"Ese monstruo insaciable, la guerra, despoja a la mujer de todo lo más querido y lo más precioso. Le roba a sus hermanos, a sus amantes, a sus hijos y, a cambio, la condena a una vida de soledad y desesperación. Y aún así es la mujer la adoradora y la protectora de las guerras. Ella infunde a sus hijos el amor por la conquista y el poder; susurra en los oídos de los más pequeños los relatos de las glorias de las guerras y acuna al recién nacido con música de trompetas y ruido de revólveres. Es la mujer quien corona al héroe que vuelve triunfante del campo de batalla. Y ella es quien paga el precio más alto a ese monstruo insaciable: la guerra."
La anarquista Emma Goldman en 1917, a propósito de la Primera Guerra Mundial.
Mujeres en las Fuerzas Armadas
¿Por qué las Instituciones armadas han estado incorporando mujeres a sus filas? Una de las respuestas posible se encuentra en dos acontecimientos sociales, no relacionados entre sí, que han dado lugar al énfasis en el empleo de mujeres:
La primera tiene relación con la escasez en el número de hombres jóvenes. La población mundial se envejece cada día, los índices de natalidad se reducen, en consecuencia, se disminuye considerablemente el número de elegibles para ser reclutados. Cabe agregar la desfavorable opinión pública hacia la profesión militar en muchos lugares del globo, y el predominio de características sociológicas institucionales que demandan una vocación sólida de sus integrantes y que, como todas las vocaciones puras, implican una voluntad de servicio, una renuncia y, en definitiva, la aceptación de un sacrificio.
La segunda explicación se asocia con el acontecimiento social de demanda por la igualdad entre hombres y mujeres, fenómeno especialmente afianzado en las sociedades más industrialmente adelantadas y que, constituye un referente para aquellas en vías de serlo.
Argumentos a favor y en contra de las mujeres en las FF. AA.
La controversia que rodea la sustitución de hombres por mujeres en puestos militares evoca tres preguntas básicas:
-¿Está la sociedad preparada para permitir que las mujeres participen en la guerra?, toda vez que el fin de la profesión de las armas es la preparación para ese evento.
-¿Están las mujeres física y psicológicamente capacitadas para desenvolverse en un campo de batalla?
-¿Podrán ambos sexos integrados a las Fuerzas Armadas mantener un buen orden y disciplina?
Puesto que la controversia se basa en la creencia universal acerca del lugar que le corresponde a las mujeres en el esquema de las actividades humanas, a menudo, este debate se acompaña de un gran toque de emotividad. Sin embargo, para los investigadores sociales, en estricto rigor, implica determinar:
-Las actitudes de los hombres hacia las mujeres al interior de las unidades.
-Las capacidades intelectuales y físicas de las mujeres para realizar las actividades militares.
-La dinámica en las relaciones interpersonales hombre-mujer, en un ambiente militar.
En muchas naciones "especialmente adelantadas" este tipo de investigaciones ya se han efectuado o se encuentran en progreso. En consecuencia, la discusión actual se centra en dilucidar problemas más complejos, por ejemplo, el papel de la mujer en combate; lo cual conlleva un cambio de actitud de la sociedad a la que ellas pertenecen.
Por ejemplo, el ingreso de la mujer a las Fuerzas Armadas canadienses data del año 1885, cuando se integraron al servicio militar para cumplir funciones sociales. A pesar de ello, en 1979 comenzaron a ejercer realmente del todo obligaciones igualitarias a las del hombre, incluyendo funciones de piloto en el área de transporte y conducción de helicópteros y asumiendo responsabilidades abordo de los buques de la Marina; tareas que hasta entonces estaban bajo la tutela masculina. La oportunidad de convertirse en pilotos de combate vino a hacerse realidad en 1987.
Las mujeres estadounidenses han tomado parte, de una u otra forma, en todos los conflictos armados en que se ha involucrado su país. Históricamente, su misión consistía en prestar apoyo logístico en la retaguardia o atender a los heridos en hospitales más o menos resguardados. Pero su papel ha ido cambiando con el tiempo. Hoy sirven en primera línea como médicos, controladoras de vuelo, especialistas en recabar y analizar información secreta y Oficiales de la policía militar. Mantienen helicópteros, tanques, proporcionan agua y combustible a los vehículos, respaldan a los soldados en el frente y se arriesgan a morir bajo un bombardeo enemigo igual que los hombres.
Argumentos referidos a estructura fisiológica, antropológica y psicológica de la mujer
Se ha escrito bastante sobre la imposibilidad de que las mujeres sean buenos soldados, ya sea por cuestiones psicológicas, fisiológicas y otros inconvenientes. Casi todos los ensayos pretenden situar a la mujer en el límite de su capacidad para establecer que no son aptas para la vida militar. En circunstancias que hay hombres que tampoco alcanzan las normas físicas exigidas para los uniformados.
Contra las mujeres se argumenta la falta de fuerza en el tren superior de su cuerpo y se supone que esto las excluye, automáticamente, de alistarse en las instituciones militares; apoyándose en la situación de enfrentarla a tener que trasladar la caja de herramientas de un camión militar y proceder a cambiar uno de sus neumáticos.
No parece válido el argumento que rechaza a las mujeres por sus escasos músculos. No todos los soldados deben cargar proyectiles ni arrastrar cadenas de camiones. Sin embargo, no es menos cierto que algunas mujeres en las fuerzas armadas de países europeos, encuentran el entrenamiento físico relacionado con la instrucción de combate de la infantería demasiado severo.7
Otro de los argumentos en contra de la presencia de mujeres en las instituciones armadas se asocia con los cambios hormonales, de carácter, embarazos o la falta de resolución frente al dilema de vida o muerte en una situación de combate. Sin embargo, la historia nos presenta casos, circunstancias y personajes concretos que debilitan los citados argumentos, en el caso español, uno de los más conocidos es el de Agustina de Aragón, mujer catalana que obtuvo el grado de Oficial de Ejército por méritos de guerra. Demostró sobradamente arrojo y valor.
Hace algún tiempo, en una revista española (Revista Española de Defensa, número 14, pág. 25) aparece un interesante trabajo del catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, don Francisco Alvira, en el que se planteaba, entre otros puntos, la pregunta: ¿Puede la mujer realizar similares cometidos en las Fuerzas Armadas, con el mismo nivel de eficiencia que los hombres, realizando las funciones propias de un soldado: combatir, matar, y morir, si es necesario?
Creemos que esta pregunta la propia Historia se ha encargado de contestarla. Evidentemente, una mujer está tan capacitada como lo puede estar un hombre para las misiones comentadas.
Por lo tanto, no existiría razón alguna para considerar que un individuo del sexo femenino esté, antropológicamente hablando, incapacitado para desarrollar una tarea que, hasta el presente, ha desarrollado preferentemente el otro sexo.
Siempre será posible hallar representantes de uno de los dos sexos que estén mejor capacitados para ello que otro, pero no hará más que confirmar que, como en todo, debe realizarse una selección.
¿Podrán ambos sexos integrados a las Fuerzas Armadas mantener un buen orden y disciplina?
Estados Unidos es el país que más antecedentes proporciona acerca del proceso de integración femenina en las Fuerzas Armadas. Dicho proceso se ha caracterizado por el hostigamiento sexual, lo que sugiere que el Pentágono todavía no ha logrado convencer a algunos integrantes de sus propias fuerzas en la guerra por obtener unas instituciones neutrales en cuanto al sexo. Las denuncias de violación, discriminación y asalto sexual han sido los tópicos que han trascendido a la opinión pública. Con lo cual asalta la pregunta si los militares, al incluir mujeres en sus filas, están dando una batalla perdida en contra de normas culturales enraizadas, e incluso contra la biología. "La sexualidad es uno de los instintos más básicos de todo ser humano", dice el senador republicano, Dan Coats. Agrega: "Encuentro difícil de creer que alguna vez podamos lograr una atmósfera particular en las Fuerzas Armadas, en la que no añadamos esa tensión". Para entender las razones por las que han brotado estos escándalos, uno tiene que echar una ojeada a la vida en los cuarteles. Las reclutas y los instructores son jóvenes, reunidos en un momento de sus vidas en que el sexo llena sus mentes todo el tiempo. Mientras, la cultura del Ejército dominada por los hombres y orientada al combate aviva las tensiones.
En la Armada estadounidense, el personal femenino que labora en las naves de guerra tiene un alto nivel de actividad sexual, pese a las prohibiciones que pesan sobre el particular. La Armada realizó una encuesta sobre el tema, entrevistando a 2,023 mujeres marineras en servicio en 50 buques. Así descubrió que las relaciones sexuales son bastante más comunes entre el personal de a bordo que entre el personal que permanece en tierra.
Cerca de 10,000 mujeres de las 55,000 existentes están embarcadas en buques de la flota estadounidense. El 10 por ciento de las mujeres en servicio a bordo quedan embarazadas en los primeros seis meses de destinación. Tres cuartos de estos embarazos no son deseados y muchos acaban en un aborto. Uno de los motivos del fenómeno, según fuentes navales, es la facilidad con la cual las mujeres olvidan tomar los anticonceptivos, a causa de la dureza del servicio de a bordo y de sus períodos prolongados de despliegue. Para la Marina, los embarazos de las mujeres con uniforme a bordo "tiene efectos más desestabilizantes" en las misiones militares que los sufridos con el personal femenino en tierra.
Es importante destacar que las investigaciones sociológicas desarrolladas por el Army Research Institute — ARI, han encontrado que el entrenamiento conjunto incrementa el rendimiento: las mujeres compiten con los hombres, y viceversa. Lo anterior posteriormente se constató en unidades operativas mixtas del Ejército.
Según publicaciones estadounidenses, la presencia de mujeres en sus Fuerzas Armadas se ha caracterizado por:
-Una mayor proporción de renuncias entre las mujeres que firman el primer contrato de servicio respecto a los hombres. Como consecuencia, los relevos son más frecuentes, lo que ocasiona costos más elevados.
-La existencia de limitaciones físicas: menor tamaño y menor fuerza física. Posibles efectos negativos en la moral de la tropa.
-Las mujeres pierden más tiempo de servicio por razones médicas, pero menos por alcohol, drogas y faltas a la disciplina.
-La tendencia a quedar embarazadas durante los primeros años de reclutamiento (permanentemente, una de cada seis mujeres está embarazada), trae consigo las siguientes consecuencias:
a) El aumento en las precauciones necesarias para no dañar a la madre o al niño, lo que se hace explícito en limitaciones en movimientos y esfuerzos.
b) El aspecto físico de las embarazadas da lugar a situaciones incómodas y a una prestancia poco militar.
c) La pérdida de tiempo de servicio adicionales, especialmente en los momentos anteriores y posteriores al parto.
d) Las interrupciones durante el horario de servicio para atender a los recién nacidos.
e) Las mujeres son menos agresivas.
f) Las reacciones hombre — mujer modifican la forma de operar de las unidades militares.
g) Las dotaciones aisladas compuestas por sólo dos personas deben ser del mismo sexo.
h) La presencia de mujeres en un frente bélico puede afectar a la actuación de los hombres en combate.
i) Ellas pueden desempeñar determinados tareas igual o mejor que los hombres; pero cuando se presenta una situación tensa, en general, ellas son más frágiles.
Cuál ha sido el resultado de la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas?
En principio, la respuesta ha de ser que los resultados han sido positivos. A través de los años, el número de candidatos femeninos que ingresa en la carrera militar, ha aumentado paulatinamente. En el caso de Estados Unidos el número se ha multiplicado por diez en diez años y triplicado en cinco años.
De un modo más sintético, los resultados en lo que tiende hacer positivo el ingreso de mujeres son los siguientes:
a) El número de solicitantes y de personal femenino en las Fuerzas Armadas ha crecido por encima de las previsiones.
b) La promoción jerárquica ha sido parecida en ambos sexos.
c) La participación activa de la mujer ha ido gradualmente extendiéndose a más y más servicios y funciones.
d) Existen suficientes mujeres de alta cualificación esperando el ingreso en las Fuerzas Armadas.
e) Se han conseguido ahorros financieros y mejoras cualitativas importantes mediante la participación femenina.
f) Por último, pero no menos importante, esta participación ha permitido la posibilidad de funcionar con unas Fuerzas Armadas voluntarias.
Junto a estos aspectos positivos, cabe plantearse una serie de interrogantes que en sí no son aspectos negativos, sino preguntas abiertas al debate:
-¿Qué supone en términos de flexibilidad, respuesta ante la incertidumbre, preparación y capacidad de despliegue el disponer de personal femenino no apto para servicios de combate?
-¿Cuál es el tiempo destinado al servicio perdido por las mujeres en comparación con el perdido por los hombres?
-¿Qué pasaría en las solicitudes de ingreso si se llevara a cabo la igualación total, incluyendo los servicios de combate?
Junto a estas interrogantes hay que apuntar el problema que conlleva el cambio de mentalidad, a consecuencia de la división del trabajo en la sociedad.
Un poco casposillo el artículo, pero resumen bien lo que he encontrado por ahí.
http://www.airpower.maxwell.af.mil/apji ... gutier.htm
Como dato curioso:
EE.UU prohíbe la primera línea de fuego; Holanda, servir en submarinos
En el Ejército más avanzado del planeta, el de los Estados Unidos, las mujeres no pueden integrar las unidades de combate directo, o lo que es lo mismo, no tienen cabida en la primera línea de fuego. En la Armada y la Fuerza Aérea, por ley. En Tierra, de hecho. A sus 210.000 enroladas les está vedada, entre otras cosas, la participación en las operaciones especiales o en las trapas de asalto. "Una cuestión de márketing-apunta una fuente cualificada. un miedo a tener bajas de mujeres..."
En España, las limitaciones son cero: la mujer puede acceder a cualquier unidad, en cualquier destino. No hay límites que pongan fronteras en el peligro, ni en el esfuerzo, ni en la dureza de la tarea a desempeñar. Muy por delante no sólo de la concepción norteamericana, sino de la de otros países europeos que han sido pioneros en el reconocimiento de los derechos de la mujer, con una dilatadísima "tradición feminista". Dos ejemplos: Holanda no permite que sus mujeres militares trabajen en Operaciones Especiales ni en submarinos. El Ejército del Reino Unido tiene regulada otra barrera, esta vez en el ingreso en la Royal Marines, semejante a la Infantería de Marina española.