El suboficial jefe Will Eisner, 1943.
Seguro que algunos de vosotros conocíais a este gran dibujante, que tristemente nos dejó el año pasado. Entre sus grandes obras, podría resaltar
The Spirit,
El último día en Vietnam,
Pequeños milagros,
Contrato con Dios...
Pues bien, en plena producción de
The Spirit, Eisner se alistó en el ejército americano durante la segunda guera mundial. En el tomo de
Los archivos de Spirit 6, el autor nos relata sus experiencias y como se las apañó para seguir haciendo los guiones de sus cómics. Sólo para frikies del cómic (va por ti, Capitán Miller).
Mientras tanto...
En 1942 me alisté en el ejército y dejé la continuación de The Spirit en las manos de Lou Fine. Era un dibujante genial, y como habíamos trabajado juntos desde la época de Eisner & Iger, sabía que la serie estaba en buenas manos.
Busy Arnold, por aquel entonces mi socio, me aseguró que todo seguría funcionando y que iba a contratar a guionistas experimentados.
Al final de la instrucción en Fort Dix me asignaron al cuerpo de armamento y material del campo de pruebas de Aberdeen. Allí, a pesar de los rigores del entrenamiento, intenté escribir guiones para The Spirit. Conseguí escribir guiones para varias semanas en el economato. Después conseguí sacarlos del campo con un mensajero que me envió Busy. Pero al final lo dejé. La vida militar no me permitía concentrarme, y a partir de entonces sólo pude revisar los guiones y controlar la producción.
En Stamford, donde Busy trasladó el taller, algunos guionistas como Manly Wade Wellman y Bill Woolfolk escribían guiones de Spirit para Lou Fine. Afortunadamente, a pesar del cambio de estilo evidente, en el sindicato Register and Tribune no se registró ninguna cancelación, pues a pesar de que había cambiado el dibujante, se había realizado un gran esfuerzo para conservar la esencia de mi creación. Poco a poco me fui acostumbrando a los guiones y el dibujo, aunque de vez en cuando le pedía a Lou Fine que se "soltara". Le costaba colocar el sombrero a Spirit, y le envié un boceto en el que le mostraba cómo debía hacerlo. Tuve que aprender a no entrometerme: al fin y al cabo, se estaba ocupando de la serie sólo hasta que yo volviera.
Ilustración de Will Eisner.
Mientras, en el ejército corroboré mi compromiso con el cómic. Al final de la instrucción, me ofrecieron un puesto como dibujante en plantilla para el periódico del campo: The Flaming Bomb.
Estando yo allí, el cuerpo de armamento y material se convirtió en un departamento, y asumió la responsabilidad de casi toda la maquinaria militar de EE.UU. Desarrollaron una nueva forma de cuidar del armamento llamada "mantenimiento preventivo". Se trataba simplemente de cuidar de forma organizada el equipamiento para evitar fallos y limitar las reparaciones. Implicaba cierta participación voluntaria que iba más allá de las órdenes habituales y era responsabilidad individual de los soldados y los mecánicos en el campo.
Aberdeen era un campo de entrenamiento, y muy pronto se difundió la noticia de este programa. Por aquel entonces estaba convencido de que los cómics eran un medio capaz de hacer más cosas que simplemente crear historias de aventura y de humor. Era obvio que este programa debía llegar al soldado medio, y pensé que el cómic era un medio ideal para conseguirlo, pues divertía, instruía y creaba entusiasmo.
Práctica de tiro en Aberdeen, probablemente en 1942.
Se lo comuniqué al teniente coronel, que era mi jefe en el periódico. De una forma u otra, la idea siguió adelante, porque poco después me trasladaron al almacén de Holebird, donde colaboré en la creación de Army Motors, un manual de campo dedicado al mantenimiento preventivo.
En esa publicación vieron la luz las primeras lecciones de mantenimiento de la historia del cómic. El personaje principal era Joe Dope, a quien le acompañaban el sargento Half Mast y Connie Rodd.
Poco después, me trasladaron al Pentágono como suboficial en la plantilla del general Campbell.
Army Motors creció y se empezó a distribuir por todo el ejército a todas las unidades de mantenimiento. Los cómics de Joe Dope se empleaban en la instrucción del mantenimiento preventivo. Creé varios pósters sobre él y, a pesar de los recelos del ayudante del general, apareció una tira de dos páginas de Joe Dope en un manual oficial del ejército. Un "sobresaliente" en la historia de los manuales del ejército.
Página de Joe Dope.
De hecho, el reto de esta idea "revolucionaria" se produjo cuando el departamento de Manuales del ejército decidió probar la efectividad de Army Motors frente a los manuales tradicionales junto a la Universidad de Chicago. Army Motors y Joe Dope vencieron sin lugar a dudas. El cómic se había establecido definitivamente como método de enseñanza.
Así que mientras Lou Fine y Jack Cole mantenían vivo The Spirit, yo me pasé los años de la guerra en otro género de cómics: los instructivos.
Will Eisner
Florida, 2001
Fuente: Los archivos de Spirit, 6
Saludos