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"La tumba del último soldado inglés que murió en Francia"

Vie Sep 07, 2018 7:38 pm

Traigo esta noticia como llamada de atención acerca de lo fácil que es dejarse llevar por la desinformación y la falta de profesionalidad de algunos de esos "nuevos periodistas" que invaden los medios digitales.

Segunda Guerra Mundial
La desconocida historia y la tumba sin nombre del último soldado que murió en Francia
Era un chico inglés de 20 años que fue derribado cuando los alemanes estaban en retirada. Un viejo profesor de escuela lo sacó del anonimato y la escritora Marguerite Durás lo rescató del pasado.
05/09/2018 - 19:05
Alberto Amato


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En un pequeño cementerio de un pequeño pueblo de Francia, Vauville, y al costado de su iglesia, hay una losa de granito gris claro, que encierra una de las más desconocidas historias de la Segunda Guerra Mundial: es la tumba de un joven piloto inglés, un chico de veinte años, a quienes los habitantes de Vauville, departamento de Calvados, a sólo diecisiete kilómetros de las playas del desembarco en junio de 1944, les gusta decir que fue el último muerto de la guerra en Francia.

Durante por lo menos un año después de su muerte, el chico inglés fue anónimo. Y hubiese seguido así de no ser por un viejo profesor británico y por la gran escritora francesa Marguerite Durás, autora de “Hiroshima mon amour” y de “El Amante”, entre otras obras maestras, que lo rescató del pasado y le dedicó un libro dolido y descarnado.

El 22 de agosto de 1944, ya recuperada París y con los nazis en huida hacia su wagneriana derrota en Berlín, un avión Gloster Meteor de la Real Fuerza Aérea británica, un modelo de caza monoplaza que había entrado en operaciones en julio de ese año con el 616° escuadrón de la RAF, sobrevoló una batería alemana instalada en la costa del Mar del Norte. El piloto era un audaz, un “loquito” que hizo unas cuantas piruetas antes de ametrallar a la batería. Los vecinos de Vauville vieron sus cabriolas acrobáticas, midieron su valentía y aplaudieron su intrépido coraje. También vieron cómo los alemanes disparaban contra el avión y lo derribaban. En su caída libre, el Gloster Meteor dejó atrás la costa y se adentró muy poco en la Francia liberada: fue a parar a la copa de un árbol del bosque vecino a Vauville, donde quedó destrozado con el piloto en su interior.

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Cuenta Marguerite Durás: “Quedó preso en el avión. Y el avión cayó en lo alto de un árbol del bosque. Es ahí, cree la gente del pueblo, donde murió, durante la noche, la última noche de su vida. Era un niño. Tenía veinte años. Todos los habitantes de Vauville lo velaron en el bosque, durante un día y una noche. Como antes, en los tiempos antiguos, como lo habrían hecho antes; lo velaron con velas, rezos, cantos, llantos y flores. Y luego consiguieron sacarlo del avión. Y extrajeron el avión del árbol. Fue largo, difícil. Su cuerpo había quedado prisionero de la red de acero y del árbol. Lo bajaron del árbol. Fue muy largo. Al final de la noche, se había acabado. Una vez hubieron bajado el cuerpo, lo llevaron hasta el cementerio y a continuación cavaron la tumba. Al día siguiente, creo, compraron la losa de granito de color claro”.

Durás vivió la muerte del chico inglés como otro de sus muchos dramas íntimos. Integrante de la resistencia francesa, su grupo cayó prisionero luego de una emboscada y Marguerite salvó su vida gracias a la ayuda de otro resistente, Francois Mitterrand, más tarde presidente de Francia. Pero su esposo Robert Antelme, fue apresado y enviado a un campo de concentración en junio de 1944, cinco días antes de la invasión aliada a Normandía. Durás había nacido en Saigón en 1914 y, cuando la ocupación japonesa a la Indochina francesa, Indochina que con los años sería Vietnam, su adorado hermano Paul, de 30 años, fue asesinado por las tropas invasoras en 1942. A sólo dos años de esa muerte joven que la escritora sintió como la pérdida de un gran amor, Durás se topó en Vauville con otra muerte similar, la del alocado piloto inglés del Gloster Meteor.

Mi hermano menor murió durante la guerra de Japón. Murió, y murió sin sepultura. Fue arrojado a una fosa común encima de los últimos cuerpos enterrados. Y pensarlo es tan terrible, tan atroz, que no se puede soportar (…) No fue ése el caso del joven aviador inglés, ya que los habitantes del pueblo cantaron y rezaron de rodillas en el césped alrededor de su tumba y permanecieron allí toda la noche. Pero, con todo, la historia me remitió al osario de los alrededores de Saigón, donde se encuentra el cuerpo de Paul (…)”

El chico inglés no tenía ni nombre, ni apellido, ni nada: solo una tumba. Nadie sabía quién era, fue siempre el chico loco, el piloto inglés, el último muerto de la guerra en Vauville.

Hasta que un año después, ya con el mundo encaminado hacia la paz, siempre precaria, un viejo profesor británico llegó al pueblo con la otra mitad de la historia. “Trajo flores –cuenta Durás– Un hombre viejo, también inglés. Llegó hasta allí para llorar sobre la tumba del niño y rezar. Dijo que era el profesor de aquel niño en un colegio del norte de Londres. Fue él quien dijo el nombre del niño. También fue él quien dijo que el niño era huérfano. Que no había nadie a quien avisar. Volvió, cada año. Durante ocho años. Y la muerte siguió eternizándose, bajo la losa de granito. Y luego nunca más volvió. Y nadie más sobre la tierra se acordó de la existencia de ese niño salvaje, y loco, algunos decían: de ese niño loco que, él solo, había ganado la guerra mundial. Sólo quedaron los habitantes del pueblo para acordarse y ocuparse de la tumba, de las flores y de la losa de piedra gris. Creo que durante años, nadie, excepto la gente de Vauville, supo la historia. El profesor había dicho el nombre del niño. El nombre fue grabado en la tumba: W. J. CLIFFE”.

Nadie nunca supo más nada de W. J. Cliffe. Ni de su orfandad, ni del pueblo o ciudad o recodo del norte de Londres de donde provenía. Ni cómo ni por qué se hizo piloto y se alistó en la RAF, ni del vínculo que lo unió al viejo profesor, ni de las razones por las que el viejo profesor lloraba cada año la muerte del chico. No hay una foto que eternice a Cliffe; nadie sabe cómo era su sonrisa, ni cómo era su voz, ni cómo eran sus gestos cotidianos. Un muerto más de la guerra salvo para una gran escritora, que lo hermanó con su desgracia, y para los habitantes de Veauville, para quien Cliffe es su muerto.

Cualquier muerte es la muerte –dice Durás, que murió en París en 1996–. Cualquier niño de veinte años es un niño de veinte años. La muerte de cualquiera es la muerte entera. Cualquiera es todo el mundo. Y ese cualquiera puede adoptar la forma más atroz de una infancia en desarrollo. Esas cosas se saben en los pueblos, me las han enseñado los campesinos con la brutalidad de un acontecimiento convertido en ese acontecimiento, de un niño de veinte años muerto en una guerra con la que se divertía. Ese joven muerto inglés quizá permaneció intacto también por eso, permaneció clavado en esa edad, terrible, atroz, la de los veinte años.”

Si la muerte tiende al olvido, Durás intentó rescatar al Cliffe de esa garra invisible y artera. Es lo que expresan las últimas líneas dedicadas al joven piloto inglés, un lamento, otro desgarro: “El derrumbamiento silencioso del mundo habría empezado aquel día, el del acontecimiento de esa muerte tan lenta y tan dura del joven inglés de veinte años en el cielo del bosque normando, ese monumento de las costas atlánticas, esa gloria. Esta noticia, este simple suceso, esta misteriosa noticia, se había introducido en la cabeza de la gente aún viva: en el primer silencio de la tierra se habría alcanzado un punto sin retorno. Se supo que en lo sucesivo sería inútil seguir esperando. Por todas partes sobre la tierra y a partir de ese único motivo de un niño de veinte años, de ese joven muerto de la última guerra, el olvidado de la última guerra de la primera edad. Y luego un día, no habrá nada que escribir, nada que leer, sólo existirá lo intraducible de la vida de ese muerto tan joven, joven hasta aullar
Fuente: https://www.clarin.com/sociedad/descono ... hspPm.html


Solo por poner de manifiesto algunos de los garrafales errores o desidias del "artículo":

* La liberación de París finalizó el 25 de Agosto de 1944, tres días después de los hechos que se narran, así que eso de que "ya había sido liberado París" cuanto menos es un poco raro... ¿Es que no se comprueban los datos por un prurito de profesionalidad?

* Evidentemente, después del 22 de Agosto de 1944 hubo, por desgracia, muchas más bajas británicas que tuvieron lugar en Francia, así que ese "último soldado que murió en Francia"...

* Una vez "identificado" W. J. CLIFFE, en la tumba se ve perfectamente el siguiente texto: "The Oxfordshire and Buckinghamsire Ligh Inf(antry) - AIRBORNE". Que a primera lectura se desconozco que los Ox y Bucks eran unidades aerotransportadas se puede pasar por alto, pero "comerse" ese "Airborne", mundialmente conocido gracias a las películas y series... es hasta delictivo. Y la ayuda del diccionario, aunque fuera el Google Traductor, hubiese aportado luz a esta insondable negrura... Y ya rizando el rizo, si se busca "Oxfordshire and Buckinghamsire Ligh" en Google, hay página en Wikipedia dedicada a la unidad.

Está claro que el "nuevo periodismo" adolece de la segunda parte de su denominación, visto lo visto en el artículo anterior y en otros similares que, por desgracia, nos vamos encontrando continuamente.

Re: "La tumba del último soldado inglés que murió en Francia"

Vie Sep 07, 2018 9:16 pm

Este artículo es un cúmulo de despropósitos. A la lista de incorrecciones y contradicciones aportadas por Grognard, se me ocurren algunas más: Vamos a ver... ¿De dónde saca el periodista que el soldado W.J. Cliffe pertenecía a la RAF, si en la lápida de la fotografía no se hace mención a la Real Fuerza Aérea? ¿Desde cuándo un soldado raso en la RAF pilotaba un caza a reacción (nada menos) como el Gloster Meteor? ¿Desde cuando la costa de Normandía (Vauville) está bañada por el Mar del Norte? :shock:

Personalmente dudo mucho que el dato del modelo de avión, o del Escuadrón de la RAF sea correcto. En julio y agosto de 1944, los Gloster Meteors del Escuadrón 616 de la RAF estaban dedicados por completo a la interceptación de las V-1 alemanas que entraban en el espacio aéreo británico, algo que no cuadra con lo expresado en el artículo. En fin, es lamentable que el autor no se haya informado mínimamente antes de escribir semejante "artículo". Se conoce que el periodista que firma este engendro, es fiel seguidor de esa vieja máxima periodística: "No dejes que la verdad te estropee una buena noticia/historia"


Saludos

Re: "La tumba del último soldado inglés que murió en Francia"

Mié Sep 12, 2018 9:11 pm

Señor... Que montón de despropósitos...

Un soldado raso de los Ox and Bucks pilotando un Meteor. Es más creible lo de Adolfo huyendo de Berlín en un Ar-234.

En fin... (suspiro)

Saludos.

Re: "La tumba del último soldado inglés que murió en Francia"

Dom Oct 28, 2018 5:11 pm

No sorprende viniendo de Clarín, un canto a la desinformación, la mentira y las corporaciones mediáticas sin la más mínima ética profesiona.
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