La Batalla de Samar. Cuando los destructores lucharon como acorazados.
Durante la Batalla de Samar, uno de los enfrentamientos encuadrados dentro de la Batalla de Leite, una flotilla de destructores norteamericanos tuvo en sus manos la suerte de la fuerza aeronaval conocida como Taffy 3.
La Taffy 3 (Task Unit 77.4.3) estaba compuesta por los portaaviones Saint Lo (CVE63), White Plains (CVE66), Kalinin Bay (CVE68), Fanshaw Bay (CVE70), Kitkun Bay (CVE71) y Gambier Bay (CVE73); y los destructores Heermann (DD532), Hoel (DD533), Johnston (DD557), John C. Butler (DE339), Raymond (DE341), Dennis (DE405) y Samuel B. Roberts (DE413). Aquella mañana del 25 de Octubre de 1944, la Taffy 3, al mando del almirante Clifton Sprague, era la Task Unit ubicada más al norte del despliegue norteamericano en el Mar de Filipinas, y nadie podía preveer lo que sucedería en las próximas horas.
El día anterior, la Fuerza Central del almirante Kurita había conseguido entrar en el Mar de Sibuyan, al noroeste de Leite, pero el ataque de los bombarderos en picado Helldiver de los portaaviones Intrepid, Essex y Lexington le había costado la pérdida del acorazado Musashi, y Kurita hubo de retirarse. Todo parecía indicar que la Fuerza Central había dejado de ser una amenaza, pero horas más tarde el almirante japonés logró burlar las patrullas norteamericanas y regresar al combate a través del Estrecho de San Bernardino.
Los almirantes Kurita y Clifton Sprague, enemigos en las aguas de Samar.
A las 6:37 de la mañana del 24 de Octubre, un avión en misión de reconocimiento detectó a la flota de Kurita, comunicó su presencia y la atacó con cargas de profundidad. Pero la alarma había llegado tarde, y a las 6:45 las siluetas de los barcos japoneses se recortaba en el horizonte avanzando sobre la Taffy 3. La sorpresa táctica había sido total.
Aún teniendo en cuenta la pérdida del Musashi, la Fuerza Central de Kurita era un enemigo impresionante. El superacorazado Yamato; los acorazados Nagato, Kongo y Haruna; los cruceros pesados Maya, Chokai, Myoko, Haguro, Kumano, Suzuya, Chikuma y Tone; los cruceros ligeros Yahagi y Noshiro; y los 13 destructores de escolta eran un grave problema para los portaaviones de escolta y destructores de la Taffy 3.
Aunque el origen de esta fotografía permanece incierto, algunos la han identificado con la Fuerza Central de Kurita. Aunque no lo fuera, una imagen muy similar sería la que aparecería ante la Taffy 3 al amanecer del 24 de Octubre de 1944.
En ese momento se produjo un doble error de identificación por ambas partes. Kurita no fue capaz de identificar a los destructores de la escolta de la Taffy 3, y creyó encontrarse ante el grueso principal de la Tercera Flota USA a tiro de sus cañones. Un blanco interesante y apetecible. Por su parte, Sprague no acababa de creer el informe del avión de reconocimiento, y solicitó una segunda comprobación. La comprobación llegó en forma de la primera andanada de la flota de Kurita, y las dudas de Sprague desaparecieron de inmediato.
El crucero pesado Chikuma.
La amenaza era tan grave que el almirante norteamericano ordenó despegar a todos los aviones disponibles para atacar a la fuerza japonesa, mientras los portaaviones ponían rumbo este en un intento de alejarse de la Fuerza Central, y confiando en la mala visibilidad creciente por la presencia de un frente lluvioso para reducir la precisión de las salvas japonesas. Los aviones americanos, cargados con bombas de alto explosivo y cargas de profundidad en lugar de bombas perforantes y torpedos, poco pudieron hacer contra los barcos japoneses, pero atacaron hasta lanzar la última de sus cargas y agotar sus municiones.
Como una defensa más, Sprague había ordenado a los destructores crear una cortina de humo que ocultara la maniobra y posición de sus portaaviones, pero algunos de sus escoltas estaban dispuestos a hacer algo más.
Los destructores Heermann y John C. Butler creando una cortina de humo para los portaaviones de la Taffy 3. La suerte de ambos correría muy dispar en la batalla que se avecinaba.
El USS Johnston era el destructor más cercano a la fuerza japonesa, y su capitán, el teniente comandante Ernest E. Evans, dio una ordén imprevista y contundente: "A toda máquina, todo a babor."; y puso proa a la flota de Kurita. El Johnston era un destructor de la Clase Fletcher, y no era ni de lejos un enemigo a la altura de los acorazados y cruceros japoneses. Era un buen barco contra submarinos, aviones y apoyo a tierra, pero sus cañones de 5" y débil blindaje (los Fletcher eran conocidos como "las latas"), lo convertían más en una presa que en un depredador. Tenía todo en contra, blindaje, armamento, velocidad... y sin embargo atacó.
El Johnston.
Evans confió todo a una única baza, avanzar a la máxima velocidad posible en zig-zag y lanzar una salva de torpedos que lograran alcanzar un blanco, aunque fuera de pura suerte. A 20 kms del crucero pesado Kumano, el Johnston comenzó a disparar sus cañones mientras esquivaba las andanadas enemigas y apuntaba al puente y la cubierta del enemigo. Mientras tanto la distancia entre ambos barcos se acortaba, y el riesgo de ser alcanzado por la artillería japonesa crecía a cada segundo. Por fin el Johnston se aproximó lo suficiente como para disparar sus torpedos y lanzó una salva.
Representación artística del Johnston cargando contra la flota de Kurita.
La proa del Kumano estalló y el crucero pesado Suzuya también resultó alcanzado por el desesperado ataque del Johnston y su tripulación, quedando fuera de combate. Sin embargo, la suerte del Johnston se había terminado. Una salva de 14" alcanzó la cubierta y la sala de máquinas del destructor, reduciendo su velocidad a 14 nudos, cortando el suministro de electricidad y dejando inmóviles las torretas de sus cañones. Otros tres impactos de proyectiles de 6" destrozaron el puente del buque, causando numerosas bajas e hiriendo al capitán Evans. Ante la perspectiva de que el Johnston acabara volatilizado por la creciente intensidad del fuego japonés, Evans ordenó dar la vuelta e intentar regresar con el resto de la flota. Pero para entonces ya no estaba solo.
El capitán Evans en la ceremonia de botadura del Johnston.
Ante la valerosa acción del Johnston, el almirante Sprague comprendió que si había una posibilidad residía en su flotilla de destructores, y ordenó al resto de sus barcos de escolta sumarse al combate.
A las 7:35 el pequeño destructor Samuel B. Roberts (de la clase John C. Butler), viró en redondo y se unió al combate, cruzando ante el gravemente dañado Johnston. El armamento del Roberts constaba de sólo dos cañones de 5", uno a proa y otro a popa, y tres torpedos Mark 15, pero a su capitán, el teniente comandante Robert W. Copeland, le pareció suficiente para enfrentarse al crucero pesado Chokai. Intentando ponerse a cubierto tras una cortina de humo, el Roberts se acercó a 4km del crucero japonés, pero también al radio de alcance de sus cañones de 8".
El pequeño Samuel B. Roberts. El tamaño fue suplido por el valor de su tripulación.
Sin embargo, la distancia se acortaba tan rapidamente que los proyectiles del Chokai pasaban sobre el Samuel B. Roberts. Tan pronto como el destructor alcanzó la distancia de disparo, lanzó una salva de sus tres torpedos, que alcanzaron al crucero. Pero el combate para el Roberts no había hecho más que empezar. Durante una hora, la valerosa tripulación del Roberts estuvo combatiendo contra los barcos japoneses. Disparó 600 proyectiles de 5", usó sus cañones Bofors de 40mm contra la superestructura del Chokai, hasta los artilleros de los antiaéreos de 20mm disparaban a los barcos enemigos.
El portaaviones Gambier Bay bajo el fuego de un crucero japonés (al fondo en el extremo derecho).
Pero al igual que su colega, el Johnston, el Samuel B. Roberts agotó sus posibilidades de sobrevivir. A las 8:51, una descarga de la artillería japonesa pusó fuera de combate la torreta de popa del Roberts y el puente de mando. El capitán Copeland trasladó el mando a la popa del barco y desde allí siguió dirigiendo el barco. Frente a la proa se alzaron los surtidores producidos por varios disparos de 14", y advertido de ello Copeland ordenó atrás toda. La maniobra casi hundió la popa del destructor en el agua, justo segundos antes de que otros dos proyectiles de 14" cayeran sobre el lugar en que debía haber estado el destructor de haber seguido su rumbo. Copeland ordenó entonces avante a toda máquina, pero en esta ocasión no hubo suerte. El destructor cayó bajo una salva de 14" procedente del Kongo, uno de cuyos proyectiles penetró en la línea de flotación. El Roberts comenzó a hundirse lenta e irremediablemente, y el capitán Copeland ordenó abandonar el barco a las 9:35. Treinta minutos más tarde el Samuel B. Roberts se hundía, llevandose con él a 89 tripulantes. Copeland recibiría el 16 de Julio de 1945 la Cruz Naval.
El capitán Robert W. Copeland en una fotografía de 1944.
Al mismo tiempo, el Heermann y el Hoel también se habían lanzado a la carga. El Heermann comenzó el ataque disparando sus cañones de 5" contra el crucero pesado Chikuma, y lanzando una salva de torpedos al Haguro. Tras disparar los torpedos, el destructor cambió de rumbo, pero no para retirarse, ese día la retirada no figuraba entre los planes de su tripulación. El Heermann puso proa a una columna de cuatro acorazados que habían comenzado a abrir fuego sobre él. Disparó sus cañones sobre el Kongo y lanzó otros dos torpedos, para después ir a por el acorazado Haruna, al que disparó sus tres torpedos restantes. Los acorazados tuvieron que maniobrar para evitar los torpedos del Heermann, e incluso el Yamato, con sus formidables cañones de 18", hubo de virar y alejarse de la acción para no ser blanco de los torpedos del destructor.
El destructor Heermann.
El Heermann dio la vuelta a cubierto de una columna de humo, y de nuevo volvió al combate unos minutos más tarde, situandose entre los portaaviones y una columna de cuatro cruceros enemigos. Puso en su punto de mira al Chikuma, y ambos barcos se enzarzaron en un duelo de artillería que se saldó con graves daños en los dos buques. El Heermann fue alcanzado en la proa, con tal intensidad que sus anclas llegaban a ras de agua, y el Chikuma se encontró con que además del fuego del Heermann debía enfrenarse a un intenso ataque aéreo. Finalmente los cañones del Heermann y las bombas, torpedos y fuego de ametralladora de los aviones, hizo retroceder al Chikuma, que terminó hundiendose en su retirada.
Ahora el crucero pesado Tone apuntaba sus cañones al Heermann, que devolvió el fuego mientras alcanzaba una posición desde la cual cubrir con sus columnas de humo la retirada de los portaaviones. Al igual que con el Chikuma, el Tone se convirtió en el blanco de los aviones de la Taffy 2, que se habían sumado al combate, acabando con daños tan graves que se vio forzado a retirarse de la acción.
La Fuerza Central de Kurita bajo el ataque desesperado de los Wildcat y Avenger de la Taffy 3.
Habíamos dejado al Johnston y su valerosa tripulación retirandose renqueante y en busca de seguridad en dirección a los portaaviones. Pero el combate no había acabado para el baqueteado destructor. Después de dos horas de combate, el capitán Evans observo una línea de cuatro destructores japoneses, acompañados por el crucero ligero Yahagi, preparandose para un ataque con torpedos contra los portaaviones en fuga. El Johnston maniobró para interceptar a los atacantes, y realizó fuego de cañón sobre ellos, forzandoles a lanzar sus torpedos con antelación y fallando sus blancos, pero centrando su fuego de artillería sobre el destructor.
A las 9:10 una descarga alcanzó una de las torretas de proa del Johnston, y provocó el estallido de varios proyectiles allí almacenados. Las máquinas del destructor se pararon y el Johnston quedó a merced de sus enemigos. Los impactos se sucedían uno tras otro con tal rapidez que, en palabras de uno de los supervivientes, "era imposible tapar los agujeros con la rapidez suficiente como para mantener el barco a flote". Finalmente, a las 9:45, el capitán Evans dio la orden de abandonar el barco. El Johnston se hundió 25 minutos más tarde, sirviendo de tumba a 186 de sus tripulantes. Evans consiguió abandonar su barco, pero poco después desapareció. Recibió a título póstumo la Medalla de Honor del Congreso.
Mapa de la Batalla de Samar con las acciones de la Fuerza Central y la Taffy 3.
Casualidades del destino, la anécdota de la batalla corrió de parte de los destructores John C. Butler y Raymond. Los dos cargaron con la misma intrepidez que sus compañeros, los dos se enfrentaron a cruceros que les aventajaban en potencia de fuego, gastaron sus torpedos y derrocharon heroismo… ¡Y los dos terminaron la batalla sin haber recibido ni un solo impacto!
Finalmente, la Batalla de Samar se saldó por parte norteamericana con la pérdida de dos portaaviones de escolta, el Saint Lo y el Gambier Bay; dos destructores, el Johnston y el Hoel; y un destructor de escolta, el Samuel B. Roberts. La Fuerza Central de Kurita perdió tres de sus cruceros, el Chokai, el Chikuma y el Suzuya, pero sobre todo la oportunidad de sino destruido sí haber producido muy graves daños a la Taffy 3, y haber puesto en aprietos a las fuerzas aliadas en Leite. La Fuerza Central de Kurita sufrió en las horas posteriores los constantes ataques de la aviación de los portaaviones de Halsey, y el Nagato, Haruna y Kongo fueron gravemente dañados. La poderosa flota de Kurita había recibido un golpe del que no podría recuperarse. Sólo el Yamato, que abandonó la acción en una maniobra evasiva evitando los torpedos de los destructores, salió de la batalla sin daños y totalmente operativo.
Algunos de los supervivientes del combate, recogidos por barcos de la Taffy 3.
Los destructores combatieron aquel día como acorazados, así se le recuerda al Samuel B. Roberts, y su sacrificio y heroismo salvaron el día para la Taffy 3. Toda la unidad recibió una Citación Presidencial en los siguientes términos:
"Por extraordinario heroismo en acción contra poderosas unidades de la Flota Japonesa durante la Batalla de Samar, Filipinas, 25 de Octubre de 1944… los valerosos barcos de la Task Unit entablaron batalla con fiereza contra la superior velocidad y potencia de fuego del enemigo que avanzaba… dos de los valientes destructores y un destructor de escolta cargaron contra los acorazados a corta distancia, y empleando sus últimos torpedos en el intento desesperado de defender a todo el Grupo acabaron siendo hundidos por los potentes disparos del enemigo… El coraje, determinación y extraordianario trabajo de equipo de los oficiales y hombres que combatieron en la aviación embarcada y los buques de la Task Unit 77.4.3, fueron determinantes en lograr la retirada de una fuerza hostil que amenazaba las operaciones de nuestra invasión en Leite, estando en sintonía con las más altas tradiciones del Servicio Naval de los Estados Unidos".
La Batalla de Samar no estuvo limitada a las acciones de los destructores de la Taffy 3. También los portaaviones se vieron envueltos en violentos combates y ataques de kamikaze, pero esa, como suele suceder, es otra historia.
Saludos.
Fuentes:
www.wikipedia.org
www.bosamar.com
www.history.navy.mil
www.onwar.com