Andrés Pascual, en " Boxeomundial.net ", el 15/06/2008 escribió:<center>
Joe Louis: La grán esperanza de los blancos en 1938
(www.boxeomundial.net)</center>
En 1938 se cernían sobre el mundo las nubes negras de la guerra en el firmamento; la maquinaria de guerra nazi, que se logro gracias al cabildeo del llamado "Mago de las Finanzas" del Tercer Reich, Hjalmar Schadt y a través de personalidades del Partido Demócrata como John Kennedy I en este país, se aprestaban para derribar con las divisiones panzer la heroica pero débil resistencia de la caballería polaca. En 1938 ya el mundo estaba a las puertas de la Segunda Guerra Mundial de manera inevitable; solo era capaz de conversar con Hitler un pusilánime como el Premier Británico Chamberlain; u otro que perseguía los mismos propósitos del canciller alemán: José Stalin, que concreto un Pacto de no Agresión con Alemania.
El mundo estaba a las puertas de la confrontación última de gran alcance y magnitud y Estados Unidos sabia que, como paladines de la democracia mundial, de una u otra forma se haría presente en la conflagración.
El 22 de junio de 1938, en Yankee Stadium, Nueva York, el alemán Max Schmeling, representante del nazismo y héroe de la Alemania "aria", enfrento a Joe Louis, El Bombardero Carmelita, el orgullo de Detroit aunque nacido en Lexington, Alabama, por el campeonato mundial heavyweight.
Todavía esta en los anales de Fistiana como la mas importante pelea de boxeo que se haya producido jamás, porque represento para el mundo libre la posibilidad de derrotar un ídolo de factura antidemocrática y totalitaria, además de una ideología criminal, solo comparable a la comunista de la cual, de hecho, tomo muchas de sus herramientas de represión y control absoluto de las libertades civiles.
Entonces, ese día, en el estadio de la barriada del Bronx, se efectúo la única pelea de gran magnitud propagandística que representara la esencia entre el bien y el mal no solo para la sociedad europea; sino para la raza humana en la historia del boxeo.
Cuando a los 2.40 del primer round, luego de una andanada de golpes de todo tipo a base de combinaciones precisas y perfectas lanzadas por Louis a la anatomía de Schmeling este cayo irremediablemente noqueado, no solo quedaba vengada la derrota de dos anos antes cuando el representante de Hitler noqueo en el round 12 a Louis; sino que, de manera precisa, acaso se lograba la primera gran victoria aliada sobre el nazismo.
Ese día en Nueva York Joe Louis se convirtió en la verdadera esperanza de los blancos y no los defraudo; pero no solo de os blancos americanos: ese día Joe Louis era la expectativa mundial en un ring de boxeo; detrás estaba el deseo de un mundo ansioso por una victoria aplastante, que le quitara la connotación de invencible, por lo menos a través de una derrota en el ring, a un sistema maléfico que pretendia engullirse de un bocado al pastel mundial.
Joe Louis estuvo en la guerra en la división de entretenimiento; tuvo problemas con el IRS por deudas acumuladas; uso drogas y su vida no fue un paraíso después de retirarse; pero cuando murió, en 1981, el presidente Ronald Reagan arreglo un paquete de meritos para que fuera enterrado en Arlington, el cementerio de los Héroes de este país; porque, a fin de cuentas, jamás tuvo una sola palabra que le colocara en la fila de los antiamericanos recalcitrantes, los que siempre tuvieron a Louis en plano de indiferencia o de odio por su conducta.
La pelea que le gano Joe Louis por nocao a Max Schmeling en 1938 queda en la historia como la primera gran batalla ganada por los aliados contra el expansionismo alemán y Louis, mas allá que "la esperanza blanca"; la única y gran "esperanza de los blancos" americanos y del mundo entero a las puertas de horror bélico.
La verdad es que no tenía noticias de este combate...y qué manía tenemos de mezclar algo tan noble como el deporte con la política...
Debió de haber sido un combate apasionante, sin duda. En la foto, ambos contendientes antes de la pelea:<center>
(www.3quarksdaily.blogs.com)</center>
Cabe destacar que, pese a lo que podría parecer, el boxeador germano no solo no tenía nada de nazi, sino que, entre otras buenas acciones,
salvó a dos judíos escondiéndolos en su hotel, y ayudándoles posteriormente a huir de Alemania. También ayudó, en los momentos peores
de su vida, al púgil que le noqueara, costeando finalmente, el entierro del afro-americano.
Un gran tipo, sí señor.
Un saludo cordial.
García-Morato.