Switch to full style
Personajes vinculados al ámbito civil
Escribir comentarios

Magda Goebbels, el nazismo en femenino

Jue Feb 22, 2007 4:24 am

Imagen


Vivió aceleradamente. Superó en todo a su segundo marido: en belleza, en talento y hasta en lealtad al Führer. Se casó dos veces, aunque su único amor verdadero y platónico fue Adolf Hitler, por quien terminó suicidándose en el jardín del búnker. Dio a luz a su primer hijo con sólo 20 años, y envenenó a los seis restantes con 44. Era malvada y superficial, de carácter inquebrantable y afilado instinto. El Tercer Reich no hubiera sido el mismo sin ella.

A finales de 1901 una joven criada berlinesa llamada Auguste Behrend alumbraba a una niña fruto de una relación con un hombre desconocido. Le dieron bautizo católico, el apellido de la madre y una hermosa ristra de tres nombres: Johanna Maria Magdalena. Al poco, su madre se casó con un rico industrial, Oskar Rietschel, que tomó especial cariño a la recién nacida. La convivencia entre Auguste y Oskar se estropeó en apenas tres años y se divorciaron. Auguste, que era joven y bien parecida, encontró a otro hombre, un restaurador judío de nombre Maximilian Friedländer.

Adoptada por Friedländer, fue reclamada por su "otro" padre, Rietschel, que se había trasladado con sus negocios a Bruselas. Fue internada en un convento de ursulinas, y sólo el estallido de la Primera Guerra Mundial truncó la pía pero tremendamente aburrida formación que Oskar Rietschel había reservado para su hija. De vuelta en Berlín, ingresó en el instituto, primero, y en el prestigioso internado Goslar, después. Su relación con Rietschel era inmejorable por aquel entonces, tanto que abandonó el apellido de su padre adoptivo para tomar el de su padre primero.

La joven Magda Rietschel era un dechado de buenas virtudes. Guapa, estilosa y cosmopolita. Hablaba francés con fluidez, su educación era esmerada y sentía una gran seguridad en sí misma. Tanta bondad no podía pasar desapercibida ante un hombre como Günther Quandt, uno de los más ricos de Alemania, con quien coincidió en el compartimento de un tren a mediados de 1920. Seis meses después ya se había casado con él.

Para Quandt, cercano a la madurez, su matrimonio con la joven y refinada Magda era un símbolo externo de distinción, la corona de laurel con que muchos triunfadores se adornan llegados a cierta edad. Magda, sin embargo, no deseaba ser un florero al servicio de su acaudalado marido. Once meses después de la boda vino al mundo su primer y único hijo, Harald Quandt, y ahí se acabó la gasolina del matrimonio.

La vida social de los Quandt no era muy excitante. Günther trabajaba mucho, y sólo tenía a su esposa para exhibirla de tanto en tanto y para que le acompañase a sus viajes de negocios. Más que un marido, Quandt era un padre -el tercero- para la pizpireta joven. A falta de motivaciones mejores, Magda se dedicó a cultivar la alta sociedad berlinesa y a hacerse un nombre entre las damas que pintaban algo en los círculos burgueses del Berlín de entreguerras. El aburrimiento, sin embargo, es mal compañero para casi todo, y heraldo de malos augurios cuando se cuela entre dos cónyuges.

En 1928 Magda, que languidecía junto a un cincuentón en un barrio alto de Berlín, conoció a alguien de su edad, vigoroso, idealista y consagrado a la acción. Se trataba de Jaím Arlosoroff, judío de origen ruso, nieto de un rabino y militante convencido del sionismo. Comenzó entonces una atormentada relación amorosa entre ambos que dio la puntilla al matrimonio de Magda. Quandt la puso de patitas en la calle, aunque, para evitar un escándalo que poco podía favorecer a la familia, dejó que se llevase al niño y asignó a ambos una generosa pensión.

No mucho después del divorcio, durante la campaña electoral de 1930, Magda se dejó caer por un mitin del Partido Nacional Socialista en el Palacio de los Deportes de Berlín. Desde ese momento su vida daría un giro radical. El orador principal era un tal Joseph Goebbels, un dramaturgo fracasado de aspecto enjuto, pequeño, de cabello oscuro y ojos castaños que arrastraba decidido su pierna izquierda, embutida en una prótesis de metal, a causa de una enfermedad infantil. Era la antítesis ambulante de lo que predicaba su propia propaganda.

Magda quedó sobrecogida por la parafernalia del acto, mística y brutal, de violencia contenida y emotividad a flor de piel. Al poco corrió a afiliarse en el partido, y, gracias a su buena formación y a las artes que había desarrollado en los mejores salones de Berlín, supo ascender hasta las oficinas del cuartel general. Una vez allí se puso al servicio del hombre del discurso, de Joseph Goebbels, tan deforme como libidinoso. "Una hermosa mujer llamada Quandt está haciéndome un nuevo archivo privado", escribía en su diario aquel otoño de 1930. Goebbels, que no era aun ministro sino un simple gauleiter (jefe del partido) en Berlín, daba una extraordinaria importancia a la información. Mantenía un archivo detallado de todo lo que sobre él y sobre el partido nazi se decía en el extranjero. Magda, que hablaba idiomas, pronto se hizo imprescindible… en todo.

El cortejo fue corto pero intenso. Con la precisión de un tesorero, Goebbels tomaba nota de todos sus encuentros amorosos, y de las ideas que le iban pasando por la cabeza. Magda, astuta y conocedora del frágil material con que habría de trabajar, dejó que el gerifalte nazi se obsesionase, hasta asegurarse de que sólo pensaba en ella. Le consumió por agotamiento. "Voy a dejar las historias de mujeres y dedicarme por entero a una", apuntaba en el diario meses después de haber conocido a Magda.

La ambiciosa berlinesa estaba consiguiendo su objetivo. Mantuvo durante un tiempo la relación con Jaím Arlosoroff y se preocupaba de que Goebbels lo intuyese, sospechase que, tras ella, se escondía un agitado pasado sentimental. Esto espoleaba los celos del jerarca, acostumbrado, por otra parte, a despachar sus urgencias íntimas con jovencitas, actrices y militantes del partido, sobre las que ejercía una suerte de poder incontestable, feudal, como casi todo en la Alemania nazi.

En diciembre de 1931, menos de un año y medio después del mitin en el Palacio de los Deportes, Magda accedió a las súplicas de su amante nazi y se casó con él. La boda se celebró, curiosamente, en una propiedad que la familia Quandt poseía en Severin. Pero a quien la intrigante divorciada perseguía no era a Goebbels, sino a Hitler, por quien sentía una admiración rayana en el delirio.

La relación privada entre Magda y Hitler es un misterio; hasta hay quien asegura que llegaron a ser amantes formales. "También amo a mi esposo, pero mi amor por Hitler es más fuerte, por él estaría dispuesta a dejar este mundo", confesó a Leni Riefenstahl en cierta ocasión. Aparte de esta confidencia a la genial cineasta del Reich, no hay datos que sustenten el amorío; y, puestos a inventar, tal fue la influencia y el poder que llegó a alcanzar aquel hombre, que cualquier dama del Tercer Reich podría haber sido su amante.

Los meses previos a la toma del poder, Hitler pasó largas temporadas en Berlín. Sus anfitriones eran, cómo no, los Goebbels, que abrían de par en par las puertas de su casa, en el privilegiado barrio de Reichskanzlerplatz. La otrora dama de la sociedad burguesa y decadente se había convertido en el ama de casa nacionalsocialista ejemplar. Preparaba diariamente el almuerzo para Hitler, y se lo hacía llevar en una tartera al hotel donde residió durante aquel año el aspirante a canciller. Por las noches, la cúpula del partido se reunía en la mansión de Goebbels. La galería de monstruos que haría tristemente célebre al Tercer Reich pasó por aquella casa: el obeso Goering, el homosexual Röhm y el despiadado Himmler, que aún se conformaba con la jefatura de las insignificantes SS, desfilaron por el salón de Magda, y disfrutaron de sus guisos y atenciones.

Magda cocinó para todos, a todos les dio conversación. Las veladas en Reichskanzlerplatz se alargaban hasta primeras horas de la mañana. Los futuros dueños de Alemania hacían y deshacían planes anticipando el final de la marchita República de Weimar.

Sus pronósticos se hicieron realidad mucho antes de lo previsto. El último día de enero de 1933 Hitler recibió el encargo de formar gobierno. Era la inauguración formal de la Alemania nazi, el régimen más tenebroso y genocida de cuantos ha parido la mente humana.

El matrimonio Goebbels estaba en primera línea para paladear las mieles del triunfo. Él era nazi desde los tiempos heroicos; ella, desde hacía sólo tres años. Ambos eran los esclavos preferidos del Führer. Joseph soñaba con el ministerio de Educación y Cultura, para recrear en la práctica sus desvaríos propagandísticos. Hitler no se lo concedió; le dio algo mejor: un caramelo creado ad hoc para él: el Ministerio de Información y Propaganda.

Ya como ministros del Reich se a mudaron a un hogar a la altura de su gloria personal, al palacio del Príncipe Leopoldo. Para el verano, las autoridades de Lanke, en el lago de Bogen, le regalaron otro palacete de estilo prusiano. Magda ordenó adecentar el lugar hasta convertirlo en un complejo de cinco edificios, uno de los cuales tenía 21 habitaciones dotadas de avances tales como aire acondicionado o persianas accionadas por un motor eléctrico, algo inaudito para su época. El ministro se hizo construir un castillo privado, en el que ni su esposa podía entrar. Lo utilizaba como despacho, tapizado por completo en rojo, y para recibir a sus amantes ocasionales. Las extravagancias de Goebbels no fueron una excepción. Ni el Kaiser ni ningún rey de Prusia se habían rodeado de tanto lujo y derroche como lo hicieron los cabecillas nazis.

Hitler, consagrado por entero a la labor de transformar Alemania en un invencible imperio que durase mil años, no contrajo matrimonio hasta poco antes de su muerte. Magda rivalizó con la novia del Führer para erigirse como la primera dama del régimen. Lo consiguió, y por sus propios méritos. Era ubicua en las fiestas y celebraciones que jalonaban el calendario del partido y, a la vez, inició una incesante actividad paridora. Entre 1932 y 1940 tuvo seis hijos, casi a uno por año. Helga, Hildegaard, Helmut, Holde, Hedwig y Heide, todos sus nombres empezaban por hache, de Hitler. El Führer se lo supo recompensar otorgándole la Cruz Honorífica de la Madre Alemana.

El estallido de la guerra no menguó su ánimo. Atrás quedaban los fastos de tiempos pasados, en los que ejercía de anfitriona de multitudes. Con ocasión de la Olimpiada de Berlín recibió a más de tres mil invitados, con los que se exhibió como la cara femenina del nazismo. Rubia, distinguida, políglota y celosa madre y esposa. Toda Alemania, y buena parte del extranjero, sucumbió a sus encantos. En los años difíciles, lejos de venirse abajo, se dejaba ver con su marido entre las ruinas de los bombardeos aliados, consolando a las madres desencajadas que acababan de perder a sus hijos entre los escombros. Se cuenta que, en los meses finales de la guerra, a los invitados a su palacio les exigía los cupones de racionamiento. El hundimiento estaba cercano, la corrupta y asesina nave en la que se habían embarcado los nazis estaba a punto de naufragar.

El 22 de abril de 1945, con el Ejército Rojo a las puertas de Berlín, los Goebbels solicitaron permiso a Hitler para acompañarle al búnker. Éste, en reconocimiento por la inquebrantable lealtad que le había brindado, se arrancó de la solapa la insignia de oro del partido y se la entregó a Magda. Ese sería el punto culminante de su carrera, y la antesala del drama. El 28 de abril se encerró en su cuarto del búnker y escribió a su hijo Harald, que servía en la Luftwaffe:

"Nuestra espléndida idea se hunde, y con ella todo lo que de hermoso, admirable, noble y bueno he conocido en mi vida. El mundo que vendrá detrás del Führer y el nacionalsocialismo no merece la pena ser vivido, y por eso he traído a los niños".

Dos días después Hitler se descerrajó un tiro y puso punto y final a su vida, a su espantoso régimen y a la guerra mundial que él mismo había iniciado. Magda, fría como un témpano, se encerró en una habitación con sus seis hijos. Les administró un somnífero y una inyección letal. Al sueño le sucedió la muerte. La mayor tenía doce años, la menor no había cumplido los cinco.

Horas después, Goebbels se dispuso a inmolarse junto a su esposa en el jardín del búnker. Se vistió con parsimonia, ajustándose con decisión la gorra de plato color caqui, y subió hasta la superficie con varios guardias. Las órdenes eran estrictas: tras el suicidio, sus cuerpos debían ser incinerados, para que los rusos no pudiesen exhibir sus cuerpos como trofeo. El ministro se pegó un tiro, Magda ingirió una cápsula de cianuro.

Punto y final. Magda Goebbels, nacida Behrend, adoptada como Friedländer y Rietschel y divorciada como Quandt, había dejado de existir. Sus restos fueron encontrados por los soldados rusos, y enterrados en los jardines del cuartel general del KGB en Magdeburgo. Un cuarto de siglo después, fueron exhumados y reducidos por completo a cenizas, que fueron esparcidas en el río Elba. Ni en sus peores sueños hubiera podido imaginar un final semejante.

http://agosto.libertaddigital.com/artic ... 1276232164

-------------------------

Ya le podía haber dado por admirar a Cary Grant :?

Jue Feb 22, 2007 10:30 pm

Madre mia, si es que hay gente "pa to"...

Se pone cara al personaje que en el HUndimiento ves envenenar a sus propios hijos...¿que clase de mente puede hacer eso?
Y la verdad, con esa cara, personalmente, no la veo capaz de hacer lo que hizo.

Seguimos en el frente...

Jue Feb 22, 2007 10:55 pm

Hay un libro muy bueno, que además lo perdí en una de mis mudanzas "Las mujeres de los nazis" creo que era el titulo, hablaban de Magda, de Raubal, Lenny Riefenstal y alguna más , era mogollón de interesante.

Vie Feb 23, 2007 2:04 am

Sí, la escena de la peli en la que va envenenando a cada uno de sus hijos es de las más espantosas que he visto...y todavía la hace más escalofriante cuando sabes que no es ficción.

La frialdad y decisión con la que lleva a cabo su plan contrasta con la de su marido que no pudo...pero tampoco lo impidió.

Y no, no estaban enajenados, ni enfermos. Supongo que para ellos no existía nada más allá de su "espléndida idea".

¡Qué esquemas tan rígidos!

Vie Feb 23, 2007 2:23 am

La escena de la película es durísima.
Para mí, la más dura de la película. Hacía poco que había sido padre, y no pude entender como alguien pudo hacer algo así con sus hijos.
Su espléndida idea, como tu dices Mika: "No me imagino el mundo sin el Nacionalsocialismo".
Añadir una cosa que me llamó la atención. En algunos foros he leído lal respecto lo de que "no tenían otra salida", "¿qué hubieran echo los rusos con los niños?"
Ahora bien, en el documental En el ángulo muerto, Traudl Junge, afirma que la niñera de los Goebbels, apenada por lo que intuía que iba a suceder, se ofreció a Magda Goebbels, para sacar a los niños de allí e intentar escapar de Berlín.
Magda se negó en redondo y le dijo que no. A decir verdad, la misión era casi imposible, pero por intentarlo no se perdía nada. Traudl consiguió escapar de la ciudad, aunque no llamaba tanto la atención.

Imagen
Nadie en su sano juicio puede desearle esto a sus hijos.

Saludos

Vie Feb 23, 2007 2:29 am

Es muy facil lidiar a toro pasado.
¿Que hubiera hecho...?
LOs niños tienen gran probabilidad de sobrevivir en un ambiente como el que se desarrolla en la pelicula ...hubiese sido mas normal, echar a los niños del refugio, que se buscaran la vida, y despues me hubiese pegado un tiro, pero claro, uno lo ve de esa forma. Lo que no es logico es asesinar tu propia descendencia, simplemente por supervivencia, no deberian haberlos matados.
Señor administrador, la foto es terrorifica, no he podido verla por segunda vez.

Y me reafirma en mis pesquisas...¿no tiene usted unos 100 años de edad?

Seguimos en el frente...

Vie Feb 23, 2007 3:07 am

No comment.

Vie Feb 23, 2007 3:14 am

Esto ya es especular, pero creo que los rusos habrían violado a las niñas y luego acabado con todos...Quién sabe, tal vez la madre les libró de una forma de morir mucho peor; aunque a juzgar por los datos que tenemos no parece que sopesase siquiera esa posibilidad.

Sería la única "justificación" de su acto.

Vie Feb 23, 2007 3:33 am

Uff, no sé... violar a las niñas y después matarlas.
Se ha de ser muy canalla para hacer algo así. No sé si la cosa hubiera llegado hasta ahí.

Una pregunta al respecto.
En la película El Hundimiento se ve como los niños ingieren (o les hacen ingerir) una cápsula de cianuro, pero he leído en varios sitios, que se les administró una inyección, como Mika ha apuntado en el texto anteriormente.
¿Sabe alguien realmente como sucedió?
¿Es una licencia lo que vemos en la película?

Saludos

Vie Feb 23, 2007 5:25 am

Por lo que he leído sobre la -lujuriosa y vengativa- entrada del Ejército Rojo en Berlín...yo no tengo la más mínima duda al respecto de lo que hubieran hecho con las niñas; lo hicieron con otras anónimas...¿qué no les habrían hecho a estas criaturas en concreto?.

Sobre la muerte de los niños.Hay muchas versiones sobre lo que expones, Paradise. En wikipedia, por ejemplo, pone esto:

Al igual que con Hitler, los detalles de la muerte de la familia Goebbles han sido muy aclarados. Después de consumado el suicidio de Hitler, Goebbels y su esposa acordaron el suicidio familiar. Se sabe que Albert Speer y otros personajes trataron de hacer desistir de sus intenciones a Goebbels. A 24 horas de la muerte de Hitler, y ya habiendo acordado el suicidio colectivo de su familia previamente con el Führer, su esposa hizo vestir a los hijos con pijamas blancos, los acostó en sus aposentos en el búnker y ordenó al médico alemán Ludwig Stumpfegger envenenarlos con cianuro encubierto en chocolates.

En lo único que parecen coincidir las fuentes es en que el cianuro fue el veneno, inyectado o bebido, y que previamente les administró somniferos.

Tal vez la escena de la película sea una licencia, pero a mí me pareció muy bien documentada, ¿no?

Y este dato, al margen de las muertes de los niños, me parece muy elocuente acerca del poder e influencia que tenía Hitler sobre ellos:
Refiriéndose a Goebbels: Contrajo matrimonio con Magda Quandt en 1931, con la que tuvo seis hijos. En 1938 su esposa quiso divorciarse por un lío amoroso que tuvo Goebbels con una actriz checa, pero Hitler se opuso a ello.

Esto parece el Salsa Rosa versión nacionalsocialista :?


Abrazotes.

Vie Feb 23, 2007 9:52 am

No creo que asesinaran a los niños para evitar que los torturaran, podían haber escapado y huir en dirección donde estaban los norteamericanos. Según Magda, no imaginaba un futuro sin el nacionalsocialismo.

Increiblemente cierto.
Última edición por Falls el Vie Feb 23, 2007 10:40 am, editado 1 vez en total

Vie Feb 23, 2007 10:38 am

No Falls, si el motivo está claro, tal como apuntas.
Eran solo conjeturas de si hubieran podido salir de Berlín.

A eso me refería yo, Mika. La diferencia entre anónimas y personajes públicos.
Si hubiera acontecido eso,con las hijas de los Goebbels, no hubiera pasado tan fácilmente inadvertido como con cualquier mujer anónima de Berlín en 1945.
Vamos, diría yo.
Además la mayoría de las violaciones las realizaban las tropas que venían tras las fuerzas de assalto, y en este caso, una vez localizados los niños, hubieran sido trasladados a otras dependencias, debido a la importancia que tenían sus padres durante el conflicto.
Después de eso ya no sé lo que hubiera podido acontecer.
Aunque todo son suposiciones.

Saludos

Vie Feb 23, 2007 7:48 pm

Magda, antes de morir, escribió a Harald, el hijo del matrimonio anterior. En esa carta le rogó que entendiera la muerte de sus hermanos porque eran "demasiado buenos para la vida que iba a llegar". Más allá de lo que pudiera sentir o llegar a pensar el tal Harald, me parece evidente que Magda realmente pensaba que algo horrible iba a pasar en Alemania y que era mejor que sus hijos no lo vieran. Lo que no se es si pensó así porque una Alemania derrotada nuevamente sería horribe; si lo sería por la ocupación soviética, esos seres inferiores y tal; si lo sería simplemente porque el Nacionalsocialismo desaparecería; o si era consciente del terror ocasionado por el régimen al que se había entregado y que había sometido al país y buena parte del continente, si pretendía librar de su culpa a sus niños o librarles de alguna venganza viniera de quien viniera.

En cuanto a Joseph su testamento lo dice todo:

"Creo que estoy dando el mejor servicio al futuro del pueblo alemán, porque en tiempos duros como éstos, los ejemplos son más importantes que los hombres. Siempre puede encontrarse a hombres dispuestos a luchar por la liberación de su patria. La reconstitución de nuestra existencia germánica, sin embargo, es imposible si no es modelada con ejemplos comprensibles para todos... Preferimos buscar nuestro final junto al Führer a una vida que carece de valor para mí, si no puedo utilizarla a su servicio y a su lado."

Esa pirueta débilmente apoyada en la ideología Völkisch propia del Nacionalsocialismo apenas si disimula la hipocresía de su acto pues, en clara contradicción, da ejemplo suicidándose en vez de quedarse a luchar por la liberación de su patria. Claro que para él quedarse a luchar por la liberación de su patria significaría morir para purgar sus culpas, sacrificio que no deseó hacer para ayudar al pueblo que le había dado tanto poder. Para colmo, al igual que los encausados en Nüremberg, la figura del Führer sirve de paragüas donde encontrar el cobijo necesario para hacer cualquier cosa menos lo necesario para el país. El testamento no recoge sólo en su texto la hipocresía incontenible tras su vanidad como hombre de estado, sino que la mera necesidad de su existencia acusa al autor de debilidad moral e ideológica: anteponiendo como hace su "ejemplo" a la verdadera necesidad de "liberación" del país, amparado en la tradición völkisch, está diciendo que sólo él, o los que son como él tenían el derecho a sentir el romanticismo de una idea que impusieron al resto de los alemanes, mediante depuración, represión y lavado de cerebro. Una idea lo suficiente fuerte para sentirse orgulloso mientras le dio una buena vida, pero no hasta el punto de defenderla hasta el final, dando un verdadero ejemplo y colaborando activamente en la "liberación del país". Por lo visto la pasión de los Goebbels por el Movimiento al que se entregaron en cuerpo y alma no daba para ayudar al pueblo que les entregó el poder y recibió a cambio el abandono tras el fracaso de sus dirigentes en todos los planos: económico, político, bélico, ideológico y hasta emocional.

Vie Feb 23, 2007 11:12 pm

Sí, visto así, Paradise, llevas razón: igual se hubieran librado los niños por ser quienes eran...o igual se habrían ensañado con ellos precisamente por eso. Es que los rusos eran la venganza personificada.

Buena reflexión, Bitxo, como acostumbras :wink:

El tema del suicidio en estos casos me resulta muy curioso...Ahora que tengo tan reciente la peli de "Cartas desde Iwo Jima" veo cierta similitud, pero mientras los japos lo hacían por "honor" me cuesta creer que la oleada de suicidios que hubo tras la derrota de los alemanes tuviera ningún fondo de honor o algo parecido. Más bien me recuerda a la dinámica de las sectas: muerto el lider...se acabó el futuro.

¡Qué increible! :?

Sab Feb 24, 2007 12:07 am

Mika ha dado en el clavo "muerto el lider...", normalmente las sectas fanaticas acaban de esa forma. Creo que es lo mas probable para explicar este fin. Y ademas si sumamos la adoracion que Magda sentia por el lider...


Seguimos en el frente...

Mar Feb 12, 2008 6:06 pm

Mikhailovna escribió:Sí, visto así, Paradise, llevas razón: igual se hubieran librado los niños por ser quienes eran...o igual se habrían ensañado con ellos precisamente por eso. Es que los rusos eran la venganza personificada.



25 MILLONES DE RUSOS ES MAS QUE SUFICIENTE PARA VENGARSE... LOS ALEMANES
HICIERON DESASTRES EN RUSIA... AMEN DE QUE LOS LIDERES RUSOS
NO SE DIFERENCIABAN MUCHO DE LOS NAZIS....

Mar Feb 12, 2008 6:12 pm

Hola Egsan2.
Por favor léete las normas del foro, en concreto la número 7 y evita escribir en mayúsculas para una lectura más facil del resto de usuarios.
http://www.zweiterweltkrieg.org/phpBB2/ ... ic.php?t=1

Saludos

Mar Feb 12, 2008 8:05 pm

El tema fue posteado hace un año pero igual, lo comento porque nunca lo habia visto.

Que personaje Dios mio!

No caben dudas que para matar a tus propios hijos tienes que estar enfermo de la cabeza, yo creo que los mató no porque los rusos violarian a las niñas, torturarian, etc; para mi ella tomo esa decisión por lo que dijo, que no valia la pena seguir viviendo en un mundo sin nacionalsocialismo, ese fanatismo tan radical la llevo a pensar eso, y actuar de esa manera.

Mar Feb 12, 2008 11:27 pm

También yo acabo de leerlo, y es un debate estremecedor. Y aunque todas las opiniones y perspectivas
son perfectamente válidas, coincido con Falls: creo que, en su paroxismo, no concebían el vivir sin su Führer.
En fin...
Excelente post, Mikhailovna, gracias.

:D Un saludo cordial.
García-Morato.

Mar Feb 12, 2008 11:35 pm

Hola a todos.

Antes que nada aclarar a Egsan2 que estoy de acuerdo con él, que 25 millones de rusos es más que suficiente para vengarse, y que no los rusos, sino más bien los líderes soviéticos, no eran muy diferentes de los nazis; puede que sí en los motivos pero no en las formas.
Sin embargo...me cuestiono la venganza (aunque la entiendo perfectamente), y sobre todo cuando pienso en las mujeres alemanas que se violaron; que me da igual la nacionalidad de nadie, tan sólo pienso en las víctimas de todos los bandos que sufrieron esta locura.

Y no, Baron Rojo( por cierto, un saludo con retraso :-) ), te aseguro que no hay que estar mal de la cabeza para cometer estos actos, ni un ápice, aunque cueste creerlo; al contrario, era gente muy racional, que tenía muy claro lo que quería y lo que no quería, y en lo que creía y lo que no creía... el problema era el bando elegido acompañado de un bonito lavado de cerebro, ¡qué se le va hacer!, así circula mucha gente todavía por el mundo, pensando que los homosexuales deberían exterminarse y que las mujeres son un "práctico" complemento del hombre a su servicio.

Cuestión de ideología y de estar en el sitio equivocado.

Besotes peloneros.

Vie Abr 04, 2008 7:14 pm

mija... veo que algo de sicologia cazas...
explicame si es cierto eso de lo del instinto maternal... porque lo que hace la minusa
esta es increible!!!!.... se de algunas madres que tienden a matar a su prole cuando
se sienten amenazadas, o los abandonan, pero siempre tratan de evitar que su prole
sea "sacrificada", pero... otro pero... solo se deshacen de su prole para poder sobre-
vir (pequeño detallido)... aca estos dos "infelices" de padres, "suicidan" a sus criaturas
ya sea porque sus sueños nazistas desaparecieron en las ruinas del bunker... ya sea
porque son unos infradotados idiotas (perdon a los infradotados idiotas por la compa-
racion)...

pd : sigo sin entender la diferencia entre "enfermo inimputable" y criminal - sicopata
hp... y todos los epitetos juntos que se nos ocurran..

yo los llamo cobardes... hasta goering tuvo un poco mas de valor (por lo menos hasta
unas horas antes... :) )

Sab Abr 05, 2008 1:53 pm

Hola, simon

Bueno, pues en este caso tú lo has dicho: se de algunas madres que tienden a matar a su prole cuando se sienten amenazadas. Supongo que Magda interpretó como amenazante, para ella y para sus hijos, un futuro donde no tuviera cabida el NS, asi que aplicó su particular instinto maternal y consideró que era lo mejor para ellos.

Digamos que en este caso el concepto "instinto maternal" está un -pelín- desviado del concepto que manejamos la mayoría de población supuestamente racional, pero ella lo vio así y desde su perspectiva (incomprensible para nosotros) a su modo creyó que los protegía.

Sobre la otra cuestión que planteas tiene una respuesta muy sencilla que intentaré explicar desde mi superficial conocimiento de las leyes: sigue vigente en muchos paises, sobre todo desde el ámbito penal, la duda sobre si considerar a los psicópatas enfermos o mentalmente sanos. Si se les considera enfermos no se les puede imputar un delito, al menos no se les puede atribuir una responabilidad al 100%, porque se entendería que no tienen facultad (o la tienen mermada) para distinguir entre el bien y el mal o un acto legal de uno ilegal. Sería entonces un enfermo inimputable (o al menos se le aplicaría como eximente o circunstancia atenuante) como se puede considerar a un esquizofrénico o alguien que comete un delito en el transcurso de una psicosis cocaínica, por ejemplo.

Si por el contrario se le considera una persona sana, que en este caso significa que tiene plena facultad para reconocer las normas y los límites impuestos por una sociedad y por tanto es responsable, como cualquier otro, de sus actos, entonces caería sobre él, como se suele decir, todo el peso de la ley, en cuyo caso es un criminal (si ha cometido un crimen, claro): -psicópata- sería sólo un apellido...
Yo desde luego me inclino totalmente por la segunda opción.

Y el tema daría para más, pero nos desviamos y luego el capi me da collejas por oftopiquear Imagen

Un saludote pelonero.

Sab Abr 05, 2008 11:53 pm

mija algo que no deje en claro en el post anterior...
madre, me referia a la especie animal no homo sapiens... (no hominidos) sino a los mamiferos no hominidos
y demas vertebrados... en esas "madres" estaba mas pensando...
creo que el ser humano rompio un poco el molde, igual me produce rechazo, como padre primerizo que
soy me da asco esta tipa... me duele en el alma ver esos cuerpitos y ni hablar de la pelicula que narra
su final... bronca + odio es lo que les tengo...

en contra te doy como ejemplo john Q que la vi por cable el sabado pasado, me hizo llorar denzel...
eso es instinto paternal y maternal...

entendes hacia donde apunto...???

tuyo mija

y me encantan tus comentarios!!!!!!!!

soy fanatico de tu firma la mejor de la mejor...

offtopic me podes informar algo aunque sea por mp de tu avatar... siento curiosidad

Re: Magda Goebbels, el nazismo en femenino

Lun Jul 23, 2018 10:46 am

Sobre la conexión entre Magda Goebbels y Haim Arlosoroff se publicó el pasado fin de semana un artículo titulado La conexión Goebbels: el misterio romántico detrás del asesinato de Arlosoroff

https://www.enlacejudio.com/2018/07/21/ ... rlosoroff/
Escribir comentarios