El Ministerio alemán de Economía revela su papel durante el nazismo
11/03/2014
En aras de la transparencia, la institución saca a la luz su comportamiento en el expolio a los judíos hasta el pragmatismo de empresarios que se convirtieron colaboradores o la continuidad del funcionariado en la Alemania de la posguerra
El Ministerio alemán de Economía investiga su pasado durante el nazismo, desde su papel en el expolio a los judíos hasta el pragmatismo de empresarios que se convirtieron en sus colaboradores o la continuidad del funcionariado del departamento en la Alemania de la posguerra.
«El Ministerio de Economía del Reich y el nacionalismo», es el título de un laborioso estudio, encargado por el Ministerio dos años atrás a un equipo de catedráticos y cuyas conclusiones empezó a sacar ahora a la luz, en aras de una voluntad de transparencia.
«Los vínculos entre la industria y el poder político suelen dar qué pensar en muchos modelos de sociedad. El Tercer Reich generó un sistema de terror sin precedentes y el estudio de esas relaciones precisa el máximo rigor científico», afirmó el secretario de Estado Rainer Sontowski, en la presentación de las primeras conclusiones.
El estudio, coordinado por el profesor Albrecht Ritschi, de la London School of Economics, entró en su fase pública con ese acto, al que seguirán una serie de sesiones en la sede del Ministerio hasta que en junio se presenten las ponencias en forma de libro.
La difusa línea entre cómplice y seguidor
El primero de los actos públicos arrancó con el estudio de la continuidad del funcionariado del departamento, desde el fin del Tercer Reich al llamado «milagro» alemán, a escala de altos cargos o puestos intermedios.
Entre sus casos más representativos estuvo el de Elmar Michel, jefe del departamento económico del Reich en la Francia ocupada, entre 1940 y 1944, con competencias directas sobre el expolio a los judíos y a quien correspondió declarar como testigo en los procesos de Nuremberg, en 1947, contra los jerarcas nazis.
Elmar Michel pasó tras la Capitulación alemana por el denominado «programa de desnazificación» aliado y, ya en los años 50, reingresó en el Ministerio de Economía del canciller Konrad Adenauer para ocupar cargos directivos en distintos departamentos.
«El canciller Adenauer aplicó a estos casos la consigna de 'la máquina debe funcionar'. Ciertamente era difícil prescindir de la experiencia de estos funcionarios en la nueva Alemania», indicó Bernhard Löffler, catedrático de la Universidad de Ratisbona asimismo implicado en el proyecto.
El línea divisoria entre quién cumplió como simple funcionario, quién fue cómplice y quién entusiasta seguidor del nazismo no siempre es clara, admitió Löffler, dado el abultado cómputo de «biografías imprecisas» que quedó tras la caída del Tercer Reich.
Las autoridades aliadas se mostraron desbordadas ante un programa de desnazificación que teóricamente debía aplicarse a todo superviviente adulto previo a su reincorporación al mundo laboral, a lo que se sumó el imperativo del pragmatismo de Adenauer.
Asimismo es imprecisa la línea divisoria que separó al colaboracionismo forzoso del entusiasta, tanto en la gran industria alemana como en las relaciones entre el Tercer Reich y el empresariado de la Francia ocupada o del régimen de Vichy.
El capítulo del papel del empresariado francés corrió a cargo del profesor Marcel Boldorf, de la Universidad de Lyon, quien recordó una frase del mencionado Elmar Michel, según el cual la cooperación económica de Francia y Alemania nunca fue tan fuerte como en los años de la ocupación
Diferenciar qué fue cooperación «voluntaria» y qué fue saqueo no siempre es fácil, admitió Boldorf, dado el alto número de «tecnócratas», que desde su posición de hombres de negocios pasaron a «solícitos colaboradores» con el Reich.
Por parte del Reich, todo parece indicar -en las conclusiones de Boldorf- que no se pretendía someter al empresariado francés a un «expolio total», sino a una «explotación puntual» de su producción en favor de las necesidades de la industria armamentística alemana.
El término «expolio total» solo se aplicaría, según el profesor, a la población judía, no al conjunto del empresariado de la Francia ocupada.
Fuente: http://www.abc.es/economia/20140311/abc ... 11737.html