El mapa de situación:
http://img444.imageshack.us/img444/7481/030219441.jpgLos números rojos indican la suma de los factores de combate (de ataque) en cada sector. Atrás, más grandes, suponen reservas.
Bien, como veis la cosa está muy complicada, especialmente entre Jarkov-Dnepropetrovsk, especialmente sobre Poltava, donde una poderosa cuña ha creado un saliente, casi encontrándose con otra que viene desde Belgorod. Por culpa de esta potente ofensiva enemiga, me vi obligado a abandonar primero Belgorod y luego Jarkov. Para tratar de taponar y frenar, desvié fuerzas de Kursk y con ello esta ciudad también está amenazada.
Como os expliqué, no tenía intención de abandonar la ofensiva en Crimea para defenderme mejor en estos sectores. Por ello he perdido dos ciudades y estoy a punto de perder una tercera. Sin embargo, sigo en mis trece y estoy convencido de que era lo mejor que podía hacer, pese a que antes me sobraban 2 ptos para lograr una Victoria Mayor, y ahora me faltan 2 para ello. Es decir, he perdido 4 ptos.
La razón es la siguiente: queda año y medio, más o menos, de guerra. Si le quitamos los turnos de barro, la cosa queda en bastante menos. Tal y como ando de fuerzas, no tenía capacidad ofensiva, pues debía proteger además el acceso desde Crimea. No podía lanzar una ofensiva que me garantizara el nivel de victoria si no conquistaba Crimea. Peor aún, si me rompían en Crimea, lo cual resultaba muy factible, tendría que haberme replegado a lo loco mucho más de lo que lo estoy haciendo, perdiendo muchas más ciudades justo cuando la partida está a punto de terminar.
Por tanto, a mi modo de ver, la mejor solución era conquistar Crimea, dejando allí una guarnición rumana y, una vez reemplazadas las bajas, volcarlo todo en un punto en tal de capturar alguna ciudad más o de romper una ofensiva enemiga.
Era arriesgarse a sufrir una situación peliaguda, como la que estoy sufriendo, o a otra mucho peor que, sin duda, me condenaría a un nivel de victoria más bajo o a un empate.
La cuestión ahora es resistir en todo el frente hasta el barro y ocupar Crimea antes del barro. Mientras tanto continuaré con lo que estado haciendo: asaltar Sebastopol, avanzar por la península y amenazar los flancos del saliente sobre Poltava.
Fijaos que allí los rusos no tienen reservas. Sólo las tienen, ingentes, en Leningrado, frente a Velikie Luki, Rzhev y en Moscú. Es decir, en el norte. Las de Leningrado, por cierto, llaman a engaño. No hay tantos C.E., pero estos, al estar sin combatir, tienen la moral muy alta y ello aumenta mucho su factor de combate. De hecho, a mí me pasa al revés.
Al no tener reservas en el sur, los rusos no pueden estirarse mucho. Pueden traer fuerzas desde el norte, por supuesto, pero ya estamos en febrero y ya no les queda tanto tiempo como al principio de la ofensiva. Es decir, que pienso que puedo resistir el empuje, a duras penas, sin dejar de atacar en Crimea, a la que ya no le queda tanto.
Por supuesto el riesgo de no ocupar Crimea y que todo el sacrificio haya sido en vano es alto. Pero, repito, consideré que debía arriesgarme para mantener el nivel de victoria o para poder aspirar a recuperarlo. No es lo mismo perder dos o tres ciudades que diez.
También hay que tener en cuenta que los rusos pueden atacar a los finlandeses y allí una victoria les resultaría relativamente fácil. Ello también me alejaría de la deseada Victoria Mayor. Lo cual me reafirma en mi sentida necesidad de disponer de capacidad ofensiva para el último año de la guerra.
En definitiva: Crimea o quedarme cruzado de brazos.