Switch to full style
Civiles, militares, políticos...
Escribir comentarios

Horst Kopkow, el agente que vivió dos veces

Jue Abr 17, 2008 3:57 am

<center>El agente que vivió dos veces.</center>


"Sólo se Vive Dos Veces" es una famosa novela de Ian Fleming que fue llevada al cine en la serie acerca del aún más famoso agente James Bond. ¿Se puede vivir dos veces? - Parece que sí - y no en una novela, sino en la realidad, como en el relato que sigue a continuación:
El asesino de la Gestapo que vivió dos veces era un notorio criminal de guerra nazi, responsable de matanzas espantosas. Pero Horst Kopkow burló a la horca cuando el espionaje británico lo puso en su nómina.

Publicado en el Times de Londres a partir del Domingo 7 de Agosto de 2005.
Por Sarah Helm, autora de "Una Vida en Secretos: La Historia de Vera Atkins (*) y los Agentes Perdidos del SOE ".

Traducción y adaptación de R.W.
(*)Sobre Vera Atkins, ver apéndice al final el post





<center>Imagen</center>




El más exitoso de los cazadores de espías de Hitler, un nazi reaccionario que dirigió la captura de muchos agentes que se lanzaron en paracaídas o que se infiltraron en la Europa ocupada por Alemania, enfrentaba un juicio por crímenes de guerra cuando la inteligencia británica solicitó su envío a Londres para ser sometido a lo que la carta-solicitud llamaba "interrogatorio especial". Pero..... "cuando él llegó aquí" escribió el Tte. Cnel. Paterson, "fué sometido a un control de temperatura y después de dos días fué enviado al hospital, y luego dijimos que lamentábamos comunicar que había muerto de bronconeumonía antes de que pudiéramos obtener cualquier información de él. "

El oficial emitió un certificado de defunción y dijo a los investigadores de crímenes de guerra que Kopkow había sido enterrado "en el sector del cementerio militar local asignado a los prisioneros de guerra que han fallecido aquí ".

Kapkow casi seguramente había burlado la horca: un tribunal de crímenes de guerra habría oído pruebas de asesinatos tan brutales y atroces como ninguno en la segunda guerra mundial. Kopkow, un oficial de contrainteligencia brillante, era despiadado, cruel y de sangre fría. Sus víctimas rutinariamente eran torturadas, a veces atados y golpeadas hasta dejarlas como una pulpa, ejecutadas con un tiro de gracia en la nuca o por una inyección letal; y muchas fueron mujeres, como la heroína Violette Szabo, quien obtuvo en forma póstuma la Cruz de San Jorge y la Croix de Guerre, cuyo coraje y asesinato son el tema de la ahora famosa película "Tallan su nombre con el orgullo".

Kopkow fue responsable de la captura y el asesinato de al menos 100 agentes entrenados por el Directorio Ejecutivo de Operaciones Especiales (SOE) y a los que lanzó en paracaídas detrás de líneas enemigas. Casi siempre los investigadores descubrieron la responsabilidad de Kopkow de su espantoso final. En los tres años siguientes desde el término de la guerra, los que habían entrenado y enviado a los agentes a sus misiones habían investigado y establecido el destino de ellos y tomaron la determinación de hacer pagar a Kopkow por sus crímenes.

Ellos deben haberse sentido burlados por su muerte; pero lo que no sabían era que sus propios colegas británicos los habían engañado.

La memoria del Holocausto es el laberinto moral de Alemania, la que finalmente lo admite en su oscuro pasado. Así también el MI6 que protegió al nazi que mató a más de 100 agentes británicos. Por los días en que el Tte. Crnel Paterson informaba del entierro de Kopkow, el nazi comenzaba una nueva vida con una nueva identidad, como un servidor de la Corona. El MI6 había decidido que Kopkow era un activo que debía ser protegido y utilizado y por ello había falsificado su muerte y su internamiento. El agente se convirtió en "Peter Cordes", un gerente de fábrica y, por la época en que Isabel II fue entronizada, en un espía del Servicio Secreto de Su Majestad, libre para reunirse con su familia, libre para viajar dirigido por sus nuevos patrones, libre aún para galantear durante numerosas vacaciones en los Alpes o en el Mediterráneo con sus amantes, dejando a su esposa e hijos en casa.

En su sala de estar, en la ciudad nor-alemana de Gelsenkirchen, Gerda Kopkow mira detenidamente la carta oficial británica escrita hace 58 años. Gerda, de 92 años, nunca había visto la carta antes, pero ella sabe que ésta es una mentira oficial. "Ja, ja, das ist mein Mann " (sí, sí, él es mi marido) dice con impaciencia al comenzar a leerla, "Pero él murió aquí en Gelsenkirchen en 1996" declara Gerda con una semisonrisa.

Kopkow había convencido a los servicios secretos británicos que él tenía información valiosa sobre los soviéticos, y en la campaña de la posguerra para asegurar la inteligencia sobre los espías soviéticos, aquella información lo salvó de la soga del verdugo. Gerda lee la carta y sonríe otra vez.

"Los británicos me dijeron además que yo tendría que fingir que él estaba muerto, y así les dije a todos mis amigos: que él había muerto. Pero rechacé decírselo a los niños, les dije que ellos tendrían que fingir también."

La carta y el testimonio de la viuda de Kopkow proporcionan las primeras pruebas irrefutables que la inteligencia británica deliberadamente protegió a un criminal de guerra nazi, al que luego empleó para espiar para Gran Bretaña.

En los años 1980 el mundo se escandalizó por las revelaciones de que los EE.UU. habían protegido a nazis como Klaus Barbie, el "Carnicero de Lyon". La indignación pública en los EE.UU provocó el dictamen del Acta de Descubrimientos de Crímenes de Guerra Nazis de 1998. Ahora se sabe que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) protegió y empleó a decenas de criminales de guerra nazis durante la guerra fría, empero los británicos siempre ocultaron cualquier duplicidad como ésa.

Horst Kopkow nació el 29 de noviembre de 1910, en Ortelsburg, que estaba entonces en la provincia alemana de Prusia Oriental, y ahora llamada Szcytno en Polonia. Hijo de un hotelero y comerciante, Horst era el menor de seis niños; perdió a sus dos hermanos mayores en campos de batalla franceses en la primera guerra mundial. Según Gerda, las muertes de sus hermanos y la derrota alemana provocaron un efecto permanente sobre el joven Horst .

Comenzó los estudios para convertirse en farmacéutico pero, como muchos otros jóvenes alemanes, en la adolescencia se convirtió al nacismo. A la edad de 21 años, Kopkow era ya un líder de la sección local del Partido Nacional Socialista y Gerda a su vez era una líder de un grupo nazi femenino. Gerda declaró: "Nosotros estábamos orgullosos de haber creído en todo aún antes que Hitler se hiciera popular. Nosotros éramos jóvenes, era apasionante para nosotros."

Hacia 1933, cuando Hitler subió al poder, Kopkow se había unido a las SS. "Las SS era los hombres de negro " recuerda Gerda, riendo. "Él estaba orgulloso de ser un hombre de negro y ellos estuvieron contentos de tenerlo. Él siempre quería ser el mejor y era más inteligente que aquellos que lo rodeaban."

En 1937, Kopkow fue promovido y trasladado con su esposa y dos niños a Berlín para hacer trabajo de inteligencia en el centro neurálgico de la policía de seguridad nazi - la Oficina central de Seguridad de Reich (RSHA). Primero dirigida por Reinhard Heidrich, el planificador principal de Hitler de la "Solución Final ", el RSHA era el departamento central SS desde donde se dirigía a todos los funcionarios de la policía secreta y de los órganos de seguridad del Tercer Reich.



<center>Ficha personal de Horst Kopkow en las SS

Imagen</center>




Hacia 1939, Kopkow era un Kriminalkommissar en el departamento IV del RSHA, responsable de la Gestapo (Geheim Staatspolizei), encabezada por el Obergruppenführer Heinrich Mueller. Una subdivisión del departamento IV era la sección IV-2-A, donde Kopkow era el responsable de la captura de espías, enemigos y saboteadores.


<center>Heinrich Müller, jefe de la GESTAPO (1900-¿)

Imagen</center>




Hitler mismo dispuso los objetivos de sus cazadores de espías en su "Orden de Comandos ", la que disponía que "todas los supuestos enviados en misiones de comandos, incluso si ellos sean soldados vestidos de uniforme, armados o desarmados, deben ser muertos hasta el último hombre".


Una vez interrogados, los agentes fueron eliminados bajo la indicación del decreto "Nacht und Nebel". Ellos debían literalmente "desaparecer" como en "la noche y la niebla ". Fueron enviados a campos de concentración para ser ahorcados, muertos de un tiro, gaseados o inyectado con una sustancia mortal, y sus cuerpos quemados en los hornos - en algunos casos aún vivos - sin que ningún rastro de ellos o del modo en que habían muerto pudiera ser encontrado.

Pero los rastros de los agentes británicos fueron encontrados en el primer campo de concentración liberado por los aliados en abril de 1945. Cuando tropas estadounidenses entraron en Buchenwald, los sobrevivientes revelaron que agentes británicos habían sido ahorcados lentamente por medio de cables conectados a ganchos de carnicería en el sótano de crematorio.

Los casos SOE se convirtieron en el foco de una investigación de crímenes de guerra conducida por Vera Atkins, una oficial jefe del SOE que había formado a agentes y que había sentido un compromiso personal para con muchos. Bajo el mandato del juez abogaron ante el departamento del general al mando de la Oficina de Guerra. Los cazadores de nazis especialistas le ayudaron, sobre todo los alemanes o exiliados austriacos judíos que eran miembros del "Pajar" (haystack), así llamado porque el encontrar criminales nazis de guerra en la devastación de Alemania de la posguerra se parecía a la búsqueda de una aguja en un pajar . En el rastreo de las zonas aliadas de ocupación en Alemania, a mediados de 1946, Atkins estableció que cuatro mujeres británicas - capturadas detrás de las líneas en Francia ocupada - estaban entre 90,000 asesinadas en el campo de concentración para mujeres de Ravensbruck.

Una de las mujeres SOE, Cicely Lefort, fue llevada al subcampo de exterminio de Ravensbrück y gaseada en una furgoneta. Sus agentes colaboradoras Violette Szabo, Lilian Rolfe y Denise Bloch fueron obligadas a trabajar hasta el agotamiento, encarcelados en un bloque de castigo y se les pegó un tiro en la nuca. Sus cuerpos fueron quemados inmediatamente.



<center>Ingreso al campo de concentración de Natzweiler - Struthof

Imagen</center>



Entonces Atkins investigó las identidades de cuatro cadáveres de mujeres ennegrecidos que habían sido vistos en un horno por un fogonero del crematorio de un campo de concentración poco conocido llamado Natzweiler, en Alsacia. Las pruebas demostraron que aunque habían administrado a las mujeres inyecciones mortales, sus gemidos fueron oídos mientras las desnudaban y arrastraban hacia el horno. Una mujer se despertó cuando la empujaban hacia las llamas y rasguñó la cara de su verdugo. Tras un tiempo, Atkins estableció que las muertas eran Diana Rowden, Vera Leigh, Sonia Olschanesky y Andrée Borrel, todas agentes de la sección francesa del SOE.


<center>Andrée Borrel

Imagen


Diana Rowden

Imagen


Sonia Olchanezky

Imagen


Vera Leigh

Imagen


Yolande Beekman

Imagen




Natzweiler; sobre estas explanadas estaban los blocs de prisioneros, abajo, el crematorio

Imagen



Crematorio

Imagen


El único horno conque contaba el campo

Imagen</center>




Otras pruebas demostraron entonces que en Dachau tres mujeres más del SOE fueron golpeadas y luego se les pegó un tiro. Una cuarta mujer, Noor Inayat Khan, también murió en Dachau. Después que se le pusieron grilletes con cadenas durante meses, fue golpeada "hasta que ella era una masa sangrienta" y se le disparó. Su última palabra fué "liberté".



<center>Noor Inayat Khan

Imagen</center>




Al final de la guerra, ya se sabían entre los aliados los nombres de los mayores criminales de guerra y ellos fueron encausados en Nüremberg, donde la Gestapo fue declarado una organización criminal. Muchos del personal de los campos de concentración SS rápidamente fueron descubiertos y varios de los asesinos de los agentes fueron juzgados y ejecutados. La defensa montada por los abogados de los asesinos, de que éstos obedecían instrucciones sobre "la ejecución legal de espías", fue rechazada de primera mano.




<center>Dos de las agentes británicas asesinadas en Dachau:


Eliane Plewman

Imagen



Madeleine Damerment

Imagen




Lápida conmemorativa en el lugar de Dachau donde fueron ejecutados agentes británicos del SOE

Imagen


Esta arboleda ocultaba de la vista del resto de los prisioneros el lugar de ejecución

Imagen


Horno crematorio en Dachau, al lado, placa conmemorativa de las agentes del SOE que fueron muertas e incinerados allí

Imagen



Imagen</center>




Cuando Atkins comenzó su investigación, no tenía ninguna razón para saber de Horst Kopkow. Pero a medida que interrogaba más y más personal de la Gestapo empezó a oír también cada vez más el nombre de Kopkow. En una clasificación de agentes de la Gestapo, uno de ellos llamado Walter Herberg fue llamado a declarar e informó que los agentes infiltrados fueron llevados directamente a un hombre llamado Kopkow , en Berlín y luego "desaparecieron". Herberg mencionó a dos mujeres rusas que trabajaban para los británicos. "Esas dos fueron llevadas a la oficina de Kopkow y se le entregaron personalmente, nunca fueron vistas de nuevo." También mencionó a un holandés de apellido Van de Velde; Kopkow había ordenado una interrogación "áspera", que significaba "12 golpes con un látigo de cuero de buey".

Atkins fue informado por otros hombres de la Gestapo que Kopkow era quien había enviado el "Sonderbehandlung", o la "orden de tratamiento especial" para espías capturados. Kopkow procuró pasar desapercibido y su nombre raras veces aparecía en las órdenes de ejecución . Pero en el contacto cotidiano con Berlín mientras examinaba a Kopkow, Atkins descubrió que era él quien dirigió todo el trabajo administrativo; por ejemplo insistía en la confección de "ingresos" para los prisioneros.



<center>Placa que utilizaban los agentes de la Gestapo para identificarse como tales

Imagen</center>





En el caso Natzweiler resultó que los oficiales locales de la Gestapo dos veces habían pedido instrucciones al departamento de Kopkow IV-2-A sobre dónde llevar a las mujeres prisioneras, y que fueron instruidos de llevarlas al campo de concentración. Un hombre de la Gestapo, Wassmer, al ser citado dijo que todas las instrucciones para el transporte de mujeres SOE a Dachau vinieron desde Berlín, y específicamente de Horts Kopkow del departamento IV-2-A. La Vollzugszettel ( nota de ejecución) también fue recibido desde Berlín, dijo Wassmer. Otto Preis, a quien Atkins identificó como de la sección de protección especial de la Karlsruhe-Gestapo, declaró acerca de órdenes de ejecución llegadas por carta urgente del RSHA en Berlín, refrendado por el jefe superior y el jefe del departamento (Kopkow) y luego pasadas a la oficina local que manejaba el caso. Incluso el Sturmbannführer Hans Kieffer, jefe de contrainteligencia en París, cuando fué capturado le dijo a Atkins que fue Kopkow quien aprobó cada decisión sobre el interrogatorio de los agentes y su encarcelamiento, incluyendo el mecanismo de distribución y el destino de los transportados a Alemania.

Hacia el final del verano 1946, Atkins no sólo deseaba procesar a Kopkow sino también asegurar la información vital proveniente de él. El destino de un número de agentes de desaparecidos era todavía desconocido. Pero, aunque oficiales de cada vez mayor graduación de las SS implicados en el caso estaban siendo investigados para obtener información, Atkins no podía encontrar ningún rastro de Kopkow.


(Continuará)



Salu-2
Última edición por Roul Wallenberg el Jue Abr 17, 2008 11:10 pm, editado 1 vez en total

Jue Abr 17, 2008 10:57 am

Esto es muy interesante -e impresionante-. Esperaré impaciente la continuación...

Jue Abr 17, 2008 11:12 am

Muy bueno Roul.
Saludos.

Jue Abr 17, 2008 1:12 pm

Excelente post, sobrecogedera historia.

Jue Abr 17, 2008 5:26 pm

Wallen, ya sabes que estos post me encantan, me lo lei completo en otro lado :) muchisimas gracias por tomarte semenjante laburo!!!!

El agente que vivió dos veces (conclusión)

Jue Abr 17, 2008 11:07 pm

<center>Horst Kopkow

Imagen</center>



El 23 de agosto de 1946, cuando terminó su investigación en Alemania y regresó a Inglaterra, Atkins envió una última nota urgente de requerimiento al "Pajar" que dice: "Kopkow es requerido por su conexión con las muertes de agentes británicos en campos de concentración nazis, en particular Natzweiler y Dachau. Todos los informes y los documentos de agentes capturados fueron enviados a Kopkow y él ordenó su envío a campos de concentración y su liquidación. De ser detenido por favor den aviso a VMA (Vera May Atkins) en el Reino Unido. Su última destinación fue en el Reichsicherhautsauptampt (RSHA) Amt IV ".

Entonces, en septiembre de 1946, después del interrogatorio de un sospechoso sostenido en Londres, la llamó el doctor Josef Goetz y Atkins obtuvo una información asombrosa. El doctor Goetz le dijo que su Horst Kopkow estaba en manos británicas.

Atkins despachó de inmediato una nota a sus colegas del "Pajar": "Me imagino que él debe estar en Nenndorf Malo" decía Atkins, refiriéndose a una instalación sumamente secreta en la zona británica controlada por el MI5 y utilizada por todos los servicios de inteligencia británicos para proteger a prisioneros importantes, incluyendo a informadores o reaccionarios nazis sospechosos de proseguir la resistencia subterránea.



<center>El centro de interrogación de Bad Nenndorf, en el norte de Alemania

Imagen


Pasillo interior y accesos a las salas de interrogatorios

Imagen</center>




Incluso antes de la rendición alemana en mayo de 1945, dos servicios de inteligencia británicos, MI6 y MI5, se disponían ya a luchar una nueva guerra, ahora contra la Unión Soviética. Impedidos para espiar contra los rusos mientras ellos eran aliados de guerra, su prioridad ahora no era la de llevar ante los tribunales a jefes de inteligencia nazis, sino explotar sus conocimientos sobre redes comunistas. Mientras el nombre de Kopkow no les significaba nada al principio a los cazadores de criminales de guerra, el personal superior de inteligencia sabía que tenía acceso durante la guerra a señales descifradas y que era conocido como "Extremo" en el tráfico policial alemán. El nombre de Kopkow surgió del descifrado en relación con los movimientos de paracaidistas capturados y saboteadores.

Desconocido para Atkins y para los investigadores de crímenes de guerra, el 29 de mayo de 1945, la inteligencia británica asestaba su primer golpe: "Al Gabinete de guerra "- dice el telegrama que anuncia la captura de Kopkow - "La interrogación detallada de Kopkow comienza dentro de poco en CSDIC " - una referencia a los interrogatorios especiales centradas en Nenndorf Malo.

Tras su detención, Kopkow les relató a sus interrogadores británicos la historia dramática de sus anteriores días de huída. Cuando la derrota era inevitable, se había dirigido al norte con algunos colegas, a la costa báltica, donde Himmler, el Reichsführer SS, había establecido una base en Flensburg. Cuatro semanas más tarde, todavía oculto en Flensburg, Kopkow fue denunciado a las tropas británicas por un colega. "Él me contó sobre esto más tarde" dijo su esposa Gerda, quien no había sabido nada de su marido durante las semanas finales de la guerra. "La última vez que yo lo vi, algunos meses antes del final, él me dijo que perderíamos la guerra. No lo creí, pero él ya lo sabía. Entonces yo fui evacuada con los niños de Berlín y perdí contacto con él. La siguiente cosa que yo supe es que él estaba en una prisión británica. Averigüé porque su ayudante me vino a ver un día y me dijo donde él estaba, Mal Nenndorf, creo. La secretaria de Kopkow, Bertha Rose, fue capturado con él. En la prisión británica se le permitió a Kopkow dictarle sus declaraciones a ella."

La información se refería casi exclusivamente a su conocimiento de operaciones de espionaje soviéticas y en ella era "enciclopédica". "Como él tiene un cerebro muy metódico, la estructura de estas declaraciones le fue dejada a su responsabilidad " - anotó un interrogador - "le permitieron una libertad casi completa y raras veces era interrumpido. "

Transcurrido un tiempo, sin embargo, muchas preguntas directas le fueron formuladas a Kopkow por un oficial del MI6 proveniente de Londres. El oficial, que firmó su nombre como " H" en los documentos de recopilación informativa era de apellido Philby y tomó un interés especial por el caso de Kopkow y quiso saber más específicamente sobre agentes soviéticos los que él indicó que trabajaban contra gobiernos occidentales. Mejor conocido como Kim Philby, el interrogador de Kopkow era entonces el jefe de la oficina del MI6 sobre asuntos soviéticos en Londres. Quince años más tarde se descubrió que Philby mismo era un espía soviético.



<center>Kim Philby, el famoso espía soviético

Imagen</center>




Al continuar los interrogatorios de Kopkow los investigadores del MI6 se fueron impresionando cada vez más por él. Uno de ellos dijo: "comprendimos que sería apenas posible pillar a Kapkow por algún error o por contradicciones, él era demasiado inteligente para esto ... y conoce todos los trucos del oficio". Uno de los trucos del oficio de Kopkow era que debía evitar a toda costa la autoincriminación. Estaba feliz de poder informales a los Británicos sobre los comunistas que ahora podrían amenazar a Gran Bretaña, pero fingió ignorancia acerca de cualquier operación de guerra que implicara a agentes occidentales. "Su conocimiento del oeste es lejos muy inferior a sus conocimientos acerca de los soviéticos, a menudo sólo es indirecto con pocas excepciones " dijo un interrogador.

Los historiales de agentes comunistas siguieron saliendo a raudales, y en 60 páginas de interrogatorios apenas se le preguntó a Kopkow sobre sus crímenes de guerra contra agentes británicos ya que seguramente no era ése el objetivo. Hay pocas dudas de que al comienzo de sus interrogatorios se realizó un trato con él. "Su actitud se basaba en que su única posibilidad para un juicio más suave era contar tanto como le fuera posible. Él también declaró que estaba totalmente dispuesto para hacer cualquier declaración de lealtad que se le requiriera" anotó un interrogador. Gerda recuerda que le prometieron (a través de ella) la inmunidad unos meses antes de su detención. Aún les permitieron a Gerda y Horst encontrarse durante su cautiverio en una casa proporcionada por los británicos. "Ellos eran muy amables con nosotros" dijo Gerda, "un día ellos me lo llevaron y se olvidaron de recogerlo. Nosotros pasamos mucho tiempo juntos." En otras ocasiones Kopkow pudo ver a sus niños.

" Me acuerdo de haber ido a verlo una vez y él me dio un pedazo de chicle americano" recordó su hija Heidi, ahora profesora de música. "Nosotros éramos muy, muy pobres entonces y lo guardé durante una semana."

A principios de 1946, en su primer encuentro con su marido después de la guerra, Gerda se encontró conque él ya había renunciado sus creencia nazis. "Yo era toda una nazi, aún entonces. Pero él no, dijo, no era tan importante ahora. Me impresionó cómo él había cambiado tan rápidamente. Entonces, más tarde desde luego, supo lo malo que había sido todo."

"Él siempre nos decía que él había sido liberado debido a la ayuda que él dio a un comandante británico" dijo Gerda, que no podía recordar el nombre del comandante británico. No hay ningún rastro de tal historia en los archivos, pero hubo un comandante británico estrechamente ligado a Kopkow que fué Frank Chamier.

Mientras Kopkow estaba bajo la investigación del MI6 en Nenndorf Malo, se habían descubierto los rastros de un preso británico visto por sobrevivientes y guardias de campo tanto en Sachsenhausen como en el campo de concentración de Ravensbruck. En una ocasión, un testigo recordó el nombre de un hombre, ligeramente mal escrito como "Frank Chaumier" y otro testigo dijo que el mismo hombre dió un alias curioso: "Frank de Upwey 282". Él prisionero, como se pensaba, había sido a un agente lanzado en paracaídas. El hombre había sido torturado y su destino era desconocido. Atkins preguntó al MI6 si " Frank de Upwey 282 " o "Frank Chaumier" había sido oficial de ellos, pero el servicio negó cualquier conocimiento de él durante más de un año. De hecho, el Comandante Frank Chamier era el único agente británico del MI6 conocido por haberse lanzado en paracaídas en Alemania; fué capturado y cayó directamente en las manos de Kopkow en Abril de 1944. Upwey era su código telefónico domiciliario, cerca de Weymouth.

Tarde o temprano dieron los investigadores de crímenes de guerra con la pista hacia Kopkow. "Cuando el nombre de Chamier le fue mencionado por primera vez a Kopkow él casi se desmayó, murmurando " Ich weiss nichts davon " (no sé nada de eso) y pidió un vaso de agua, lo que fue tomado como un signo claro que él sabía que bien se le podría colgar por el asesinato de Chamier solamente."

Después, al ir más lejos las preguntas, admitió su participación en el interrogatorio de Chamier, pero Kopkow se puso "muy evasivo", especialmente cuando fue presionado acerca de los métodos con los que solía obtener la información del prisionero. Kapkow dijo que Chamier había muerto en un ataque aéreo sobre Berlín y el MI6 le creyó fácilmente. Sin embargo, los interrogadores de crímenes de guerra "estaban convencidos de que Kopkow estaba mintíendo", reza un informe.

En su único encuentro con Kopkow en Enero de 1947, la prioridad de Atkins era averiguar dónde habían sido llevados los agentes que habían sido capturados. Kopkow solucionó la última parte de su rompecabezas revelando que los agentes que habían sido vistos por última vez en Silesia fueron llevados al campo de concentración de Gross Rosen, en Polonia occidental, no lejos de donde él había crecido. Era evidente para Atkins que lo sabía porque él mismo había dado las órdenes.

Para evitar la posibilidad de interrogatorio más estricto, Kopkow fue sacado de Alemania y conducido a la denominada "Jaula" en Londres, una mansión en Kensington utilizada por la inteligencia británica para interrogatorios especiales.


<center>Latchmere House in Surrey, Kensington, un antiguo centro secreto de interrogación británico, conocido como "La Jaula" por los agentes.

Imagen</center>




Horst Kopkow, sin embargo, todavía tenía razón de temer por su futuro. En Junio de 1947, Hans Kieffer, su subordinado inmediato en París, quien capturó a los agentes británicos en Francia, fue ejecutado por crímenes de guerra, pero antes había declarado sobre los ahorcamientos que había realizado siguiendo las órdenes de Kopkow. Incluso ahora los continuadores del trabajo de Atkins en Alemania preparaban nuevas acusaciones y probatorios, por el momento los investigadores sabían que Kopkow había sido liberado provisionalmente "para su empleo especial bajo un alias, por la inteligencia", pero ellos todavía se inclinaban a creer que él sería procesado. Empero cuando escribieron a Londres solicitando urgentemente que Kopkow fuera interrogado de nuevo sobre los casos de las mujeres asesinadas, recibieron la carta que declaraba que Kopkow había muerto.

El caso de crímenes de guerra contra Kopkow ahora estaba cerrado. Lo que pasó después es confuso ya que los archivos sobre su caso permanecieron cerrados más allá de 1948. Es probable, ya que su verdadero trabajo para el MI6 ahora comenzaba, que Kapkow pronto fue enviado para efectuarlo a la zona de ocupación británica en Alemania, donde él podría vivir como un ciudadano normal con nueva documentación y un nuevo nombre.

"Nosotros no lo vimos otra vez hasta 1950" dijo Gerda, recordando que a la familia, que vivía en Dortmund, en el centro de la zona británica, de repente se le permitió irse a vivir a la cercana Gelsenkirchen . Entonces Horst Kopkow milagrosamente reapareció y le dijo a su familia que él era ahora Peter Cordes. "Creo que los británicos arreglaron todo" dijo Gerda.

Como les habían dicho a los amigos, a los vecinos y a todos que su marido estaba muerto, Kopkow vivió en la casa con su esposa y tres niños, pero como "el Tío Peter". "Nosotros aún teníamos camas separadas" dijo Gerda, moviendo sus brazos al recordar la confusión.

Cuánto tiempo "Peter Cordes" trabajó para la inteligencia británica después de la guerra, o lo que este trabajo implicaba, es también oscuro. Su familia hoy no lo puede decir, como tampoco nadie más.

Cuando la familia Kopkow pudo, escribió a los archivos militares alemanes para tener información en 1986. Ellos recibieron como respuesta una carta que dice que la petición había sido pasado a los archivos secretos estatales para Prusia y nunca más fueron escuchados. Y Kopkow mismo destruyó sus papeles antes de morir, dejando sólo un currículum vitae limpiado cuidadosamente en el caso de que se les preguntara acerca de él después de su muerte. Las fuentes de inteligencia no niegan sin embargo, que Kopkow siguió trabajando para la inteligencia británica en los años 1950, cuando se comenzaron numerosas operaciones para aumentar las redes de espionaje dentro del bloque oriental.

Como cobertura, a Kopkow se le encontró un empleo regular con un fabricante de textiles, y tarde o temprano se le hizo director de la fábrica. Él también viajó extensamente, pero siempre solo y era muy cuidadoso hacia dónde se dirigía. "Le gustaban el Mediterráneo y Egipto" dice Gerda, quien a su vez prefirió ir a Irlanda, al condado de Kerry, para pintar. Sus trabajos se ven alrededor de las paredes de su casa.

Entonces, en 1956, Kopkow decidió recuperar su viejo nombre, ahora llamándose Horst Kopkow-Cordes. "No era tan difícil de explicar a los conocidos esta vez " dijo Gerda, "muchos habían estado en situaciones similares y no preguntaron el porqué."

La duración de sus servicios para la inteligencia de Gran Bretaña es incierta, pero Kopkow claramente fue protegido por los británicos por el resto de su vida. Nunca fue interrogado otra vez sobre su pasado o le fue pedido declarar como testigo en juicios posteriores por crímenes de guerra y, aunque muchos de los que ejecutaron las órdenes de Kopkow ahora habían sido a su vez ajusticiados, el MI6 siguió manteniendo limpio su historial.

El papel de Kopkow en la tragedia SOE fue encubierto y ocultado aún para el historiador oficial del SOE, MRD Foot. "Los esfuerzos que hice hace más de 40 años para informarme acerca de quién en la SS había ordenado los asesinatos de agentes capturados del SOE fueron bloqueados. No llegué a ninguna parte y me rendí, " dijo Foot.

"Esto es absolutamente vergonzoso y muy triste" dijo Antonio Chamier, hijastro de Frank Chamier. A la viuda de Chamier, hoy de 102 años, nunca se le ha dicho dónde o cuándo murió su marido.

Richard Breitman, profesor de historia moderna alemana en Harvard, quien dirige la investigación sobre el reclutamiento americano de nazis, cree que por haber empleado a criminales de guerra como Kopkow, tanto Gran Bretaña como los EE. UU. comenzaron la era de la posguerra "corrompidos por los peores crímenes del siglo y que ellos también obstruyeron la justicia."

Kopkow no podría haber tenido ninguna defensa por ignorancia sobre los crímenes nazis. Las pruebas en su contra son aplastantes. La misma Gerda Kopkow declara que su marido sabía todo sobre los campos de concentración. "Ni yo misma tuve idea de lo que realmente pasó en los campos de concentración y aún le sugerí a Horst una vez durante la guerra que debería ofrecerme para trabajar allí; pensaba que eran solamente campamentos de trabajo. Mi marido se exaltó y me gritó 'No, no, no " ella recuerda, y muestra hacia fuera las palmas de sus manos como él las tenía, horrorizado. "Nunca entendí hasta después de la guerra porqué él había reaccionado de esa manera, lo culpé y le dije: ¿Cómo pudiste tú haber tolerado todo esto? Él sabía todo sobre los judíos también. Cuando comprendí que él lo sabía me impresioné mucho, me fué muy difícil de entender."


Los cazadores de nazis ahora piden la desclasificación completa de los documentos de inteligencia británicos de la posguerra siguiendo las líneas de la iniciativa de los EE.UU. "No hay duda alguna que Horst Kopkow era un criminal de guerra y que debería haber afrontado un juicio" dijo Eritz Zuroff del Centro Simon Wiesenthal en Jerusalén. "La pregunta es, ¿cuántos más casos en los que se ha mentido están en los archivos británicos? "

Kopkow murió de pulmonía en octubre de 1996, en el hospital en Gelsenkirchen con su familia a su lado. Es lo más que puede ser dicho a las familias de sus víctimas. Él sufrió de la enfermedad de Parkinson en sus años finales y fué alojado en una casa de reposo. Pero su trabajo para el servicio secreto británico y "los conocimientos" que él negoció para salvar su vida quedaron encerrados en archivos secretos.

Nunca podremos saber si su contribución justificó la clemencia.





(*)Apéndice:


Vera Atkins, nacida como Vera Maria Rosenberg, en una familia judía en Rumania, en 1908, la que emigró a Gran Bretaña en 1933; dos años más tarde Vera se fue a Francia, allí estudió lenguas modernas en La Sorbonne luego de terminar su colegio en Lausanne.



<center>Vera Atkins

Imagen</center>

En Mayo de 1940 retornó a Inglaterra y en Febrero de 1941 se alistó en la Sección Francesa del SOE (Ejecutivo de Operaciones Espaeciales). Permaneció como civil hasta Agosto de 1944 cuando fué comisionada como Jefa de Escuadrón en la WAAF (Auxiliares Femeninas de la RAF) destacada como asistente del Jefe de Sección Maurice Buckmaster.

<center>El Coronel M.J. Buckmaster

Imagen</center>


Una vez lograda la victoria en Europa, fué eviada a Alemania, su propósito personal era investigar la muerte de 118 agentes de la Sección "F" que habían desaparecido en territorio enemigo. Tuvo éxito en todos los casos, excepto uno.

En 1987, Atkins fué designada Comendadora de la Legión de Honor. Se retiró a Winchelsea, Sussex y falleció en una residencia de descanso en Hastings el 24 de Junio del 2000, a la edad de 92.años.
Su tumba está en el cementerio de la parroquia de Zennor en Cornwall, con el nombre de Vera May Atkins, Legion de Honor y Croix de Guerre.

(Fuente del apéndice: Wikipedia)


Salu-2

Dom Abr 20, 2008 8:46 pm

Muy buen trabajo Roul. Es un artículo fascinante que denuncia esa guerra de "buenos y malos" que nos suelen vender.

Dom Abr 20, 2008 9:19 pm

Sencillamente sensacional el trabajo, Raoul. Lo guardo cuidadosamente: esto hay que leerlo con sumo detalle. Vaya con los Ingleses...
Felicidades, Maestro.
:D Un saludo cordial.
García-Morato.

Dom Abr 20, 2008 10:56 pm

Felicidades Roul, ha quedado muy bien.
Vaya con Philby.
Saludos.

Dom Abr 20, 2008 11:10 pm

Buenos, malos... al final siempre es la misma guerra con distintas víctimas.

Excelente artículo, Raoul, gracias. :)

Saludos.
Escribir comentarios