El historiador Edgar Feuchtwanger recuerda cuando miró cara a cara a Hitler
18/06/2014
El historiador Edgar Feuchtwanger rememora en "Hitler, mi vecino" el período de su infancia en el que residió junto al piso del líder nazi en Múnich, a quien veía como a un hombre más bajito que su padre y con quien se cruzó una vez en el portal, y éste le miró con "buenos ojos", a pesar de ser judío.
A sus 89 años, Feuchtwanger, un prestigioso profesor universitario que reside en Inglaterra desde 1939, ha viajado hoy a Barcelona para presentar este título, publicado por Anagrama y escrito junto al francés Bertil Scali, en el que también incluye algunas fotografías y dibujos de su cuaderno escolar favorables al Tercer Reich.
En lenguaje ameno, recuerda que entre los años 1929 y 1939 Hitler fue su vecino y que el primer recuerdo que tiene de él es de cuando su madre le dijo un día que no tenían mucha leche, porque los responsables de la tienda del barrio habían tenido que dejar muchas botellas en casa del dirigente político.
Procedente de una familia judía y sobrino de Lion Feuchtwanger, autor de los libros "El judío Süss" y "Éxito", una obra paródica de Hitler, que en su momento vendió más ejemplares que el "Mein Kampf", Edgar reconocía hoy que, si (Hitler) hubiera sabido quiénes eran sus vecinos, los hubiera eliminado a todos. "No hubiera quedado rastro de nosotros", ha asegurado.
En este punto, ha indicado que durante ese régimen, "la mano izquierda no siempre sabía lo que hacía la mano derecha" y ha agregado, citando a su padre editor, que se trataba de "una anarquía ordenada".
Feuchtwanger ha explicado, en una didáctica intervención, lo que comportó la llegada de Hitler al poder y cómo esa figura, que su familia podía ver tumbada en el jardín junto a una mujer o apoyada en una ventana, se convirtió en el hombre más importante de Alemania.
Asevera que en el libro muestra, asimismo, cómo una "persona normal y corriente, bajo unas determinadas circunstancias, puede acabarse convirtiendo en el diablo".
Feuchtwanger no obvia tampoco cómo, queriendo ser un buen estudiante, llegó a pintar dibujos de esvásticas y a alabar el régimen. "¿Cómo yo, siendo judío, podía haber ido tragando y asimilando todo eso?", se ha preguntado, respondiéndose a sí mismo que, "cuando se producen grandes revoluciones, nada funciona de manera muy lógica".
Además, con apenas ocho o nueve años, lo que quería era "la aprobación de mi profesora, aunque sabía que las cosas empezaban a ir mal para mí y para mi familia".
Después de la "Noche de los cristales rotos", fue un momento de cambio para la familia Feuchtwanger, ya que su padre fue arrestado por la Gestapo y deportado al campo de Dachau.
Aunque poco tiempo después lo dejaran salir, la familia decidió abandonar Alemania e instalarse en Inglaterra, previo pago de mil libras, una cantidad considerable en aquel momento.
"Me fui de Alemania el 14 de febrero de 1939, un martes, y sentí un gran alivio cuando ya habíamos cruzado la frontera. Sentí que huía de un imperio maligno", ha aseverado.
Aunque nunca ha perdido el contacto con su país de origen, dice que ya no se siente de allí y ha alertado que desde la perspectiva británica "resulta difícil entender que desde Bruselas no tomen nota del actual auge de los partidos fascistas".
Fuente: http://www.elconfidencial.com/ultima-ho ... er_290943/