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Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mié Mar 05, 2014 2:09 pm

La corona

Inmediatamente después

Goering pidió dos coñacs, y ordenó retirarse al asistente.

— Delicioso. Valía la pena invadir Francia aunque solo fuese por esto. — Goering era un famoso sibarita —. Walter, el superalmirante ha hecho exactamente lo que pensabas. Si se hubiese aferrado al cargo le hubiese podido cesar, pero no era buen momento, ahora que nuestros submarinos están hundiendo a media marina inglesa en el Atlántico.

— Excelencia, mis informes dicen…

— Apéame del tratamiento, por favor. — En esos meses Goering había descubierto que Schellenberg no solo era un oficial muy capaz, sino que era muy fácil trabajar con él. Se estaba convirtiendo casi en un amigo.

— Como desee.

— Walter, menos formalidades.
— Como quieras. Como decía, he estado hablando con un amigo del Ministerio de Economía. Me ha dicho que a los ingleses les quedaría cuerda para rato aunque nuestros submarinos hundiesen el triple de barcos cada mes. No se van a rendir por hambre. Al menos, no por ahora.

— No es eso lo que dicen los informes de Doenitz. Marschall me había dicho lo mismo, pero pensaba que eran celos profesionales. Bueno, Walter, que te parece ¿debo seguir la sugerencia del Grossadmiral? ¿Escojo a Rolf Carls como sustituto de Raeder?

— Si quieres tener otro Grossadmiralote, sí. Otro amigo que tengo en Kiel…

— Tienes muchas amistades.

— Siempre es bueno hacer amigos. — dice Schellenberg —. Ese amigo me ha dicho que Carls piensa exactamente igual que Raeder.

— Pues Carls tendrá que esperar. No quiero tener otro marino engolado que piense que está en la flota del Kaiser. Quiero tener una marina tan valiente y fanática como mi Luftwaffe. Estaba pensando en buscar a alguien del partido…

— No sé si sería buena idea. Gran parte de los oficiales navales son técnicos apolíticos tal como Raeder quiso, y si se les subordina a un oficial político no sé como actuarán. No digo que vayan a rebelarse, sino que su rendimiento no será bueno. Yo recomendaría a algún almirante distinguido.

— ¿Cómo Doenitz? ¿O prefieres a Marschall?

— Cualquiera de los dos. Yo recomendaría a Doenitz si pensamos en una guerra larga, que solo podremos librar con submarinos. Pero mis amigos me dicen que Doenitz está exclusivamente centrado en los sumergibles, y que es muy dado a puentear a sus superiores y buscar apoyo por su cuenta. Marschall me parece mejor candidato si pensamos en una marina equilibrada y potente.

— ¿Asciendo a uno y retiro al otro?

— No, yo te aconsejaría dejar a Doenitz donde está y poner a Marschall en el puesto de Raeder, pero provisionalmente. Y según como evolucione la guerra, confirmarle en el cargo, o “ascenderle” a algún puesto secundario, como jefe de movilización o de lo que sea.

No era mala idea, pensó Goering. Marschall había conseguido gran prestigio durante las operaciones en Noruega, pero no tanto como para ignorar las “sugerencias” de instancias superiores. Se le podría presionar para convertir la marina técnica de Raeder en un arma política como la Luftwaffe. Pero ahora se estaba planteando otra cuestión. Goering se daba cuenta del papel cada vez más importante que estaba tomando Schellenberg. Su combinación de capacidad y encanto personal le convertían en una persona muy peligrosa ¿Le haría lo mismo que le hizo a Himmler? Goering no sabía si el aviso que le salvó la vida había sido una maniobra política de Schellenberg, o si realmente creía en el régimen y se negó a secundar un golpe de estado. Bueno, había una forma de asegurar su lealtad.

— Walter, ya que hablamos de ascensos ¿Qué es lo que ambicionas? Sé sincero.

Las alarmas sonaron en el cerebro de Schellenberg. Había visto a Goering ordenar la ejecución de Himmler sin levantar el tono de voz. Si mostraba mucha ambición, el canciller lo podría ver como un rival y acabaría con su carrera o incluso con su vida. Si era demasiado discreto, quedaría como un mentiroso. Intentaría un término medio.

— Statthalter, creo que podría servir mejor a Alemania dirigiendo sus servicios de inteligencia.

Goering rió — Tampoco te gusta Canaris ¿Tienes algo contra los almirantes?

— No se trata de eso, sino de evitar al descoordinación entre los diferentes servicios, que…

— Todo eso está muy bien — interrumpe Goering — pero yo te preguntaba por tus ambiciones personales.

— Soy general a los treinta años ¿Qué más puedo esperar?

A Goering le divertían las precauciones del oficial. — No pienses que me engañas, sé que la ambición te corroe. Pero no digas nada, soy yo el que voy a hacerte una propuesta. Había pensado en ascenderte a general de división y encomendarte la dirección de un servicio de inteligencia unificado, que reúna los del Ejército, la Policía y la Abwher. Pero solo sería un primer paso.

— ¿Un primer paso?

— Sí, un primer paso. Tú tienes solo treinta años, pero yo me acerco a los cincuenta. Me gusta demasiado la vida como para malgastarla en un despacho. Había pensado en seguir en el puesto como máximo diez años más, y luego retirarme ¿Te gustaría ser mi sucesor?

Schellenberg se atragantó con el coñac.

— Tranquilo, respira. Sí, si me retiro necesitaré un sucesor. Alguien con conocimiento del Estado pero que me deba a mí el puesto y que me garantice un retiro lujoso. No creo que puedas conseguir por tu cuenta más de lo que yo te ofrezco. Solo te pido un poco de paciencia, piensa que de todas formas ahora no podrías acceder al poder. Mientras tanto iré delegando más responsabilidades en ti, pero de forma extraoficiosa. Tal vez en unos años pueda nombrarte jefe de gabinete o algo así, pero por ahora tendrás que conformarte con la inteligencia. Desde luego, no quiero que se sepa nada de esto.

— ¿También me encomendarías Interior?

— No, eso no. No es que no me fíe, es que un ascenso tan meteórico no sería bien visto.

— Gracias, Statthalter…

— Hermann. En lo sucesivo, si no hay nadie presente, Hermann.

— Gracias, Hermann, me siento muy honrado.

Goering pensó que había sido una buena jugada. Schellenberg sería ahora el más interesado en mantenerle en el poder. No podría tener guardián más celoso.

— Hermann, hay un asunto que me preocupa — dijo Schellenberg.

— Adelante.

— Es una cuestión grave que podría molestarte.

— Suéltalo ya.

Schellenberg tragó saliva. No se había atrevido hasta ahora a plantearle a Goering el problema. Pero si quería llegar a ser Canciller, primero habría que ganar la guerra. Y para ganarla era preciso resolver la cuestión del mando.

— Hermann, por favor, deja que me explique antes de interrumpirme. Te quería plantear una cuestión sobre la Luftwaffe ¿No sería mejor nombrar a alguien para controlarla? La cancillería es un trabajo a tiempo completo, y me parece que está impidiendo que prestes la atención debida a la aviación. Cada uno de tus subordinados está actuando por su cuenta. Tú sabes tan bien como yo que la Luftwaffe fracasó en descubrir al portaaviones inglés cuando atacó Tarento, también sabes que la campaña de bombardeos nocturnos sobre Londres está siendo un fracaso costoso. No te pido que dejes la dirección de la Luftwaffe, sino que delegues el control de las operaciones diarias en un subordinado, alguien que pueda tratar con la marina y con el ejército sin importunarte.

Ahora fue Goering el que casi se atraganta. Ceder su querida Luftwaffe… pero Schellenberg tenía razón, no podía estar en todo. La idea de no nombrar sucesor sino solo un subordinado no era mala. Así seguiría teniendo control directo sobre una rama de las fuerzas armadas sin detenerse en minucias sobre que escuadrilla desplegar aquí o allá.

—La primera propuesta que me haces es bastante amarga — contestó Goering alarmando a Schellenberg —. Pero algo que yo mismo ya me lo estaba planteando. Te agradezco tu sinceridad, aduladores ya hay demasiados por ahí. Pero seré yo quien designe a mi sucesor ¿Qué te parece Greim?

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mié Mar 05, 2014 2:10 pm

La cúpula

21 de Noviembre de 1940

Walter Schellenberg. “Diario de Guerra”. Data Becker GMBH. Berlín, 1977.

“Incursiones como las de Bawdsey Manor o la de Wight no pasaban de ser picotazos, que podían molestar pero nada más. Como temía, ni los bombardeos ni la unión de los europeos en un frente antibritánico fueron suficientes para derrotarles. El viejo león británico tenía la melena apolillada, pero aun podía dar zarpazos como el que recibieron los italianos en Tarento. Sus bombarderos visitaban el Reich cada noche y, aunque apenas causaban daños, que los aviones enemigos se pudiesen pasear por nuestros cielos no era buen augurio. Churchill hacía continuas referencias en sus discursos de como Inglaterra había conseguido derrotar a Napoleón un siglo antes, y presentaba la guerra en Egipto como una nueva edición de la “Peninsular War” contra Napoleón: Inglaterra sola contra el mundo.

Por desgracia no podíamos ignorarles. No solo era la molestia de sus bombarderos, el problema era que mientras Inglaterra mantuviese su resistencia el dominio alemán en Europa se vería amenazado. Grecia se negaba a ceder a las demandas italianas, y la situación interna de Yugoslavia era cada vez peor. Turquía insistía en mantener la neutralidad, y los informes que llegaban de Rusia eran preocupantes, con un Ejército Rojo que se estaba reorganizando tras el fiasco de Finlandia.

Peor señal era lo que ocurría con Francia. Pétain se había unido al Pacto de Aquisgrán antibritánico, y nominalmente estaba en guerra con Inglaterra. Pero todo eran apariencias. Tanto la marina como la aviación gala seguían en puerto, con el pretexto de los preparativos. Tampoco en las colonias se atacaba a los ingleses, salvo algunas escaramuzas en Nigeria y Siria. Sospechosamente los ingleses mostraban la misma circunspección, y evitaban atacar a los intereses franceses. Aunque nuestros agentes del SD aun no habían conseguido las pruebas, estaban convencidos de que Churchill y Petain habían llegado a un acuerdo secreto de no agresión mediado por los norteamericanos. Pero Alemania no podía actuar contra Francia sin ofender a los demás firmantes del Pacto de Aquisgrán.

Todo eso lo que me quitaba el sueño. En mis pesadillas Alemania era atacada por una coalición entre Inglaterra, Estados Unidos y Francia, y cuando estábamos a punto de derrotarlos, Stalin nos apuñalaba por la espalda. Me despertaba sudando en la cama, pensando que esas pesadillas tenían visos de realidad.

Por eso creía que derrotar a Inglaterra tenía que ser la prioridad de Alemania. Todos los esfuerzos de la nación tendrían que dedicarse a ese fin. Mientras se podría calmar a Stalin cediéndole algún hueso: alguna provincia checa o rumana, tal vez incluso parte de Turquía. Pero la nórdica Finlandia no. Tampoco sería mala idea azuzar a Stalin otra vez contra su ejército. Con todo eso se podría conseguir tiempo para vencer a Inglaterra.

Pero ¿cómo podría lograrse esa victoria? No podíamos desembarcar en su condenada isla, y los bombardeos de la Luftwaffe no estaban consiguiendo resultados. Los submarinos de Doenitz estaban sangrando a los ingleses, pero seguían vivos, y no olvidaba que la campaña submarina había sido el pretexto para la intervención norteamericana en 1917.

Por eso propuse al Statthalter Goering una nueva táctica. Si no se podía derrotar a Churchill invadiendo Londres ¿No podríamos derribar su gobierno? Si Alemania consiguiese una gran victoria sobre los ejércitos ingleses, si los derrotase, cercase y capturase, Churchill caería como lo había hecho Chamberlain tras nuestra victoria en Noruega.

En Noviembre de 1940 esa victoria solo podía conseguirse en Egipto, el único lugar donde los ejércitos del Pacto de Aquisgrán y los de Inglaterra se enfrentaban. No sería tarea fácil: la campaña egipcia tenía que librarse al otro lado de un mar en el que la Royal Navy hacía estragos. Solo la coordinación entre nuestras armas permitiría la victoria.

Con el nombramiento de Ritter Von Greim al frente de la Luftwaffe y de Wilhelm Marschall de la Kriegsmarine podía conseguir una de mis ambiciones: unificar el mando de las fuerzas armadas alemanas. Hasta entonces cada servicio había hecho la guerra por su cuenta. Aunque la capacidad del soldado alemán les había permitido vencer en cada enfrentamiento con los decadentes ingleses y franceses, la guerra iba a entra en una nueva fase que iba a requerir la colaboración de las tres armas para conseguir la victoria final.

Mientras Von Manstein seguía preparando las operaciones en África, organizando el transporte de un ejército Panzer y de las unidades auxiliares, y reuniendo toda la información disponible. Fue así como Alemania llegó a saber de las investigaciones de Desio.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 1:13 pm

Un detalle, tras la consulta del compañero AnibalClar.

He confirmado que los cañones de 203 de los Canarias se construyeron en la Fabrica de Artillería de San Carlos de Cadiz:

http://www.portalcultura.mde.es/Galerias/revistas/ficheros/RGM_Agosto_sep_2012.pdf

Por lo que pone, solo la primera torre, la A del Canarias, era inglesa, las otras siete, con sus cañones, españolas.

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 2:14 pm

Gracias Domper por la rápida respuesta y por incluir este link tan interesante.

Seguimos al tanto del devenir del Canarias y de todo lo demás, que no es moco de pavo :D

Saludos.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 5:08 pm

Es que lo que no sepa Google...

Me imaginaba que se habían fabricado aquí porque el Baleares estaba solo a medio completar cuando empezó la guerra civil, y los ingleses retuvieron equipos tales como las direcciones de tiro. Más adelante en la fábrica de Cádiz se construyeron incluso los montajes bivalentes estabilizados del Oquendo.

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 5:45 pm

La verdad es que seriamos pobres, estariamos arruinados por la guerra y todo lo que se quiera pero en España se podía construir casi de todo para un conflicto. Excluyo equipos muy avanzados(como radares, telemetros, aviones a reacción...) por motivos obvios.

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 7:58 pm

Bueno, el tema de la construcción naval y aeronáutica en la posguerra daría para escribir un libro... y para enviar a unos cuantos al trullo. La construcción naval de la época iba de catastrófica a demencial, con proyectos enormemente ambiciosos que no funcionaban y que llenaron las dársenas de despojos. Hubo barcos que estuvieron mucho más años en construcción que en servicio.

De la SECN se podían decir muchas cosas, pero al menos entregaban lo que prometían, y los barcos que construían tendían a flotar. Que es mucho más de lo que puede decirse de series gloriosas de barcos como los submarinos clase D, los destructores clase Oquendo o los torpederos clase Audaz. Los aviones españoles también tenían su gracia, como el HS-42, un avión de entrenamiento famoso porque si no lo pilotaban aviadores expertos daba "hachazos", es decir, al virar entraba en barrena y se estrellaba.

Dicen que al llegar los expertos norteamericanos para echarle un ojo a los barcos que la Armada quería modernizar, se quedaron temblando. Que tiempos.

Saludos
Última edición por Domper el Jue Mar 13, 2014 11:55 pm, editado 1 vez en total

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 8:10 pm

Capítulo 8. Bajo tierra

Mapas


22 de Noviembre de 1940

Diario del Conde Ciano.

“El desastre de Tarento me había dejado hundido. Habíamos puesto tantas esperanzas en nuestra flota… y ahora un portaaviones, ese barco que Italia no quiso tener, y unos cuantos viejos biplanos, habían dejado en el fondo de Tarento nuestras ilusiones.

Pero eso no parecía importarle al alemán ese, a Von Manstein. No se había establecido en Roma para hacer turismo: una lista interminable de órdenes salía de su despacho. Y sus órdenes se cumplían, las unidades germanas estaban llegando. Trenes y trenes cargados de tanques recorrían la península hacia Nápoles y Tarento, donde se preparaban para embarcar. Los aviones alemanes habían empezado a desplegarse en nuestras bases aéreas en Sicilia y Calabria. Si Italia hubiese tenido unos cuantos Von Manstein nuestros Bersaglieri ya estarían en El Cairo.

Afortunadamente el general estaba resultando una persona encantadora. Procedía de una familia de la nobleza prusiana, aunque se decía que por sus venas corría por lo menos un cuartillo de sangre judía. Esa mezcla había debido anular la arrogancia propia de su nación, porque Von Manstein era una persona de trato afable que sabía apreciar nuestra cultura.

Otra cosa era su subordinado, el general Rommel. Debía haberle mordido un perro rabioso porque su actividad era frenética. Nada más llegar se las arregló para hacerse con un avión y volar a Libia, donde inspeccionó nuestras tropas, los caminos y las bases aéreas. No debió gustarle mucho lo que vio porque abroncó a todos los que se le pusieron por delante, tenientes o mariscales. Manstein debe tenerlo en alta estima porque se ha negado a tomar medidas contra él.

El caso es que el dichoso Rommel ha vuelto a Roma y anda removiendo el Servicio Geográfico. Dice que los mapas que le hemos enviado no valen para nada, que necesita saber como es el terreno antes de poder enviar tanques. Le intentamos argumentar que en Libia ya había tanques italianos, pero se echó a reír, y exigió que le buscásemos algún geólogo que conociese el Norte de África.”
Última edición por Domper el Mar Mar 11, 2014 3:26 pm, editado 1 vez en total

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 8:10 pm

La geología, estúpidos, es la geología

25 de Noviembre de 1940

El Coronel Von Tresckow estaba agotado. Ya sabía la forma de actuar de su jefe, Von Manstein: odiaba el papeleo, y tenía que ser su jefe de Estado Mayor, o sea, él, quien leyese todos los documentos y los resumiese. Von Manstein dictaría las órdenes correspondientes, que su Estado Mayor, o sea, él, tenía que redactar y presentar al Jefe para que las firmase. Eso era un trabajo a tiempo completo. Pero por lo visto no era suficiente, porque el jefe de operaciones, Rommel, era otro de esos locos que no podía ver un papel ni de cerca, y que recorría los caminos de Italia dictando órdenes que de nuevo él, von Tresckow, tenía que redactar.

Pero bueno, tampoco era todo tan malo. Hitler había muerto, y su sucesor estaba revelándose bastante más benigno de lo que creía. Ya no se perseguía a los judíos, incluso se había resarcido a alguno de ellos. Alemania ya no se creía la dueña del mundo, solo actuaba como el timonel hacia una Europa Unida. Bueno, por eso sí merecía la pena luchar. Aunque tuviese que pasar noche y día en un despacho.

Ahora tenía que resolver el último capricho de Rommel. Por lo visto había hecho una escapada a Libia y se había quedado horrorizado: las comunicaciones eran primitivas, absolutamente inadecuadas para la guerra moderna. La faja litoral, por la que los italianos habían avanzado a paso de tortuga, era estrecha y pedregosa, lo que complicaría las operaciones motorizadas. Rommel quería saber si el interior del país era apto para los tanques, para poder rodear a los británicos por el sur y atraparlos. Esperaba que los italianos hubiesen hecho algún reconocimiento de Egipto, al menos alguna visita clandestina ¡Ja! Eso sería soñar. Muchas pretensiones imperiales, pero en el Servicio Geográfico no sabían si lo que había al otro lado de la frontera era arena, marismas, o rocas. Vamos, que podría haber estado ahí el Himalaya y no lo hubiesen notado.

Rommel había pensado que aunque no hubiesen hecho reconocimientos tal vez algún geólogo supiese que terreno se podrían encontrar. Von Tresckow dudaba que sirviese para mucho: los geólogos estaban muy interesados en malaquitas, granitos o pizarras, pero no les importaba si el terreno podía resistir el paso de un tanque. Pero órdenes eran órdenes. Había solicitado la colaboración del Servicio Geográfico Italiano, y le habían enviado a un tal Ardito Desio. Por lo que leía en su expediente el tal Desio era una especie de aventurero. Héroe de guerra, había recorrido media África en camello, y entre joroba y joroba le había dado tiempo a confeccionar el mapa geológico de Libia. Bueno, ese Desio había viajado un poco e igual podría informarles.

— Teniente, haga pasar al señor Desio.

— A sus órdenes.

El italiano entró en el despacho. — Teniente, dígale al señor Desio que tome asiento, por favor…

— Gracias, Coronel, pero no necesitaré traductores — dijo Desio en correcto alemán —. Soy de Udine, y tengo amigos en el Trentino. Será un placer hablar con usted en su lengua.

— Me alegra oír eso — dice von Tresckow —. Perdone que no me ande con rodeos, pero es que estoy muy ocupado. Mire, usted ha sido un oficial de su ejército por lo que sabrá la importancia de mantener en secreto lo que voy a decirle…

— ¿Qué van a invadir Egipto?

— ¿Cómo lo sabe? ¿Ha oído algo? — se sobresalta von Treckow.

— Por favor, coronel, que no soy tonto. Hasta los gatos han visto pasar todos esos trenes cargados de tanques, cañones y bombas. Ahora ha solicitado mi ayuda. Soy un geólogo aficionado al montañismo que ha hecho un reconocimiento de Libia. Luego una de dos: o quieren escalar el Cervino, o van a invadir Egipto. Y no creo que tanto tanque sea de mucha utilidad en Suiza ¿no?

— Señor Desio, no puedo confirmarle ni desmentirle nada. Pero estoy muy interesado en las características del terreno en el interior de Libia y Egipto.

— Coronel, concrete un poco ¿Qué características del terreno le interesan?

— Las que pueda suponer: el tipo de terreno, si es duro o blando, y si puede soportar el tráfico de vehículos pesados. Si hay oasis o si se pueden cavar pozos…

El italiano se echa a reír — Pozos dice, los querrá para beber ¿no?

— No sé que le hace tanta gracia. Claro que son para beber. Las tropas en el desierto requieren grandes cantidades de agua.

Desio siguió con su expresión de regocijo — Mire, coronel, ustedes podrán cavar pozos, pero no creo que sus soldados puedan beber lo que encuentren. Aunque tal vez a sus tanques les guste más.
Última edición por Domper el Jue Mar 06, 2014 8:22 pm, editado 1 vez en total

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 8:11 pm

Revelación

29 de Noviembre de 1940

En Berlín estaba nevando. Los niños alemanes podrían disfrutar de unas navidades blancas, pero a costa de un temporal que había obligado a suspender los vuelos y viajar en tren. Mejor. Por lo menos había podido dormir un poco durante el viaje. Al descender al andén de la Hauptbahnhof un capitán se le acercó y le saludó:

— ¿Coronel von Tresckow? Acompáñeme, por favor. Un vehículo le espera.

Von Tresckow estaba aturdido. Tras la revelación del geólogo italiano acudió inmediatamente al general Von Manstein. El general reaccionó como si le hubiese picado una avispa. Empezó a emitir órdenes, y le ordenó confirmar la historia, obligándole a recorrer la mitad de los despachos de Roma. Luego llegó la orden de trasladarse a Berlín de la forma más urgente posible pero sin poner en riesgo los documentos que llevaba.

— Coronel, suba al coche, por favor.

Von Tresckow subió y su sorpresa fue mayúscula, le esperaba nada menos que el recién ascendido Mariscal Beck, el jefe del Ejército. Se las arregló para saludar en el reducido espacio de la limusina.

— Coronel ¿qué tal es el tiempo en Roma? Mejor que aquí, supongo.

— Mariscal, si puedo serle sincero, no tengo ni idea. Vivo y duermo en mi despacho. La última semana apenas he dormido. Sabía que lo del…

— Coronel, guarde silencio, por favor. — El mariscal miró hacia el asiento delantero.

El coronel aceptó el reproche. Solo la fatiga había estado a punto de llevarle a una indiscreción. Lo que le sorprendía es que los italianos hubiesen sido capaces de guardar el secreto. Seguramente no había sido aposta, sino que el informe de Desio se había quedado perdido en alguna oficina polvorienta esperando que algún subsecretario le diese el visto bueno. Esos italianos… casi era mejor tenerlos como enemigos que como aliados.

El mariscal mantuvo el silencio y el coronel le imitó. Por la ventanilla pudo ver como los cacareados bombardeos británicos apenas habían causado daños en la capital, y el centro estaba intacto. Le sorprendió que el coche no se dirigiera hacia el Ministerio del Ejército sino que entró al patio de la Cancillería. Un ujier con un paraguas les abrió la puerta y les guió al interior.

— Mariscal, el Statthalter les espera en la Sala del Consejo. — El ujier les condujo por salas y pasillos. Los ordenanzas les saludaban y abrían paso.

El mismísimo Goering les iba a recibir, pensó el coronel. Vaya, y le parecía que lo de Roma había sido actividad. Von Tresckow era ambivalente respecto a Goering. Odiaba al nazismo y a los nazis, pero el régimen se estaba haciendo menos opresivo y las malditas SS habían desaparecido. Von Tresckow no se hacía falsas ilusiones, no se iba a permitir volver a los Hohenzollern. Pero ese Goering parecía una gran mejora tras el demoníaco Hitler.

El ujier les dio paso a la Sala del Consejo. Buena parte del gabinete les esperaba. Goering y, desde luego, su alma negra, el director de los servicios secretos, el general Schellenberg. También estaban el ministro de exteriores Von Papen e incluso el ministro de armamentos Todt. Von Treschow había oído rumores según los cuales Goering no le soportaba, por eso se sorprendió al verlo. Estaban presentes también un oficial de la fuerza aérea y otro de la marina a los que el coronel no identificó.

El Statthalter les recibió y les indicó que tomasen asiento.

— Mariscal, al conocer la noticia he convocado esta reunión para informar al Gabinete del hallazgo. Por favor, infórmeles.

— Statthalter, ministros, les presento al coronel von Treschow. Es el Jefe de Estado Mayor del general von Manstein en Roma, donde está organizando nuestra ofensiva en Libia. Como recordarán, en la conferencia celebrada el mes pasado se decidió efectuar una operación conjunta con nuestros aliados italianos destinada a destruir el ejército inglés en Egipto. La operación tiene como objetivo expulsar a los ingleses de Egipto y tomar el Canal de Suez, lo que asegurá nuestro dominio del Mediterráneo. Pero un objetivo aun más importante es destruir el ejército británico, de tal forma que se consiga un efecto moral que haga caer al gobierno de Churchill y poder negociar una paz justa.

— Una paz justa que devuelva a Alemania el papel como líder de Europa —dijo Todt.

Von Papen respondió con tono desabrido. —Mejor que Alemania como líder, será el alma de una Unión Europea. Tenemos que ser muy cuidadosos con el trato a nuestros aliados.

Goering interrumpió la discusión antes que comenzase —Ministros, les ruego que dejen hablar al Mariscal.

— Como decía, es prioritaria la destrucción del ejército inglés, pero no será tarea fácil, pues se trata de una fuerza motorizada de movilidad elevada que ante el primer desastre podría escapar. Por eso el general von Manstein pensaba efectuar un envolvimiento, con un ataque por la costa, por donde ya están avanzando nuestros aliados...

— Mariscal, llevan dos meses parados — dijo Goering — no sé a qué esperan.

— Excelencia, coincido con usted en la mediocridad del mando italiano, aunque hay que reconocer que sus medios son escasos y anticuados. El informe del General Rommel es deprimente. Pero eso nos favorece, porque ha hecho que el ejército inglés mantenga sus posiciones a bastante distancia del Nilo. El general Von Manstein había planeado un ataque frontal realizado por los italianos, que actuase como distracción, y una maniobra de cerco por el Sur. Aun así es probable que escape una fracción importante del ejército inglés. Por ello el general Rommel propuso una operación suplementaria: un ataque por una columna móvil que partiendo desde el interior de Libia y por el oasis de Siwa se dirigiese hacia el Nilo. Un lanzamiento de paracaidistas permitiría el cruce del río y luego el avance hacia Suez. El desembarco probablemente sería cerca de Giza.

—Entiendo. — dice Goering —. Los que escapen de la ofensiva en la frontera serían cercados por los paracaidistas y la columna de Rommel. Una victoria ante las Pirámides. Pasará a las leyendas durante el próximo milenio.

— Desde luego, Excelencia. Aunque estamos estudiando todavía la factibilidad de la operación. Pero al investigarla nos hemos encontrado con algo aun más importante. Si me disculpa, preferiría que fuese el coronel Von Tresckow quien les explique el hallazgo. Por favor, coronel.

El coronel se puso en pie y presentó su informe. — Statthalter, excelencias. El mariscal ya les ha explicado las intenciones del general. Pero entenderán de las dificultades que supone el movimiento de una columna en el desierto…

— A quien se le ocurre mandar tanques por las dunas — interrumpe de nuevo Todt —. Ese tal Rommel debe estar loco.

— Ministro, está equivocado — responde Beck — El Sahara no es como lo vemos en el cine. Apenas una pequeña parte está cubierta por dunas, el resto son planicies pedregosas ideales para los carros de combate.

Interviene Goering — Ministro Todt, le ruego que deje hablar al coronel, seguro que le interesará su hallazgo. Coronel, siga, por favor.

— Gracias, Statthalter. Les decía que el movimiento de una fuerza terrestre por ese medio puede ser difícil, y es importante un buen reconocimiento del terreno. Por desgracia, nuestros aliados italianos habían hecho muy poco en este sentido. Antes de la guerra no enviaron ninguna misión de exploración, tras la guerra tan solo unos pocos vuelos de reconocimiento.

— Típico — bufó Goering.

— Tiene razón, Statthalter. Esas fotos nos sirven de poco, porque necesitamos saber si el terreno aguanta el movimiento de tanques y vehículos pesados. El general Rommel sugirió que tal vez algún geólogo hubiese ignorado las fronteras y podría iluminarnos. Por eso me dirigí al Servizio Geologico desde el que me enviaron al Profesor Ardito Desio…

— ¿Desso? ¿Desio? No había oído hablar jamás de él — dice von Papen.

— No es famoso — responde von Tresckow — pero en su campo es una celebridad. Desio es una especie de aventurero que lo mismo escala los Alpes que viaja por el desierto como un beduíno. Me dijo que el terreno entre la frontera libia, el oasis de Siwa y el Delta es difícil pero practicable, y que hay caminos en mal estado. Al oírle hablar de oasis se me ocurrió que tal vez cavando pozos nos evitaríamos tener que transportar agua. Y entonces el profesor se empezó a reír. Me dijo que por ahí no íbamos a encontrar ni una gota de agua. Que solo encontraríamos petróleo.

— ¡Petróleo! — exclamó Todt.

— Sí, petróleo. Un mar de petróleo. Desio investigó la zona buscando minerales, y se encontró con el oro negro. Hizo varios sondeos y extrajo alguna cantidad de petróleo de primerísima calidad. Según Desio se podía usar en los vehículos casi sin refinar. Pero por entonces el Mariscal Balbo, virrey de la colonia, estaba más interesado en encontrar agua para regadíos y poder establecer colonos italianos. Desio tuvo que ponerse a buscar acuíferos, y la búsqueda de petróleo pasó a tener una prioridad mínima. Al empezar la guerra pararon las prospecciones.

Todos los ministros ponían cara de sorpresa. Solo Goering, Schellenberg y Beck sabían lo que Treschow iba a decir. Todt tenía la misma expresión que un niño que recibe su regalo de Navidad. Von Papen exclamó — Es inaudito, encuentran la solución de sus problemas y la ignoran ¿Los italianos son conscientes de lo que puede haber ahí?

Toma la palabra Beck — Creemos que no, ministro. Von Manstein tuvo conversaciones informales con el Alto Mando italiano y con Ciano, y no parecían saber nada. Von Manstein preguntó por la posibilidad de cavar pozos para agua, y les pareció perfecto. El general piensa que el descubrimiento se ha perdido en la maraña de la burocracia italiana. No quiso revelar nada sin la autorización del Statthalter.

Es Goering quien habla ahora — Caballeros, entenderán que el descubrimiento tiene una trascendencia enorme. Mariscal Beck, distribuya la documentación entre los ministros. Desearía que los estudien personalmente, sin informar a nadie de sus departamentos. Les convoco a una reunión mañana a esta misma hora para un análisis preliminar. Mariscal Beck, coronel Von Tresckow, Alemania está enormemente agradecida por su diligencia.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 8:11 pm

Un mar de posibilidades

30 de Noviembre de 1940

Caballeros, gracias por venir — el mariscal Goering preside la reunión —. Desearía escuchar sus informes ¿Ministro Todt? ¿Alemania necesita ese petróleo? ¿Sería posible extraerlo y transportarlo?

— Canciller — Todt era de los pocos que rechazaban usar el nuevo título de Goering —. Ese ha sido el mejor presente que Alemania podría recibir. En la actualidad Alemania tiene suficiente petróleo para sus necesidades, tanto las internas como las de la industria o el ejército…

— Ministro Todt — interrumpe el almirante Marschall —. La marina solo tiene reservas de combustible para unos meses de operaciones.

— Gracias, almirante, tomo nota de sus necesidades. Como decía, Alemania tiene por ahora suficiente petróleo, incluso estamos vendiendo un poco a Suecia a cambio del mineral de hierro. Pero el petróleo procede de fuentes que no controlamos. Nuestra fuente principal de abastecimiento es el campo de Ploesti en Rumania. Aunque Rumania es ahora nuestro aliado sabrá de la inestabilidad de su régimen, hasta tal punto que puede ser preciso su ocupación militar…

— ¿Es así, mariscal Beck? —pregunta Goering.

— Sí, Statthalter. No tenemos tropas asignadas expresamente para ello, pero gran parte de nuestro ejército está en Alemania preparando una posible ocupación de los Balcanes. Además los campos de Ploiesti están demasiado cerca de la frontera soviética, especialmente tras su invasión de Besarabia. Apenas 150 km separan a los rusos de Ploiesti. Aunque el ejército de Stalin haya actuado tan mal en Finlandia el año pasado, un ataque relámpago podría llegar a los campos de petróleo y capturarlos sin darnos tiempo a intervenir. Tal vez conviniera situar una fuerza alemana para su defensa.

— Ministro Von Papen ¿Sería factible?

— No se lo recomiendo, Statthalter, la posición del Conducator Antonestu es inestable tras su golpe de estado. Nuestra presencia podría desencadenar una crisis. Además una intervención alemana en Rumania nos pondría en mala posición ante el Pacto de Aquisgrán.

— Luego no podemos confiar en el petróleo de Ploiesti ¿Cuál es la otra fuente, ministro Todt?

— La propia Unión Soviética nos está enviando petróleo del Cáucaso, a través del Mar Negro y del Danubio. Este aporte de petróleo es todavía menos seguro que el de Ploiesti, y sigue la misma ruta fluvial. Si lo desease Stalin podría dejar a Alemania sin apenas fuel. Nuestras reservas son apenas suficientes para tres meses de operaciones. Estamos produciendo una pequeña cantidad de petróleo a partir del carbón, pero es un método ineficiente e insuficiente para lo que necesitamos. Por eso decía que ese petróleo sería como un regalo de Navidad.

— Tengo entendido que no todo el petróleo es de la misma calidad —. dice Goering.

— Canciller, mi fuerte no es la geología, pero por lo que pone en el informe el petróleo de Libia es de calidad excelente, muy rico en fracciones ligeras, es decir, gasolina. Es mejor que el que se extrae en el Golfo Pérsico. No exageraba ese geólogo al decir que podría usarse en barcos y en algunos motores sin refinarlo. Además el petróleo parece estar en capas no demasiado profundas y se podría empezar a extraer en poco tiempo. Los campos están al lado de la costa y no muy lejos del puerto de Bengasi. Si es cierto que ahí hay suficiente petróleo, y se dedican suficientes recursos, este podría empezar a llegar a Alemania en seis o a lo sumo doce meses.

— Gracias. Ministro Von Papen, me gustaría saber el impacto que puede tener un hallazgo así en nuestros aliados ¿Convendría informar a los italianos, o mejor nos quedamos con Libia?

— Statthalter, le ruego que ni considere esa idea. Sería un desastre diplomático que nos haría perder las adhesiones que con tanta dificultad estamos consiguiendo. Además necesitamos a Italia y a su flota para transportar el petróleo, y luego tendríamos que usar sus líneas férreas al menos mientras sigamos en guerra con los ingleses. Al contrario, si Alemania informa a los italianos del hallazgo y ofrece simplemente la cooperación tendría un gran impacto propagandístico. Podríamos negociar alguna cláusula no demasiado opresiva pero que nos garantizase suficiente petróleo al mismo precio o más barato que el que compramos en Rumania. Pero el hallazgo tiene mucha más relevancia.

— Siga, por favor—. Goering estaba intrigado.

— Stathalter, la escasez de petróleo tiene una enorme trascendencia política. Nuestros enemigos han sido bendecidos por la naturaleza, e ingleses, americanos, holandeses y rusos tienen todo el petróleo que puedan desear. Al contrario, salvo Ploiesti apenas hay otras fuentes en Europa, y Japón no tiene casi nada. Inglaterra y Estados Unidos están usando el petróleo como arma política para presionar a otros países. Este hallazgo les despojaría de esa arma.

— Va a ser difícil enviar petróleo a Japón.

— Es evidente que solo la derrota inglesa lo permitiría, pero es forma de atraernos a Japón a nuestro bando. Pero tenemos necesidades más urgentes. Statthalter, en mi informe de la semana pasada le comuniqué la situación crítica a la que están llegando nuestros aliados. Italia solo dispone del petróleo rumano que les cedemos, que es insuficiente para sus necesidades. Su marina está acabando las reservas y pronto no podrá efectuar operaciones a gran escala. Otros están peor, los españoles también nos están pidiendo más petróleo. Al entrar en guerra han dejado de recibirlo de América y el país está paralizado. Según su embajador si no reciben petróleo y alimentos en los próximos tres meses esta primavera empezará a morir gente de hambre.

— ¿Tan mal están?

— Excelencia, perdone mi intromisión — dice Schellenberg — pero según mis fuentes la situación en España es peor todavía de lo que ha dicho el ministro. No quedan reservas de petróleo, apenas producen carbón de mala calidad. Han tenido que restringir incluso la circulación de sus trenes por lo que no pueden distribuir sus magras reservas de alimento. Este invierno los hogares españoles no disponen de carbón para calentarse y apenas para cocinar. Como no tienen gasolina para sus pocas máquinas agrícolas se piensa que la próxima cosecha va a ser mala. Lo peor es que varios generales monárquicos han empezado a intrigar contra Franco y buscando un acercamiento a Inglaterra. Hasta he tenido noticias de contactos informales mediante la embajada de Lisboa.

— Statthalter — dice Marschall —. Confirmo las afirmaciones del general. El Almirante Moreno me ha comunicado que el crucero Canarias no va a efectuar nuevas operaciones por carecer de combustible. Por ello están retirando su flota al Mediterráneo, para no exponerla a ataques. Su costa ha quedado sin protección, y de eso se están aprovechando los comandos ingleses.

— Ministro Todt ¿Podríamos socorrer a los españoles? — pregunta Gpering.

— Solo a costa de dejar nuestras reservas al límite.
Excelencia — dice Von Papen —. Recomiendo que lo hagamos, dándole la mayor publicidad posible. Insisto en el efecto en nuestros aliados, especialmente en Francia, que también necesita petróleo urgentemente.

— Ministro, vamos a ayudarles. Reúnase con el embajador español para que les comunique sus necesidades, pero sin burlas, que sea solo lo estrictamente necesario. Mariscal Beck, es su turno ¿Son seguros los campos de petróleo de Libia?

— Actualmente no. Los ingleses están reforzando su ejército en Egipto, y según el informe de Rommel, no apostaría ni un marco por los italianos. Además los campos están dentro del alcance de los bombarderos ingleses basados en Egipto. Aunque no fuese así, la navegación por el Mediterráneo es peligrosa, los italianos han perdido varios barcos por los submarinos y los aviones ingleses de Egipto.

Goering pregunta — ¿Recomienda que enviemos nuestro ejército a Libia?

— No, Statthalter — responde Beck —. Aunque quisiésemos no sería posible. Los italianos tienen pocos barcos mercantes, y los puertos libios tienen capacidad muy limitada. Si enviamos más fuerzas solo conseguiremos congestionar los ferrocarriles italianos. Tampoco sería recomendable retirar las tropas asignadas para la invasión de Grecia.

— ¿Vamos a invadir Grecia? Es la primera noticia que tengo — dice Todt.

Goering hace un ademán a Von Papen, que toma la palabra. — Ministro, Todt, yo creo que a Alemania no se le ha perdido nada ahí, pero es posible que tengamos que intervenir. Los italianos están empeñados en aumentar su imperio, y Mussolini se ha encaprichado con Grecia. He hablado varias veces con Ciano para intentar disuadirle, pero está imposible. Los italianos están decididos a invadir Grecia con o sin nuestra ayuda, y pretenden atacarla el mes que viene.

— Pero eso es una locura — dice Todt —. Nuestra economía ya está sobrecargada, y están hablando de un segundo frente.

Goering responde, cada vez más hastiado. — Ministro Todt, la invasión de Grecia ya ha sido estudiada. Ahora hablamos de Libia. Por favor, general Beck, siga.

— Gracias, Statthalter. Como le decía, no es conveniente destinar más fuerzas a Libia. Pero sería conveniente distraer a los ingleses. Había pensado que nuestras tropas en Francia, Holanda y Noruega hiciesen ejercicios de desembarco…

Todt vuelve a interrumpir. — Egipto, Grecia, ahora quiere desembarcar en Inglaterra.

— No, ministro — responde Beck — Los preparativos son solo a largo plazo. Y no se trataría de atacar su isla, sino esas islas que tienen al norte de Escocia, las Shetland.

Gracias, mariscal — dice Goering, cortando la explicación —. El asunto del petróleo hace que la invasión de Egipto aun sea más urgente ¿Cuándo podrían empezar las operaciones?

— Statthalter, si se tratase de operaciones limitadas, ahora mismo. El general Rommel ya tiene en Libia una división Panzer y una división ligera. Pero no queremos darle un empujón a los ingleses, sino un mazazo que los aplaste. Eso requiere fuerzas adicionales: una división Panzer suplementaria, dos divisiones de infantería motorizada, y la división paracaidista. Más los medios de apoyo y aéreos correspondientes, claro. También s preciso preparar medios de transporte para apoyar el avance. Recomendaría lanzar la ofensiva no antes del 15 de Febrero. Dentro de dos meses y medio.
Última edición por Domper el Vie Mar 07, 2014 1:02 am, editado 2 veces en total

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 8:12 pm

Gasolina

5 de Diciembre de 1940

Walter Schellenberg. “Diario de Guerra”. Data Becker GMBH. Berlín, 1977.

”La noticia del petróleo libio causó tal impresión en Todt que sospeché que el ministro nos estaba ocultando algo. Aunque tenía informadores en el Ministerio, quise saber cuanto antes lo que pasaba. Recordé que en el Ministerio se había integrado el arquitecto favorito de Hitler, Albert Speer. Conociendo su fidelidad al desaparecido Führer pensé que no sería un títere de Todt y que tener con él una conversación franca podría ser ilustrativo.

Speer me impresionó gratamente: no solo me pareció un profesional muy inteligente y muy eficiente, con grandes dotes administrativas, sino también un patriota comprometido con el futuro del Tercer Reich. Una persona a quien tener en cuenta en el futuro. Gracias a su perspicacia descubrió una gravísima debilidad de Alemania, de la que me hizo partícipe: la situación energética era crítica.

Speer me dijo que en 1938 Alemania había consumido 44 millones de barriles de petróleo. Aunque extraíamos 3,8 millones de barriles de nuestro suelo, recibíamos 2,8 millones de Rumania, y fabricábamos 9 millones más en nuestras fábricas de petróleo sintético, necesitábamos importar de ultramar 28 millones de barriles.

Al iniciarse la guerra el bloqueo inglés impidió esas importaciones. Rumania pudo suministrarnos diez millones de barriles, Stalin nos entregó cuatro millones, y capturamos cinco millones en Europa Occidental, pero a pesar de ello la reserva estratégica alemana, que era de 15 millones de barriles en 1939, se redujo solo cinco millones. La decisión del Statthalter de entregar parte de nuestras reservas a España, Francia e Italia iba a dejar nuestros depósitos exhaustos. Según Speer Alemania solo podría mantener el ritmo de consumo actual hasta el verano, y eso con un racionamiento estricto.

La conclusión era obvia: sin petróleo no habría Pacto de Aquisgrán. Entre la producción rumana y la producción interna Alemania apenas podría compensar sus necesidades, y no podríamos ceder prácticamente nada. Si nuestros renuentes aliados se quedaban sin fuel podrían tentarles las ofertas de otros países. Aunque venciésemos a Inglaterra, la dependencia del petróleo exterior sería una espada de Damocles sobre nosotros. Estados Unidos ya había mostrado su voluntad de usar el petróleo como arma política contra Japón, y la mayoría de los campos petrolíferos del mundo o estaban en manos enemigas, o estaban en otros continentes, por lo que las potencias marítimas podrían cortarnos el grifo cuando quisiesen.

Temporalmente la URSS podía aliviar la situación, pues su enorme producción interna, de 250 millones de barriles, bastaría para su consumo y el de todo el Pacto. Además el transporte de ese petróleo se hacía por líneas interiores que podíamos proteger. Pero cualquier persona sensata vería que el Pacto de Aquisgrán era una amenaza para la URSS, y solo un iluso esperaría que Stalin nos suministrase el petróleo suficiente. Antes confiaría en una víbora que en Stalin.

Pero con el petróleo de Libia todo cambiaría. En la colonia italiana había reservas de petróleo que, según los informes, podían ser mayores que las soviéticas, y parecían de gran calidad. Lo mejor era que esos yacimientos estaban en un manos de nuestro mejor aliado, al que Alemania podía proteger. Aunque sería bueno tener otras fuentes de petróleo, Estados Unidos ya no podría chantajear a Francia o a España”.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 8:13 pm

Primera victoria

19 de Diciembre de 1940

— Por fin algo. Esta tarde daré un discurso en el Parlamento.

El Premier Churchill estaba satisfecho, tras meses de desastres empezaban a recibirse buenas noticias. En primer lugar, las operaciones en Canarias se estaban resolviendo. En Gran Canaria los últimos defensores españoles se habían rendido, y se había conquistado sin dificultades Lanzarote y Fuerteventura. La Royal Navy estaba atacando el litoral español y los Dones se estaban cansando de la guerra. La embajada en Lisboa había recibido una carta de algunos de esos generalotes pidiendo condiciones. No lo iban a tener fácil, como mínimo exigiría la devolución de Gibraltar, una base en Menorca y otra en Canarias.

Pero lo mejor era lo del Mediterráneo. Mussolini se debía haber vuelto loco. En lugar de seguir la ofensiva en Egipto había enviado su ejército a Albania y había invadido Grecia. Sus tropas habían atacado en pleno temporal de lluvias, y habían sido derrotadas estrepitosamente. Los griegos no solo habían derrotado a los italianos, sino que estaban contraatacando e invadiendo Albania. No estaba mal tener un aliado que consiguiese victorias. Aunque nada como conseguirlas por uno mismo.

Pero por fin tenía su victoria. Wavell había aprovechado el mal despliegue italiano y había atacado los campamentos italianos en la frontera, que habían sido cercados y destruidos uno a uno. Decenas de miles de italianos habían sido capturados. Ahora las fuerzas de Wavell se dirigían hacia la frontera libia. El respiro obtenido había permitido a Churchill ordenar que se enviase a la 4ª División India a Sudán, para contener la ofensiva italiana desde Abisinia. También quería insistirle a los griegos para que aceptasen refuerzos. El pesado de Sir John Dill se había subido por las paredes insistiendo en que era la ocasión de rematar a los italianos.

Pero Dill, el Jefe del Estado Mayor Imperial, era un militar que tan vez supiese algo de guerras pero nada de política. El apoyo a Grecia podría ser la palanca que rompiese el Pacto de Aquisgrán. La situación en Yugoslavia tampoco era muy clara. Con un poco de ayuda podría conseguir que los Balcanes se volviesen contra Goering. Ya imaginaba a una columna inglesa dirigiéndose hacia Viena y forzando a los alemanes a pedir la paz. Igual que en 1918.

— Excelencia, perdone mi insistencia — dijo Dill —. Considero que enviar la 4ª División India a Sudán será un error muy grave. Los italianos se están desmoronando y es el momento de explotar la victoria. Además hemos detectado la llegada de fuerzas alemanas a Bengasi. Es ahora cuando tenemos que atacar, sin darles tiempo a que se consoliden.

— Mariscal, la decisión está tomada. Enviará la 4ª División India a Sudán inmediatamente. Además estudiará los planes para enviar un Cuerpo a Grecia.

— ¿A Grecia? Premier, le ruego que no lo haga. Eso significaría paralizar cualquier operación en África.

— Esté tranquilo, solo quiero que lo estudie, porque el dictador griego Metaxas se opone a cualquier intervención inglesa. Solo ha admitido el envío de aviones de combate.

Churchill pensaba que Metaxas era un anciano de salud débil, y no viviría eternamente. Mientras seguiría intentando formar una coalición entre yugoslavos, griegos y turcos que permitiese reabrir el frente Sur, el vientre blando de Europa. Había sido la ofensiva de Salónica de 1918 la que había hecho derrumbarse al Imperio Austrohúngaro y luego al Imperio Alemán, no toda esa sangre perdida en Flandes. No veía por qué iba a ser diferente esta vez.

— Excelencia, hay otra cuestión de gran importancia. Pensamos que los alemanes están preparando la invasión de las Shetland. Nuestros reconocimientos aéreos habían mostrado los preparativos anfibios, que se han desplazado desde el Canal hacia Dinamarca y Noruega. Varios Buques alemanes, incluyendo tres de sus acorazados, están preparados en Wilhelmshaven. También hemos interceptado mensajes de radio alemanes según los cuales se está preparando el despliegue en esas zonas de parte de su ejército en cuanto el tiempo mejore. Algunos pilotos alemanes capturados tenían órdenes de reconocer las costas. Anteayer capturamos a un grupo de comandos alemanes en las cercanías de Lerwick. Les conseguimos sonsacar que estaban reconociendo las playas y los fondeaderos de la isla.

— ¿Desembarcar en las Shetland en invierno?

— No creo que lo hagan en invierno, pero es posible que esta próxima primavera. Deseo enviar a Escocia una división adicional y un grupo de caza, y otro tanto a las Shetland.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 8:13 pm

Preparativos

22 de Diciembre de 1941

El general Von Manstein presentaba su plan de operaciones en el OKW ante el canciller Goering, y el jefe del ejército, el Mariscal Beck. También estaban presentes el general Von Greim, nuevo Jefe de Estado Mayor de la Luftwaffe, el almirante Marschall y, como no, el director de los servicios de inteligencia, el general Schellenberg.

— Statthalter, le agradezco que me haya permitido pasar estas fiestas con mi familia.

— General von Manstein, todos queremos disfrutar de los nuestros. Incluso en plena guerra. Especialmente ahora que su hijo Gero se ha incorporado a la academia Liegnitz Ritter. Espero que ese joven tan prometedor ostente pronto las insignias de teniente.

Von Manstein comprendió la indirecta. Goering estaba sugiriendo que el ingreso de su enfermizo hijo en la academia militar se debía a su intervención —. Gracias por su interés, Statthalter.

— General, no perdamos tiempo. ¿Cómo discurren las operaciones en Libia?

— Por ahora, bien. La llegada de la 3ª División de Infantería Motorizada ha permitido estabilizar el frente italiano en Bardia. Especialmente los Flak 36 de la Luftwaffe han resultado demoledores contra los tanques ingleses. Los ingleses intentaron cercar la guarnición para atacarla por su retaguardia cuando se encontraron con los cañones de la Luftwaffe, que les hicieron pedazos. — Si Goering sabía usar indirectas, Von Manstein también, sabía que el canciller era muy susceptible respecto al uso de sus unidades terrestres —. Han resultado tan eficientes que el general Rommel clama por recibir más cañones del 88.

Goering sonrió. — Tal vez Von Greim pueda acceder a su solicitud. Siga, por favor.

— Bien, los ingleses sufrieron un buen rapapolvo en Bardia, avanzaban pensando que sus tanques eran inmunes a nuestros cañones. Creemos que en la acción perdieron la mitad de sus tanques. Su infantería también sufrió bajas, y especialmente su artillería, que fue bombardeada por los Stukas. Tras el varapalo los ingleses se retiraron hasta la frontera. El general Rommel contraatacó inmediatamente, y tuve que amenazar con relevarle para que detuviese su ataque.

— ¿Por qué? — preguntó el Mariscal Beck —. Si los había derrotado era el momento para explotar la victoria y arrebatarles las posiciones que conquistaron.

— Mariscal, es que eso es precisamente lo que no quiero. Recuerde que el objetivo de la Operación Morgenstern no es conquistar unos pocos puestos en el desierto, sino atrapar y destruir al ejército inglés. En estos momentos Rommel apenas tiene fuerzas suficientes, solo han llegado a Libia la 3ª División de Infantería Motorizada y fracciones de la 7ª Panzerdivision y 5ª Leichtedivision. Esas fuerzas tal vez bastasen para derrotar a los ingleses, pero no serían suficientes para llegar al Delta del Nilo. Sobre todo el general Rommel carece de los vehículos motorizados y los suministros necesarios para avanzar rápidamente y evitar la retirada inglesa. No, preferiría que el general Rommel se mantuviese en la frontera. Le he autorizado a actuar agresivamente, pero tiene prohibido profundizar más allá de 10 km, o alejarse más de 30 km de la costa.

— Me parecen muy estrictas esas limitaciones — dice Beck —. Esa actitud timorata permitirá a los ingleses fortificarse, y tendremos bajas innecesarias.

— Mariscal, sería ideal que los ingleses se fortificasen en la frontera. Cuantas más tropas desplieguen allí, mejor. Es por eso que he permitido a Rommel que siga incordiando a los ingleses, para que atraiga sus reservas a la franja costera. Pero no deseo que los ingleses se fijen en su flanco Sur, que se puede rodear por el desierto. Será ahí por donde les golpearemos. Pero a su debido tiempo.

— General — dice Goering—. Usted sabe que el descubrimiento del petróleo libio ha hecho que sea urgente liquidar la amenaza inglesa.

— Cierto, Statthalter. Pero se me encomendó destruir a los ingleses, no rechazarles. Aun no dispongo en Libia de suficientes recursos para ello. Para que la operación Morgenstern tenga garantías de éxito necesito disponer por lo menos de dos divisiones Panzer al completo y una división ligera, además de la 3ª de Infantería. Las unidades que llegan a Libia necesitan aclimatarse y preparar sus vehículos. También necesitamos mejorar los caminos, y crear depósitos de suministros cerca de la frontera. Al ritmo actual no será posible iniciar la ofensiva antes del 15 de Febrero, y sería mejor postergarla hasta el primero de Marzo.

— Imposible, general. La situación de nuestros aliados italianos en Grecia se está haciendo crítica y es necesario despejar el Mediterráneo cuanto antes ¿Sería posible atacar a finales de Enero?

— No lo recomiendo, Statthalter. Tendremos fuerza como para vencer pero no para aplastar. Adelantar la operación antes del 15 de Febrero pondría en peligro sus resultados.

— Pues será el quince. Esa fecha será inamovible, usted atacará con lo que tenga.

— Modificaré el despliegue para que sea posible. Pero entonces sería necesario iniciar mañana mismo el desplazamiento de las unidades navales y aéreas.

Toma la palabra el Almirante Marschall —. General, el Almirante Doenitz está muy disgustado por su solicitud de submarinos para el Mediterráneo. Su fuerza de submarinos es muy escasa, y si prescinde de esos dieciocho submarinos tendrá que suspender las operaciones en el Atlántico.
— Almirante, es imprescindible la presencia de esos submarinos. En el planteamiento de la operación es crítica la disponibilidad de medios logísticos. Por desgracia nuestros aliados no llegaron a construir el ferrocarril costero que habían planeado, por lo que dependemos por completo de camiones. El transporte en camión es un sistema muy ineficiente, sobre todo porque las actividades de la Royal Navy y de sus aerotorpederos han hecho muy peligrosa la navegación hasta Tobruk o Bardía, por lo que tenemos que desembarcar nuestros suministros en Bengasi, a 400 km del frente. Con las pésimas carreteras de la zona los camiones tardan una semana en ir y volver. Podrá imaginar la cantidad de camiones necesaria, el mantenimiento que requieren, y la gasolina gastada.

— Sí, pero…

— Cuando iniciemos nuestra ofensiva será aun peor — sigue Von Manstein —. Necesitaremos usar los puertos de Tobruk y Bardia para mantener el ritmo de nuestra ofensiva, y si disponemos de una flotilla costera que pueda aliviar el transporte por carretera, mejor. Pero para eso resulta imprescindible limitar las operaciones de los barcos ingleses. Después del ataque a Tarento la flota italiana está en desventaja respecto a la inglesa de Alejandría. Solo los bombarderos de la Luftwaffe y los submarinos de Doenitz pueden impedir que los acorazados ingleses bloqueen nuestros suministros.

Goering está decidido. — Almirante, envíe esos submarinos. Cuando conquistemos Egipto podrá disponer de nuevo de ellos, pero por ahora los necesitamos en el Mediterráneo.

— Gracias, Statthalter —responde Von Manstein —. También resulta indispensable que la Luftwaffe despliegue varios grupos en Catania, Sicilia y Libia, para impedir la navegación inglesa en el Mediterráneo Central y posteriormente para apoyar nuestro avance.

Es Von Greim quien responde. — General, la Luftwaffe ya ha iniciado el traslado de aviones, pero nos estamos encontrando con problemas inesperados. Los filtros de arena de nuestros Ju-88 no son suficientemente eficaces, y esos aviones están teniendo muchas averías operando desde los aeródromos polvorientos de Sicilia o Libia. No hará falta que le recuerde que los Ju-88 son nuestros mejores bombarderos antibuque. Los cazas Bf-109 y Bf-110 están teniendo menos problemas, y los Ju-87 resultan aun mejores. Aun así la disponibilidad de los grupos destinados al Mediterráneo está siendo baja. Hacemos lo que podemos, pero en un mes no podremos tener milagros. Especialmente si insiste en enviar una escuadrilla a ese oasis perdido.

— General — dice Beck —. Precisamente quería cuestionar esa parte de la operación. Según sus planes la 5ª Ligera tiene que avanzar desde ese oasis de nombre impronunciable y saltar de oasis en oasis hasta llegar a El Cairo. Según mis analistas aunque la misión no sea imposible probablemente solo una pequeña columna, apenas un regimiento, podrá llegar hasta el Nilo. Ahí puede ser destruida por las fuerzas muy superiores que los ingleses tienen en el área.

— Mariscal, entiendo los riesgos del avance desde el oasis de Giarabub. Pero esa parte del plan es importante. Según nuestros servicios de inteligencia los ingleses tienen al menos dos grandes formaciones en el Valle del Nilo: la 4ª División India, que están trasladando hacia Sudán, y partes de la 6ª División Australiana. Parece que están llegando también unidades de la 2ª División de Nueva Zelanda y de la 7ª Australiana. Es posible que los ingleses dispongan de esas cuatro grandes unidades en Egipto en Febrero. El problema es que nuestra ofensiva desde Libia debe atravesar un cuello de botella entre el mar y la depresión de Qattara, por donde será imposible flanquear sus defensas por el desierto. En el punto más estrecho, en El Alamein, están cavando una línea defensiva. Si despliegan esas divisiones allí tendremos que detenernos antes de romper el frente, y eso permitirá escapar a parte de su ejército. Por eso quería lanzar la incursión por el interior, para causar confusión.

— Aun así se trata de una fuerza demasiado pequeña, que correrá grandes riesgos.

— Es cierto, Mariscal — responde von Manstein —. Pero el riesgo es menor de lo que parece. El plan es enviar unidades muy móviles, que tienen poco que temer de la infantería aunque sea motorizada. Si tienen ocasión, tomarán la cadena de oasis entre Giarabub y el Nilo. Pero tendrán órdenes de no dejarse atrapar, y de ceder cualquier posición que sea atacada por fuerzas superiores. Porque el objetivo buscado no es cerrar el Valle del Nilo, pues careceremos de suficiente potencial, sino de dispersar la atención británica. Cada soldado enviado contra la 5ª Ligera será un soldado menos en El Alamein, que será donde se decidirá la batalla.

Es ahora Goering el que responde. —General, entiendo su planteamiento, pero a mi también me parece una maniobra muy arriesgada.

— Statthalter, le ruego que disculpe mi insistencia, pero sigo considerando que el avance por los oasis será clave en la operación. Es crucial que todas nuestras fuerzas actúen lo más agresivamente posible en todo el frente. Eso supondrá más bajas a corto plazo, pero fijaremos las fuerzas enemigas e impediremos sus movimientos. Al contrario, si no amenazamos el valle del Nilo desde un primer momento, los ingleses podrán dar por perdida la batalla en la frontera y reforzar El Alamein. Luego tendríamos que librar en ese cuello de botella una batalla de material. Las trincheras de Flandes, pero en el desierto. En esa batalla venceremos, pero a costa de grandes pérdidas, y no podremos impedir que los ingleses se retiren al Nilo. Stathalter, velocidad, agresividad y sorpresa serán la fórmula de la victoria.

No muy convencido, Goering termina por ceder. — Adelante, general, al fin y al cabo solo arriesgamos un regimiento. Siga con sus planes. Pero no olvide que Alemania necesita esa victoria.

— Gracias, Statthalter, seguiré con las operaciones como había planeado.

Goering dice ahora con una sonrisa amenazadora. — Eso espero, general. Recuerde que en las Pirámides le espera el bastón de Mariscal. Será mejor que lo consiga.
Última edición por Domper el Mar Mar 11, 2014 3:25 pm, editado 1 vez en total

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 8:14 pm

Todo a punto

26 de Diciembre de 1940

Walter Schellenberg. “Diario de Guerra”. Data Becker GMBH. Berlín, 1977.

A finales de Diciembre el Statthalter Goering aceptó el plan de operaciones propuesto por el general Von Manstein. Me enorgullezco de haber participado en la reunión en el que la nueva genialidad del futuro mariscal vio la luz.

Ya habíamos tomado la decisión de atacar a los ingleses en Egipto, pero la noticia del petróleo libio hizo que la operación Morgenstern adquiriese mayor relevancia. Speer ya me alertó sobre la necesidad de conseguir ese petróleo, aunque era escéptico sobre la posibilidad de extraer una gota antes de 1942 o incluso 1943.

En todo caso el Statthalter deseaba lanzar el ataque cuanto antes para alejar a los ingleses de Libia e iniciar las prospecciones cuanto antes. Pero von Manstein se resistió a iniciar las operaciones, señalando que el objetivo de la ofensiva no debía ser alejar a los ingleses sino ganar la guerra.

Los argumentos de von Manstein eran impecables. Aunque sobre el mapa el norte de Egipto era un desierto vacío, gran parte de él no era apto para las operaciones militares y ofrecía excelentes posiciones defensivas a las que los ingleses podrían retirarse. Aunque los volviésemos a derrotar podrían resguardarse tras el Nilo y luego tras el Canal de Suez. El botín de la victoria sería conquistar unos cientos de kilómetros de desierto y, a lo sumo, una foto de las Pirámides. Los ingleses seguirían teniendo Libia al alcance de sus bombarderos, y nosotros nos quedaríamos sin petróleo.

Von Manstein deseaba capturar el grueso del ejército inglés. Por desgracia el terreno no permitía una gran maniobra de cerco como en las Ardenas, pero iba a intentar una a menor escala. La infantería italiana y alemana atacaría en el sector costero, no con el objetivo de derrotar a los ingleses, que no sería fácil en un ataque frontal, sino intentando fijarles y atraer sus reservas.

Mientras un cuerpo de ejército Panzer de dos divisiones efectuaría un flanqueo por el desierto, desbordando por el Sur las posiciones inglesas. Von Manstein señaló que gran parte del ejército inglés podría escapar de esa maniobra, porque estaba completamente motorizado, y enguanto apareciese un panzer en su flanco seguramente abandonaría sus posiciones e intentaría escapar. De ahí la importancia del ataque por la costa, porque se dificultaría la retirada de su infantería, de la cual podríamos capturar parte, y les haría abandonar buena parte de su material. Además el cuerpo Panzer tendría que efectuar una persecución lo más rápida posible para impedir que los derrotados ingleses pudiesen reagruparse y resistir.

Sin embargo sabíamos que Inglaterra tenía en Egipto importantes fuerzas con las que podría bloquear nuestro avance, especialmente en El Alamein, donde la gran depresión de Qattara, casi impracticable, se acercaba al mar dejando un paso de pocos kilómetros de anchura. Nuestros reconocimientos aéreos habían descubierto que los ingleses estaban construyendo fortificaciones en el estrecho. Para intentar evitar que los ingleses se atrincherasen allí había pensado en una añagaza: simultáneamente al ataque en la costa una división ligera atacaría mucho más al Sur, desde el oasis de Giarabub, en dirección al oasis de Siwa, y luego seguiría por la cadena de oasis situados al sur de la depresión y que acababa en las cercanías de El Cairo. Von Manstein esperaba que ese avance haría que los ingleses llevasen sus reservas a defender el valle del Nilo y no al cuello de botella de El Alamein.

Una vez llegasen nuestros Panzer al Delta Von Manstein recomendaba evitarlo, y rodearlo por el Sur en dirección a El Cairo y Giza, donde planeaba cruzar el Nilo apoyado por paracaidistas. Su intención era dirigirse rápidamente hacia el Canal de Suez y bloquearlo. Von Manstein esperaba atrapar a la mayor parte del ejército inglés en África. Además una vez cayese Egipto las demás posiciones británicas en el Mediterráneo quedarían en situación crítica.

Lo crucial era la sorpresa. Iba a ser difícil ocultar nuestros preparativos, y von Manstein temía que los ingleses se retirasen a posiciones fortificadas. Por eso intentaría confundir al enemigo con sus intenciones. Al mismo tiempo que acumulaba efectivos en Libia el resto de nuestro ejército se desplegaría en los Balcanes, amenazando a Grecia, y efectuaría preparativos de invasión de Gran Bretaña. Solo en el último momento se iniciaría el traslado masivo de unidades navales y aéreas hacia el Mediterráneo, cuando fuese demasiado tarde para reaccionar.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 8:22 pm

Domper escribió:Bueno, el tema de la construcción naval y aeronáutica en la posguerra daría para escribir un libro... y para enviar a unos cuantos al trullo. La construcción naval de la época iba de catastrófica a demencial, con proyectos enormemente ambiciosos que no funcionaban y que llenaron las dársenas de despojos. Hubo barcos que estuvieron mucho más años en construcción que en servicio.

De la SECN se podían decir muchas cosas, pero al menos entregaban lo que prometían, y los barcos que construían tendían a flotar. Que es mucho más de lo que puede decirse de series gloriosas de barcos como los submarinos clase D,
los destructores clase Oquendo o los torpederos clase Audaz. Los aviones españoles también tenían su gracia, como el HS-42, un avión de entrenamiento famoso porque si no lo pilotaban aviadores expertos daba "hachazos", es decir, al virar entraba en barrena y se estrellaba.

Dicen que al llegar los expertos norteamericanos para echarle un ojo a los barcos que la Armada quería modernizar, se quedaron temblando. Que tiempos.

Saludos


Ojo! Digo que se podía construir casi de todo por que había instalaciones para ello. Otra cosa es que estas fueran punteras o lo construido fuera de nivel.

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 8:38 pm

Sí, instalaciones había pero eran muy poco eficientes. Por ejemplo había problemas muy serios relacionados con la calidad de los aceros suministrados por la siderurgia vizcaína, lo que fue fuente de problemas sin número para los barcos construidos con él.

Aparte de eso, había también bastante insensatez. Como cuando se pretendió construir cuatro acorazados similares a los de la clase Littorio. Casi na.

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Mar 06, 2014 8:42 pm

Hasta ahora he dado pocas explicaciones, o ninguna, y supongo que los lectores ya estarán pensando que es lo que fumo. Pero tras esta última entrega supongo que estarán pitando las alarmas en los cerebros de todos los segundaguerrófilos ¡Petróleo en Libia en 1940! ¡Pero si no se inició su extracción hasta 1959! Además el petróleo de Libia está muy profundo y no se podía extraer en 1940.

Pues sí y no, pero sobre todo no. Lo único cierto de lo antedicho es que en la realidad la extracción a gran escala no se inició hasta 1961. Pero respecto a lo demás, lo cierto es que el petróleo libio es una de las grandes oportunidades perdidas por el Eje.

Porque se sabía que en Libia había petróleo. En los años 30 los reconocimientos geológicos de Libia, dirigidos por el geólogo Ardito Desio (es un personaje real, tan atractivo como Lawrence de Arabia) mostraron la existencia de grandes cuencas que podían contener depósitos, y en 1937 realizó prospecciones extrayendo pequeñas cantidades de petróleo.

Pero la economía italiana no necesitaba petróleo. En 1937 Mussolini hizo un viaje a Libia en plan emperador, y se decidió que era el territorio ideal para la colonización, para lo que se necesitaba agua. Por lo que se le ordenó a Desio dar carpetazo a sus prospecciones y ponerse a buscar acuíferos. Cosa que consiguió, por cierto.

Durante la guerra los geólogos estadounidenses confirmaron los hallazgos de Desio, y en los cincuenta Libia, a sabiendas e lo que debía tener, promulgó una Ley de Hidrocarburos. Pero pintaban bastos políticos: en los cincuenta, cuando la recuperación económica aumentó la demanda de petróleo, había una pugna entre la British Oil inglesa y la Aramco norteamericana. Ambas compañías luchaban por hacerse con el mercado mundial, llegando a apoyar golpes de estado y asesinatos (en Siria, Irak e Irán). Pero ambas potencias tenían buenas fuentes de petróleo en los tres países citados, y no tenían interés en apoyar a un cuarto competidor. Solo cambios legales en Estados Unidos permitieron a la Aramco meter la zarpa en Libia, que resultó albergar un tesoro: en apenas cuatro años la producción libia superó a la de Arabia Saudí.

La otra cuestión ¿se podía extraer? Pues sí. A partir de 1930 se inició la explotación de campos profundos, a más de 1.000 m, primero en Texas y luego en Arabia Saudí y en la URSS. La profundidad media en Libia es de 2.000 m pero hay campos más superficiales. Respecto a plazos, una historia poco conocida es la del petróleo extraído en Inglaterra. En Inglaterra había pequeños campos de petróleo, algunos conocidos antes de la guerra, pero solo la emergencia que supuso la campaña submarina en 1942 hizo que se tomase la decisión de explotarlos. Al año siguiente ya había más de 100 pozos en funcionamiento que extraían tanto petróleo como el que conseguía Alemania con sus instalaciones de hidrogenación. Teniendo en cuenta que los campos libios son mucho más productivos, y la cercanía de la costa, una estimación razonable puede ser de seis meses para tener el primer pozo en funcionamiento, un año para extraer cierta cantidad, y en dos años, más petróleo del que uno pueda quemar. Solo si Alemania e Italia se ponen de veras a ello, claro. Pero la idea de este hilo era sacar de en medio a muchos de esos diletantes que interfirieron con el esfuerzo bélico alemán. La mejor forma, poniendo a la cabeza al diletante por antonomasia, Goering.

Veréis que el asunto está bastante más documentado de lo que parece. Por ejemplo, hasta ahora apenas media docenas de los personajes "con nombre" son inventados (el conserje francés, algunos aviadores y marinos subalternos españoles, y algunos soldados y oficiales subalternos ingleses). Todos los demás son reales y estaban en los puestos que se indica en el relato. Las operaciones que se citan, como el ataque del Canarias o el asalto a Bawdsey Manor me han llevado un buen rato mirando mapas, composición de convoyes, capitanes de cruceros auxiliares, horarios de ferrys, posiciones del radar, defensas costeras y demás. Precisamente al documentarme sobre el petróleo libio me he encontrado esa "sorpresita" que hubiese hecho las delicias de Mussolini... pero no, necesitaba granjas para enviar colonos.

Saludos

Saludos
Última edición por Domper el Jue Mar 13, 2014 11:58 pm, editado 1 vez en total

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Lun Mar 10, 2014 2:22 pm

He hecho algunos cambios por indicación del compañero AnibalClar, a quien desde aquí quiero agradecerle su ayuda.

Estoy preparando el capítulo 9, que es más animado. Por desgracia aunque el 10 ya está acabado, estoy atascado en el 11. Paciencia.

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Lun Mar 10, 2014 5:07 pm

Por Dios, Domper, me vas a sacar los colores :oops:

Gracias por tu agradecimiento, pero más bien somos nosotros quienes hemos de agradecerte a ti tu trabajo en este tan interesante tema que estás desarrollando.

Saludos, ánimo y a continuar... :D :arrow:

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Lun Mar 10, 2014 9:52 pm

Estoy pensando en que el capítulo 9 puede y debe ser desdoblado, incluso tal vez aumentado.

Luego quiere decir que ya estoy en el capítulo 12 en lugar del 11. Bien.

De nuevo, gracias por la ayuda, porque en relación con lo de las divisiones he encontrado un buen gazapo en lo pendiente de publicar.

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Lun Mar 10, 2014 11:34 pm

A mi me parece bien, no digo nada. Que hay que desdoblar el 11, pues se desdobla, pero... ¿Falta mucho para la continuación? Es que me he tirado el fin de semana con ganas de más. :mrgreen:

Y ándate con ojo con Aníbal, Domper, que te puede encontrar un fallo en la matrícula de una moto del DAK. :wink:

Gracias por el trabajo una vez más.

Saludos.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Lun Mar 10, 2014 11:58 pm

Casi seguro mañana más. Además, aviso, está medianamente documentado, incluyendo mapas, fotos aéreas, personajes de la época, diarios de a bordo y demás. Tengo que corregir algún detalle del futuro capítulo 10, y creo que le añadiré alguna escena para dar un poco de color local.

Realmente en lo que puedo andar más cojo es en el despliegue de las unidades alemanas, que los estadillos del Heero de la Luftwaffe nunca fueron mi fuerte ¿Quién me mandaría meterme en este embrollo?

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mar Mar 11, 2014 12:07 am

Estupendo. Si por mi parte puedo ayudar en algo no tienes más que decirlo y estaré encantado de echar una mano.

Saludos.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mar Mar 11, 2014 12:40 am

Bah, por el despliegue de las unidades no te preocupes, que si tienes algún problema, aquí tienes a un teniente coronel de operaciones que lo dejará todo niquelado.

Como dice Miller, si algo necesitas, no tienes más que pedirlo :D

Un saludo.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mar Mar 11, 2014 1:21 am

Pues encontrando errores o fallos en la historia es como más agradecería tu ayuda.

Gracias por adelantado

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mar Mar 11, 2014 3:27 pm

Hablando de errores, acabo de pillar un par, que ya están corregidos, pero eran tipográficos, y el título del capítulo 8. No ha cambiado nada de la historia.

Saludos
Última edición por Domper el Jue Mar 13, 2014 11:59 pm, editado 1 vez en total

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mar Mar 11, 2014 3:31 pm

Capítulo 9. Lucero del Alba

Vacaciones en el mar


27 de Diciembre de 1941

— Capitán Mengersen, por fin le encuentro. Tengo un mensaje urgente del BdU. Debe dejar lo que esté haciendo y acompañarme. Suba al coche, por favor.

Minutos después el Vizeadmiral Karl Doenitz ponía al día al oficial:

— Kapitänleutnant, siento interrumpir su merecido permiso, pero tengo una misión urgente para usted.

— Almirante, sabe que mi dotación está agotada. — El U-101 había hecho cuatro patrullas desde el verano y haba pasado más tiempo en mar que en tierra —. Además mi submarino necesita un recorrido a fondo.

— Lo sé, capitán, pero son órdenes de arriba. Fui a protestar, pero el mismísimo Grossadmiral me llamó y me dio una orden tajante que había que cumplir sí o sí. Ya he dado órdenes al astillero de acabar las obras en cuanto antes para que pueda hacerse al mar antes de final de año. Sí, le parecerá imposible, pero hay que hacerlo.

— ¿Qué corre tanta prisa? La guerra no depende de hundir un par de mercantes. Eso si puedo encontrar alguno, porque este invierno está siendo horrible. En mi última patrulla he pasado más tiempo intentando permanecer a flote que buscando barcos ingleses.

— Por eso no se preocupe, capitán — responde Doenitz —. Donde va no va a tener ninguna queja del tiempo. Va a hacer un crucero por el Mediterráneo.

Mengersen puso cara de sorpresa. — ¿El Mediterráneo? Perdone almirante pero ¿Qué se nos ha perdido allí?

— Es exactamente lo mismo que le dije a Marschall. Le recordé que en la pasada guerra estuvimos a punto de vencer, pero que las interrupciones de la campaña submarina por las interferencias políticas nos arrebataron la victoria. Agradezcámoselo a esos malnacidos de los yanquis. Yo también creo que la principal batalla de la guerra es la del Atlántico, e intenté argumentar todo esto ante Marschall. No sirvió de nada, el Grossadmiral me dijo que ya sabía de la importancia de nuestra campaña submarina, pero que vamos a lanzar una ofensiva que podría ser decisiva para el curso de la guerra. Según Berlín, la guerra se va a decidir en Egipto, y que es función de la marina impedir que la flota inglesa interfiera nuestras operaciones.

— ¿En Berlín dicen que la guerra se decidirá en Egipto? Eso no se lo creen ni ellos. El escenario principal de esta guerra es el mismo que el de la anterior: el Atlántico. Este verano hemos hundido tantos barcos ingleses que tienen que estar contra las cuerdas. Ahora apenas tienen escoltas para proteger los pocos cascarones que les quedan. Es el momento de apuntillarles.

— No me está diciendo nada nuevo, pero he recibido órdenes terminantes. Tengo que enviar una docena de mis mejores barcos al Mediterráneo y, claro está, conté con usted. Espero verle pronto de vuelta con un buen bronceado.

— Ojala ¿Cuál será mi misión?

— Mi ayudante le entregará la documentación, pero se lo resumo. En cuanto sea posible saldrá hacia el Mediterráneo a la máxima velocidad posible. Es muy importante mantener el secreto, por lo que mantendrá un silencio radio estricto, y no atacará a ningún buque enemigo durante su ruta, salvo que sea un acorazado o un portaaviones. Tras entrar en el Mediterráneo se dirigirá a las islas Columbretes…

— ¿Qué islas?

— Ni yo las conocía. Son unos islotes deshabitados cerca de Valencia, donde estará a cubierto de miradas curiosas. Allí repostará de un petrolero español. Posteriormente se dirigirá hacia el Canal de Sicilia, que cruzará de noche manteniéndose alejado de la base inglesa de Malta…

— No pensaba acercarme.

— Me lo imaginaba. La Luftwaffe ha prometido eliminar los aviones ingleses en esa isla, pero no me fío mucho de nuestros colegas de los cielos. No es que tema por su barco, sino que es muy importante mantener en secreto la operación. Una vez en el Mediterráneo Oriental se dirigirá hacia Alejandría, donde permanecerá a la espera.

— Una vez en Alejandría ¿Tendré caza libre?

— No, se mantendrán las órdenes. Hasta que no reciba la autorización no podrá atacar salvo a buques principales enemigos: acorazados o portaaviones. Luego podrá atacar a todo lo que flote. No ahorre torpedos.

— ¿Cuál será mi base en el Mediterráneo?

— Aun no está decidido pero probablemente será Bari. Ya recibirá instrucciones.

— Gracias ¿Puedo retirarme? Tengo mucho que hacer.

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En el estrecho casco de un submarino era imposible mantener secretos. El Kapitänleutnant Heinrich Liebe, uno de los submarinistas alemanes más exitosos, notó que pasaba algo incluso antes que el radiotelegrafista se entregase el mensaje que acababa de descifrar.

DEL VIZEADMIRAL DONITZ AL KAPITANLEUTNANT LIEBE EN U38 ABANDONE OPERACIÓN ENCOMENDADA DIRIJASE MEJOR VELOCIDAD HACIA GIBRALTAR LUEGO ISLAS COLUMBRETES DONDE REPOSTARA DE PETROLERO ESPAÑOL IMRESCINDIBLE DISCRECION MANTENGA SILENCIO RADIO SOLO AUTORIZACION ATACAR ACORAZADOS O PORTAAVIONES

Liebe pensó que el cambio de planes iba a gustarle a su dotación, que iba a cambiar un difícil crucero entre las montañas de agua del atlántico por una plácida travesía mediterránea. El capitán decidió informar a la dotación mediante la megafonía de a bordo, pero al dirigirse hacia la torre de mando vio que no era necesario: los marineros con los que se cruzó tatareaban la musiquilla “toreador” de la ópera Carmen.

Al mismo tiempo que el U-38 otros ocho submarinos cambiaron su rumbo hacia el sur.

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— Capitán, contacto hidrofónico a 60º.

El HMS Clyde era uno de los cuatro submarinos ingleses que patrullaban en el Golfo de Vizcaya. Aunque su misión era atacar a los U-Boat alemanes que salían de las bases francesas, hasta ahora solo había conseguido hundir un pesquero. Era una labor peligrosa, no solo por la cercanía de la costa enemiga, sino porque sus supuestas presas, los submarinos alemanes, podrían convertirse en cazadores. Por ello permanecía sumergido a cota periscópica durante el día, intentando pasar desapercibido.

El capitán Ingram tomó el periscopio. Tras hacer un barrido por si había algún enemigo en el área, miró hacia la marcación señalada por el hidrofonista. Al principio no vio nada, por lo que elevó el periscopio de ataque, que tenía más aumento. Finalmente lo vio, era un submarino alemán a unas cuatro millas. Demasiado lejos para perseguirlo.

— Es el tercer submarino que vemos en una semana rumbo Sur. Los convoyes de Freetown van a tener unos días movidos.
Última edición por Domper el Mar Mar 11, 2014 3:45 pm, editado 1 vez en total

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mar Mar 11, 2014 3:36 pm

Revista

4 de Enero de 1941

El 36 Regimiento Panzer había alineado sus flamantes Pz-III mientras el Generalmajor Erwin Rommel pasaba revista a la formación desde un coche descubierto, acompañado por el general Heinrich von Prittwitz und Gaffron, comandante de la 14ª División Panzer, y del general de división italiano Ettore Baldassarre, al mando de la división acorazada Ariete.

El la torre de uno de los tanques el sargento Ernst Barkmann permanecía en pie, exponiendo medio cuerpo por encima de la escotilla. Mientras el resto de los tripulantes se mofaban.

— Mira, sarge, Rommel sí que es un general de verdad. Aquí en el ejército obedecemos a los militares y no a los chóferes. — el sargento Barkmann había pertenecido a las Waffen SS, pero tras su disolución en Julo de 1940 había sido transferido a la recién creada 14ª División Panzer.

— Dickel, el coronel Dietrich por lo menos sabía distinguir una rueda de una coliflor, no como algún ceporro suabo que yo me sé.

Dickel, natural de una pequeña aldea suaba, acusó la puya. Los suabos tenían fama de ser campesinos cortos de entendederas —. Sarge, los de mi pueblo somos tontos pero por lo menos no tragamos polvo. — el resto de la dotación se echó a reir.

— Dickel, era boca tuya será tu perdición. Como te oiga el coronel vas a estar de guardia hasta que asciendan al Cabo Finisterre.

— Para que el coronel me oiga tendrá que limpiarse primero el polvo de las orejas — los tanquistas empezaron a reír a carcajadas mientras el sargento, a la vista de todo el mundo, apenas podía reprimirse. La semana anterior le general Rommel y la plana mayor de la 14ª habían pasado revista al 32º Regimiento de tanques de la División Acorazada Ariete, también recién llegada a Libia. Los italianos habían instalado un podio al que se subieron los oficiales. Luego los tanques empezaron a desfilar… levantando una enorme nube de polvo. Tras el paso de las dos primeras filas de tanques no se veía a dos metros. Los italianos intentaban mantener la compostura, mientras el polvo iba cubriendo los entorchados de sus uniform4es de gala. Los alemanes, a su vez, también intentaron aguantar hasta que el coronel von Tresckhow empezó a toser como un poseso y tuvo que retirarse. El desfile acabó con los alemanes refugiándose en sus coches, muriéndose de risa al ver a los pobres italianos cubiertos de arena.

— A callar todo el mundo que vana pasar los jefes. — El sargento saludó a los generales brazo en alto. Aunque se sorprendió al ver que el capitán de la compañía saludaba llevándose la mano a la gorra. Barkmann recordó que ya no existían las SS, y corrigió su saludo.
Última edición por Domper el Mar Mar 11, 2014 3:45 pm, editado 1 vez en total

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mar Mar 11, 2014 3:38 pm

Chicos nuevos

24 de Enero de 1941

El Flight Lieutenan Watson abrió el mando de gases al máximo intentando tomar altura cuanto antes. El radar había detectado una nueva incursión, y los seis Hurricane del teniente estaban despegando de Hal Far para interceptar a los intrusos.

Las tres últimas semanas habían sido agotadoras pero excitantes. El diez de Enero el portaaviones Illustrious había entrado en el Grand Harbour de Malta tras ser gravemente dañado por Stukas alemanes, y durante los quince días siguientes los obreros del arsenal habían trabajado noche y día para intentar parchearlo. Mientras los Jerries y los Espaguetis habían intentado acabar con el portaaviones lisiado. Heinkels, Junkers y Savoia habían llegado a Malta como moscas, pero habían encontrado en los Hurricane un buen insecticida. El caza inglés se había mostrado muy superior a los biplanos Fiat italianos, y los bombarderos del Eje habían caído a puñados. Watson ya había conseguido tres victorias, tal vez hoy llegase a ser un as.

Cuando el indicador pasó los 15.000 pies consiguió ver a los intrusos. Parecían bimotores… sí, eran Junkers 88. Esos bombarderos habían estado atacando al Ilustrious varias veces al día, pero hoy se iban a llevar una sorpresa: iban a encontrar el fondeadero vacío porque el portaaviones había salido hacia Alejandría la noche anterior. Si llegaban al fondeadero, que antes tenían que escapar de los Hurricane.

Los cazas seguían ganando altura buscando conseguir una posición de tiro, cuando de repente Watson notó que su avión empezaba a sacudirse. Miró por el retrovisor y vio un caza de morro amarillo escupiendo fuego. Watson intentó romper con un viraje brusco, pero fue demasiado para el ala dañada del Hurricane, que se desprendió. El avión comenzó a girar como una peonza mientras caía hacia el mar.

Desde la cabina de su Bf-109 el Oberleutnant Joachim Müncheberg vio como tres Hurricane caían hacia el mar. La 7./JG 26 Schlateger había diezmado las defensas de Malta en su primera salida.
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