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Orden de destitución del general Ferdinand Heim

Jue Ene 28, 2010 3:31 am

Hola a todos.
Os dejo aquí un interesante documento que no había leído hasta el momento. Se trata de las razones por las que Hitler destituyó a Ferdinand Heim al mando del XLVIII Cuerpo blindado. El texto no tiene desperdicio:

El Führer y comandante jefe de los Ejércitos.
5.12.42
En el curso de las operaciones contra Stalingrado, se perfiló, desde el mes de octubre, una amenaza latente sobre el dilatado flanco norte de nuestro frente de ataque.
Durante la primera mitad de noviembre se desencadenó un ataque sumamente peligroso contra el III Ejército rumano. A fin de contrarrestarlo, la 22 División blindada se desplazó, siguiendo mis órdenes, hacia el ala derecha del III Ejército rumano para constituir allí, con la agregación de la 1.ª División rumana, el XLVIII Cuerpo de Ejército blindado al mando del general de brigada Heim.
En el caso de un ataque o irrupción por parte del enemigo, ese Cuerpo de Ejército tendría la misión de pasar al contraataque en el acto y rechazar, bajo cualquier circunstancia, toda presión enemiga sobre el ala derecha del III Ejército rumano.
Por consiguiente, las fuerzas que se oponían allí a un posible atacante eran de extraordinaria magnitud.
Pero la formación y el despliegue de la 22 División blindada dieron ya motivos a las más series objeciones.
De los cien tanques o más a su disposición, un número ya considerable, destacó tan solo poco más de treinta en el sector de despliegue que se le había asignado.
Para comenzar, estimo que una de las faltas más graves que pueda cometer un oficial es la de no aplicar su máximo empuje y energía para hacer atacar a sus unidades, sobre todo en una coyuntura semejante, pero, además, y considerándolo desde un punto de vista puramente material, debe obrar con el mayor vigor para suprimir todas las anomalías que puedan presentarse en el curso de la acción.
El jefe del Cuerpo blindado tenía el deber de familiarizarse sin demora con todas las misiones eventuales de su empleo.
Por ende, era su obligación concentrar en torno suyo a las Divisiones blindadas que se le confiaron y debatir hasta el límite con los mandos de ambas unidades las cuestiones relacionadas con su entrada en acción. La celeridad de la intervención se hizo tanto más necesaria al ponerse de manifiesto que el aliado rumano no satisfacía las condiciones exigidas en tales casos a una formación alemana, en primer lugar por su composición, mandos y moral, y, en segundo lugar, porque carece del equipo indispensable, particularmente por lo que se refiere a los medios de lucha contra el tanque.
Cuando, el 19 de noviembre, los rusos lanzaron el ataque ya previsto, el sector de frente aludido era relativamente, en un principio, de muy poca profundidad. La rápida ofensiva del Cuerpo de Ejército, con su fuerza de más de ciento cincuenta tanques, hubiera conducido al éxito bajo cualquier circunstancia.
Pero el hecho fue que el Cuerpo blindado no hizo acto de presencia en las primeras veinticuatro horas de acción. Y en el segundo periodo de veinticuatro horas, el comandante de la unidad intentó establecer contacto con la 1.ª División rumana blindada y, por supuesto, le resultó imposible reunir en el acto a ambas Divisiones para lanzarlas al contraataque.
En lugar de recurrir, por lo menos, a todos los medios disponibles para abrirse camino a toda costa hasta la División blindada rumana al objeto de formar una unidad coherente con el Cuerpo y conducir el indispensable contraataque, al mando de la 22 División blindada se mostró titubeante e inseguro en todas sus operaciones.
A resultas de este rotundo fracaso del XLVIII Cuerpo del Ejército blindado, la situación puede degenerar en el envolvimiento por ambos lados del III Ejército rumano y acarrear con ello una catástrofe, cuya monstruosa medida y ulteriores derivaciones no se pueden apreciar todavía con exactitud. Ante las posibles consecuencias de esa catástrofe, que puede acarrear la pérdida de numerosas unidades e insustituible material, así como el cerco del VI Ejército, no cabe describir esa conducta como un caso garrafal de negligencia, sino más bien como el mayor delito que se pueda achacar en el curso de esta guerra a un oficial alemán.
Asimismo, las cargas morales que recaen con tal motivo en la conducción de la guerra alemana han de considerarse como una circunstancia agravante sumamente seria.
No estoy dispuesto a tolerar que en el nuevo Ejército se produzcan situaciones como la que condujo en tiempos pasados a la batalla del Marne de 1914, aquella oscura fase que los analistas y escritores de la Historia militar alemana aun no han conseguido esclarecer tras un lapso de veinticinco años. Considerando las terribles consecuencias ocasionadas por la prevaricación de este general, decido,
1. Expulsarle automáticamente de la Wehrmacht.
2. Basarme en las diligencias conclusivas sobre la trasgresión de ese ex oficial para adoptar las posiciones que resultan necesarias en casos como éste, según nos enseña la Historia militar.
Adolf Hitler


Antes de hallarse al mando del XLVIII Cuerpo de Ejército blindado, el general Heim desempeñó el cargo de jefe de Estado Mayor del VI Ejército, siendo substituido por el general Schmidt, después de que Timoshenko pusiera contra las cuerdas al VI Ejército con el objetivo de tomar Jarkov. Paulus conservó su puesto con el apoyo de Halder tras las críticas de von Bock, no así Heim, que fue relevado. Más tarde Heim pasaría a ser el comandante del XLVIII Cuerpo de Ejército blindado.
En realidad, el XLVIII Cuerpo blindado era la única fuerza de que se disponía para reforzar el flanco norte. Aunque su denominación correspondía a la de un cuerpo blindado, sus efectivos eran más bien escasos. La única formación más o menos poderosa integrada dentro del cuerpo era la 22.ª Pz.D. Las restantes fuerzas que formaban el cuerpo eran la 1.ª División blindada rumana (que se unió a la 22.ª Pz. D. más tarde), la 14.ª Pz.D. y un batallón antitanque y un batallón motorizado de artillería, cifras poco alentadoras pues en total sumaban menos de cien tanques útiles. La 14.ª Pz.D. había sido prácticamente destruida en la batalla de por Stalingrado, la 1.ª División blindada rumana solo disponía de tanques ligeros Škoda (según Schröter disponía de cuarenta tanques franceses y checos capturados al enemigo) no habiendo aun entrado en combate su personal que se hallaba en período de formación, y la 22.ª Pz.D. fue la famosa División blindada que sufrió el ataque de ciertos roedores que royeron el aislante de los cables de los blindados (disponía de treinta carros de asalto liheros y trece de tipo medio).
Según Heinz Schröter en su libro Stalingrado, hasta la última bala, Hitler autorizó el 16 de noviembre el desplazamiento del XLVIII Cuerpo de Ejército al Norte de Stalingrado, en la retaguardia del Ejército rumano. Cuando la voz de alarma llegó a la 22.ª Pz. D., esta estaba a punto de partir. El 18 de noviembre se alcanzaron las posiciones previstas, poco antes del inicio de la Operación Urano. El 19 de noviembre, a las nueve de la mañana, después de la acometida soviética, no se habían fijado los centros de gravedad de la ofensiva y el general Heim pidió autorización al Grupo de Ejércitos B para dirigirse a Klestskaia, ya que existía el peligro de envolvimiento del VI Ejército por la retaguardia.
El general von Sodenstern, jefe de Estado Mayor del Grupo de Ejércitos B, dio visto bueno a las sugerencias de Heim, y se inició la marcha hacia el Nordeste, alas nueve y media. A las once menos cuarto llegó la contraorden del Alto Mando y se ordenó al Cuerpo blindado dirigirse al Noroeste, es decir, debía hacer una variación de 90º y cambiar de rumbo a través de la nieve y la niebla, lo que hizo que el grupo del general Heim se topase con fuerzas enemigas. El Grupo de Ejércitos ordenó "que se combatiera sin tregua hasta contener el asalto enemigo, y se iniciara seguidamente el repliegue al sector K, al este de Petrovka, en vista de la crítica evolución en todo el frente del Ejército".
A altas horas de la noche llegó una contraorden desde el Alto Mando:
XLVIII Cuerpo de Ejército blindado: acometa en el acto al enemigo hacia el Norte prescindiendo de las medidas de seguridad en flancos y retaguardia.
El Cuerpo de Ejército se dirigió hacia Serafimovitch, desviándose de nuevo de su camino, sin cadenas antideslizantes y solamente con cincuenta carros de asalto. Poco después llegó una segunda orden de Hitler:
XLVIII Cuerpo de Ejército blindad: No ataque hacia el Norte, sino hacia el Nordeste, y suelte el lastre de los rumanos.

Imagen
Fotografía: http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Bu ... rkreuz.jpg
Ferdinand Heim.

Ese día el Cuerpo quedó cercado. Cuando la situación era insostenible el Grupo de Ejércitos B emitió una nueva orden instando a Heim a desplazarse al Sudoeste y se consiguió escapar del cerco. Reducida a poco más que al equivalente de una compañía de tanques, más tarde se abrió camino retirándose acosada por el 8º cuerpo de caballería soviético, mnarchando en paralelo con las tropas soviéticas hasta que once horas después el XLVIII Cuerpo de Ejército escapó finalmente del aniquilamiento.

La reacción de Hitler al fracasado contraataque del XLVIII cuerpo blindado no se hizo esperar. Después de que su torpe interferencia no logró detener el derrumbe rumano, necesitaba una cabeza de turco, y ordenó el arresto del general Heim.
El deseo de Hitler de vengarse del general Heim, comandante del XLVIII cuerpo blindado, se mantuvo sin piedad. "El Führer ordenó que el general Heim fuera relevado del mando inmediatamente. El Führer en persona decidirá todas las nuevas medidas de disciplina militar en este asunto", anotó el general Schmundt en su diario.
El comandante del Grupo de Ejércitos B, el capitán general von Weichs no sabía nada del asunto, al igual que el general Zeitzler. Sospechaban que Hitler tramaba algo contra Heim pero desconocían que se proponía hacer con él.
Finalmente fue el mariscal Keitel quien notificó al comandante del Cuerpo de Ejército su expulsión de la Wehrmacht y su degradación, tras lo que se le envió al castillo militar de Moabit. Heim estuvo incomunicado hasta abril de 1943, cuando se le trasladó al hospital de Zehlendorf. Tres meses después se le comunicó que su expulsión se había convertido en licenciamiento temporal.
En agosto de 1944, el general retirado ocupó el puesto de gobernador miliar en la plaza de Boulogne-sur-Mer, una posición que ya estaba perdida. El 23 de septiembre rindió la ciudad y fue hecho prisionero de guerra por los canadienses.
El 12 de mayo de 1948 fue liberado y regresó a Alemania, muriendo en Ulm en 1977.

Visto lo sucedido y las medidas que adoptó Hitler contra el general Heim, creo que la medida fue totalmente exagerada. Quizás en ello influyó el hecho de que Hitler desconocía cuales eran las fuerzas de las que disponía el XLVIII Cuerpo de Ejército blindado, tal como afirmó el ayudante del Führer en la Luftwaffe, Nicolaus von Below: "Hitler estaba mal informado de la calidad de este grupo blindado", pero tal como afirma Beevor "él era quién había creado la atmósfera en donde el estado mayor de su cuartel general evitaba las verdades incómodas". Este hecho queda ratificado al afirmar Hitler en su decreto que "con su fuerza de más de ciento cincuenta tanques, hubiera conducido al éxito bajo cualquier circunstancia" cuando realmente esos números no se correspondían con la realidad.
Y por último, llama poderosamente la atención la afirmación "La celeridad de la intervención se hizo tanto más necesaria al ponerse de manifiesto que el aliado rumano no satisfacía las condiciones exigidas en tales casos a una formación alemana, en primer lugar por su composición, mandos y moral, y, en segundo lugar, porque carece del equipo indispensable, particularmente por lo que se refiere a los medios de lucha contra el tanque", cuando de sobras es por todos conocido quien colocó a las unidades rumanas en los flancos y quien hizo caso omiso de las advertencias de las concentraciones de tropas soviéticas en los flancos del VI Ejército. Tratar de cargar sobre Heim el problema de la falta de material anticarro es una muestra de las maniobras de las que Hitler hacía gala.

Fuentes:
Stalingrado, hasta la última bala, de Heinz Schröter
Stalingrado, de Antony Beevor
http://es.wikipedia.org/wiki/Ferdinand_Heim


Saludos

Re: Orden de destitución del general Ferdinand Heim

Jue Ene 28, 2010 3:39 pm

Muy ilustrativo, Paradise.
Desde luego, está claro que se necesitaba una cabeza de turco por parte del Führer, y Heim fue el elegido.
Lo terrible del asunto es que quepa la posibilidad de que Hitler creyese de verdad en la fuerza del XLVIII panzerkorps, lo cual sería aún más grave.
La 22ª panzerdivision era la única fuerza a tener en consideración dentro de ese panzerkorps, pero, como bien has indicado, los roedores dejaron fuera de combate a gran parte de sus tanques (¿negligencia de los carristas?, parece ser que pusieron paja en los bajos de sus carros para evitar la congelación de los motores, y eso atrajo a los ratones como un "refugio calentito", terminando por roer los cables y todo lo roible que encontraron a su paso), con lo cual era una unidad meramente nominal, pues había desaparecido un altísimo porcentaje de su capacidad combativa.
A esto hay que sumar los continuos cambios de rumbo en medio de las ventiscas de nieve y de la niebla, con lo cual, bastante hicieron con poder salir del cerco que les esperaba, porque encima estaban en pleno foco de la embestida soviética.

Imagen
http://ibiblio.org/hyperwar/USA/USA-MTO ... y-p80a.jpg

Éste es el general Eberhard Rodt, que estaba al mando de la 22ª panzer en el momento de la ofensiva soviética.
Fue enviado en 1943 a la campaña italiana, donde dirigió, por ejemplo, a la 15ª panzergrenadier.

En resumen, que Heim pagó el pato. Todas las circunstancias se aliaron contra él.

Un saludo.

Re: Orden de destitución del general Ferdinand Heim

Vie Ene 29, 2010 5:15 pm

Muy bien expuesto Aníbal.
Supongo que Hitler, después de que se le avisara repetidas veces del peligro de los flancos del VI Ejército, y de la concentración de tropas soviéticas frente a los mismos, buscó un culpable para que las miradas no se dirigiesen hacia él, aunque cualquier persona con dos dedos frentes sabía perfectamente quien fue el responsable de tamaño desastre.
Sobre Rodt, comandante de la 22.ª Pz.D., añadir que tuvo que renunciar muy a su pesar, a que una de sus brigadas más eficientes, concretamente la brigada Michalik, fuera disgregada de la 22.ª Pz.D para formar la 27.ª Pz.D., hecho que debilitó aun más a la ya de por sí menguada 22.ª Pz.D.

Saludos

Re: Orden de destitución del general Ferdinand Heim

Vie Ene 29, 2010 9:32 pm

Como se suele decir, la victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana.

Saludos.

Re: Orden de destitución del general Ferdinand Heim

Mar Mar 02, 2010 3:37 pm

Acabo de encontrar y leer este interesante post.
:wink:
La corte de aduladores está detrás de todos esas órdenes sin sentido, y continuos cambios de dirección para avanzar, etc. Quizás era imposible hacerlo pero, alguien debió llegar hasta Hitler y ponerle al tanto de la verdad sobre la situación de cada Unidad y la escasez de combustible, etc.

Es de suponer que la negligencia de los tanquistas en el mantenimiento de sus carros tendrá nombre y apellidos. De eso supongo que tendrá responsabilidad el general en jefe de la Unidad. Si no vigilas lo que hacen tus subordinados, ni estás pendiente del estado del material de que dispones, das pie a la "relajación" total y al incumplimiento del mínimo mantenimiento y puesta a punto de lo que tienes a tu mando.
No sé cómo sería de disciplinada la Unidad en otros aspectos, pero el mantenimiento es fundamental.

Como ejemplo contrario estaría el mantenimiento del Afrika Korps, y el de la 5ª pz SS "Viking", elogiado por las demás unidades alemanas.

Saludos.

Saludos.

Re: Orden de destitución del general Ferdinand Heim

Mar May 11, 2010 12:39 am

Hola a todos.
Os amplío un poco la más la información de este hilo, esta vez desde el punto de vista del coronel genral Kurt Zeitzler, jefe de Estado Mayor del Ejército, que vivió en primera persona lo acontecido con el general Ferdinand Heim y su XLVIII Cuerpo blindado.
Apuntar para evitar confusiones, que el cuerpo acorazado H es como Zeitzler nombra al XLVIII Cuerpo blindado en sus memorias, aunque en la traducción hubiera estado mejor nombrarlo como blindado en vez de acorazado.

"El contraataque del cuerpo acorazado H no obtuvo mejores resultados. Hitler y su séquito aparentemente tenían grandes esperanzas puestas en esta formación, que parecía ciertamente impresionante en los mapas y contaba con más de cien tanques. Las apariencias, empero, eran engañosas. No debieron haber defraudado a Hitler, que, naturalmente, fue informado de los hechos; pero nuevamente se negó a admitir la verdad acerca de ese cuerpo, alegando que los informes eran "derrotistas". El Cuerpo se componía de dos divisiones, la primera división acorazada rumana, y la 22 división acorazada alemana. La división rumana no había entrado nunca en fuego, y estaba en su totalidad formada con tanques capturados. La 22 divisón acorazada alemana no contaba con sus efectivos completos, y muchos de sus carros sufrieron averías al dirigirse al frente. Las condiciones climáticas bajo las cuales tuvo que luchar el cuero eran terribles. Sólo había luz durante pocas de las veinticiatro horas del día. Y en esas circunstancias se esperaba que el Cuerpo acorazado H contuviera la masa de carros rusos que penetraba por una cada vez más amplia brecha abierta en nuestro frente. Quienes conocían la realidad sabían que el Cuerpo acorazado H estaba irremediablemente condenado a la destrucción.
Como habíamos supuesto su contraataque fue retrasado tanto por el tiempo como por el enemigo. Por fin entró en acción y pronto logró algunos éxitos: los rusos fueron contenidos en varios puntos, sufriendo grandes pérdidas, especialmente en tanques. Pero esto no produjo un cambio fundamental de la situación, ni, mucho menos, restablecióla como Hitler creyó que sucedería. La tremenda tarea estaba más allá de las posibilidades de dos débiles divisiones. Para ello se hubiera necesitado una fuerza integrada por varias divisiones, con tropas veteranas, provistas de equipos de primera clase.
Cuando Hitler supo que el contraataque del Cuerpo acorazado H había fracasado, su furia no conoció límites. Volviéndose al mariscal Keitel, que estaba encargado de las actuaciones disciplinarias en el ejército, gritó:
—Mande llamar al comandante del cuerpo enseguida, degrádele y encarcélelo. Todo ha sido culpa suya.
Tal era el ambiente en la mesa de conferencias de Hitler. En vista de su carácter no es de extrañar que se negase a escuchar cuando una vez más solicité autorización para retirar al Sexto ejército. Ni tampoco prestó atención a los partes de los mandos del Grupo de Ejércitos B y del Sexto Ejército, en los cuales los jefes, concientes de su gran responsabilidad, intentaban llamar la atención sobre la gravedad de la zona de batalla, pidiéndose en ellos también la retirada del Sexto Ejército. La ira de Hitler solamente aumentaba su obstinación.
Algunas horas más tarde, considerando algo amainada la cólera de Hitler, le pedí una audiencia privada, en la que pensaba obtener dos resultados positivos. Creía que si lograba exponerle friamente la situación y las conclusiones para el futuro que de ella debían derivarse —sin ser interrumpido mientas hablara, por los comentarios de su séquito, susurrado al oído— podría convencerle para que cambiase de opinión. En segundo lugar, deseaba demostrarle que los cargos contra el comandante del Cuerpo acorazado H no estaban justificados y debían ser anulados.
Hitler me recibió con calma y me escuchó atentamente. Obtuve un doble éxito en la entrevista. Cuando le expuse la situación y el probable futuro curso de los acontecimientos, Hitler, que se abstuvo de interrumpirme, me prometió considerar cuidodosa y fríamente su decisión. Después hice referencia a la cuestión del comandante del Cuerpo, y dije:
—Aunque los consejos de guerra no son de la incumbencia del jefe del Estado Mayor general, me gustaría decir algo acerca del general comandante del Cuerpo acorazado H. —La expresió de Hitler se endureció, pero proseguí—: Deseo hacerlo —dije— porque es también una cuestión operacional en cuanto afecta la conducción de las operaciones en el frente oriental. Como jefe del Estado Mayor general, soy de la opinión que debe pedirse cuentas al general cuyos errores hayan producido malas consecuencias. Pero antes de que deba justificar sus acciones, hay que establecer, sin lugar a dudas, que ha incurrido en falta. En el caso en cuestión, esto no ha sido hecho y las acusaciones contra él se apoyan puramente en suposiciones.
Después propuse se nombrase un tribunal investigador para esclarecer los hechos. Hitler nombraría miembros de este tribunal a generales a quienes él conociese personalmente y en los que tuviera absoluta confianza.
Hitler meditó unos instantes antes de contestar.
—Muy bien —dijo—. Así lo haré.
Desgraciadamente, mis dos éxitos fueron efímeros. Cuando volví a verle, Hitler dijo:
—He estudiado la situación con detenimiento. Mis conclusiones permanecen inalterables. El Sexto ejército no será retirado.
Si fue decisión propia o influyeron en ella el mariscal Keitel y el general Jodl, no puedo decirlo. De todos modos no volví a pedir la opinión del jefe de Estado Mayor general del Ejército.
En la cuestión del comandante del Cuerpo acorazado secillamente rompió la palabra que me diera. Esto fue después de una larga discusión con Keitel. Su decisión original, dictada por la ira y el despecho, fue mantenida. No se permitió a nadie pronunciar el nombre del general en presencia de Hitler en lo sucesivo. El general pasó varios meses en prisión, siendo después degradado. No hubo tribunal de investigación, puesto que hubiera dejado al descubierto al verdadero culpable del fracaso del contraataque del cuerpo acorazado. A principio de diciembre, un decreto, firmado por Hitler, fue distribuido entre los generales más antiguos, en el cual se mencionaban las pretendidas faltas cometidas por el desafortunado comandante del cuerpo."


Por lo que puede deprenderse del texto, Zeitzler fue uno de los pocos generales que no pretendió como objetivo principal contentar a Hitler, sino poner las cosas en su lugar y llamarlas por su nombre, pero se encontró con dos grandes obstáculos: a Jodl y al general Jawohl.
Ese hecho queda constatado por uno de los planes que le sugirió Jodl a Hitler, siempre según Zeitzler, para no retirar al VI Ejército de Stalingrado. Jodl le comentó a Hitler, que para controlar el inminente contraataque soviético de noviembre, sólo era necesario movilizar a una división desde el Grupo de Ejércitos A para que apoyase al VI Ejército.
Zeitzler intentó convencer a Hitler de lo estúpido de esa medida, ya que el transporte de esa divisón tardaría semanas, y una vez llegase a su lugar de destino, la situación podría haber cambiado ostensiblemente y no era seguro que esa unidad pudiera combatir a su llegada.
La respuesta de Hitler fue digna de ser enmarcada: Entonces enviaremos dos divisiones.
Siempre he creído que los Diálogos para besugos de la Editorial Buguera eran inalcanzables, pero esto los supera y con creces.

Fuente: Batallas decisivas de la Segunda Guerra Mundial

Saludos

Re: Orden de destitución del general Ferdinand Heim

Mar May 11, 2010 6:16 pm

ParadiseLost escribió: pero se encontró con dos grandes obstáculos: a Jodl y al general Jawohl.


Hola Paradise,
he leído el testimonio de Zeitzler y es muestra de la impotencia que debió sentir ante la incapacidad de los adlateres de Hitler.
Me queda la duda de saber quién era el General Jawohl.
Te saludo.

Re: Orden de destitución del general Ferdinand Heim

Mar May 11, 2010 6:24 pm

Paradise nos ha sorprendido esta vez con la ironía, Steiner. Se refiere a Keitel, conocido también como Lekeitel ("lacayo") o Der General Jawhol (El general "¡Sí, señor!"), siempre dispuesto a asentir a todo lo que dijera Hitler.

Re: Orden de destitución del general Ferdinand Heim

Mar May 11, 2010 6:49 pm

Hola Steiner.
En el libro de Batallas decisivas de la Segunda Guerra Mundial queda totalmente reflejada la impotencia de Zeitzler viendo el desastre que se avecinaba, sin poder hacer nada para remediarlo por la cabezonería de Hitler.

El general Jawohl era el otro apelativo con el que se conocía al mariscal Keitel, auqnue el más común era el de Lakaitel.

Saludos

Re: Orden de destitución del general Ferdinand Heim

Mié May 12, 2010 12:12 pm

Lacayo Keitel, todo un obstáculo para la victoria final del Reich. No había oído lo del Gen. Jawohl, pero está bien apodado.
¿No sería un infiltrado del amigo Stalin?.
Me parece haber leído en la colección editada por SARPE sobre la SGM que en cuanto destacaba un general en el frente oriental, alguien desde Berlín le "cambiaba" de destino con gran rapidez. Las sospechas estaban entre Bormann y Keitel.
Saludos.
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