Acompaño publicación de la Embajada Rusa en Chile.
Información Oficial \ Boletín informativo
N 472 de 4 de diciembre de 2002
LA BATALLA DE MOSCU DECIDIO EL DESTINO DE TODA LA NACION
4 de diciembre. RIA "Novosti"
El 5 de diciembre de 1941, las tropas soviéticas del Frente de Kalinin (hoy, la ciudad de Tver) comenzaron la contraofensiva en las afueras de Moscú.
Fue uno de los acontecimientos más destacados en la historia de la Segunda Guerra Mundial. Esta batalla, que según la idea de Hitler tenía que llegar a ser la apoteosis y el punto final de la agresión que había desatado contra la URSS, terminó con una derrota de las tropas alemanas, la primera más importante en toda la Segunda Guerra Mundial. De modo que las esperanzas del führer de obtener una victoria rápida sobre la Unión Soviética devinieron un fracaso rotundo. Se hizo claro que los planes de una guerra relámpago fallaron, quedando desvanecido el mito de la invencibilidad de las armas nazis. Hacia el 30 de septiembre de 1941, el día en que comenzó la ofensiva de la Wehrmacht sobre Moscú, el frente soviético-alemán presentaba una situación bastante dramática para la URSS. El 22 de junio de 1941, la invasión de las tropas nazis cogió por sorpresa a los dirigentes soviéticos que hace dos años habían suscrito con Alemania el Pacto de No Agresión. El Ejército Rojo, que no esperaba ese ataque alevoso e inesperado, se vio obligado a retroceder, sufriendo enormes bajas. Durante los primeros tres meses de la guerra el enemigo logró ocupar Ucrania, Bielorrusia, toda la zona del Báltico, sitió Leningrado (hoy, San Petersburgo), la segunda ciudad en importancia del país. Ahora le tocaba a Moscú. Teniendo en cuenta la importancia política y estratégico-militar de la capital soviética, con su ocupación los hitlerianos esperaban decidir la suerte de toda la campaña del Este y de toda la Segunda Guerra Mundial. La ofensiva, lanzada contra Moscú bajo el nombre en clave de "Tifón", Hitler la encomendó al grupo de Ejércitos "Centro", bajo el mando del mariscal del campo von Bock. Eran unidades elite de la Wermacht que incluían tres Ejércitos de campaña y tres grupos blindados, así como la segunda flota aéra. Todo el Cuerpo tenía 75 divisiones que contaban con 1 mill¢n 800 mil efectivos, 1.700 tanques, más de 14 mil piezas de artillería y morteros, 1.390 aviones. De manera que para la ofensiva contra Moscú Hiler destinó el 38 por ciento de toda la infantería y el 64 por ciento de las divisiones blindadas y motorizadas que en aquel entonces actuaron en el frente soviético-alemán. El mando soviético disponía en esta zona de fuerzas mucho menores. Tenía tan solo 1.250 mil hombres, 990 tanques, 7.600 cañones y morteros, 677 aviones. En otras palabras, los nazis tenían sobre las tropas soviéticas una ventaja del 40% en fuerza viva; del 70% en blindados; del 80% en cañones y morteros y del 100% en aviones. Esta correlación de fuerzas obedecía a las enormes bajas que el Ejército Rojo había sufrido en los primeros meses de la contienda y a que considerables contingentes tenían que permanecer acantonados cerca de las fronteras con Japón y Turquía debido a la orientación pronazi de esos países y a su posible entrada en la guerra del lado de Alemania. Además, la mayor parte de las empresas industriales de la URSS, concentradas en la parte céntrica del país, tenían que ser desplazadas hacia el Este, y se requería bastante tiempo para ponerlas en marcha y empezar a producir armas y material de guerra. Los suministros militares según la ley de los préstamos y arriendos (lend-lease) aún no habían comenzado. Esta enorme superioridad de fuerzas que el mando alemán tenía se dejó sentir inmediatamente después de comenzar la operación "Tifón". Las tropas alemanas rompieron la defensa soviética en la zona de las ciudades de Briansk y Viazma y se lanzaron hacia Moscú. En medio de esta situación catastrófica el mando soviético adopta medidas excepcionales y urgentes para detener las hordas nazis que se precipitaban hacia la capital. El 10 de octubre, para la defensa de Moscú se forma el Frente Occidental bajo el mando del destacado adalid soviético Gueorguiy Zhukov. El 20 de octubre, en Moscú se declara el estado de sitio y comienza la formación de milicias populares y la preparación de la ciudad para combates callejeros. Pero la cosa no llegó a eso. Zhukov supo concentrar todas las fuerzas disponibles y determinó con exactitud la dirección del ataque principal del adversario para repelerlo. A fines de octubre y comienzos de noviembre, la ofensiva del enemigo quedó detenida. El 7 de noviembre, en la Plaza Roja de Moscú se celebró el tradicional desfile militar, al terminar el cual las tropas se dirigieron a los campos de batalla. Gracias al mérito del agente soviético Richard Sorge quien estaba en el Japón y mantenía relaciones amistosas con el embajador alemán Otto, el mando soviético recibió la información de que el Japón decidió abstenerse de lanzar un ataque contra la URSS. Esta información le permitió a los altos jefes militares soviéticos, sin temer una agresión japonesa, desplazar hacia Moscú frescas divisiones siberianas, lo que resultó una sorpresa absoluta para Hitler. El heroísmo masivo de las tropas soviéticas que se batían a muerte quedó inscrito con letras de oro en los anales de la historia. No puedo dejar de evocar la hazaña de los 28 soldados de la división al mando del general Panfilov que en un combate que duró 4 horas destruyeron 18 tanques alemanes en los accesos de la capital y no dejaron pasar al enemigo. Vassiliy Klochkov-Díev, uno de los conocidos héroes de esta unidad, estando herido de gravedad, se lanzó bajo un tanque con un atado de granadas, lo hizo explotar y murió. Las famosas palabras de Klochkov: "Es grande Rusia, pero no tenemos adónde retroceder: detrás de nosotros está Moscú" se convirtieron en el lema de todos los defensores de la capital. Tan sólo del 16 de noviembre al 5 de diciembre, los nazis perdieron cerca de Moscú más de 155 mil soldados y oficiales entre muertos y heridos, 800 tanques, 300 cañones, 1.500 aviones. Habiendo extenuado al adversario en los combates defensivos, el 6 de diciembre, las tropas soviéticas pasaron a la contraofensiva. Los alemanes tuvieron que retroceder cientos de kilómetros de Moscú. Durante aquella contraofensiva que continuó también a comienzos de 1942, el Ejército Rojo liberó más de 11 mil localidades. Quedaron completamente limpiados del enemigo las provincias de Moscú, Kalinin, Tula, Riazáñ, una parte de las provincias de Smolensk y Oriol. Enfurecido con la derrota sufrida cerca de Moscú, Hitler destituyó de sus puestos al Comandante del Ejército de Tierra, von Brauchitcsh, al Comandante del grupo de Ejércitos "Centro", von Bock, a los generales Guderian, Strauss y otros. La derrota de las tropas nazis cerca de Moscú tuvo enorme importancia. Por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial las tropas alemanas no solo tuvieron que detenerse sin haber alcanzado su objetivo, sino que se vieron obligados a huir. Por algo después de la batalla de Moscú Hitler hizo juzgar por Deserción y cobardía a 62 mil soldados. La derrota de los alemanes sirvió para fortalecer la alianza antihitleriana. Los aliados de la URSS (EE.UU. y Gran Bretaña), que antes dudaban mucho de su capacidad para repeler la agresión nazi, llegaron a creer en el poderío y las fuerzas de la Unión Soviética, en su Ejército y en el heroísmo de su pueblo. Hasta el fin de la guerra aún quedaban largos tres años y medio. El enemigo aún no estaba quebrantado, permanecía fuerte y esperaba desquitarse de la derrota de Moscú. Otras batallas y combates encarnizados -fracasos y triunfos- aún estaban porvenir, pero la primera victoria, y por lo tanto, la más importante, fue lograda cerca de Moscú.
http://www.chile.mid.ru/0ld/2002/bull_472.html