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El vecino de Sants que desembarcó en Normandía

Dom Nov 25, 2012 4:15 am

Benito Panchamé luchó en Aragón, Narvik, Normandía, y conoció a los dos líderes de la II Guerra Mundial | "Salté al agua, en la playa de Gold, y las balas golpeaban las olas...", recuerda de Normandía | Desde los aviones de la RAF, se lanzó en paracaídas sobre Francia en numerosas salidas secretas

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Charles de Gaulle, en el sur de Francia, se acercó a Benito, formado con su unidad, y le arregló el nudo de la corbata. París estaba a punto de caer.

Winston Churchill, en Plymouth, se acercó a Benito, le extendió la mano y le dijo: "Gracias por ayudarnos". Empezaba la batalla de Inglaterra.

Setenta y un años después, Linda, a las ocho, ya mueve la colita. La chihuahua de Benito Panchamé i Busquets (Corbera d'Ebre, 1922) se desvive por coger la puerta y echar a correr. "Me la regalaron, y la saco cada mañana y cada tarde. Le he tomado demasiado cariño", dice.

Nonagenario (el 26 de diciembre cumple 90 años), Benito guarda una historia con la que Spielberg haría un biopic de jugoso presupuesto. Una historia que ahora hace pública: es probablemente el único hombre vivo al que, en el momento más oscuro de Europa, justo antes de la caída de París y la batalla de Inglaterra, se le acercaron los dos líderes de la Segunda Guerra Mundial.

"No soy de fanfarronear, y esto nunca lo había contado antes".

A las ocho y media, los niños cargan las mochilas de libros hacia la escuela Proa, en Barcelona. El camino escolar pasa por los jardines Celestina Vigneaux, donde, cada mañana, a las ocho y media, relampaguee o brille el sol, Benito saca a pasear a Linda. En esos momentos, de vez en cuando, se acuerda de la guerra: "Tenía 14 años cuando el levantamiento contra la República. Unos amigos y yo nos presentamos voluntarios: dijimos que teníamos 18 años, y nos admitieron".

"Y me acuerdo de aquellos 28 meses en primera línea, en el Frente de Aragón, en el Tercer Batallón, 137 Brigada Mixta, 32 División. Estábamos con los anarquistas, aunque yo nunca he querido afiliarme a ningún partido político ni sindicato. Lo peor fue en Balaguer. Una noche luché tres veces cuerpo a cuerpo. Si te lo digo no me crees. De 160 soldados, quedamos muy pocos. Me salvé porque era joven y ágil".

-Si no era de ningún partido ni sindicato, ¿porqué se alistó?

-Por Catalunya.

A las nueve menos cuarto, Benito pasea con Linda por la calle de Gavà hasta Gayarre y sube en dirección a la plaza de la Vidriera. Entra en Condis, en el número 25, y compra verduras y frutos secos. La cajera le conoce. "Buenos días", le saluda con afecto. Él se echa la mano a la frente en señal de despedida.

"Mi unidad se retiró hasta Prats de Molló, ya al final de la guerra, y de allí pasé a Francia, al campo de concentración de Agde. Era tanta la miseria allí, tantos los piojos y la disentería, que cuando entraron buscando quien se quisiera enrolar en la 13º Semibrigada de la Legión Extranjera de la Francia Libre, di un paso adelante", rememora con los ojos dilatados por el recuerdo. "Y entonces nos llevaron a Orán, y de allí al oasis de Ouargla, cuatrocientos kilómetros desierto adentro. Y de allí, vuelta al sur de Francia, a entablar unos combates de la hostia".

En la papelería del número 47 de Rossend Arús, Benito compra el diario, que leerá detenidamente a lo largo del día. Baja con la perra por la calle de Almería hasta Gavà, y compra el pan en Bellapan. La panadera, brasileña, le sonríe: "¿Cómo está usted hoy?", le anima. Benito, a veces, no cuenta bien el cambio, porque su cabeza viaja en el tiempo.

"Nos llevaron a Inglaterra, para preparar la invasión de Noruega, que ya había tomado Hitler". El 8 de abril de 1940, británicos y franceses desembarcaron en Narvik, en el Círculo Polar Ártico. La batalla fue un fiasco, pero Benito apareció en los cines: "Mientras bajaba por la red del barco, hasta la lancha, un hombre nos filmaba con una cámara que tenía un trípode. No paraba de darle a la manivela. Luego me vi en los documentales de propaganda".

"De vuelta a Plymouth, en Inglaterra, unos cuantos abandonamos la Legión y nos alistamos en la Number One Spanish Company. A ocho catalanes y cinco castellanos nos apartaron, y nos adiestraron como tropas de élite. Nos entrenaron para internarnos en España y derrocar a Franco, aunque al final la misión nunca se llevó a cabo. Aprendí a usar todo tipo de armamento, a calcular la proporción de explosivos, a hacer de contraespía...", detalla, y se acuerda de su nombre en clave: Roberto Pujol. "Así fue como me lancé en paracaídas, desde los cazabombarderos de la RAF, en numerosas salidas secretas".

-¿Vio cómo impactaban los cohetes alemanes V-2?

-Sí. Y los veía volar.

-¿Y ligaba con las inglesas?

-¿Usted qué cree? -responde con una sonrisa y mostrando una foto de joven.

Y llegó el Día D, el amanecer del Desembarco de Normandía. "Nos llevaron durante una semana a un campamento, en la campiña inglesa. Un día sonó la alarma y la orden: '¡Vamos, al barco!'"..., y se detiene al recordar el infierno: "Acabo de ver en 8TV El día más largo [Ken Annakin, Andrew Marton y Bernhard Wicki, 1962] y pensé: 'La realidad fue peor'. Salté al agua, en la playa de Gold, y las balas golpeaban las olas... Había mucho tomate aquel 6 de junio de 1944. No sé por qué me acuerdo de las enormes filas de prisioneros de la Wehrmacht. Nunca he querido aprender alemán por lo que ocurrió en aquella batalla".

Compra el "pienso" para la perrita y regresa a su casa de la calle de Bartomeu Pi. Sube en ascensor y Benito, el hombre que luchó en Balaguer, en Narvik y en Normandía, abre la puerta y entra con Linda en el 1º 4ª.

-¿Con quién se quedaría, con Churchill o con De Gaulle?

-¡Con Churchill! Era un civil.

-El día en que se le acercó De Gaulle... ¿Tan mal tenía anudada la corbata?

-¡Qué va! -responde Benito con otra sonrisa.

-¿Y qué le contestó a Churchill cuando le dio las gracias por ayudar a Inglaterra?

-Le conteste: 'Gracias a usted por acogernos'.

Nunca quiso recoger sus medallas

Benito nunca quiso recoger las medallas y las pensiones a las que tenía derecho. Quince años después de marchar hacia la guerra (enlazó una con otra) regresó a su casa de Corbera d’Ebre. Su madre, al verlo, se quedó petrificada, agarrada al palo de la escoba: lo creía muerto y allí aparecía él. Y Benito se fue a Venezuela. Le brillan los ojos al hablar del país del Salto del Ángel: se pasó muchos años recorriéndolo como representante de joyería, con una maleta metálica de doble cierre. En Caracas nació su hijo, Esteban, que tuvo con Julia, su primera esposa. Esteban es arquitecto y trabaja en Berlín, la ciudad en la que se idearon las ‘bombas’ contra las que Benito luchó durante nueve años, del Sáhara al Ártico. ¿Qué pensó la primera vez que puso los pies en Berlín, en el 2002, para visitar a su hijo: “No pensaba en nada. Me parecía todo irreal. Y sí que me hacía preguntas: ¿Era esta la gente que ha hecho la mayor carnicería de la Historia de la Humanidad? ¿Eran estos los bárbaros?”.


Extraido: http://www.lavanguardia.com/internacion ... andia.html

Re: El vecino de Sants que desembarcó en Normandía

Lun Nov 26, 2012 10:49 pm

Gran hombre y mejor persona :shock:

Re: El vecino de Sants que desembarcó en Normandía

Vie Dic 07, 2012 10:43 pm

Sensacional reportaje.
Hay que recoger la memoria de los veteranos, ya que es historia viva.
Aunque con 14 años no lo veo en el frente, pero en tiempos de necesidad, ya se sabe... Cuántos como él murieron en el Ebro (la famosa Quinta del Biberón).
De la guerra civil, a Narvik y Normandía.
Estoy por bajarme un dia a Barcelona y patearme Sants a ver si puedo hablar con este hombre. Sin duda tendrá mucho que contarnos.
Saludos.

Re: El vecino de Sants que desembarcó en Normandía

Vie Dic 07, 2012 11:35 pm

Hola a todos.
Yo ya no resido en España, pero hace unos meses vivía sólo a unos cinco minutos de donde vive este veterano de la IIGM.
Lástima, me hubiera gustado conocerle personalmente.

Saludos
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