchaba levemente se hace cada vez más claro e insistente.
La angustia cada vez se hace mayor, pero el paseo continúa y de repente te encuentras en pleno desfile nazi... Van hacia Polonia, Bélgica, Francia. La Guerra comienza, y por fin llegamos al final de la rampa. Oscuridad absoluta en una sala que sólo contiene una inmensa imagen de Hitler. Y en ese momento el único sonido que se escucha es la atronadora voz del dictador.
Debo aclarar que en todas las salas del Memorial está permitido hacer fotografías, pero hay algunas en las que sencillamente es imposible sacar la cámara. Es un recorrido sobrecogedor, y que hace entender un poco, imagino que en el fondo poquísimo, como se pudieron sentir aquellas personas que vivieron esa época oscura y terrible, en la que todo tenía sentido únicamente a través de la mirada del nacional socialismo.
Seguimos nuestro camino. La invasión de Francia. Un cartel de movilización general. La reproducción de una calle francesa con la pintada "Laval, a la basura". La resistencia comienza a combatir. La batalla de Inglaterra...y la sala del Holocausto. En ella sólo hay cientos de velas rojas en el suelo, e imágenes de las víctimas rodeando la pared. Al fondo una pequeña vitrina. Me acerco a mirar y es una botita de niño. Tiene una placa "Donación del Museo de Auschwitz". No puedo más, y me voy a una esquina para que la gente no me vea llorar.
Continuamos y entramos en otra sala con más vestigios de la crueldad humana. Harapientos uniformes con la estrella de David burdamente cosida, cuadernos con anotaciones de los nombres de los desafortunados que estuvieron en los campos de exterminio...Rusia, imágenes de la población civil, de fusilamientos...qué decir de todo eso.
Pero por fin los aliados no se rinden. El desembarco, la victoria soviética. Empieza a verse de nuevo la luz, la guerra se ha ganado y comienza otra parte muy distinta de la exposición.
A continuación están las salas de las ciudades bombardeadas, la guerra fría, los jardines de la libertad, la exposición dedicada a los premios nobel...
No quiero extenderme más todavía, y siento que este pequeño recorrido por el Memorial haya sido hecho desde un punto de vista tan subjetivo, y que esta introducción acabara siendo un auténtico ladrillo
Se que hay gente para la que el Memorial no es tan impresionante. Quizás para mi lo fuera porque todo aquello me pilló por sorpresa. Pero puedo decir que cuando salí, y vi de nuevo a aquellos veteranos los miré de una manera distinta. Sentí agradecimiento, porque comprendí que probablemente, el mundo que conocemos hoy en día es así en gran parte gracias a ellos.
Exterior del Memorial
Escultura a la no violencia
El hall del Memorial , presidido por Hawker Typhoon
Francia. Orden de movilización general
Reproducción de una calle francesa de la época
"Laval, a la basura"
Un Jeep estadounidense
El piano de la libertad. Piano desembarcado en Normandía por los aliados
El catre de un soldado norteamericano
Maqueta de un portaaviones
Un Sherman
Lanzacohetes Katiusha
Vista posterior de un Mig 21
La carlinga del Mig 21