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Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Lun Abr 04, 2016 3:38 pm

Cuando el mariscal decidió tomar el mando directo de las operaciones en España, tuvo presente que podía ser necesario regresar rápidamente a la capital, y había ordenado a la Luftwaffe que enviase a la Península uno de los Fw 200 Condor que habían sido de la Lufthansa y que estaba habilitado como transporte especial. El aparato nos estaba esperando en Beja, y la avioneta se detuvo a su lado. Unos asistentes cargaron el equipaje, mientras nos acomodábamos en el lujoso interior. Inmediatamente después el Condor despegó y se dirigió hacia el noroeste, escoltado por dos Me 110. Un asistente nos ofreció una taza de café y luego se retiró. El mariscal me ordenó cerrar la puerta de comunicación antes de desahogarse de sus preocupaciones, sabiendo que con el ruido de los motores nadie sería capaz de escuchar ni una palabra.

—Roland —me dijo el mariscal—, ya has leído el mensaje y sabes lo que ocurre. Cuando salimos de Berlín la salud de Von Brauchitsch no era buena, y poco le habrán ayudado la detención de Halder o el escándalo de las municiones. Pero no esperaba que fuese a morir tan pronto. Volvemos a estar igual que en el verano: los del gabinete de guerra conservamos el poder en Alemania, pero nuestra situación es más ilegal que un billete de siete marcos. A mí me importa poco que nuestros puestos nos los hayamos ganado, los hayamos heredado o nos los haya dado el sursuncorda, porque lo importante es que Alemania salga con bien de esta guerra. Pero ya te puedes imaginar cuantos ambiciosos están pensando que igual que nosotros mandamos, podrían hacerlo ellos. A nadie se le ocurre pegarle un tiro a un ministro para sustituirlo, pero un dictador militar es un blanco legítimo de cualquier insatisfecho.

Yo asentí mientras el mariscal seguía con su discurso—: Ese es el problema de la ilegitimidad. Intentamos solucionarlo nombrando un canciller. Yo propuse a Brauchitsch por su prestigio, aunque mi corazón me decía que no podíamos fiarnos de ese hombre y que mejor estaría en una guarnición en Tombuctú. Pero pensé que le bastaría con el prestigio y una buena suma de marcos. Me equivoqué: Brauchitsch era un ambicioso que deseaba era el poder que había tenido Hitler, sin pensar en que un dictador hubiese llevado a Alemania a la catástrofe.

Le pregunté por qué pensaba eso, y Von Manstein me lo explicó.

—Roland, recuerda el caso de Napoleón. Fue el general y gobernante con mayor genio de todos los que ha padecido Europa. Pero él mismo se sabía tan superior a los demás que no atendió a sus consejeros, y acabó cometiendo errores que destruyeron su Imperio. Si Napoleón no consiguió mantener su obra ¿cómo podría hacerlo uno de nosotros? Roland, el problema de los dictadores es que no tienen ni compañeros ni consejeros, sino solo aduladores, y llega un momento que se pasan de la raya. Si por desgracia el dictador es un rufián sanguinario como Stalin, ocurren desastres como el de este invierno en Ucrania. No creo que Brauchitsch fuese un asesino como Stalin, pero era un hombre de luces mucho más limitadas de lo que él mismo creía, y como general en jefe, una medianía. Se dejaba influir demasiado por los amigotes. Con él al mando a lo más que podríamos aspirar sería a una guerra muy larga que acabaríamos perdiendo.

—¿Cómo puede perder Alemania contra Inglaterra? —me arriesgué a sugerir.

—Si solo fuese contra Inglaterra... Pero si Inglaterra se une con los rusos y con Estados Unidos será nuestro fin. Te parecerá una alianza contra natura, pero para ganar una guerra cosas más raras se han visto. No les será fácil derrotarnos, porque el Reich es fuerte y podrá resistir durante años. Pero será una lucha sin esperanza. Por eso creo que tenemos que poner a Inglaterra de rodillas cuanto antes.

—Entonces usted tendría que ser el próximo canciller.

—Te equivocas, Roland ¿Por qué yo iba a ser inmune a la enfermedad del dictador? Además soy consciente de mis limitaciones, y aunque las relaciones con nuestros aliados no se me dan mal, y hasta podría llegar a sustituir a Papen, nunca sabría manejar las complejidades de la política o de la economía. Lo mismo se puede decir de mis compañeros. Papen no tiene suficiente prestigio, Speer es demasiado joven, y de Schellenberg no me termino de fiar, pues no sé lo que esconde su alma. Creo que Alemania necesita que siga habiendo un Gabinete en el que unos podamos contrapesar a los otros. Pero el Reich también necesita estabilidad política, y eso significa que debe haber alguien al frente.

Esa palabra del mariscal iluminó mi mente como un relámpago. Callé apenas un momento antes de disparar mi sugerencia.

—Mariscal, si Alemania es un imperio, lo que necesitará es un emperador. El III Reich precisa un Káiser.

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Lun Abr 04, 2016 3:50 pm

¿Wilhelm II o su hijo Wilhelm, el Príncipe Heredero? ¿Otto de Habsburgo?

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Lun Abr 04, 2016 5:35 pm

Pues no se yo si me ofrecería para el puesto por que han estirado la pata 3 lideres de Alemania en un par de años. Tiene más peligro eso que enfrentarte a los de "A todo gas" con una pistola de agua motando en un triciclo. :D :D

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Lun Abr 04, 2016 6:05 pm

Frío, frío, frío. Muy frío.

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Mar Abr 05, 2016 10:51 am

Von Manstein respondió secamente, casi indignado— ¿Otro Hohenzollern al frente de Alemania? ¡Jamás! Tú no recuerdas a Guillermo II, pero te aseguro que fueron sus dislates los que llevaron a Europa a la ruina. Sus absurdas fanfarronadas desencadenaron una guerra innecesaria que acabó destruyendo a Alemania, y que creó en Rusia un monstruo con el que antes o después nos tendremos que enfrentar. Dicen que el Konprinz es un hombre decente, pero estuvo al frente de la carnicería de Verdún. Pero aunque fuese un buen emperador ¿cómo será su hijo? ¿o su nieto?

—Mariscal, no me ha dejado terminar. La dinastía Hohenzollern ha sido reciente, como también lo fue la Habsburgo. Cuando el imperio alemán fue fuerte, los monarcas eran elegidos entre los mejores.

Von Manstein quedó en silencio unos momentos y me dejó seguir.

—Yo estaba pensando en volver a la monarquía electiva, pero sin los conflictos a los que llevó la elección de emperadores. Se podría elegir a un káiser, con papel únicamente representativo, y que deje trabajar al gabinete para conseguir la victoria.

El mariscal me miró a los ojos fijamente y dijo—. Roland, cuando te escogí como ayudante sabía que eras inteligente, pero no esperaba ser servido por un genio. Si no te importa ¿podrías seguir pensando en voz alta? ¿Cómo organizarías el Estado? ¿Te parece que estaría bien volver al sistema de 1914?

—Mariscal, soy demasiado joven y no lo conocí. Me crie en la década pasada y me enseñaron que los partidos políticos son funestos. La verdad es que creo que los nazis tenían algo de razón. No me gusta el nacionalsocialismo, usted ya lo sabe, pero las politiquerías no ayudan a resolver los problemas de la nación ¿Recuerda que en una conversación Von Papen estuvo hablando en como Franco había utilizado a su partido único, la Falange? Pues podríamos hacer algo así. Convertir el partido nazi en un organismo meritorio y ceremonial, pero que también tenga algún papel representativo. Que sirva como filtro que permita ascender a los mejores alemanes, y luego ofrecerles algún papel político.

—Eso sería darle demasiada fuerza —respondió el mariscal—. Significaría que a la política solo llegarían hombres del Partido.

—Si fuese la única vía, sí. Por eso creo que debe haber varios poderes en Alemania. Debo ser un nostálgico, pero tengo cierta inclinación romántica hacia esa Alemania heroica en la que condes y electores daban fuerza al imperio. Se podría dar cierta voz a los gaus.

—Así que tendríamos al partido y a los gauleiter, electores o como les quieras llamar ¿enfrentados?

Seguía pensando e inventando un sistema sobre la marcha—: No, mariscal, yo pensaba en una cámara en la que la parte de sus cargos fuese nombrada por el Partido. La otra parte sería territorial, con representantes que podrían ser burgermeister prestigiosos, procedentes tanto de las regiones alemanas como de las que se fuesen incorporando al Reich. También podría haber representantes procedentes del Frente Nacional del Trabajo.

—¿No tendría demasiado poder esa cámara, Roland?

—Es que estaba pensando en un sistema bicameral. La que ya he descrito sería la cámara popular, que estaría encargada de la confección de las leyes. Pero yo sugeriría crear una segunda cámara con una nueva aristocracia, equivalente a la cámara de los lores de los ingleses. Pero no la llenaría con caducos condes y marqueses, sino con los mejores hombres de la nación, escogidos por sus méritos. Podrían pertenecer los militares de mayor grado y los héroes de guerra, antiguos ministros, gauleiters, catedráticos de universidad, científicos, artistas insignes, etcétera. El káiser designaría a los miembros a propuesta del gabinete, y serían vitalicios. Así tendríamos una cámara popular, en el que el poder se equilibraría entre el Partido, el sindicato y las regiones, y una cámara alta mucho más independiente. Seguramente no se podría impedir que las dos cámaras discrepasen…

—Y como no podrían ponerse de acuerdo, sería el gobierno el que mantuviese el poder. Bien, Roland. Sigue así.

—Pues mire, pienso que sería conveniente que hubiese algún organismo que estuviese por encima de las luchas partidistas que a pesar de todo seguramente se producirán. Se podría tener un consejo de Electores —la nostalgia por la historia de Alemania me arrastraba— que sería un grupo reducido, de una docena o poco más, formado por personajes con experiencia de gobierno: antiguos cancilleres, jefes del ejército, la marina o la aviación, algún rector de Universidad… Ese consejo, que representaría la tradición, mediaría entre las dos cámaras.

—Bien, Roland. Ya has pergeñado el estado ¿Y la dirección?

—Pues como hasta ahora: que el poder resida en el gabinete de guerra. Aunque creo que sería conveniente que alguno de ustedes pasase a ser el canciller, aunque solamente cara a la galería: ustedes cuatro seguirían tomando las decisiones por consenso. El gabinete podría mantenerse estable durante lo que queda de guerra, pero cuando la ganemos, podrían elegir si quieren seguir en el poder, o institucionalizar el sistema.

—Preferiría un sistema organizado. Ya te he dicho que temo las dictaduras.

—Le entiendo. En el sistema que estaba pensando el canciller tendría demasiado poder, y podría convertirse en un dictador, una especie de shogun. Para impedirlo lo mejor sería someterlo al refrendo del consejo de electores, y limitar su mandato a diez años. El consejo de electores creo que sería ideal para esa función: no solo estaría al margen de las luchas partidistas, sino que sería el primer interesado en evitar personalismos.

—Ya solo falta la guinda: necesitaríamos a un káiser ¿Cómo se podría elegir?

—Cuando el sistema esté organizado, tendría que ser con el método más ceremonioso posible: por ejemplo, que el gobierno proponga tres candidatos, y el consejo de electores designe uno. Luego tendría que someterse a la aprobación de las dos cámaras y, finalmente, a un plebiscito. Yo prohibiría cualquier sistema de sucesión familiar, e impondría la retirada del káiser a los ochenta años o si sufre una enfermedad incapacitante. Nada de ancianos babeantes en el trono.

—Todo eso está muy bien, pero ahora no tenemos ni consejo, ni cámaras, ni nada. Tú dices que convendría designar a un emperador ¿a quién?

La pregunta era comprometida, pero tenía una respuesta.

—Más que un emperador, designaría un regente, que tendría que ser algún militar con mucho prestigio.

—Espero que no pienses en mí. Aun no estoy para que me aten a un trono.

—No, mariscal. Debiera ser alguien con más antigüedad.

—¿Von Runstedt o Von Leeb? Serían más problemáticos que Von Brauchitsch ¿No te imaginas al amigo Gerd intentando aferrarse al poder?

—Mariscal, estaba pensando en un militar ya retirado, de edad avanzada pero lúcido como el que más, que tiene un prestigio inmenso, y que se ha opuesto tanto a los nazis como a los socialistas o a los republicanos.

El mariscal adivinó mi pensamiento y me interrumpió—. Roland, no hace falta que sigas, que veo por dónde vas. Me parece que en lo sucesivo vas a tener más responsabilidades. Por de pronto, tendrás que encargar un nuevo uniforme con las insignias de capitán. Antes de eso, vas a tener tarea durante este viaje. Toma papel y lápiz y redacta un boceto de esa constitución. Me gustaría revisarlo antes de aterrizar en Berlín.
Última edición por Domper el Vie Abr 08, 2016 8:10 pm, editado 1 vez en total

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Mar Abr 05, 2016 12:25 pm

¿Von Lettow-Vorbeck?

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Mar Abr 05, 2016 12:54 pm

Ya veremos.

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Mar Abr 05, 2016 4:57 pm

Eriol escribió:Pues no se yo si me ofrecería para el puesto por que han estirado la pata 3 lideres de Alemania en un par de años. Tiene más peligro eso que enfrentarte a los de "A todo gas" con una pistola de agua motando en un triciclo. :D :D


Parecido la la URSS de los anos 80s.

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Mar Abr 05, 2016 5:05 pm

A ver, que me acuerde: Leonidas Brezhnev, Yuri Andropov, Konstantin Chernenko y Gorbachov :mrgreen:

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Mar Abr 05, 2016 8:12 pm

Cierto, pero lo de Alemania está teniendo más emoción, con ese gusto por los explosivos.

Saludos

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Mar Abr 05, 2016 8:32 pm

Pues el difunto Tom Clancy creía que a Andropov lo "ayudaron" a pasar al más allá. Un poco como Zhukov a Beria, pero sin efusiones de sangre en este caso.

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Mar Abr 05, 2016 9:43 pm

La insuficiencia renal de Andropov se bastaba y sobraba para llevarse al otro barrio al más pintado. Clancy era mucho de ver fantasmas y manos negras.

Saludos

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Mié Abr 06, 2016 1:50 am

Domper escribió:Cierto, pero lo de Alemania está teniendo más emoción, con ese gusto por los explosivos.

Saludos

Cierto cierto, explosiones las hay, quese lo digan a Goering...cualquiera se fia del camarero. Goering tiene que revolverse en su tumba ficticia cada vez que pase un camarero cerca

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Mié Abr 06, 2016 3:16 am

kaiser-1 escribió:¿Von Lettow-Vorbeck?


Excelente candidato. Con 72 anos tendria ocho anos mas para gobernar y estaria en perfectas condiciones pues vivio 93.

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Mié Abr 06, 2016 9:24 am

Hola amigos:
Desde el movil.
Si, ademas por su prestigio incluso seria una figura aceptable para los ingleses, pero ¿Aceptara ser un florero? Pues en el fondo seria exactamente eso.
Hasta otra.><>

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Mié Abr 06, 2016 3:39 pm

Si, desde luego sería buen candidato. Reputación no le faltaba. Incluso podría venderse muy bien su inbatibilidad durante la 1ªGM ante los británicos. Otra cosa, claro está, es su caracter. En la wiki pone que, aunque está sin confirmar, mando a freir esparragos a Hitler cuando este le ofreció el puesto de embajador en Londres.

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Mié Abr 06, 2016 11:34 pm

En el Hospital de la Charité el canciller Von Brauchitsch agonizaba. El mariscal fue a mostrarle sus respetos, algo lógico en un militar ante un superior, pero yo creo que lo que realmente quería comprobar era si se iba a morir de una vez. Viéndolo, no había ninguna duda. Un mes antes había sufrido una angina de pecho de la que se había recuperado en parte, e incluso había podido recibir al conde Ciano, el nuevo Duce. Pero al día siguiente había tenido un nuevo ataque que lo debilitó mucho, y tres días después una apoplejía. Desde año nuevo estaba inconsciente y lo poco que ingería era por una sonda de goma que le habían insertado. Aun así, su aspecto era horrible: macilento, parecía una momia, no lo hubiese reconocido de no saber quién era.

Tras la visita se reunió el gabinete. Von Papen felicitó al mariscal por su éxito en Portugal.

—Eric, no sé cómo agradecerte tu nueva victoria. Te podrás imaginar el efecto que ha tenido por toda Europa. No hará dos meses todo el mundo daba por descontada nuestra derrota, y hasta nuestros mejores aliados buscaban la manera de abandonarnos. Ahora son todo alabanzas y parabienes. Tengo en mi despacho una bandeja llena de telegramas de los gobiernos europeos en los que te ensalzan y se ofrecen para lo que podamos querer.

—Gracias, Franz, pero no te voy a engañar: lo realmente meritorio hubiese sido conseguir ser derrotado en Portugal. Ni el general más incompetente hubiese sido capaz de evitar la victoria por mucho que se hubiese esforzado.

—Eso es lo que tú dices, pero yo todavía recuerdo esas ofensivas de la guerra anterior, en las que inútiles con grandes mostachos y monóculo nos prometían la victoria para acabar atrapados en la sangre y el barro. Además no ha sido solo lo de Portugal. En un par de semanas no quedará ni un inglés en el Mediterráneo, algo que está teniendo interesantes efectos no solo en nuestros aliados sino también en Turquía.

Schellenberg intervino, socarronamente—. Menos mal. No podemos vivir sin Turquía como aliado.

Von Papen iba a responder pero Speer se adelantó—. Walter, ya sabes que los minerales turcos son indispensables para nuestro esfuerzo de guerra. Necesitamos el hierro sueco, el níquel finés y el cromo turco.

—Gracias, Albert —agradeció Von Papen—. No olvidéis que lo de Portugal y el Mediterráneo va a tener el remate en Mesopotamia. Las victorias de Rommel en Irak son seguidas con gran interés por muchos pueblos asiáticos que anhelan su liberación.

Von Manstein respondió—. Rommel es un jefe excelente, pero os adelanto que no creo que pueda atrapar a los ingleses. Aunque haya cerrado los accesos a Basora, Churchill ha presentado un ultimátum a Irán y sus tropas están ocupando la costa del golfo Pérsico. Por allí podrán evacuar a sus soldados sin muchos problemas.

Von Papen sonrió—. Eric, cuando supe lo de Irán casi me pongo a saltar de alegría. Os aseguro que me dan ganas de condecorar a Churchill con la Cruz de Hierro por los servicios que nos presta. Está mostrando su desprecio a las leyes internacionales y a la neutralidad para salvar a unos miles de soldados hindúes. Soldados que van a volver a su tierra derrotados y humillados y que se convertirán en germen de una revolución. Por si fuese poco, el conflicto que está creando con Irlanda…

—¿Qué ha pasado en Irlanda? No sabía nada —dijo Von Manstein.

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Vie Abr 08, 2016 11:04 am

Eriol escribió:Si, desde luego sería buen candidato. Reputación no le faltaba. Incluso podría venderse muy bien su inbatibilidad durante la 1ªGM ante los británicos. Otra cosa, claro está, es su caracter. En la wiki pone que, aunque está sin confirmar, mando a freir esparragos a Hitler cuando este le ofreció el puesto de embajador en Londres.


Eso no es algo que descalifique, más bien al contrario.

Saludos

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Vie Abr 08, 2016 9:53 pm

Estoy de nuevo reescribiendo parte del texto. Finalmente he decidido dividirlo en dos partes. Este es el epílogo, que debiera ir tras el capítulo 50.

Próximamente reemprenderé la publicación del texto corregido.

Saludos

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Vie Abr 08, 2016 9:56 pm

Epílogo

La derrota de Portugal fue el amargo despertar tras lo que había comenzado como una esperanzadora operación. La propaganda había presentado la intervención en Portugal como una repetición de la Peninsular War en la que Inglaterra había debilitado los ejércitos napoleónicos para finalmente derrotarlos en Waterloo. El revés sufrido en Badajoz había sido comparado con la infructuosa victoria de Welligton en Talavera, y se equiparó al éxito de Guarda con la batalla de Salamanca. Que finalmente los británicos hubiesen tenido que replegarse y abandonar el cerco de Ciudad Rodrigo no era sino un tropiezo como los que jalonaron la carrera del Duque de Hierro por tierras hispanas.

Ya solo faltaba ganar una batalla como la de Vitoria para destruir definitivamente el régimen fascista español y volver a Francia; cuando a finales de año los españoles contratacaron la prensa anunció que por fin se iba a derrotar decisivamente a los franquistas. A partir de allí todo fueron noticias confusas, hasta que el siete de enero la radio europea anunció la liberación de Lisboa. El ejército expedicionario ya no estaba consiguiendo victorias sino que luchaba por sobrevivir; a pesar de los ímprobos esfuerzos de la Royal Navy apenas la mitad de los soldados consiguieron volver. La misma marina, en la que el público depositaba su confianza, había sufrido varios reveses ante las inferiores flotas del Pacto, perdiendo en poco tiempo tres buques de batalla por solo uno alemán.

La cadena de derrotas se extendió por todo el mundo. Cayeron Creta y Chipre, los últimos bastiones en el Mediterráneo, y la Unión Jack fue expulsada de ese mar tras dos siglos y medio de presencia ininterrumpida. En Irak y en Sudán los ejércitos ingleses escapaban de la aplastante bota alemana.

Ni la misma Inglaterra se libraba de los ataques. Los aviones alemanes se habían enseñoreado de parte de sus cielos, y volaban impunemente incluso sobre la capital. Cuando los londinenses podían salir de los refugios en los que intentaban escapar de las bombas alemanas, hacían larguísimas colas para conseguir los magros alimentos que solo a veces se encontraban en las tiendas: por primera vez desde que había empezado la guerra la marina no había sido capaz de suplir las necesidades de la industria o de la población inglesa. Varias fábricas habían tenido que cerrar por falta de materiales, y el resto sufría paros intermitentes por los cortes de energía eléctrica. Miles de trabajadores habían sido despedidos y el malestar se extendía por los barrios populares, los más castigados por los bombardeos. En las costas de la isla se han reemprendido las medidas anti invasión, que se teme se produzca la siguiente primavera.

Cada vez más voces se alzaban contra una guerra que ya no parecía por la libertad sino por el dominio de Europa. Hitler y Goering habían muerto, el poder del partido nazi había sido roto, y los pueblos derrotados podían volver a unirse bajo el águila alemana ¿era acaso peor que hacerlo bajo el león inglés? Madres, esposas e hijos, llorando por los ausentes que ya no volverían, no tenían dudas. Tampoco los soldados que temían que el próximo error garrafal de generales aristócratas les llevase a la muerte y arruinase a sus familias. Hasta los empresarios y la aristocracia, siempre sorda y desdeñosa respecto al pueblo, empezaba a tener dudas. Resistir ya no solo traería más miseria, sino que amenazaba con la ruina del Imperio.

Solo en el 10 de Downing Street un hombre cada vez más solitario mantenía la esperanza. Ya no faltaba mucho para que el presidente norteamericano convenciese a su pueblo de la necesidad de destruir a la potencia que amenazaba con dominar el mundo. Hasta entonces, lo que tenía que hacer Inglaterra era resistir. Soportar las derrotas, que no serían sino otras de una larga lista, hasta la Victoria.

En Alemania la victoria de Portugal no fue una más porque, por fin, auguraba el fin de la guerra. Aunque Francia fuese el enemigo consuetudinario, ahora empezaban a entender que cada vez que franceses y alemanes se habían enfrentado en el campo de batalla había sido movidos por los intrigantes hilos ingleses, que siempre buscaban enfrentas a las naciones europeas para que, con el pretexto del equilibrio continental, consiguiesen la preeminencia mundial. Inglaterra no luchaba ni por la libertad de los polacos ni por amistad a Francia: lo hacía solo por sus intereses, que ni siquiera eran los de los ingleses sino de una camarilla de plutócratas.

En Portugal, en Chipre, en Irak, el ejército alemán había deshecho un ejército inglés, y la aviación junto con la marina habían roto el espinazo de la otrora omnipotente Royal Navy. Ya solo era cuestión de tiempo que la guerra acabase con el triunfo de Alemania. Que se prolongase el conflicto solo haría mayor la Victoria.

Pero en un despacho de Berlín un policía que no existía echaba temía por su mujer, por su hijo y por el pueblo alemán. Porque era capaz de ver que la victoria conseguida no era sino un relámpago en una negra tormenta que se cernía sobre Alemania.

Y en hotel lisboeta, un atribulado capitán descifraba el mensaje que acababa de recibir, y que podía cambiar el mundo.


Fin de la segunda parte

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Sab Abr 09, 2016 4:22 pm

Mae mia...te marcas unos finales con eso de enganchar que ni The Walkin dead :D :D

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Dom Abr 10, 2016 5:58 pm

Ahora me he puesto a reescribir la siguiente parte; es que veía que si no lo hacía iba a quedar larguísima.

Saludos

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Dom Abr 10, 2016 6:47 pm

A su disposición, Maestro, para lo que tenga a bien mandar.

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Jue Abr 21, 2016 10:50 am

Paciencia. Estoy reestructurando por completo la segunda parte. Tal vez hoy empiece a colgarla (tengo material para varios capítulos).

Saludos

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Jue Abr 21, 2016 2:27 pm

Cuando vuecencia disponga Maestro. Que aquí somos todos fieles parroquianos y sabemos que la espera siempre merece la pena.

Re: La pugna. Continuación de "El visitante"

Jue Abr 21, 2016 3:31 pm

Ya

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