Los mitos de la propaganda nazi que los Aliados no combatieron
Publicado el 19 de Mayo de 2018 - 00: 05
Giulio Maria Piantadosi
La eficiencia del ejército nazi. La solitaria resistencia de Inglaterra bajo las bombas. La guerra relámpago que demostró la incompetencia de Francia. Podrían ser capítulos de cualquier libro de instituto y, sin embargo, son eslóganes de propaganda bélica de la Segunda Guerra Mundial. Una propaganda que ha sobrevivido hasta hoy para convertirse en Historia.
Una Historia no del todo imparcial y llena de mitos, pero necesaria para la consolidación de un Occidente liberal y capitalista después del conflicto mundial. “Cuando hablamos del Día D no pensamos en el Batallón del Este, una pacotilla de soldados de Ucrania y Polonia que los Alemanes pusieron a defender las playas de Normandía. No querían estar ahí y fueron derrotados en media hora. Lo que recordamos son dos días de batalla en contra de fanáticos y disciplinados soldados de las SS”, dice a El Independiente el historiador británico James Holland.
Miembro de la Real Sociedad Histórica Británica, rostro conocido de la BBC, hasta su atuendo delata su pasión por lo bélico. Su bandolera es la funda de una máscara antigás. Es el autor de El auge de Alemania (Ático de libros), un tomo de 900 páginas que apenas han sido suficientes para contar los primeros tres años de guerra, de 1939 a 1941. Acaba de publicarse en España y es la primera entrega de una trilogía que abarca la Segunda Guerra Mundial.
Holland pertenece a la corriente de historiadores cansados de mirar a la IIGM como un partido de ajedrez, solo táctica y estrategia. Le interesa más “el nivel operacional”. Cuántos tanques podía construir Alemania, cómo vestían las tropas, el número de talleres y de gasolineras en las carreteras. Tuercas y tornillos. En pocas palabras, “la economía material”. “Es entonces cuando te das cuenta que Alemania no estaba preparada para la guerra” -dice Holland- . “No tenía acceso al Atlántico, no tenía colonias o reservas de petróleo, ni acero ni reservas de comida suficiente… Los estadounidenses y los británicos tenían recursos de sobra y ganaron el conflicto construyendo tanques y armamentos las 24 horas del día todos las semanas del año”.
En la década de los 50 y de los 60, los estadounidenses y los británicos asentaron la narrativa sobre la II Guerra Mundial. Para Holland escribieron una versión triunfalista de los hechos. “Estados Unidos se estaba convirtiendo en superpotencia y necesitaba acreditarse un éxito rotundo de cara al mundo Occidental. Además los alemanes fueron los únicos que se atrevieron a combatir contra el nuevo enemigo, la Unión Soviética. Por eso, en lugar de desmitificar muchos mitos de la propaganda Nazi contribuyó a su supervivencia”. Como en el caso de Rommel, el zorro del desierto. (ver vídeo). Un general sobrevalorado al que se intentó rehabilitar después de la guerra para ganar simpatías entre los alemanes, aprovechando su participación en un intento de golpe contra Hitler.
En opinión de Holland la superioridad Alemana durante la II Guerra Mundial forma parte de un mito creado por los nazis y alimentado por los Aliados en la posguerra: “El régimen nazi tenía excelentes científicos y construyó armas temibles pero cuando invadió Francia y los Países Bajos solo 16 de sus 135 divisiones eran motorizadas. La mayoría de los soldados iba andando”.
Para Holland los nazis nunca supieron establecer las prioridades necesarias para ganar el conflicto. Al contrario que británicos y estadounidenses, decididos a no malgastar material y ahorrar todo lo posible, Hitler se obsesionó con los cohetes. Una inversión muy cara y que nunca dio los resultados esperados. “Sembraron el terror en la población civil durante el bombardeo de Londres, pero no tuvieron ningún impacto en el desenlace del conflicto. Sin embargo, cuando empezó la Batalla del Atlántico, el intento de invasión de Reino Unido, el ejército británico se centró en el desarrollo del magentrón, un dispositivo que permitió reducir el tamaño de los radares en barcos y aviones. Una tecnología puntera a la que los alemanes nunca llegaron”.
El Auge de Alemania termina a las puertas de la Operación Barbarossa y de la invasión de Alemania de Rusia. Para Holland 1941 fue el año en que los nazis perdieron todas la oportunidades de ganar la guerra. El país se había quedado sin recursos, aislado por el bloqueo económico y con la población civil que empezaba a notar la escasez. Al otro lado del Canal de la Mancha, el Reino Unido contaba con el aprovisionamiento de sus colonias y el apoyo de Estados Unidos.
Fuente: https://www.elindependiente.com/tendenc ... anda-nazi/
Revisando a Rommel, el ‘Zorro del desierto’
Publicado el 19 de Mayo de 2018 - 00: 05
Giulio Maria Piantadosi
rrastrando los pies bajo el fuerte sol de una mañana de junio, acabábamos de limpiar el campo de minas. Veinte minutos después me pillaron. Un oficial alemán me detuvo. En aquel instante llegó una Volkswagen. Difícilmente habría fallado en reconocer a Rommel. Difícilmente habría podido creer que, apenas unos años después, su mujer me habría estado contando la historia de su asesinato”.
A medio camino entre el ensayo y la novela, el mito del general nazi Erwin Rommel (1891-1944) empieza así, en 1950, cuando el ex soldado Desmond Young publicó Rommel, el Zorro del desierto. Un libro que se convirtió en una película dirigida por Henry Hathaway y protagonizada por James Mason. Fue el primer intento de limpiar frente a la opinión pública occidental el historial del estratega de la ocupación nazi de Europa, de la campaña de África y del fallido intento de impedir el desembarco de Normandía.
Tres años más tardes otro británico, B. H. Liddell Hart, publicaba los Rommel papers, los Papeles de Rommel. Fragmentos de anotaciones, cartas y diarios personales del que fue uno de los más temibles adversarios de los ejércitos aliados. “Ningún otro general en toda la II Guerra Mundial ha ganado tantas batallas en escenarios tan diferentes. La talla excepcional de sus numeroso éxitos que se lograron en condiciones de inferioridad y sin la ayuda de la aviación”. Con elogios parecidos, Liddell Hart ensalzaba su sentido de la decencia, su comportamiento hacia los prisioneros y la compostura de sus tropas.
En 1944, cuando los nazis estaban a punto de perder la guerra, Rommel tuvo un papel relevante en el intento de golpe de estado del 20 julio. Después de haber servido fielmente las directrices de Hitler, su mejor general le había traicionado. Los detalles del plan nunca fueron esclarecidos, pero todos los rebeldes fueron ajusticiados. El mismo Rommel fue obligado a suicidarse. Su participación en el golpe sirvió a los aliados para rescatar, por lo menos en parte, al general nazi más adorado por los alemanes.
Sin embargo, el mito de Rommel está siendo revisado por nuevas investigaciones. Para el historiador James Holland, del que acaba de publicarse en España El auge de Alemania (Argumentaria), la figura de Rommel ha sido muy exagerada con respecto a la realidad. “Fue un buen comandante pero no tan bueno como se le representa. Sobre todo en la campaña de África, que le valió la reputación de Zorro del desierto, cometió muchos errores”.
En El auge de Alemania, el primer volumen de una trilogía que abarca todo el conflicto mundial, Holland sostiene que acertó en algunas batallas pero falló del todo en elaborar una estrategia para derrotar el ejército británico. El ejemplo más evidente es la batalla de Bengasi y Tobruk, en Libia en 1941, cuando volvió a utilizar el Blitzkrieg, la guerra relámpago que le había permitido someter en pocos meses Polonia, Austria, Francia y los Países Bajos. “Rommel consiguió avanzar a pesar de que sus líneas de suministro, que partían de Trípoli, eran cada vez más largas”, señala el historiador. Una falta de suministros que con el tiempo condenará finalmente a los alemanes a la derrota en el frente africano.
Fuente: https://www.elindependiente.com/tendenc ... -desierto/
Ya que no he leído el libro no voy a opinar sobre él, pero me da la impresión de que un historiador serio no se quedaría en aspectos tan superfluos como los que presentan los artículos anteriores. Y más si el primer libro de su trilogía termina en junio de 1941, época en la que, al menos en Alemania, aún no se empezaba a notar la escasez, puesto que no había racionamiento (no lo hubo, y hablo de memoria, hasta 1944).
Y en relación a Rommel, poco se puede contar sobre sus hazañas militares en el norte de Africa si el análisis termina en junio de 1941, cuando solo había tenido lugar la Operación Girasol (primer avance de Rommel hasta Tobruk) y dos importantes derrotas británicas en las Operaciones Brevity y Battleaxe. Solamente analizando ese periodo, parece quedar bastante claro que, errores y problemas logísticos aparte, el "tanteo" es favorable a Rommel.
Ojo, me estoy centrando en lo que, en teoría, cuenta el libro si su línea histórica se corta en junio de 1941. Adelantar acontecimientos con el conocimiento previo de lo que sucederá después es harina de otro costal.