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La guerra en el Pacífico
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El triunfo del Kaiten

Sab Dic 23, 2006 10:57 am

El 20 de Noviembre de 1944 4 submarinos suicidas japoneses -unidad Kaiten Kikumizu, llegan al atolón de Ulithi, su intención destruir todos los objetivos posibles, y demostrar a la Marina Americana que Japón aun se encuentra en condiciones de plantarles cara.

Un Kaiten
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La visión que se les ofrece, es la de la enorme laguna llena de barcos, con todas sus luces encendidas, la sensación de seguridad americana es absoluta así que negligentemente desoyen cualquier mínima norma de seguridad, creen que el poco calado exterior los protege, y así exponen tripulaciones y buques a los atónitos ojos japoneses que contemplan la misma visión que sus camaradas alemanes tenían de la costa americana al comienzo de las hostilidades.

Buques en Ulithi
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El comandante Zenji del I-47 ordena la salida, todos se preparan, entre ellos el coinvent
or del Kaiten, teniente Sekio Nishina, que lleva consigo las cenizas del otro inventor, teniente Hiroshi Kuroki.

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Cada uno se dirige a su objetivo,¡ quieren portaaviones!, de tres de ellos nada se sabrá, posiblemente fallos en sus mecanismos, pero el mandado por Nishina a falta de otro objetivo mejor, ve frente a el, al enorme petrolero de flota (AO-59) USS Mississenewa.

Es el fin de Nishina y de 63 marineros del petrolero.

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Fuentes:
-http://www.de1939a1945.bravepages.com/
-http://www31.brinkster.com/buder/
-http://www.ussmississinewa.com/home.html

Sab Dic 23, 2006 10:58 am

Que buen artículo Wittmann, gracias por compartirlo.

Un saludo.

Sab Dic 23, 2006 10:58 am

Hola Wittmann.
Buen post.

¿Se podría ampliar el tema de los submarinos suicidas japoneses?
Me parece muy interesante.

Saludos

Sab Dic 23, 2006 10:58 am

El hundimiento del Mississinewa, un petrolero de la clase Cimarron (entre ellos estuvo el Neosho, que participó en varios combates del principio de la guerra) fue uno de los dos únicos éxitos de los Kaiten. El otro fue el hundimiento del destructor de escolta Underhill.

A pesar del éxito que supuso el hundimiento del gran petrolero, todo el programa de los Kaiten fue un enorme fracaso. Esa aparentemente muy atractivo el disponer de un torpedo autoguiado (aunque el guiado fuese mediante un suicida), pero el poder maniobrar con el torpedo era sólo parte de la ecuación. El problema principal del arma era otro, y fue común a casi todos los submarinos enanos de la guerra, pero mucho más grave en el caso de estos engendros japoneses: la adquisición y el seguimiento del blanco.

El problema de estos buques es que debían localizar y seguir a sus presas con medios puramente ópticos, es decir, un pequeño periscopio, que apenas levantaba unos palmos sobre la superficie del agua. Eso significa una gran limitación casi con cualquier mar: hasta en una mar rizada el horizonte queda drásticamente disminuido, casi no se ve nada y, sobre todo, es muy fácil perder al blanco. Si el minisubmarino navega con su periscopio fuera tiene un gran riesgo de emerger inadvertidamente (lo que pasó en la bocana de Pearl Harbor en la madrugada del día 7 de Diciembre de 1941), y en cualquier caso deja una estela muy visible, que atrae el fuego de todo lo que flota alrededor (era práctica habitual disparar contra los torpedos, lo que salvó al menos a un portaaviones en el combate de Samar). Un submarino navegando a un metro de profundidad está expuesto a esos proyectiles.

La solución obvia es navegar sumergido, y sacar el periscopio de vez en cuando para atisbar, pero en ese caso es facilísimo perder a su presa. Si se navega sumergido, queda convertido en un torpedo normal y corriente. Otro problema era que el arma era muy lenta y podía ser evadida con facilidad por cualquier buque atacado. Incluso si se conseguía acertar con el rumbo del blanco, había que ser muy manitas para mantener una profundidad adecuada: el último ataque de los Kaiten fue un fracaso cuando un torpedo de estos pasó por debajo del casco de un destructor, emergiendo luego y siendo hundido por las armas de a bordo.

Los únicos éxitos de los Kaiten lo demuestran: fueron un petrolero anclado en una bahía que parecía una piscina, y un destructor de escolta. Este caso fue notorio, porque el piloto del Kaiten lo que hizo fue no atacar, sino sacar el periscopio, para que pareciese un minisubmarino (no suicida) descubierto. El Underhill abordó al Kaitén, que estalló, volando la proa del buque. Evidentemente, esa táctica sólo funcionó una vez.

El caso del Mississinewa muestra uno de los defectos del arma: en una rada llena de blancos valiosísimos (portaaviones y acorazados) fue atacado un petrolero, probablemente uno de los barcos menos valiosos de los que estaban ese día. Tal vez fue confundido con un portaaviones (los portaaviones de la clase Sangamon estaban construidos a partir del casco de los Cimarron y desde lejos podían confundirse).

Entre el Underhill y el Mississinewa un total de 180 marineros norteamericanos fallecieron a causa de los Kaiten. No está claro si otros barcos fueron dañados por Kaiten o por torpedos convencionales (buques que no se hundieron). Pero los kaiten causaron muchas más muertes a los japoneses, primero en accidentes de entrenamiento (que mataron a una proporción muy elevada de los aspirantes a pilotos), luego durante los ataques: seis de los submarinos que intentaban atacar con Kaiten fueron hundidos, cada uno de ellos con un centenar de marinos a bordo.

La táctica contra los Kaiten era relativamente sencilla. La mayor parte se perdieron al detectar y hundir a los submarinos lanzadores, que tenían muy difícil el atravesar la cortina norteamericana. Si se detectaba un posible ataque (fácil porque el periscopio era muy indiscreto) los cazas de la CAP atacaban inmediatamente al contacto. Los barcos atacados actuaban según la distancia a la que se descubriese. Si era lejos, simplemente ponían la popa al contacto y escapaban a toda máquina (eran mucho más veloces que el Kaiten). Si el atacante estaba muy cerca, el barco atacado empezaba a hacer giros cortos a toda máquina (como si culebrease), lo que era inútil para evadir una salva de torpedos convencionales, pero muy efectivo contra los kaiten, que perdían el contacto y fallaban. Tras fallar, la mayoría de los pilotos hacían estallar su minisubmarino, pero si no era así la escolta lo hundía con armas automáticas, cargas de profundidad, o a veces abordándolo.

El libro de Luis de la Sierra "Buques suicidas", recientemente reeditado (y muy aconsejable) narra la historia de los Kaiten.

Saludos

Sab Dic 23, 2006 10:59 am

Este enlace habla de la historia de los Kaiten, especialmente narra el ataque al convoy del Underhill, mostrando como hubo varios ataques fallidos. Cita (o lo sabía) que un centenar de cadetes perdieron la vida entre accidentes y misiones fallidas, aparte de los seis submarinos hundidos cuando llevaban estas armas.

http://www.combinedfleet.com/kaiten.htm

Como curiosidad, cuando el I-58 hundió al crucero Indianápolis no usó los Kaiten que llevaba.

Saludos

Sab Dic 23, 2006 10:59 am

Gracias por la información, Domper.

Saludos
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