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Influencia, comportamientos, sociedad...
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Drogas y Guerras

Lun Nov 27, 2006 10:46 am

Holaaa, chicos,

No sabía muy bien donde poner estos artículos; me parece un tema demasiado serio para ubicarlo en "curiosidades". Es cierto que dichos artículos están salpicados de hechos curiosos, pero los estragos que hicieron la cocaína, las anfetas y la morfina en los combatientes de cualquier bando no los considero en absoluto anecdóticos. Miles de soldados regresaron a casa con otra "carga" añadida a sus neurosis:drogodependencia.


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La morfina, alcaloide principal del opio (éste contiene en peso alrededor de un 10% de morfina), fue a partir de 1860 administrada en masa y sin apenas control a los combatientes heridos, aprovechando su notable poder analgésico. Resultó así de gran utilidad en los campos de batalla de la Guerra de Crimea (1854-56) y en la Guerra de Secesión de los EE.UU. (1861-65), si bien se calcula que a su final ésta última dejó tras de sí unos 45.000 morfinómanos. Esta sustancia fue utilizada tanto por sus propiedades antálgicas como para luchar contra la fatiga y la depresión. La utilización abusiva de la morfina se extendió rápidamente durante y después de estas guerras, reemplazando muy pronto al láudano y a las pastillas tebaicas.

El control y el comercio de las drogas (y por ende, de los beneficios económicos que asocia) fueron también detonante de otros conflictos bélicos. Ejemplo de ello son las Guerras del Opio habidas entre China e Inglaterra (1839-42, 1856-58, ésta en colaboración con Francia, y 1859-60).
En la campaña de 1866, en la que Prusia derrotó a Austria, y en la Guerra Franco-prusiana de 1871, muchos oficiales, extenuados por la fatiga, se sostenían merced a inyecciones de morfina. Por aquel entonces se ignoraba que su abuso produjera deterioro físico y dependencia, haciendo su empleo indiscriminado que, en vez de recuperar a los soldados heridos y enfermos, apareciera en ellos la temida morfinomanía, proceso que por aparecer inicialmente entre los excombatientes franceses y alemanes fue mal llamado "enfermedad del soldado, enfermedad del ejército, mal militar o morfinomanía del excombatiente".

El propio canciller de Prusia Otto von Bismark (1815-1898), fue una de las víctimas de la morfina. Al final de la guerra unos la abandonaron pero otros muchos persistieron en su toxicomanía. Curiosamente, este hecho no fue objeto de comunicación científica alguna por parte de los médicos militares, siendo probable que temieran parecer irresponsables al anteponer razones de eficacia a las consecuencias individuales que de su administración pudieran derivarse a medio plazo.

En Alemania, el médico Theodor Aschenbrandt procedió a realizar unas observaciones clínicas sobre un batallón de artillería bávara en el curso de unas maniobras en otoño de 1883. Prescribiendo una dosis de veinte gotas de una solución de cocaína al 5%, constató un sorprendente incremento de la energía de los soldados y una mejoría de su resistencia. A pesar de estos resultados, W. Golden Mortimer insistiría constantemente sobre la indispensable distinción entre la coca y la cocaína.

En 1886, inspirándose en una bebida comercializada en Atlanta llamada "Soda Fountain" (compuesta por cocaína mezclada con alcohol y aromatizantes), el oficial de la caballería norteamericana John Styth Pemberton comenzó a vender un producto elaborado a base de hojas de coca y cola de nueces, bajo la marca "Coca-Cola", asegurando que se trataba de "una bebida intelectual y sin alcohol". Distribuida como un refresco agradable, natural, tonificante cerebral y remedio para las afecciones nerviosas, Pemberton vendió en 1891 sus derechos a un farmacéutico, Asa Griggs Candler, por 2.000 dólares. La publicidad de finales de siglo presentaba la "Coca-Cola" como un "tónico cerebral de mucho valor y cura para todas las afecciones nerviosas: dolor de cabeza, neuralgia, histeria, melancolía, etc.".
A partir de la morfina calentada en ácido acético se descubrió en la Inglaterra de 1874 la diacetilmorfina, junto a otros ésteres morfínicos como la acetilcodeína o la acetilmorfina. La acción analgésica de la diacetilmorfina fue evidenciada en el año 1890 por el químico alemán Heinrich Dreser, jefe del laboratorio de farmacología de la Friedrich Bayer & Co, comercializándose desde este casa con el nombre de heroína (del alemán heros, un antiguo héroe griego considerado como un semidiós a causa de sus hazañas). Se indicó en la medicina del momento como tratamiento de determinadas patologías pulmonares, en especial la tuberculosis, estableciéndose una analogía entre la acción reguladora de la heroína sobre el pulmón y la que la digital ejercía sobre el corazón. Creyéndose que no era adictiva y dado que los resultados con ella obtenidos parecían mejores que los de la morfina, se aplicó con prontitud en el tratamiento del dolor de las heridas causadas por la guerra. La promoción de la heroína en el mercado farmacológico rivalizó en el tiempo con la de la del ácido acetilsalicílico (aspirina), registrada oficialmente por la misma Bayer en febrero de 1899.

Re: Drogas y Guerras

Lun Nov 27, 2006 10:47 am

En los años precedentes a la Primera Guerra Mundial, los "patriotas" franceses impulsaron una tenaz campaña (en muchos casos incluso violenta) contra la cocaína, persiguiéndola durante todo el conflicto y luego después hasta los años veinte. Fue dirigida contra las industrias químicas de Alemania, país enemigo y primer productor de cocaína en Europa, bajo la acusación al Estado Mayor Prusiano de introducir la droga en Francia, clandestinamente a través de Suiza, para desmoralizar a su población al comercializarla bajo pretextos científicos, médicos y/o sociales. El caso es que su consumo se incrementaría de manera significativa entre las tropas aliadas: británicos, estadounidenses...; e incluso entre las australianas, habiéndose descrito que los soldados que habían probado la cocaína durante la contienda continuaron tomándola en su país de origen con posterioridad, hasta que a mediados de los años veinte su uso fue restringido. Contrariamente, en 1916 el Ejército Francés distribuyó entre sus hombres un folleto que aconsejaba el consumo de alcohol para aumentar el vigor y el apetito, como fuente de calor y facilitador de la digestión.
En esa Gran Guerra se aprovecharon también las propiedades de los vapores del éter para provocar un estado de agresividad en los soldados que iban a emprender una ofensiva, existiendo pruebas de que ambos bandos beligerantes lo utilizaron. Los alemanes y austrohúngaros dieron a sus tropas una mezcla un tanto explosiva de éter y alcohol. También el éter formaba parte de la famosa bebida gniola, que se distribuía a las tropas momentos antes de entrar a pelear. A su final, los EE.UU. se encontraron con que entre los muchos combatientes que regresaron a sus casas había más de 200.000 adictos a la morfina y a la heroína, pudiéndose afirmar que fue esta primera Gran Guerra la que introdujo de una manera definitiva los opiáceos en nuestra cultura. Este conflicto supuso además la expansión en todo el mundo del uso de cigarrillos y el inicio en el consumo de muchas sustancias psicoactivas elaboradas por síntesis química.

La instauración de medidas restrictivas

En el año 1865, en Suecia, se aplicaron unas de las primeras medidas restrictivas con relación al alcohol, prohibiéndose las ganancias en su comercio. En 1881 el neurólogo alemán Karl Wernicke confirma la relación entre el abuso del etanol y las alteraciones en el sistema nervioso central, describiendo la encefalopatía etílica como fase aguda y el síndrome de Korsakoff como fase crónica. Un año después, se promulga en los EE.UU. la primera ley que hace obligatoria la "educación en la templanza" dentro de las escuelas públicas (en 1886 el Congreso obligaría a tal formación en el Distrito de Columbia, en escuelas locales, militares y navales). En 1869 y 1895 se fundaron también en los EE.UU. el Partido Prohibicionista y la "Anti-Saloon League" respectivamente, con el fin de prohibir en su país el consumo de todo tipo de drogas (si bien en un principio centraron su objetivo en el alcohol) bajo el sugerente lema "por una América limpia de ebriedad, juego y fornicación". En ese mismo 1895 se promulgó en el estado de Tennessee una ley que incluía la filosofía y la higiene entre las asignaturas a impartir en sus escuelas públicas, haciendo particular referencia al abordaje de las bebidas alcohólicas, narcóticos y cigarrillos, así como a sus efectos sobre el organismo humano. En Finlandia, en 1907, se introdujo una prohibición parcial para la venta de bebidas destiladas, si bien la misma no afectaba a la cerveza. Un año más tarde, el pueblo suizo rechazó por votación la producción y distribución de la popular bebida absenta (licor que contiene esencia de ajenjo), constituyendo uno de los pocos ejemplos exitosos en la Historia de prohibición parcial de consumo de alcohol. Los principales factores que favorecieron dicha decisión fueron la consideración de la absenta como un veneno (al atribuírsele propiedades convulsivas, alucinógenas y neurotóxicas), su implicación en una amplia gama de problemas sociales y la catalogación de la conducta de beber como una desviación de la normalidad. En 1914 la citada "Harrison Act" en los EE.UU. equiparaba por completo al drogadicto con el delincuente, introduciendo además medidas de control frente a los narcóticos y limitaciones en la cantidad de heroína de los productos que la contuvieran. Sin embargo, no sería hasta el poco de acabar la Guerra cuando el Congreso Norteamericano, con la finalidad expresa de "crear una nueva nación" y avalado por una solicitud de seis millones de firmas, promulgaba la conocida como "Volstead Act" o "Ley Seca" (1919-33). Esta disposición legal restringía y controlaba la fabricación, venta y consumo de bebidas alcohólicas. En los años que precedieron a su aprobación, se trató de justificar tal medida atendiendo a cuestiones racistas (un diputado por Alabama llegó a declarar que "los licores harán del negro una bestia, llevándole a cometer crímenes antinaturales"), políticos (la "Anti-Saloon League" calificó el hábito de beber de "germanófilo, fuente de crímenes y traidor a la patria") e incluso humanitarios. Como consecuencia de la Ley, el ejército creó "zonas secas y decentes" alrededor de las bases militares, multándose a quien se atreviera a vender bebidas a marinos y soldados.

Re: Drogas y Guerras

Lun Nov 27, 2006 10:48 am

En los años 1932 y 1933, el Ejército Norteamericano había investigado los efectos sociales de la marihuana en la zona del canal de Panamá. El estudio, dirigido por el comandante médico F.J. Siler, concluyó que la planta no suponía amenaza para la disciplina militar.

En 1935, Bill W., agente mobiliario neoyorquino, y Bob S., un antiguo cirujano de Ohio, ambos exalcohólicos, organizan una asociación denominada "Alcohólicos Anónimos" con la intención de, a través de las propias personas que habían padecido problemas con el alcohol, contribuir a salvar a muchos de su dependencia a la bebida. En la actualidad "Alcohólicos Anónimos" cuenta con cerca de dos millones de miembros distribuidos por más de 90 países del mundo. Uno de sus más ilustres colaboradores, el doctor Jellinek, sentó las bases del estudio científico del alcoholismo (caracterizado por su tolerancia, síndrome de abstinencia y pérdida de control), en virtud de las cuales la Organización Mundial de la Salud introdujo en 1952 el concepto de dependencia alcohólica, tipificando el alcoholismo sintomático y la adicción al alcohol. Ese mismo año, la Asociación Americana de Psiquiatría incluyó también este último concepto en su propia clasificación, considerándolo dentro de las alteraciones de la personalidad.

Poco antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial se obtuvo por síntesis una nueva sustancia, la petidina, conocida en el mundo anglosajón como dolantina. En términos generales es menos potente que la morfina, por lo que debe administrarse en dosis de cinco a diez veces superiores a las que a ésta correspondieran; además, presenta la ventaja de no atacar tan intensamente los centros nerviosos con una acción de corta duración. Entendiendo que esta droga no era capaz de generar dependencia, los médicos, necesitados de remedios para luchar contra las lacras de la guerra, autorizaron su administración. Sin embargo, no tardaron en descubrir que la petidina podía producir una habituación importante, con la característica añadida de que, al ser su efecto tan limitado en el tiempo, los adictos tenían que inyectársela día y noche, cada dos o tres horas y sin interrupción. Al tiempo, existía un riesgo notable de aparición de úlceras en los puntos de pinchazo, así como de endurecimiento de la piel y músculos afectados.

Con el estallido de la Guerra (1 de septiembre de 1939) se potenció todavía más el consumo de las drogas de síntesis. Ambos bandos recurrieron a sus virtudes estimulantes, sobre todo en las operaciones de desembarco, comandos especiales, etc. Sus efectos eran en un principio espectaculares pues disminuían la fatiga, reducían la sensación de hambre y sueño, producían euforia, sentimientos de superioridad, etc. Se dice que cuando las tropas alemanas invadieron Varsovia y volvieron al oeste a través de Francia y de Bélgica, llevaban en su organismo altas concentraciones de anfetaminas para combatir el cansancio y mantener la conciencia alerta. También los italianos mencionaron casos de sobredosis graves y psicosis anfetamínicas que incluso acabaron con la vida de algún soldado. Las tropas soviéticas las usaron en sus contraofensivas y, en Japón, se consumieron de forma más o menos generalizada, sospechándose que sus pilotos kamikazes volaban "literalmente embalsamados" en metanfetamina, aun cuando algún superviviente haya negado tal hecho.
La utilización de la droga no fue patrimonio exclusivo de las potencias del Eje. Parece ser que entre el 1 de marzo y el 31 de agosto de 1940, durante la Batalla de Inglaterra, los pilotos de caza de la "Royal Air Force" (RAF) ingirieron enormes cantidades de anfetaminas, a juzgar por algunos periódicos británicos que tras la victoria aliada no dudaron en publicar que "la methedrina había ganado la Batalla de Londres".

No obstante, con cierta frecuencia la atención de los pilotos se embotaba a causa del estado de excitación alcanzado bajo los efectos de la sustancia, y muchos de ellos cometieron errores fatales durante el desarrollo de sus misiones, llegando incluso algunos a aterrizar eufóricos en las pistas enemigas convencidos de que lo estaban haciendo en las propias. De hecho, una orden personal de Hitler obligó a suspender el uso y la distribución de pervitina entre sus tropas de élite debido a que "su consumo a grandes dosis causaba más estragos que los propios combates".
Según parece, en este conflicto se llegaron a suministrar a las tropas británicas más de 70 millones de tabletas, a fin de conseguir en ellas un mayor rendimiento. La dosis militar máxima era de 10 miligramos en doce horas o de 30 en una semana. Según datos oficiales del "Ministry of Supply", que no difieren en demasía de los anteriores, el Ejército Inglés había repartido unos 80 millones de comprimidos de anfetaminas en 1942, especialmente entre los aviadores y sus tropas del norte de África. A muchos de aquellos combatientes se les prescribió el oblivón, como "píldora contra el miedo a sentir miedo", y el methylpentynol, sustancia utilizada por los pilotos a fin de facilitar su descanso en las horas libres sin producir los efectos de los barbitúricos.

En plena Guerra europea, los alemanes Erhart y Schaumann obtuvieron en el año 1941 el producto "10.820", que bautizaron con el mismo nombre de la serie "Hoechst 10.820" y que después fue conocido por amidón o polamidón. Se trataba de una sustancia blanca cristalina, soluble en agua y alcohol, y de sabor extremadamente amargo. Aun cuando los alemanes lo guardaron con el máximo celo, corrió el rumor de que poseía una acción terapéutica análoga a la morfina y mucho más poderosa que la petidina. Parece ser que fue sintetizada para suplir la falta de morfina en los campos de batalla durante la Segunda Guerra Mundial.

En el año 1943, a través del Servicio de Información, trascendió al campo aliado que en Alemania se estaba trabajando en la preparación de un sustituto sintético de la morfina, si bien no pudo obtenerse la información completa hasta después de su ocupación. Fue entonces, en 1945, cuando el servicio médico de la Armada de los EE.UU. tuvo acceso a los archivos secretos de la I.G. Ferben-Industrie, encontrando la fórmula del célebre "Hoechst 10.820". Los norteamericanos se llevaron dicha fórmula a su país, le llamaron a la sustancia metadona y pasaron a utilizarla en el tratamiento de los heroinómanos por ser una de las pocas drogas comercialmente asequibles, poderse ingerir por la boca, tardar más a presentarse sus síntomas de abstinencia y ser éstos menos agudos y dolorosos que los de la heroína, pese a ser potencialmente más fuerte que ésta y causar también adicción.
Por parte norteamericana, los oficiales de sanidad destinados en el área del Golfo Pérsico reconocieron que el consumo de alcohol, además de estar detrás de muchos cuadros psiquiátricos, era uno de los factores que más contribuía al padecimiento de patologías derivadas del exceso de calor (incluyendo el temido golpe de calor), diseñando y propagando el slogan preventivo "If you want to live, don´t drink" (si quieres vivir, no bebas). Asimismo, la búsqueda de drogas que anulasen el entendimiento o la voluntad en los EE.UU. comenzó antes de que terminara la Guerra. La Oficina de Servicios Estratégicos, origen de la "Central Intelligence Agency" (CIA), ensayó como drogas de la verdad con escopolamina, mescalina y un extracto líquido del cáñamo, dentro de un programa para detectar comunistas dentro de las Fuerzas Armadas. Su director, el general "Wild Bill" Donovan, formó un consejo secreto para el estudio de agentes químicos; del mismo surgirían las primeras directrices recomendando experimentar con ellos a fondo "como agentes de guerra no convencional".

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Ahora podríamos seguir con la guerra de Corea y Vietnam, pero esa es otra historia...

Me gustaría añadir (siguiendo en mi linea de "observadora de daños colaterales en la categoría -pseee- en una guerra") la poca relevancia que, por lo general, siempre encuentro sobre este aspecto en textos de guerra, cine, literatura, etc. Me parece decisivo señalar hasta que punto un piloto, por ejemplo, es consciente de la misión que tiene que realizar cuando va de cocaina y anfetas hasta el culo para enmascarar el miedo y superar el agotamiento; o un soldado con síndrome de abstinencia; o cientos de ellos fumados de cannabis...y aquí no valen los eximentes culturales, como diría el forero Domper: sabían perfectamente del grado de dependencia y sus consecuencias que estas drogas generan. Yo desde luego me habría metido de todo para soportar un horror como el que representa una guerra, o sea, que se lo ponían fácil a los chicos.
Una vez más se confirman mis viejas creencias: manipulación, a cualquier precio.


Estos artículos son del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, asi que me resultan bastante fiables :wink:

http://www.copmadrid.org/CongresoRedFor ... xtos/6.htm

Besiños a todos de la recluta pelona

Lun Nov 27, 2006 10:48 am

¡Buen curro, si señora! Y muy interesante, personalmente desconocía muchos de los detalles que mencionas; particularmente interesante el origen de la metadona.
Si es que no hay más que ver a La Legión, que hasta la cabra va puesta :D
Por cierto, dices que no se trata el tema en literatura, cine... Pues no sé si recordarás hasta donde se ponían los muchachos de Apocalypse Now, por ejemplo, o de prácticamente cualquier película reciente. Y es que antes la censura era mucho más suya que ahora, Mikhailovilla.
Gracias otra vez por el post.
Besos (para ella, el resto no os animeis, con saludos vais apañados. :P )

Lun Nov 27, 2006 10:49 am

Tenía entendido que los EUA que asaltaron el Día D iban cargaditos de anfetaminas. Y sabía que todo el mundo usó drogas "en ocasiones especiales", pero no que fuera para tanto.

Lun Nov 27, 2006 10:49 am

Creeme, si se me planteara la situación de los soldados del día D yo también iría...digamos algo...ayudado.

También tengo entendido que las sociedades secretas esotéricas que nacieron a la sombra del tercer Reich usaban las drogas para sus experimentos. Si no que le pregunten a Hausshofer.

Lun Nov 27, 2006 10:49 am

Como siempre, amiga Mikhailovna, sorprendiendonos con aspectos de la guerra que habian pasado desapercibidos para muchos, el primero el que escribe.
Lo has hecho en 3 partes, pero si lo hubieras hecho en solo una, esto se lee del tiron. Muy interensante, increiblemente interesante. Pero...¿por que asociamos Vietnam con una guerra de maria y LSD y la II GM con hombres cabales, heroicos? ¿Por que nos han vendido siempre esa moto? ¿Es que los soldados de la II GM y el Ejercito de Salvacion pertenecian al mismo Cuerpo?

Solo recuerdo, a bote pronto, al capitan de intendencia de Hermanos de Sangre, tomarse algun Vat 69 de vez en cuando, obsesionado por encontrar botellas de este liquido escoces, pero nunca pedo perdido. En las pelis de la IIGM las cogorzas son pasajeras y circunstanciales (alguna fiesta y compadreo normal entre camaradas). Y es que en el fondo eran muy buenos chicos, y ademas iban a misa los domingos. Pero que malos eran los de Vietnam, siempre hasta el culo de porros. Manipulacion yanqui, seguro. ¿O no?

Mikhail.. Mikhailovna...ahora si :wink: , a ver si nos ponemos nombres mas cortos... :lol:
siempre das en temas realmente interesantes. Felicidades. Good job.
Saludos.. (no quiero tener problemas con el Capitan Miller) :wink:

Seguimos en el frente....

Lun Nov 27, 2006 10:50 am

¿Jacbass1 se te olvidan los cigarros mágicos de Hermanito y el legionario? ¿los que mandaban contentos a la gente al paredón en Torgau? ;)

Lun Nov 27, 2006 10:51 am

Pues a eso me refiero, Capi Miller. Apocalypse Now es la guerra de Vietnam y es a partir de esa guerra donde empieza a abordarse el tema de las drogas, como dice jacbass, pero ¿qué pasa con los consumos antes de Vietnam?, ¿quieren hacernos creer que no se daban?, ¿o es que resulta muy vergonzoso reconocer que parte de las heroicidades que llevaron a cabo era bajo los efectos de un ciego que te pees?. Lo de Vietnam fue de escándalo. No voy a colgarlo aquí (respetaré la temática del foro) pero si alguien tiene curiosidad le basta con pinchar en el enlace que puse al final del artículo y que lea, merece la pena.
No creo que se trate tanto una cuestión de censura como de reconocimiento. La IIGuerra Mundial perdura en el recuerdo de todos (sobre todo en el de los yankis) como, y voy a citar tus propias palabras, Miller, "la última guerra romántica": mancillar ese recuerdo sacando a flote la descomunal drogodependencia que tenía la peña es impensable. Vietnam la perdieron...poco importa lo que digas, escribas o filmes de aquella guerra "humillante" para el pueblo americano.

Volviendo a la II Guerra Mundial,una de las "golosinas" más codiciadas era la Syrette:

Durante la Segunda Guerra Mundial la empresa farmacéutica Squibb desarrolló un método que permitía la aplicación de dosis controladas de la droga a los soldados heridos, para mitigarles el dolor. Squibb produjo el llamado Syrette, que era como un tubo de pasta de dientes en miniatura que contenía la morfina. En vez de desenroscar la tapa como se hace con los dentífricos, en el Syrette el extremo era sellado. Una aguja acoplada al tubo era utilizada para perforar el sello. Para evitar las sobredosis, una vez administrada la droga, se colocaba el tubo en el collar con las placas de identificación que los soldados llevan en el cuello. La pequeña dosis combinada con el agotamiento físico era suficiente para dejar inconsciente al herido y de esa manera se evitaba que otro médico administrara nuevamente la droga.


Cuantas veces hemos visto en las pelis las clásicas escenas de: ¡¡médico!!, ¡¡médico!! cuando alguien caía herido; llegaba el médico y ,atravesando la ropa incluso (viva la asepsia), le inyectaba al herido su chute de morfina y si la cosa estaba muy fea, los chutes eran varios...Bueno, pues ya teníamos un adicto y el grado de adicción es muchísimo mayor cuando se inyecta el opiáceo que cuando se inhala o se fuma.
De modo que cuando les pegaba el monazo buscaban estos graciosos y simpáticos -tubitos en miniatura- aunque tuvieran que robárselos a su padre, y esto es literal: con el síndrome de abstinencia no reconoces ni a tu hermano de sangre, ni de genes, ni de lo otro, sea lo que sea -lo otro-. Tengo entendido que estas circunstancias se daban con una frecuencia preocupante...y peligrosa. Nada mejor entonces que proporcionar drogas,generosamente, a los chicos para evitar conflictos entre ellos. Bastante tenían con los alemanes, no jodamos.

Entre unas cosas y otras aquella guerra acabó con millones de vidas, pero muchos otros miles que sobrevivieron tuvieron que cargar con su toxicomanía el resto de sus vidas.
Y con las vivencias que trajeron.

Mejor vivir colgado que cuerdo, no me extraña, ¡pobres, que horror de cabezas!.

Besitos a todos de la recluta pelona


P.D.

jajajajaja, jacbass, lo de los besos que dice el capitan Miller no se refieren a mí; a lo que él se refiere es que vosotros os conforméis con sus saludos, que nada de besos para el resto. Como él suele decir "que corra el aire, ¿eh?"

P.D.

Vale, la informática no es lo mio ni de lejos, pero me encantaría que alguien me explicase porque demonios sale publicidad de drogas al final de algunos mensajes...

Lun Nov 27, 2006 10:51 am

Entre muchas de las imágenes que quedan en la memoría de Salvar al Soldado Ryan para siempre está la de la muerte de Wade (el médico).
Un chute de morfina tras otro para mitigar el dolor de tener el hígado hecho cisco y hacerlo más rápido. Y el pobre Wade diciendo cada vez en voz más baja y entrecortada -mama... mama...-
Sin comentarios. :(

P.D.
Mikhailovosa, lo de los anuncios es algo -altromático- del foro; no nuestro, sino de quien lo aloja. La cuota de publicidad que hay que pagar por tener un sitio gratis. Si te fijas sucede lo mismo en algunas otras páginas más "profesionales". Picas en un enlace a un artículo sobre el último disco de alguien y aparece al final publicidad sobre bajarte tonos de móvil o comprar música por la red.

Lun Nov 27, 2006 10:52 am

Bueno, creo que aquí se han colado varios errores. Algunos por desconocimiento, otros incluyen bastante intencionalidad (no por parte de Mikhailovna, sino de los autores de los artículos en los que se basa).

El primero: uso de morfina = adicción. Eso es un error. Unas cuantas dosis de mórficos no convierten en adicto a nadie, si se usan adecuadamente. Se produce una dependencia física, pero similar al que toma somníferos (que tiene que reducir la dosis poco a poco). El problema es cuando por sobrecarga, o por desconocimiento, se usan excesivamente, o no se tiene demasiado control. Cosa que ocurrió. Recomiendo el libro "Yo fui morfinómano" de Barney Ross y Martin Abramson sobre el tema.

Pero en descargo de los hechos, hay que señalar algunos detalles:

1. El abuso de esas substancias en los hospitales fue compasivo. Es decir, se utilizaron con la finalidad de evitar dolores a los heridos. No tiene nada que ver con el "uso recreativo" que se dio en Vietnam de los opiáceos. Me resultan más simpáticos los servicios sanitarios que producen morfina de más que los que regatean con las dosis dejando rabiar de dolor a los heridos.

2. No se sabía como usar adecuadamente los mórficos. Precisamente lo que se sabe del abuso, y de una adecuada terapia del dolor, viene de las experiencias de la SGM. La diferencia fue que en esta guerra el ejército norteamericano (sobre todo) hizo un esfuerzo decidido para proporcionar atención médica adecuada a sus soldados. Incluyendo medidas profilácticas, tratamiento precoz de heridos, evacuación, y cuidados posteriores. Cosa que no puede decirse de otros ejércitos.

3. La morfina no se administraba para evitar conflictos. Salvo unos pocos marines de los treinta (que habían estado estacionados en China) los reclutas norteamericanos no eran morfinómanos, y aunque tenían acceso casi libre a esta droga (que estaba en el botiquín de primeros auxilios) no se drogaban habitualmente con ella (si no es así, fuentes, por favor; yo he leído muchos testimonios y no van en esa línea). Adictos a la morfina eran algunos (pocos) de los heridos, que habían tenido heridas que les provocaban dolor crónico (entre ellos el futuro JFK). La mayoría de los heridos volvían al combate, o a sus casas, sin ser adictos. En "Hermanos de sangre" de Ambrose se recogen testimonio de muchísimas borracheras, muchísimas salidas a la caza de putas, pero casi nada de morfina.

El ejemplo palmario de lo que no debe ser una sanidad militar es el alemán. Un ejemplo: es conocido que Rommel tuvo que ser evacuado de Africa por "ictericia" y disentería, que también afectó a Rudel. Esa "ictericia" es la Hepatitis A, una enfermedad viral de transmisión fecal - oral, y favorecida por la falta de higiene (hay otros factores pero sería prolijo describirlos). La disentería (gastroenteritis de origen viral, bacteriano o parasitario) depende más aún de una inadecuada higiene. Un hecho poco conocido es que el Afrika Korps vivía en la inmundicia, pues los escasos recursos se destinaban a gasolina y municiones, y no para mantener la higiene. El ejército inglés, con experiencia en guerras coloniales, destinaba una parte importante de su capacidad de transporte, y destinaba mucho personal, para llevar suficiente agua, para cavar letrinas, y para tener una sanidad adecuada. Cosa que no hizo Alemania, cuya experiencia era de la civilizada Europa y a la que le importaban un pimiento sus soldados. El hecho es que las tropas inglesas rehusaban usar las instalaciones del Eje por ser inmundas.

Parecido con la atención a las heridas. El ejército alemán (menos aún el japonés) no estableció una organización como la inglesa o la norteamericana, o incluso como la rusa, para el suministro de plasma y sangre a los heridos. Estas sustancias se prepararon para ser administradas en primera línea y evitar la muerte por choque hemorrágico (la morfina también se preparó para su uso así, y dosis precargadas de sulfamidas y de Penicilina).

Un esfuerzo similar supuso la creación de unidades quirúrgicas que acompañaban a las tropas de primera línea. Por ejemplo, fue excepcional que en Omaha no se pudiesen establecer quirófanos las primeras 24 horas, pero la marina estuvo evacuando heridos de la playa que eran tratados en menos de dos o tres horas. En fases posteriores de la guerra la atención mejoró aún más. En Iwo Jima, una vez tomados los aeródromos (la primera semana) se estableció un puente aéreo con las Marianas para el transporte de heridos, con aviones C-54. Un herido en esa isla era rescatado y tratado en equipos quirúrgicos avanzados en menos de dos o tres horas, y llevado esa misma tarde a un hospital lejos del fuego en las Marianas. Estados Unidos construyó varios miles de aviones destinados específicamente al transporte sanitario (no unos pocos trimotores), incluyendo versiones especializadas de aviones ligeros, incluso los primeros helicópteros. Igual, igual, que el ejército alemán en Rusia, con sus heridos apenas vendados y llevados a los hospitales en carros de caballos y luego en trenes.

Segundo error: parece deducirse que las drogas se emplearon como una forma de "flipar" a los soldados para que luchasen. Y no fue así. Para eso ya estaba el alcohol, y los aliados occidentales aunque no lo prohibieron (ni mucho menos) tampoco lo alentaron (mientras que los ejércitos alemán o ruso distribuían licores antes de las batallas, como el "saltatrincheras" de la Guerra Civil Española).

Esos fármacos se usaron en parte para mejorar la eficacia de los soldados, pero también para ahorrarles molestias. Las anfetaminas se usaban (sin conocer sus riesgos a largo plazo) para facilitar a los combatientes las muchas horas de vigilia que precisarían: no se recuerda que una misión sobre Alemania solía durar entre ocho y dieciséis horas seguidas. Parecido con las guardias en buques o en las trincheras. Los tranquilizantes se usaron (muy poco) para que el soldado lo pasase menos mal antes de las batallas en las que de todas formas tendrían que luchar (e, insisto, su uso fue mínimo). Los tratamientos para la cinetosis (para el mareo), lo mismo. Quien haya disfrutado de un buen mareo en avión o en barco sabrá si es agradable o no.

Precisamente en Alemania se dejaron pillar. Si les faltaba morfina es por imprevisión, pues la adormidera se podía cultivas sin problemas en zonas bajo su control (pero es mejor que los soldados rabien). A pesar de haber sido pioneros en la investigación de medicamentos (con las sulfamidas) no pasaron de ahí. Mientras que la Penicilina fue producto de un enorme programa de investigación, puesto en marcha por Inglaterra y luego USA, y que incluyó otros antibacterianos (en 1945 se produjo la estrptomicina, el primer antituberculoso). Lo de Fleming y sus cultivos sucios es muy divertido, pero el mérito está en Foley y en el Ministerio de Sanidad inglés. Los alemanes no destinaron apenas recursos para esto.

Hay bastantes errores más, sobre el efecto de algunos fármacos y demás, pero son de tipo técnico. La cuestión es que hay muchos artículos escritos de forma tendenciosa y que falsean la realidad.

Saludos

Lun Nov 27, 2006 10:52 am

Desde una perspectiva meramente profesional me gustaría que aclarases en que puntos exactos se han "colado" varios errores.

Por mi trabajo paso ocho horas diarias con drogodependientes en una prisión. Trato a presos que han cometido delitos de lo más escalofriantes como consecuencia del síndrome de abstinencia...o no. Trapichean con la metadona, con las benzos; por un "chino" (heroína fumada) son capaces de confesar que mataron a Manolete y hasta a JFK ; un "pollo" (un gramo de cocaína) es un lujo y además es una ****** de tan cortada que va, pero si pueden pillan ...y hasta por un paracetamol con codeína son capaces de montarse toda una película.

Tengo mucha inseguridad cuando habláis de batallas, armamento, tácticas, estrategias, etc., pero en este campo me muevo en un terreno donde sé perfectamente de lo que hablo. No te cito mis fuentes. Te cito mi experiencia diaria.
Háblame de batallas, pero no me hables de drogodependencia, y mucho menos venida de libros. "Yo fui morfinómano"...¿y?. Si cada uno de mis chicos (serán asesinos, maltratadores , homicidas y narcotraficantes, pero son - mis chicos-) escribieran su experiencia ninguna sería igual, porque cada cuerpo es único y cada experiencia es personal e intransferible, ya sea con la droga, el sexo o los percebes. Pero las características de cada sustancia son propias y los derivados de opiáceos son la droga que, hoy en día, genera dependencia con más rapidez. Muchísima más que la cocaína, que tiene una dependencia más psicológica que física y algo más que las anfetas, éxtasis, speed,etc., podría darte nombres hasta de setas alucinógenas. Que me compares un opiáceo o derivado de opiáceo como es la morfina con un tranquilizante me lleva a aconsejarte que tengas cuidado con las fuentes de las que bebes. No mezcles churras con merinas, Domper. Ambas sustancias utilizan receptores sinápticos distintos.

Creo que tu problema es que toda aquella información que habla de los aliados la pasas por un filtro supuestamente descalificador. Nadie está acusando de drogadicto -indecente vicioso- a nadie, (y yo menos que conozco el drama que hay detrás de una toxicomanía), pero una adicción es una adicción , ya sea con fines "compasivos", intencionados o paliativos. No sólo era la morfina, sino también cocaína, anfetaminas, cannabis y ..alcohol, que por si no lo sabes es otra droga dura más. Un drogadicto ( la inmensa mayoría, sobre todos los de opiáceos) no consumen para "flipar", consumen para no soportar el síndrome de abstinencia. Te sorprendería saber la cantidad de toxicómanos que intentan suicidarse porque no pueden prescindir de la droga...y eso no es vida, joder, eso no es vida.¡ah, menos mal que está el alcohol para "flipar"!...ya me quedo más tranquila, sobre todo si no tengo en cuenta que el 75% de las víctimas de malos tratos son consecuencia indirecta del abuso de alcohol...pseeee, una nadería, como quien se toma una gominola; eso por no hablar de las víctimas directas e indirectas de tráfico por conducir pedo. El alcohol no es ninguna droguita de chufla, por mucha cultura vinatera que tengamos, el alcohol es una gran ******...y una gran droga.

No he conocido a nadie, A NADIE, que use anfetaminas, y mucho menos que se las dé a alguien, para ahorrarle "molestias", y su efecto a largo plazo no es tan largo: los brotes paranoicos y /o psicóticos son inmediatos...no tienes que esperar 50 años para ver que pasa. Hitler prohibió el uso de anfetas (pervitin: anfetamina pura, PU-RA) entre sus tropas precisamente porque vio estos síntomas a corto plazo: las alucinaciones, paranoias, taquicardias y ansiedad que generan las anfetas (y ya si las mezclas con alcohol o cocaína no hablemos) eran catastróficas...y generaban conflictos. Tal y como se generan hoy en día, porque no creo que los organismos bípedos de hace 60 años difieran mucho de los de ahora en lo que a asimilación de sustancias se refiere y sus consecuencias cuando no las pueden ingerir..
Del mismo modo tampoco creo que el "modus operandi" de los consumidores sea muy diferente del de ahora: se toman benzos para bajar del subidón que te dan las anfetas y la cocaína, y viceversa: se toman anfetas y cocaína para superar el bajón de los opiáceos y los porros...No para que el soldado lo pasase "menos mal". El soldado ya estaba hecho una braga (¿te parece poco vivir una guerra?) y encima enganchado. No serían todos, pero he leído (no cito mis fuentes porque podría estar hasta mañana y tengo cosas mejores y más urgentes que hacer) que muy pocos se libraron. Y yo lo entiendo.

Nadie falsea la realidad, Domper, simplemente se constata.
Y yo la avalo.

Un saludo.

Lun Nov 27, 2006 10:53 am

Hombre yo no tengo mucha idea de este tema; pero creo que los soldados aliados tenian acceso a todo este tipo de drogas de una manera mucho mas facil que los ejercitos del eje (bien fuera por imprevision alemana, o porque eran unos capu... que no se gastaron ni un chavo en morfina para sus soldados). Y creo que el echo de tener acceso de una manera (por lo que se ha comentado aqui) facil o muy facil, facilita el que hubiese drogodependientes.

Lun Nov 27, 2006 10:53 am

Varias cosas:

A Mikhailova. Digamos que yo también tengo experiencia profesional con las drogas. Digamos que yo también he atendido algún síndrome de abstinencia. Digamos que yo también conozco sus riesgos. Además no sólo trabajo con delincuentes, sino también con todos esos que están en la calle y las consumen (sabrás que al menos un 10% de la población ha tomado drogas, aparte de alcohol y tabaco, y no todos ellos delinquen). Si mi mensaje anterior no ha sido más técnico ha sido para facilitar su lectura por los demás foristas.

El problema es que en su día también tuve que estudiar un poco sobre historia, especialmente de drogas y de fármacos. Las anfetaminas fueron sintetizadas en lso treinta, y en 1943 se sabía bastante menos sobre sus riesgos que hoy. Le recuerdo que las anfetaminas fueron de venta libre en las farmacias hasta los años sesenta, cuando un estudiante podía adquirir "Centramina" con facilidad. Acusar a los que fabricaban y distribuían esa droga en 1943 de lo que no se sabría hasta 1970… bueno, revise los conceptos de "seguridad jurídica" y "leyes retroactivas".

El libro que cité ("Yo fui morfinómano") tiene valor no porque hablase de las vivencias del adicto (que cada uno es diferente, pero su comportamiento es casi calcado; insisto, he atendido unos pocos) sino porque su protagonista se hizo adicto en 1942 y relata como ocurrió. Y no fue por un "uso recreativo" como caen en la adicción la inmensa mayoría de los adictos/víctimas de hoy, sino siendo tratado de una grave herida de guerra (y relata lo que pasaba con sanitarios y médicos). Por cierto, "uso recreativo" se refiere a todos los que no son terapéuticos, no interprete mal, ya sé que la gente no dice "voy a probar el caballo a ver si me engancho". Sobre el riesgo del alcohol tampoco hace falta que me diga mucho, que recuerde es la segunda droga más mortífera (superado por poco por la nicotina, otra droga "legal"), y hace que un 10% de los niños rusos sufran retraso mental.

Los militares no tenían especial interés en convertir a sus soldados en adictos. Por dos motivos, ambos prácticos, que están documentados en textos de la época (busque con Medline u otros buscadores científicos referencias sobre la adicción en los cuarenta; hay miles):

- La eficacia de los soldados adictos es mínima (salvo, tal vez, los alcohólicos), especialmente los de las armas técnicas. Un piloto drogado es inútil. Si Hitler prohibió las anfetaminas no fue porque apreciase la salud mental de sus pilotos.

- Los aliados occidentales eran democracias que (con todas las excepciones que se quiera) tenían que "guardar las formas". Está documentado que la disciplina y la justicia militar en Inglaterra y Estados Unidos se flexibilizaron respecto a los tiempos de paz precisamente por tratar con "civiles uniformados". Un coronel no podía transformar a sus tropas en adictos impunemente. Aparte del respeto que le mereciesen las formas democráticas y los soldados (no todos los coroneles son maquiavélicos), corría el riesgo de ser denunciado (por otros militares o por la prensa) y acabar su carrera.

La pluridependencia que cita y el consumo de drogas diferentes para contrarrestar sus efectos se hizo habitual en los sesenta y setenta, pero en la SGM estaba en el futuro (salvo para casos muy concretos y con libre acceso, tipo Goering). Los adictos lo eran al alcohol y algunos a la morfina o a las anfetaminas.

En el caso de las anfetaminas, crean con gran facilidad tolerancia y dependencia (es decir, son adictógenas). Pero la proporción de adictos entre sus consumidores es menor que con otras drogas. Para que nos entendamos: de los bebedores, un 10% (aproximadamente) son adictos al etanol, mientras que de los fumadores son adictos entre el 80 y el 90%. Además las anfateminas, aunque producen una gran dependencia psicológica, crean poca dependencia física y el síndrome de abstinencia es moderado. El soldado de la SGM tenía una ventaja (documentada en trabajos científicos): cuando una persona que consume una droga en una situación muy desagradable (anfetaminas en la guerra, cannabis durante la quimioterapia) es mucho menos probable que siga haciéndolo fuera de esa situación de estrés.

El morfinómano (o heroinómano) lo tiene mucho más cuesta arriba debido a lo grave y desagradable de su síndrome de abstinencia, y al enorme potencial adictógeno de esas drogas. Pero en la SGM los soldados sólo tenían acceso más o menos permitido a la morfina en hospitales y tras heridas graves, que generalmente los enviaban a su casa (los aliados recuperaban menor proporción de heridos que los alemanes, entre ellos existía la "herida de un millón de dólares" mientras que entre los alemanes se llegaron a reincorporar amputados).

Lo que sí hubo fue muchísimos combatientes que se habituaron a ingerir grandes cantidades de alcohol y, sobre todo, a emborracharse con frecuencia. Claro que eso estaba dentro de lo socialmente admitido en sus países en esas épocas. Es interesante leer "Elegidos para la gloria", sobre los primeros astronautas, o cualquier novela negra para ver cuantos norteamericanos se emborrachaban todos los fines de semana (ya en los sesenta).

Hay muchos más errores. Por ejemplo, ya que citó la Metadona, como droga "asequible" y producir un síndrome de abstinencia con síntomas "menos agudos y dolorosos", no estaría mal que revisase su texto de farmacología. La Metadona se usa porque facilita la integración social de los adictos a opiáceos pero su síndrome de abstinencia, aunque de presentación tardía, es de los más potentes, puede ser letal.

Respecto a lo de consumir anfetaminas para "ahorrar molestias" usted es la que sugiere que las drogas se usaban para manipular los soldados. Por ejemplo, dice "que sus pilotos kamikazes volaban "literalmente embalsamados" en metanfetamina, aun cuando algún superviviente haya negado tal hecho" ¿qué creer, testimonis o suposiciones? Curiosa forma de revisar la historia.

Para acabar, respecto al filtro proaliado, pues no sé si lo tendré, aunque me cuesta ver con ecuanimidad un ejército que ejecutó a decenas de miles de sus soldados (el alemán) por no decir nada de las barbaridades cometidas con civiles. Reiteradamente se citan atrocidades aliadas (quince prisioneros en Nosedondesgaden, veintidós en… ) que palidecen en comparación con las de los demás. Eso, y el luchar en una guerra más o menos justa ¿o no es justo tratar de destruir a un asesino genocida? hace que los aliados occidentales me merezcan al menos el beneficio de la duda, que no concedo a Hitler o a Stalin.

A Sori:

Bueno, una cosa es que hubiese mayor disponibilidad, otra cosa es que el acceso fuese libre.

Un soldado tenía acceso limitado a los equipos médicos (salvo en combate) y si faltaba material, había responsables (sanitarios) de vigilarlo. Un sanitario lo tenía más sencillo, pero tampoco. Pues no es lo mismo "distraer" una dosis que ser un consumidor habitual. En ese caso el caso hubiese llegado (rápidamente) a instancias superiores y se hubiese procedido adecuadamente. Hay que recordar que en los años treinta hubo bastantes morfinómanos y se sabía el poder adictógeno de la droga. Y algunas unidades norteamericanas (sobre todo de los Marines) estacionadas en China habían tenido "problemas" con el opio. Otra cuestión pueden ser médicos o personal en hospitales, pero ya estamos hablando de muchos menos adictos. No era un consumo generalizado como en Vietnam.

Luego no es como un bebedor que se bebe una botella de alcohol en un bar, la morfina era una materia controlada. No habría problemas si faltaba media docena de dosis, pero un adicto requiere una (o varias) diarias, y eso ya no se puede ocultar. Los compañeros y los superiores de un adicto saben el riesgo que corren (es la guerra, recordemos) por lo que en cuanto pueden actúan contra el adicto.

Saludos

Lun Nov 27, 2006 10:53 am

Por partes:

Me reconforta saber que has atendido "algún" caso de síndrome de abstinencia...Yo también canto en la ducha y eso no me convierte en Monserrat Caballé . Mientras tú has atendido "algún" caso de síndrome...yo atiendo 5 de media todos los días, de lunes a viernes.

También me alegra mucho que estudiases "un poco" sobre farmacología. Yo he estudiado tres años farmacología general y llevo otros cuantos más estudiando farmacología específica...específica en las drogas que manejo, claro. Te agradezco tu recomendación de revisar los conceptos de "seguridad jurídica" y "leyes retroactivas", pero es que cuando tengo a una persona delante con las venas reventadas y llenas de abscesos de tanto chutazo, el concepto "ley retroactiva" no me sirve de mucho, y al pobre menos. Es un alivio contemplar como va perdiendo preferencia la vía intravenosa por la fumada. Igual entonces tengo un rato y me pongo al día en leyes retroactivas.
Por cierto, este asunto del "ingenuo desconocimiento" de los efectos de las anfetas me recuerda a un viejo debate sobre otra "lamentable ignorancia": la radiación...¡cachis, que peligroso es no tener tecnología punta a mano!. Los yanomamis no tenían laboratorios hace 7 siglos,¡ pero no veas como les cundía el curare y que buen partido le sacaban! (creo que aún le sacan, si todavía hemos dejado alguno en pie).

Me resulta interesante la historia de un morfinómano, aunque pretenda descubrirnos la pólvora en 1942... Los primeros adictos a los opiáceos no pudieron contarnos su historia porque aún no se había inventado la imprenta. Y te aseguro que los egipcios ya conocían muchos usos interesantes para la adormidera. Joer, si que les ha llevado tiempo a los americanos descubrirlo...cortitos, ¿no?.
El término "uso recreativo" hace bastante tiempo que no lo leo; hoy en día se habla de "consumo lúdico", "uso lúdico",etc. . Desempolva tus fuentes que los ácaros se están dando un festín, y de paso actualiza también lo de "adictógeno": suena a años 70 y tampoco se usa, de hecho no se usó mucho por no decir que no se usó casi nunca. Un consejo: sustitúyelo por adictivo, poder adictivo...queda como más actual y demuestra que estás al día y debidamente reciclado.

En ningún momento he dicho que los militares convirtieran a sus soldados en adictos intencionadamente; digamos que el asunto se les fue de las manos. Posiblemente porque no tuvieron en cuenta un pequeño detalle: el contexto en el que se encontraban no sólo invitaba a consumir para evadirse del horror, invitaba a ponerse ciego hasta caer inconsciente.

La eficacia de una persona bajo los efectos de las sustancias es mínima; podríamos salvar a algunos estimulantes (cocaína, anfetas) que a dosis personalizadas agudizan la atención, entre otras capacidades. Lo malo es cuando te detectan sangre en la anfeta( típica broma taleguera): lo mismo un piloto creía que estaba derribando un caballo alado...la paranoia tiene esas cosas. En cuanto a un alcohólico...no sé, yo por si acaso no lo destinaría a un puesto como francotirador, no lo veo yo mu fino de reflejos, y menos de precisión...¡Bah! igual son cosas mías, no me hagas caso. Tampoco he pensado nunca que Hitler se preocupase por la salud de sus soldados...ni por la de su pueblo, ni posiblemente por la de nadie, excepto por la suya propia, porque era un pelín hipocondriaco además de psicópata, y por cierto, otro gran consumidor de todo tipo de "brebajes", en dosis comedidas, eso sí. Hay quien ha llegado a asegurar que su "precaria estabilidad psíquica" fue debida a sus cócteles.


La politoxicomanía (tú lo llamas ¿pluridependencia?) es tan vieja como la Esfinge de Giza.

En el caso de las anfetas...¿en que quedamos?, ¿eran una chorradita similar a un valium 10 que generan muy poca dependencia o son muy, muy adictógenas y enseguida crean dependencia y tolerancia?. Si no tenemos claros los efectos mal vamos...mal vamos.

Que mandasen a los heroinómanos a casa es un detalle. Si mandas a un alcohólico a las Islas Galápagos, también es un detallazo, pero seguirá siendo un alcohólico. La adicción viaja contigo...¡y sin pagar billete!...que morro.

No leo "Elegidos para la Gloria", veo las consecuencias de los "elegidos" en muchas mujeres con rotura del globo ocular, la nariz chafada y el pómulo roto. ¡Esto si es que es una gloria!; pero ser alcohólico es cultural y se aceptaba y se acepta. Lo dicho: me quedo más tranquila.

La metadona es mi herramienta de trabajo. La conozco perfectamente.
No tengo nada más que añadir (y esta frase igual te suena muy familiar).


Por supuesto que se manipulaba a los soldados. Si a un soldado quieren "ahorrarle molestias" le dan una aspirina, ¡no un lote de anfetas, joer!. Curiosa forma de entender el doping.


Como este no es mi estilo, no tengo que demostrar nada a nadie, me empiezo a aburrir y ,además, mientras sigas pensando que arremetemos contra los aliados no hay nada que hacer, quisiera concluir con una pregunta, no, con dos: ¿por qué me hablas de UD sólo a mí? y...¿sonríes o bromeas alguna vez, Domper?


Saludos.

Lun Nov 27, 2006 10:54 am

Hola a todos.
En especial a Domper y a Mikhailovna.
Es un buen y sano ejercicio expresar nuestros diferentes puntos de vista sobre ciertos temas, aunque no estemos de acuerdo, a la hora de aportar luz a un post.
Es inevitable en foros como éste, que a veces no se esté de acuerdo en cierto tema, y los ánimos se crispen un poco.
Pero de ahí a empezar con enfrentamientos en el ámbito personal, hay un largo trecho, que no estoy dispuesto que se recorra.
Así que por favor, calmemos los ánimos, y hablemos tranquilamente sobre el tema, o el post se cerrará definitivamente.

Y el que avisa no es traidor.
Saludos

Lun Nov 27, 2006 10:54 am

He borrado un mensaje anterior, escrito mientras estaba un poco "caliente". Ahora, con más tranquilidad, varias cosas:

1. Mis conocimientos sobre el tema son más amplios de los que quisiera, tanto por motivos profesionales como familiares. Otro tanto, mis conocimientos farmacológicos, al menos según el juicio de mis profesores y de mis jefes. Pero, que yo sepa, no es preciso presentar el CV en el foro. Si alguien lo desea, que lo solicite con un mensaje privado.

2. Respeto los conocimientos de Mikhailova sobre el tema. Sólo señalarle que vemos aspectos diferentes del tema. Comprenderás que no es lo mismo internos en instituciones hospitalarias que ambulatorios.

3. Lamento si el vocabulario no gusta. Soy el primer partidario del uso correcto, pero discrepo con el que se usa habitualmente, por motivos etimológicos. No me gusta usar vocablos traducidos. Pero es opinión personal.

4. Sobre la SGM, es cierto que se consumieron drogas, pero (salvo el alcohol) no en el grado que en posteriores conflictos. Los testimonios así lo indican El uso de anfetaminas fue frecuente, pero sobre todo en grupos muy concretos: por ejemplo, sí hay testimonios que indican que las anfetaminas se usaron por la casi totalidad de los pilotos ingleses del mando de cazas durante el verano en "la batalla de Inglaterra", para intentar aguantar. Sin embargo, los síntomas psicóticos no fueron tan frecuentes (aunque tal vez se incluyesen como "fatiga de combate") al menos, repito, según los testimonios.

5. Sin embargo, los combatientes de la SGM no iban a la guerra "flipados". Por ejemplo, citas que se consumieron 70 u 80 millones de dosis de anfetaminas para el ejército inglés. Las cuentas son sencillas: son unas 300.000 dosis semanales, es decir, no bastarían ni para las supuestas necesidades (tres dosis semanales por soldado) de un ejército. Con semejantes montantes no es difícil que haya adictos, y en bastante número. Pero la adicción a anfetaminas no parece que haya sido un problema de salud pública tras la guerra (o al menos no he encontrado referencias). Hubo trastornos mentales, desde luego, pero es muy difícil atribuirlos al abuso de dichas sustancias y no a la guerra en sí.

6. Sí hubo un buen número de adictos a la morfina tras la guerra, suficientes como para que se creasen redes de producción y distribución de la sustancia. Hasta tal punto que la Nalorfina (un antagonista) fue sintetizada como una especie de "bala mágica" contra la adicción (fracasó). Y desde luego, la "morfinomanía" es bastante anterior. Basta con revisar las repetidas prohibiciones de los emperadores chinos. En el siglo XIX fue una plaga en ciertos ambientes acomodados europeos y artistas como Edgar Allan Poe, Browning o Baudelaire lo sufrieron. No hay cifras seguras, pero parece que tras la guerra de secesión norteamericana hubo cientos de miles de casos de "enfermedad del soldado" (adicción a la morfina) en Estados Unidos. En cualquier caso, nada que ver con lo que ocurrió a partir de los sesenta. Pero, insisto, al morfina no se distribuñia libremente, pero el fácil acceso era irremediable si se suministraba en los botiquines de emergencia.

7. No dudo de la peligrosidad del alcohol (ni de otras drogas). Ya dije lo terrible de sus efectos. Hasta un 10% de los niños nacidos en la antigua URSS sufren retraso mental por la adicción materna. Pero, repito, una cosa es que sea peligroso, otra cosa que fuese socialmente aceptado. La borrachera semanal ha sido una costumbre anglosajona hasta hace muy poco, y es notorio que Churchill y Stalin eran alcohólicos que consumían enormes cantidades. De hecho, Churchill parece que dio muestras de deterioro mental, directamente atribuible al alcohol, a partir de 1942 (si no antes). Pero en una sociedad donde el líder es un notorio bebedor difícilmente se puede impedir a los soldados que beban (lo que por otra parte, hacían en sus casas). En Estados Unidos además tienen esa mezcla hipócrita de alcoholismo y abstinencia, pero esa es otra.

Creo que podrás coincidir conmigo en estos aspectos. Discrepo por completo en lo de la manipulación, no discrepo en que se haya tratado de silenciar lo ocurrido. Al fin y al cabo, es justicia poética, pues fueron anglosajones los que introdujeron (por la fuerza) el opio en China, lucharon por su monopolio, y favorecieron su cultivo en Birmania. La pena es que lo pagan los de siempre, los de la calle, no los políticos que lo hicieron, ni sus familias.

Saludos

Re: Drogas y Guerras

Dom Abr 24, 2011 12:06 pm

En realidad yo quería postear algo referido al uso de la cannabis sativa (marihuana) como alucinógeno durante la contienda, pero me encontré con éste artículo que me pareció interesante, aunque no trate precisamente del vegetal que cité anteriormente como droga:

Imagen
Fuente: http://themis711.deviantart.com/art/Ras ... -195459193

Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los aliados desembarcan en Argelia y Marruecos y bombardean Alemania, en los Estados Unidos se legaliza el cultivo del cáñamo. Mediante un filme llamado Hemp for Victory (Cáñamo para la Victoria), el gobierno promueve el cultivo de la marihuana para usos bélicos. Esto es: para fabricar lonas, aparejos, velas navieras, etc. El documental instruye a los patriotas: "Puesto que las Filipinas y las Indias Orientales se encuentran en manos de los japoneses, el cáñamo americano debe volver a llenar las necesidades del Ejército y de la Marina, así como las de la industria. En 1942, los agricultores patriotas plantaron 36 acres de cáñamo por invitación del gobierno. Para 1943 la meta es de 50 mil acres... Tenga cuidado con el cáñamo, para cultivarlo legalmente es necesario adquirir un registro federal y un sello de impuestos."

Quizá esté de más añadir que una vez concluida la guerra esos registros y sellos dejaron de prodigarse. Lo que sin duda vale la pena mencionar es el comentario de una revista norteamericana a sus lectores rescatado por la periodista Manú Dornbierer en La guerra de las drogas: "...Todos sabemos que la mota (pot) se hizo ilegal en 1937 después de una tremenda campaña de desinformación. Lo que muchos no recuerdan, sin embargo, es que la cannabis se hizo de nuevo legal en 1942 y seguiría siéndolo mientras duró la segunda guerra mundial. ¿Por qué? Porque el gobierno necesitaba la cannabis para la fabricación de cuerdas, zapatos, uniformes y paracaídas."

fuente: http://www.mind-surf.net/drogas/marihuana.htm

Re: Drogas y Guerras

Dom Abr 24, 2011 12:20 pm

Y aquí tenemos el documental a que hace referencia barcelona blom en su post anterior:



De todas formas, señalar que el uso que promovía el gobierno de Estados Unidos era para los derivados de la planta no alucinógenos. Que en el proceso éstos también encontraran su utilidad...
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