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La guerra en el oeste de Europa
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La sopa alemana (IV): de líder del movimiento a la cárcel.

Lun Dic 17, 2007 8:29 pm

Inmediatamente después de la asamblea, Hitler procedió a reorganizar el partido para asegurar su liderazgo y otorgarle una mayor eficiencia administrativa. La estructura del NSDAP se dividió en seis comités dirigidos por hombres de su confianza y, tras un tiempo de cierta resistencia de las organizaciones locales, el nuevo líder logró afianzar por completo su poder en el congreso de enero de 1922 mediante el privilegio de poder expulsar a cualquier individuo o sección. Otra modificación importante fue la creación de escuadras encargadas de la seguridad de los mítines, disfrazadas como una asociación deportiva. Al principio esta organización, la Sturmabteilungen o SA, fue encargada a Johann Ulrich Klintzsch, ex miembro de la Brigada Erhardt, que le dio uniformidad con gorras de esquí y camisas grises, además del brazal con la esvástica, hasta que su desastrosa dirección implicó que Hermann Göring ocupara ese cargo. Una vez disueltos los Freikorps, las SA resultaron mucho más atractivas para los jóvenes radicales que las Ligas, en sintonía con el gobierno, a los que ofrecía un espacio de confraternización en los momentos difíciles de la crisis económica al tiempo que una camarería en los enfrentamientos con las facciones rivales. Las SA dotaron al NSDAP de la estructura paramilitar que precisaba para actuar con una doble pinza para atenazar a la República, el político y el armado. Las otras organizaciones paramilitares, pese a su mayor tamaño, no disponían de brazo político y, por tanto, no suponían una alternativa real al gobierno. También, las SA supusieron un nuevo tipo de propaganda, con sus estandartes y brazaletes, repartiendo octavillas desde camiones, aparentando un compromiso del partido que otros no podían permitirse. Los problemas derivados de su violencia fueron normalmente ignorados por la policía bávara, si bien Hitler tuvo que cumplir un mes de condena por alentar el asalto a un mítin. El ministro del Interior Schweyer sugirió la expulsión de Hitler del país, pero el dirigente del SPD, Auer, argumentó que sólo se trataba de una figura cómica. Auer, probablemente, pensó que Hitler suponía una división conveniente en la derecha bávara.

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Hermann Göring

La actitud de las SA y del propio Hitler como agitador político contrastaba con su afán de mezclarse con la alta sociedad. Si Dietrich Eckart lo había introducido, sería Ernst Hanfstaengl el que puliría sus maneras hasto groseras para este tipo de ambiente. Hanfstaengl era hijo de una estadounidense y había sido educado en Harvard. Poseía una galería de arte en Munich y fue requerido por el asesor militar de la embajada de los EUA, el capitán Truman Smith, para asistir a una conferencia de Hitler donde este lo captó de inmediato. Hanfstaengl esperaba moldear a Hitler en su posición respecto a la política internacional, pero su labor se dio al traste con la influencia de Alfred Rosenberg. Con todo, su papel resultó providencial al aportar los dólares que le enviaba su familia de los EUA a la causa del NSDAP, teniendo en cuenta que en ese período inflacionario un dólar equivalía a 7.525 marcos a principios de 1923 y a 91.724.250 marcos a finales del mismo año. Gracias a sus aportaciones el periódico del partido pasó de semanario a diario.

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Ernst Hanfstaengl

Hitler también realizaría una gira por Suiza, donde encontraría el apoyo moral y económico del príncipe Ahrenberg. Scheubner-Richter, autodenominado doctor, lograba fondos de la aristocracia alemana, así como de banqueros y empresarios de la industria pesada y de industriales rusos blancos procedentes, sobretodo, del petróleo. Scheubner-Richter era amigo del general Ludendorff, que acudía a la mansión en Munich de Göring donde se reunían los líderes del NSDAP, y aportaba fondos del Ejército, además de lograr la aportación de Fritz Thyssen, el heredero de un imperio siderúrgico, anticomunista y de ideas corporativistas. Winifred Wagner, la nuera inglesa de Richard Wagner, apoyaría con la influencia de su apellido y lograría los fondos aportados por la princesa Elsa de Rumania, cuyo marido, Hugo, era un editor de derechas y nacionalista.

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Scheubner-Richter

La dualidad alcanzada por el partido gracias a su brazo paramilitar, aunada a la de su líder como agitador en la taberna y como personaje encantador en las veladas de la alta sociedad, permitió un auge en la Alemania acosada por la inflación, los vencedores de la guerra y del asesinato político. El problema de la hiperinflación procedía la guerra, si bien fue agudizado durante la República. Si el Imperio que esperaba ganar la guerra evitó financiarla mediante una carga en los ciudadanos a través de un aumento de los impuestos, usando el empréstito que esperaba cargar a las potencias perdedoras, la República, ante el sentimiento de injusticia que provocaba el pago de indemnizaciones, también evitaría un, a todas luces visto como injusto por el ciudadano, aumento de los impuestos. La República optó por emitir papel moneda para financiar tanto las indemnizaciones como su incremento en el gasto público derivado de la sozialpolitik para no tener que enfrentarse a un desprestigio político de alto coste ante la debilidad de las coaliciones parlamentarias. La hiperinflación y las soluciones adoptadas para corregirla, siendo la creación del rentenmark la más efectiva, benefició a los grandes empresarios que pudieron librarse de sus deudas con rapidez debido a la devaluación de la moneda o adquiriendo otras empresas arruinadas a bajo coste. La clase media y los trabajadores se arruinaron al tiempo que contemplaban cómo aquellos que podían endeudarse se enriquecían al devolver los préstamos con una moneda que apenas valía nada, lo mismo que sus ahorros aunados con esfuerzo. La reducción del gasto público, no usada como medida preventiva y sí como paliativa, llegó en el momento en que el ciudadano medio o pobre alemán más lo necesitaba, dejándolo desamparado. Pero la emisión de papel moneda no fue sólo una medida para poder llevar adelante la sozialpolitik, sino también para contrarrestar los efectos de la ocupación del Ruhr a manos de franceses y belgas como medida represora ante la negativa del gobierno de Cuno a entregar en los plazos estipulados las cantidades de carbón y madera que exigía Versalles. Dada la imposibilidad de defenderse militarmente, Cuno hizo un llamamiento a la resistencia pasiva, protagonizada por la huelga general, en la que Thyssen tendría un marcado papel. Cuno sufragó tanto a los huelguistas como al Ejército con estas emisiones de papel moneda y aceleró con ello la llegada de la hiperinflación. A su vez, los franceses fracasarían en sus intentos de reactivar las fábricas y de lograr un movimiento separatista en Renania, viendo también cómo su moneda se devaluaba.

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Una muestra de la devaluación del marco

El asesinato de Rathenau encolerizó de tal manera a los demócratas que los nacionalistas tuvieron que abandonar el parlamento en la sesión de homenaje. Ni tan siquiera Hitler se atrevería a defender a los asesinos con la energía que era de esperar al estar amenazado de expulsión. En cambio, sí aprovechó la resistencia del gobierno bávaro a las medidas de excepción decretadas por la República y lograr con ello un vistoso papel en la manifestación en contra y una demostración de que el NSDAP resultaba ya indispensable para cualquier acción revolucionaria. Tanto fue así que acarició la idea del golpe en combinación con el doctor Pittinger, líder de la Bayern und Reich, pero este se zafó al percatarse de que el gobierno resistiría la prueba. Hitler entendió que aún no disponía de suficiente apoyo ni entre las diferentes facciones de la derecha ni tan siquiera en el pueblo, así que sacó a su SA a la calle a combatir a los comunistas, también muy activos durante la crisis republicana, para convencer al ciudadano conservador. La vsibilidad ganada supuso romper la barrera regional, logrando no sólo aparecer en los noticiarios nacionales, sino también, por primera vez, resultar perceptible en el extranjero a través de la valoración de Truman Smith acerca del riesgo de expansión de la ultraderecha.
Pero el NSDAP ni tan siquiera gozaba de la hegemonía en el nacionalismo radical bávaro. En la Franconia protestante, Julius Streicher recogía todo el voto antisemita para la asociación del doctor Dickel. Streicher se negaría a todas las tentativas de Hitler de ingresar en el NSDAP para mantener su independencia, hasta que sus apuros económicos y judiciales de la mano del alcalde del DDP, Luppe, así como su ruptura con Dickel le hiciera cambiar de actitud. Tras su ingreso, sería capaz de exigir mantener su independencia en el seno del partido frente a las protestas de algunos miembros, apoyado siempre por un Hitler consciente de su valía para la acaparación de las masas gracias a su inspirada capacidad de vincular a los judíos todos los males de Alemania.
La ocupación del Ruhr de manos de franceses y belgas parecía dar una oportunidad a la radicalización de la política alemana, sin embargo, el llamamiento de Cuno logró una repetición de la unión sagrada de la gran guerra y Hitler optó por no participar en la burgfrieden al entender que el gobierno saldría reforzado ante el agravio de los Aliados. En este momento, aprovechó para acelerar el abandono total de la concepción asamblearia del partido, incluyendo a cambio los rituales de congregación que se harían populares con el tiempo. La presión del gobierno sobre las facciones extremistas se hizo notar y el congreso del partido se pudo celebrar sólo gracias a la intervención del jefe del Reichswehr de Baviera, Otto von Lossow, a la presión de Röhm y a la palabra de honor de Hitler de que no se provocarían disturbios, una muestra de debilidad que denotaba su incapacidad para actuar al margen del ejército ni del propio gobierno bávaro. Para poder subsanar este hecho, se creó la Asociación de Ligas Patrióticas de Combate, tanto como alternativa a la burgfrieden republicana como para disponer de mayor independencia del ejército. En la nueva asociación, liderada en lo militar por Hermann Kriebel y en lo político por Hitler, estaban integradas las Ligas más radicales. Sin embargo, su creación suponía un diluimiento de lo político en lo militar, con lo que Hitler se vería supeditado a Ludendorff. La renuencia de este a actuar sin el ejército, que Hitler veía como un riesgo excesivo de desgaste de su partido, incitó al líder del NSDAP a concertar una entrevista con von Seeckt, ofreciéndole la dirección del movimiento revolucionario, a lo que este se negaría alegando su juramento de fidelidad al gobierno. Pero la negativa de von Seeckt no era rotunda: lo que se dejaba bien claro es que Hitler podía dejarse subordinar y que no podía actuar al margen del ejército.

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Cartel en contra de la ocupación del Ruhr

Dentro de su estrategia de buscar la visibilidad y lograr el convencimiento de los ciudadanos conservadores, Hitler trató de buscar un enfrentamiento con la izquierda con motivo de la celebración del Primero de Mayo, pero el gobierno volvió a ponerlo en su sitio obligándolo a una congregación de sus fuerzas en lugar distinto de la de los socialistas. La debilidad del NSDAP volvió a manifestarse cuando tan sólo lograron reunir una cuarta parte de asistentes de los socialistas, pero, lo que resultaba peor para Hitler, es que estos no intentaron un golpe que obligara a actuar al ejército. Hitler trataría entonces de mantener su papel necesario dentro del movimiento ante las Ligas, diferenciándose de estas al no integrar a sus SA dentro de las fuerzas auxiliares de la policía, como ya habían hecho otras agrupaciones.
Para la celebración del Día de Alemania, los días 1 y 2 de septiembre, se congregaron en Nuremberg todas las asociaciones patrióticas, además de las casas reales y de los dirigentes de extrema derecha. El desfile, ante Ludendorff, alcanzó los 100.000 hombres y resultó toda una provocación hacia los socialistas que dominaban la ciudad y que respondieron expulsando de sus trabajos a los asistentes. Tras esto, Röhm, tratando siempre de aunar las diferentes fracciones procedentes de las constantes divisiones de las Ligas, logró formar la Liga Alemana de Combate entre el NSDAP, la Oberland y la Reichsflagge, siendo Kriebel el responsable militar, Scheubner-Richter el de la organización y Hitler el director político. El gobierno de concentracón de Stresemann, que había sucedido al de Cuno, nombró a von Kahr comisario de Baviera para quebrar la alianza entre los nazis y los conservadores. Von Kahr prohibió el diario del partido por haber difamado a la esposa de von Seeckt y la ya debilitada Reichsflagge abandonó la organización, a lo que Röhm respondió creando la Reichskriegflagge, la cual le permitía, además, mantenerse en el seno del NSDAP sin subordinarse a las SA de Göring o al propio Hitler. Pero Stresemann no demostraba sólo ser capaz de alejar a los nazis de los conservadores, sino que también era capaz de sacar al país de la crisis con un apoyo mayoritario en el parlamento. La presión a la que era sometido el movimiento por parte de von Kahr y la visión de una Alemania restablecida alentaba la sensación de ahora o nunca. El gobierno de Stresemann tenía sus fisuras y el propio von Kahr estaba dispuesto a apoyar un golpe de fuerza siempre y cuando fuese von Seeckt quien sustituyera a Stresemann y él tuviera la confianza de que tal golpe fuese factible, condición que no se daba ni en Baviera ni en el resto de Alemania por falta de apoyo popular.

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Gustav Stresemann

Pero Hitler volvía a tener en mente que la pasividad supondría un desgaste letal para su futuro político y decidió poner a von Kahr ante el hecho consumado. El 8 de noviembre irrumpió en la Bürgerbräukeller donde Kahr iba a pronunciar un discurso. Disparando al aire, declaró la instauración de un gobierno propio a escala de Reich del que formarían parte Ludendorff, Lossow, el jefe de la policía Seisser y su antecesor Pöhner, y el propio Kahr. Todos los designados aceptaron sin ninguna intención de cumplir su palabra. Lossow organizó la resistencia en medio del caos golpista e impidió que les llegaran refuerzos. A la mañana siguiente, los insurrectos estaban en minoría de hombres y armas y optaron por una marcha que garantizase el apoyo popular y, a través de este, del ejército. La policía disparó contra la primera fila de la marcha encabezada por Hitler, Ludendorff, Scheubner-Richter, Göring, Kriebel, Weber, Ulrich Graf y Wilhelm Brükner. Sceubner-Richter fue alcanzado mortalmente y arrastró en su caída a Hitler que se fracturó la clavícula. Göring fue herido en una pierna y nadie disparó a Ludendorff. Todos lograron escapar a excepción de Hitler que fue apresado en casa de Hanfstaengl.
Última edición por Bitxo el Lun Dic 17, 2007 8:35 pm, editado 1 vez en total

Lun Dic 17, 2007 8:33 pm

Bibliografía:

De Munich a Auschwitz, de Ferran Gallego.
Todos los hombres del Führer, de Ferran Gallego.
Negocios son negocios, de Daniel Muchnik.
Wilkipedia.

Mar Dic 18, 2007 1:32 am

Bueno, estas son palabras mayores, un trabajo macizo, con mucho para analizar y cotejar. Gracias por esta contundente información, hay bastante para leer y con detención, tomando notas, volvemos al aula.



Salu-2

Mar Dic 18, 2007 2:58 am

Se echaba de menos la ración de sopa, Bitxo. Gracias por el menú. :)

Saludos.

Buena sopa

Sab Dic 22, 2007 1:49 am

Sí, se echaba de menos, pero llegó, y bien recibida.



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Salu-2

Sab Dic 22, 2007 1:05 pm

:lol:
¡Esa foto es de lo más apropiada!
Gracias a todos. Ya estoy con la siguiente ración. Espero que no pase tanto tiempo entre una y otra, pese a las fiestas.
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