Las autoridades alemanas hallaron 1.500 obras de arte, incluídos cientos de trabajos confiscados por los nazis, que los expertos habían dado por perdidas. Fueron encontradas en Munich, en la casa del hijo de Hildebrand Gurlitt, un marchante de arte que luego de la Segunda Guerra Mundial aseguró haber perdido gran cantidad de obras en los bombardeos de Dresde y cuyo hijo las guardó en secreto hasta ahora. Se estima que el valor del tesoro hallado supera los 1.000 millones de euros.
En Munich, en la casa de Cornelius Gurlitt, el hijo octogenario de un galerista de la década del `30, los agentes de Aduanas encontraron un tesoro. Se trata de unas 1.500 obras de arte, entre las cuales hay cuadros de Pablo Picasso, Renoir, Henri Matisse y Marc Chagall, que habían sido confiscadas por el régimen nazi y que se creía estaban perdidas.
La noticia fue difundida ayer por el semanario alemán Focus, precisando que el valor del ex tesoro del Tercer Reich encontrado, supera los 1.000 millones de euros.
Además de Picasso, Renoir, Matisse y Chagall, se hallaron obras de Emil Nolde, Franz Marc, Otto Dix, Max Beckmann, Paul Klee, Oskar Kokoschka, Ernst Ludwig Kirchner y Max Liebermann.
Los cuadros habían sido saqueados de los museos de los países ocupados por los alemanes, o robados a familias judías, y luego depositados en la galería de arte que tenía Hildebrand Gurlitt en el barrio de Schwabing, en Munich, antes de la Segunda Guerra Mundial.
Por ejemplo, hay un retrato de Matisse perteneciente al coleccionista judío Paul Rosenberg, quien probablemente perdió otros objetos de valor cuando debió dejar rápidamente París tras la invasión de los alemanes.
Los expertos consideraban que estas obras maestras se habían perdido o habían sido destruidas durante los bombardeos de la guerra, pero la sorpresa llegó ayer con la noticia de que estaban apiladas detrás de una pared de la cocina del viejo apartamento del solitario Cornelius Gurlitt, hijo de Hildebrand Gurlitt.
Ahora los cuadros se encuentran en una cámara de seguridad del servicio bávaro de Aduanas, donde la experta berlinesa Meike Hoffmann investiga su procedencia.
Hildebrand Gurlitt, fue un marchante de arte que luego de la Segunda Guerra Mundial aseguró haber perdido gran cantidad de obras en los bombardeos de Dresde, y su hijo las guardó en secreto durante más de 50 años, amontonadas en "habitaciones sucias, oscuras y plagadas de estanterías", según publica Focus. Su apartamento estaba lleno de basura, comida en descomposición, latas vencidas y valiosísismos cuadros llenos de tierra.
Esta es la culminación de un trabajo de investigación que un equipo de inspectores de aduana comenzó en 2011, cuando interceptaron por primera vez a Cornelius Gurlitt en la aduana durante un viaje en tren entre Múnich y Suiza. Llevaba cuadros y 18 billetes de 500 euros en los bolsillos; demasiado dinero para llevar en efectivo.
El registro de la vivienda de Gurlitt y la confiscación de las piezas duró varios días en los que él no opuso resistencia. Según uno de los agentes citado por Focus, el anciano dijo a los investigadores que "se podrían haber ahorrado todo el esfuerzo" porque él estaba "a punto de morirse".
Según el semanario, Gurlitt se mantenía con lo que sacaba vendiendo su tesoro con cuentagotas. Ahora la Fiscalía Federal alemana estudia acusarlo de evasión fiscal ya que vendía las obras en forma ilegal.
El marchante Hildebrand Gurlitt tenía licencia del régimen nazi para tratar con el arte degenerado que las autoridades retiraron de los museos alemanes en 1937. Disfrutaba de un salvoconducto para entrar y salir de los depósitos berlineses, donde los esbirros de Hitler amontonaron más de 20.000 piezas requisadas de museos o colecciones públicas.
Una vez iniciada la guerra, Gurlitt participó en intercambios artísticos para nutrir el gran museo que Hitler planeaba construir en la ciudad austriaca de Linz, a la que le ataban lazos sentimentales. Este quimérico Führermuseum iba a albergar la colección de arte más grande del mundo. Obviamente, sin ejemplares de los que los nazis consideraban creación degenerada.
El cuadro preferido del Tercer Reich
Unas 300 de las obras de las 1.500 que fueron encontradas en el apartamento de Cornelius Gurlitt, en Munich, eran consideradas por el nazismo fruto del "arte degenerado", resultado en otras palabras de las corrientes del arte contemporánea que reflejaba valores contrarios a las concepciones del Tercer Reich sobre la superioridad de la raza.
A Hitler le gustaban solamente las telas románticas, que idolatraban la visión del super-hombre alemán y que dejaban de lado a expresiones como impresionismo o cubismo. Su cuadro preferido era la hipnótica "Isla de los muertos" de Alfred Bocklin.
Fuente : http://www.elpais.com.uy/vida-actual/ho ... stras.html