Hola a todos.
Ya que hemos hablado mucho sobre Paulus y su pasivo papel en Stalingrado, sobre Manstein y su su relación con el VI Ejército y sobre el papel rebelde del general von Seydlitz, creo que sería interesante abordar un poco el papel del jefe de Estado Mayor del VI Ejército, el general Arthur Schmidt.
Bien es sabido, que el Alto Mando colocó a Schmidt en ese puesto, ya que se tenía conocimiento del carácter dubitativo de Paulus, y se requería un jefe de Estado Mayor enérgico. Quizás demasiado enérgico. Cuando Schmidt alcanzó su puesto en sustitución de Ferdinand Heim, von Bock estaba convencido de que Schmidt aportaría más firmeza al VI Ejército, tanta firmeza que Paulus parecía estar dominado por Schmidt. No todos en el cuartel general del VI Ejército estaban a favor del nombramiento de Schmidt como jefe de Estado Mayor.
(2) El general Doerr, en sus memorias, describe la relación entre ambos generales:
"La relación entre los dos era correcta, pero vacía de calor humano. Paulus era inteligente, tenía un talento operativo, era un hombre generoso, muy sensible, fácilmente impresionable, pero no tenía una fuerte personalidad. Su jefe de Estado Mayor estaba soltero, era listo, enérgico, un táctico competente, un hombre duro hasta la médula, hasta el punto de la inflexibilidad.
Los dos comandantes se podrían haber complementado bien, pero Schmidt era el hombre fuerte y dominante. No había falta de armonía en la cúpula. Tampoco los diferentes caracteres de los dos hombres, y su correcta y formal relación, tuvieron una influencia negativa en el mando del VI Ejército. El elemento fatal que los unió fue algo común a ambos. Fue su creencia en Hitler y su confianza en él. No podían imaginarse que su supremo comandante pudiera mentirles, o hacer solemnes promesas que no podría cumplir." (1)Fuente: http://www.stalingradbattle.nl/personen/schmidt.htm El general Arthur Schmidt, jefe de Estado Mayor del VI Ejército.El coronel Wilhelm Adam, ayudante de Paulus, tampoco tenía una buena relación con Schmidt. En una visita a los cuarteles de Hitler en Vinnitsa, preguntó sobre la posibilidad de relevar a Schmidt, que constantemente
"daba lecciones a Paulus como si se tratase de un pupilo desobediente, en presencia de sus oficiales de Estado." (1)¿Cómo se puso de manifiesto esa el control que Schmidt ejercía sobre Paulus y cual fue la actitud de Schmidt como jefe de Estado Mayor durante la batalla de Stalingrado?Schmidt se caracterizó por cumplir las órdenes de Hitler sin titubeos y por defender a ultranza la orden del
Führer de resistir en la fortaleza de Stalingrado. Incluso cuando Paulus, finalmente dudaba a la hora de tomar cualquier decisión, fue Schmidt el que siguió insistiendo en permanecer en el Volga y no desobedecer las órdenes e Hitler. El capitán Diatlenko, encargado de interrogar a los oficiales que caían prisioneros en la bolsa, no tenía dudas de que Schmidt era
"los ojos y el brazo derecho del Partido Nazi" en el VI Ejército, porque los oficiales capturados informaban de que
"Schmidt mandaba el ejército e incluso al propio Paulus".
(2)Estilo muy parecido el que adoptó el general Heitz, otro nombre para recordar entre los despropósitos del final de la batalla y que tiene cierto paralelismo con la actitud de Schmidt, tal como veremos después, pues hay algunos datos no muy conocidos sobre el destino final de Schmidt en la bolsa.
Recapitulando algunos datos ya expuestos en mensajes anteriores y con la intención de agruparlos todos en este hilo, sería necesario remontarnos al 21 de noviembre, cuando Schmidt habló por teléfono con el general Martin Fiebig, comandante del VIII
Fliegerkorps, y le informó de que era imposible abastecer al VI Ejército por aire. Sobre esta conversación, tenemos constancia en los diarios de guerra de la IV
Luftflote:
"El 21 de noviembre por la noche el general Fiebig, comandante en jefe del VIII Cuerpo aéreo, ha llamado al mando del Sexto Ejército y a su jefe de Estado Mayor, general Schmidt, en Nishne Chirskaia, y les ha ofrecido un examen de la situación cerca de Kalach. Schmidt ha contestado: 'No existe un peligro inmediato contra el puente. El puente será defendido desde las alturas de Kalach. El comandante en jefe tiene la intención de formar un cerco...'
El general Fiebig le ha preguntado como se imaginaba el abastecimiento del Sexto Ejército, que prácticamente había quedado ya interrumpido. El general Schmidt ha contestado: 'Por el aire.' A esto ha respondido el general Fiebig, lo que ha sido escuchado a través del segundo aparato por el comandante en jefe, capitán general Paulus: 'Es del todo imposible abastecer desde el aire a todo un Ejército. La Luftwaffe no cuenta con suficientes aviones de transporte'." (3)A pesar de haber sido repetidas veces advertido de que no era posible el suministro aéreo, Schmidt no dudó en culpar del desastre a la
Luftwaffe, cuando el comandante Thiel, aterrizó en la bolsa el 19 de enero:
"Con estas últimas palabras, Seydlitz se refería sin duda a una escena dramática que se había desarrollado el 19 de enero, en el Estado mayor del 6.º Ejército y cuyo final presenció él mismo. Como enviado del mariscal Milch, nombrado demasiado tarde por Hitler encargado especial del abastecimiento aéreo del 6.º Ejército, había comparecido ante Paulus el comandante Thiel, joven jefe de escuadrilla de cazas. El objeto de su visita era adquirir información sobre todas las cuestiones relacionadas con aquel trabajo conjunto, planteando preguntas y recogiendo respuestas. En aquella ocasión, Paulus y Schmidt, terriblemente excitados, abrumaron al pobre aviador, a causo del fracaso del Arma Aérea, con los más duros reproches en los que se ponía de manifiesto la amarga decepción y también quizás el opresivo sentimiento de culpabilidad de los lectores del 6.º Ejército frente a la catástrofe que se aproximaba. Preso de incontenible cólera, el jefe de Estado Mayor terminó declarando que la aviación había traicionado al 6.º Ejército y que nunca podría lavarse la mancha de aquel crimen." (4)Fuente: http://blog.roodo.com/ephesos2005/c8d462f7.jpg El general Friedrich Paulus, comandante en jefe del VI Ejército.Otro de los episodios a destacar fue el memorando que el general de Artillería, Walter von Seydlitz Kurzbach, comandante en Jefe del LI Cuerpo de Ejército, escribió el 25 de noviembre al general Paulus, afirmando con todo lujo de detalles, que era imposible abastecer al VI Ejército y que éste debía romper el cerco. Schmidt, al leer el citado documento escribió de su puno y letra:
"No tenemos por qué irle al Führer con quebraderos de cabeza, y el general von Seydlitz no tiene por qué quebrársela al comandante en jefe." Schmidt no cursó el documento, fiel a su idea de que el VI Ejército debía permanecer a toda costa en Stalingrado, y fue finalmente el propio Paulus quien lo envío al Grupo de Ejército Don, dos días después.
A principios de diciembre, el LI Cuerpo de Ejército presentó algunas objeciones al jefe de Estado Mayor, sobre las descripciones demasiado favorables sobre la situación, que Schmidt enviaba desde la bolsa a sus superiores.
"Con este motivo surgió una controversia entre el jefe de mi Estado Mayor, coronel Clausius, y el general Schmidt. El resultado fue una modificación de la clave en los mensajes radiados, al objeto de que ya no pudiésemos enterarnos de nada." (4)Algo parecido le ocurrió al comandante Zitzewitz, el enlace que Zeitzler había enviado a la bolsa, para informarle de todo lo que aconteciese, sin capacidad de enviar órdenes, lo contrario de lo que afirmaba Manstein. Los mensajes que enviaba Zitzewitz debían ser revisados y aprobados por Schmidt, hasta que un día, este último quiso suavizar una serie de afirmaciones que reflejaban la gravedad de la situación y le sugirió a Zitzewitz que la situación no eran a un tan grave para emitir un juicio tan pesimista. Por ello, Zitzewitz se vio obligado a saltarse la aprobación de Schmidt para poder enviar los mensajes más importantes.
No deja de ser curiosa esa predisposición de Schmidt a suavizar la situación, a la hora de valorar los hechos y emitir juicios sobre el estado d el Ejército. Sin ir más lejos cuando Manstein envió a la bolsa a su jefe de Estado Mayor, el general Schulz y al coronel Busse, Schmidt les comentó que la situación no era tan grave, y ambos erróneamente sacaron la conclusión que transmitieron fatalmente a Manstein de que
"el VI Ejército contaba con abastecimiento suficiente por vía aérea y no juzgaba desfavorables ni su situación ni sus posibilidades de resistencia en la bolsa." Otro episodio parecido ocurrió cuando el jefe local de Aviación le comentó a Schmidt la imposibilidad de ser abastecido por aire, pero éste le contestó:
"¡Todo se arreglará! ¡Y por otra parte, primero podemos consumir los numerosos caballos que hay dentro de la bolsa!". El mismo Schmidt le comentó al comandante Eissman, llegado a la bolsa el 19 de diciembre, que sólo con que mejorase un poco el abastecimiento del VI Ejército
"podrían mantener las posiciones hasta Pascua de Resurrección", pero en cambio, la posible ruptura le parecía
"una solución catastrófica".
El capitán Günter Toepke, Ib de la 94.ª I.D, estaba extrañado por el inusitado optimismo de Schmidt, cuando en diciembre reinaba el pesimismo después de haber sido abandonada la idea de romper el cerco.
"No debemos ver las cosas tan negras", decía Schmidt después del fracaso de
Wintergwitter,
"hasta ahora siempre se ha encontrado una solución y también esta vez se encontrará. Recuerde usted que el en invierno pasado, en el frente norte, estuvo también cercado mucho tiempo el II Cuerpo de Ejército y fue abastecido por el aire hasta que llegaron los socorros." Seydlitz estaba horrorizado y preocupado por las comparaciones entre la bolsa de Stalingrado y la de Demjansk, y ya en su memorando del 25 de noviembre, advirtió de tal hecho.
Para rematar aun más la criticable actitud de Schmidt, el 23 enero, día en que el coronel Selle, jefe de Zapadores del VI Ejército abandonó la bolsa, Schmidt lo despidió dándole el siguiente recado:
"Diga usted en todos los sitios donde lo considere oportuno que el VI Ejército ha sido traicionado por los Altos Mandos y que lo han dejado en la estacada". Parece ser que finalmente Schmidt se dio cuenta de las mentiras y promesas incumplidas de Hitler, pero eso sí, demasiado tarde y sin reconocer que él fue el primero en creerlas y aplicarlas.
(4)Finalmente, el día 25 de enero, el general de Artillería von Seydlitz se reunió con Paulus, y le rogó que capitulase de una vez y no alargase más la ya de por sí, innecesaria agonía del VI Ejército. Seydlitz le insistió en que si no iba a dar ninguna orden al respecto, a cada oficial y soldado se le plantearía la pregunta de si debería obrar por su cuenta. Paulus respondió sin hacer comentario alguna:
"Yo no hago nada", y Schmidt guardó silencio. Seydlitz anunció que obraría entonces por su cuenta, pero ni Paulus ni Schmidt respondieron. Nada más llegar a su puesto de mando, Seydlitz emitió la orden a los comandantes de regimiento y de batallón de que quedaban autorizados para actuar por su cuenta. La orden rezaba así:
LI Cuerpo de Ejército
Stalingrado, 25-1-1943, 21.00 horas
Orden del Cuerpo
1. Situación cada hora más catastrófica
2. Aprovisionameiento aéreo totalmente suspendido desde hace días
3. No se espera una orden del VI Ejército sobre el inminente final de la bolsa.
4. Ordeno en consecuencia:
Se debe evitar a toda costa el desgajamiento del frente en porciones aun más pequeñas, a causa de los ataques rusos y por último que se produzcan más pérdidas sin sentido.
Los comandantes de reigimientos y batallones reciben el permiso, según la situación local, de agotar la munición restante y con ello suspender la lucha.
Firmado vonSeydlitz
general de ArtilleríaDespués de enterarse de la capitulación de Seydlitz, el Ejército lo desposeyó del mando de sus unidades que quedaron al mando del general Heitz. Seydlitz atribuye esa orden sin género de dudas al general Schmidt, promotor de la orden de resistencia a ultranza.
Curiosas son las declaraciones de Schmidt después de la guerra, en las que afirmó que el día 22 recomendó a Paulus capitular. Es extraño ya de por sí, cuando parece que fue él el que hizo disparar sobre los rusos que el 9 de enero intentaron iniciar las negociaciones para la capitulación del VI Ejército, según las declaraciones del coronel Adam al capitán Diatlenko
(2) y cuando era él el que negaba cualquier posibilidad de capitulación. Si lo que afirmó Schmidt era verdad, es extraño que el día 25 de enero, cuando Seydlitz rogó por la capitulación del VI Ejército, Schmidt se quedara en segundo plano y guardase silencio, en vez de unirse a Seydlitz apoyando la rendición. Y más extraño aun cuando el coronel Müller, jefe de Estado Mayor del XIV Cuerpo Blindado rogó a Paulus que capitulase y Schmidt le comentó que
"los soldados aun tenían bayonetas y dientes para seguir luchando".
(4)Fuente: http://img259.imageshack.us/i/seydlitztl3.jpg/ Von Seydlitz Kurzbach, comandante del LI Cuerpo de Ejército.Como ya he comentado, la actitud de Schmidt y Paulus es muy criticable, ya que exigieron a sus extenuados hombres luchar hasta la última bala, pero cuando les llegó el turno a ellos no lo hicieron. Moralmente no es lícito actuar de esa forma cuando uno mismo no actúa en consecuencia de la misma manera. En ese caso, Paulus y Schmidt debían haber capitulado o intentado romper el cerco, pero no exigir el extremo sacrificio de sus hombres, excluyéndose ellos mismos de esa última orden. Un caso parecido es el del general Heitz, general en jefe del VIII Cuerpo de Ejército, que después de asumir el mando las tropas del general von Seydlitz, emitió una orden el 29 enero en la que se prohibía cualquier capitulación o izado de bandera blanca bajo pena de ser fusilado. Por culpa de esa orden, cuando el Estado Mayor del LI Cuerpo se entregaba a los rusos, los alemanes abrieron fuego por la espalda contra sus propios oficiales, muriendo dos de ellos. Traduzco del alemán, las memorias de von Seydlitz:
"Después de formar, fuimos conducido por un teniente ruso y uno o dos soldados del ejército rojo en fila india por una estrecha escalera que subía por la pared del barranco, para reunirnos arriba, con los cuatro generales a la cabeza. Arriba ya habían llegado entre cinco y seis generales, cuando de pronto ametralladoras alemanas nos dispararon por la espalda. Los alemanes disparaban contra alemanes por la orden de von Heitz, en la que se amenazaba con la muerte cualquier intento de capitulación. Dos de nuestros camaradas fueron alcanzados mortalmente en la espalda y rápidamente quedaron fueran de la fila: el coronel de zapadores Schilling y capitán de caballería Bethge del Estado Mayor de mi cuerpo. Cayeron por la pendiente, hasta los pies de los soldados y oficiales rusos." (5)Curiosamente, Heitz se rindió días después junto con su Estado Mayor. Un oficial bajo su mando advirtió que su Estado Mayor, casi seguro con su consentimiento, había ya preparado banderas blancas.
(2)Pero lo que no es muy conocido es lo que sucedió, tal como afirma Seydlitz en sus memorias, el día 25 de enero, durante su reunión con Paulus y Schmidt:
"Al principio se desarrolló una breve conversación sobre un mensaje radiado del OKH, del general Zeitzler, que Schmidt me mostró. Había recibido la orden, de que debía ser evacuado por aire. Y añadió que el último avión había despegado ayer de Stalingradski. ¡Demasiado tarde!" (5) Es verdaderamente cínico que Schmidt exigiese a sus hombres resistir hasta la última bala y morir en Stalingrado y no incluirse en tal acción, pero abandonar el
Kessel después de eso, tal como lo tenía planeado, ya no tiene palabras. Y no sucedió sólo por un día de diferencia. Seydlitz lo interpretó como un castigo del destino.
Por último, si Schmidt estaba a favor de la capitulación, desde el 22 de enero, el mensaje radiado desde el
Kessel el 29 de enero, es cuanto menos contradictorio. Ese mismo día, la víspera del 10º aniversario de la ascensión de Hitler al poder, se emitió el siguiente mensaje:
"¡Al Führer! El VI ejército felicita al Führer en el aniversario de su ascensión al poder. La bandera de la esvástica todavía flamea en Stalingrado. Que nuestra lucha sea un ejemplo para las generaciones presentes y futuras para que nunca se rindan en situaciones desesperadas de modo que Alemania logre la victoria al final. Heil mein Führer! Paulus".Aunque el mensaje estaba firmada por Paulus, el tono del mismo y su redacción apuntan a que el autor del mismo fue el inflexible Schmidt. Por aquellas fechas Paulus estaba enfermo de disentería y desmoralizado, y seguramente aprobó la emisión del mensaje escrito por Schmidt. Tal conclusión viene respaldada por la contestación que Paulus dio en los juicios de Nuremberg al ser preguntado por dicho mensaje:
"Lamento que en aquellas fechas, ignorante de la situación. Dejase cursar dicho mensaje y no lo suprimiera." (4)Durante las conversaciones con los rusos sobre la capitulación del VI Ejército, fue Schmidt el que discutió los términos, y aque Paulus se hallaba al borde del colapso y es una prueba más de cómo Schmidt manejaba a Paulus. También lo es el hecho de que cuando los oficiales del Ejército Rojo se disponían a interrogar a Paulus y Schmidt, el teniente Tarabrin oyó como Paulus le preguntaba a su jefe de Estado mayor
"¿Qué debo decir?". Y por último, ya en la primavera de 1943, a NKVD trasladó al general Schmidt lejos de Paulus, porque era visto como una mala influencia.
(2)Fuentes:
(1) Field Marshal von Manstein: The Janus Head – A Portrait
(2) Stalingrado, de Antony Beevor
(3) Stalingrado y yo, de Walter Görlitz
(4) Stalingrado, de Joachim Wieder
(5) Stalingrad, Konflikt und Konsequenz, de Walter von SeydlitzSaludos