El estado mayor no creía que se pudiera formar y hacer madurar al ejército alemán a una escala mayor que la del francés y que se le pudieran proporcionar arsenales y equipamiento antes de 1943. La Armada alemana, dejando aparte los submarinos, no podría recuperar su estado anterior hasta pasados doce o quince años y, mientras tanto, sería una fuerte competencia para todos los demás planes. Pero debido al desafortunado descubrimiento, por parte de una civilización inmadura, del motor de combustión interna y del arte de volar, entró en escena una nueva arma de rivalidad nacional, capaz de modificar mucho más rápidamente el poder bélico relativo de los estados.
Un país de primera magnitud , que participara en la creciente acumulación de conocimientos de la humanidad y en el avance de la ciencia, podría necesitar, sí se lo proponía, apenas cuatro o cinco años para crear una fuerza aérea poderosa, quizá suprema, o menos en caso de que hubiera trabajos o análisis previos.
Igual que en el caso del ejército alemán, la recreación de la potencia aérea alemana se preparó cuidadosamente en secreto durante mucho tiempo. En 1923 ya se había decidido que la futura Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe) debía formar parte de la maquinaria bélica nacional. Por el momento , el estado mayor se conformaba con construir, dentro del "ejército sin fuerza aérea", la estructura de una fuerza aérea bien articulada que no se pudiera distinguir, o al menos que no se distinguiera en esos primeros años, desde el exterior. De todas las formas de poder militar, el poderío aéreo es el más difícil de medir, o incluso de expresar en términos precisos. La medida en que las fábricas y los campos de entrenamiento de la aviación civil adquieren un valor y una significación militar en un momento determinado no es facil determinar ni mucho menos de definir con precisión. Las oportunidades de ocultación, camuflaje e incumplimiento de tratados son numerosas y variadas. El aire era el único que le ofrecía a Hitler la oportunidad de un atajo, primero para alcanzar la igualdad y después la preponderancia, en un arma militar vital, con respecto a Francia y Gran Bretaña, pero ¿que harían los otros dos países?.
En el otoño de 1933 se hizo evidente que ni por imposición ni mucho menos por ejemplo triunfará el esfuerzo británico de lograr el desarme. El pacifismo del partido laborista y el liberal no se vió afectado siquiera por un acontecimiento tan grave como la salida de Alemania de la sociedad de naciones.
Los dos siguieron instando al desarme británico en nombre de la paz y a quien estuviera en contra lo llamaban "belicista" y "alarmista". Parece que compartían su sentimiento las personas que, evidentemente, no comprendían lo que estaba ocurriendo. En una elección para cubrir el escaño vacane en el Parlamento se celebró en East Fulham el 24 de Octubre, una oleada de sentimientos pacifistas incrementó el voto socialista en casi nueve mil, mientras que los conservadores obtuvieron más de diez mil votos menos. Después de conocer el resultado de las urnas, el candidato vencedor dijo que "el pueblo británico exige [...] a su gobierno que dé ejémplo a todo el mundo poniendo en práctica de inmediato una política de desarme general". Y en Lansbury el jefe del Partido Laborista, comentó que todas las naciones deben "desarmarse hasta el nivel de Alemania, como una medida preliminar al desarme total"
Esta elección pordujo una honda impresión en Baldwin, que la mencionó tres años despues en un discurso memorarble. En Noviembre se celebraron las elecciónes al Reichtag en las que no se pudieron presentar más candidatos que los que contaban con la aprovación de Hitler, y los Nazis obtuvieron el 95% de los votos emitidos
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Fuente:
La segunda Guerra Mundial Winston S. Churchill Editorial de bolsillo páginas 121,122,123