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Excombatientes de la Wehrmacht (la realidad de los Gulags)

Vie Dic 01, 2006 10:39 am

Hola a todos.
He creado este post para ir colgando información sobre excombatientes que explican sus vivencias. La mayoría de ellos hablan de sus experiencias en los Gulags, otros de como escaparon, las condiciones de vida infrahumanas...
A medida que vaya traduciendo os iré subiendo material.

Saludos.

Entrevista con Karl Firlus
Karl Firlus, soldado e la Wehrmacht, fue hecho prisionero por el ejército rojo, en Praga, en 1945. En 1946, huyó de un campo de concentración en Ucrania. Mario Sporn y Lars Ole le preguntaron sobre los detalles de la huída.

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Kar Firlusl. En aquel entonces, soldado de la Wermacht.

ZDF: ¿Cómo tomó la decisión de huir del campo?

Karl Firlus: Cuando estábamos realizando unas tareas en el bosque, un camarada mío me contó, que en el próximo transporte, iba a ser llevado a los campos de trabajo. Cuando oí el ruido del motor del coche, hice como si tuviera que dirigirme a los arbustos y desaparecí. Los vigilantes no me vieron.

ZDF: ¿No temía ser descubierto?

Karl Firlus: Claro. Una vez me escondí en una arboleda. Cuando amanecía, oí unos ladridos, que cada vez estaban más cerca. Salí de mi escondite y vi a un hombre con un perro. Cuando el perro se acercó le grité: "Lárgate". El hombre estaba a unos 100 metros. Entonces, de repente, llamó al perro y se dio la vuelta. Fue un milagro.

ZDF: De todas formas debía cruzar el Bug, el río en la frontera con Polonia...

Karl Firlus: El Bug estaba congelado y había mucha niebla. Apenas podía ver nada. Cuando estaba en la mitad del río, pude ver una figura en la otra orilla a través de la niebla. No había contado con ello. Nadie me gritó, así que continué. Cuando alcancé la otra orilla, no había ningún centinela, sino el poste fronterizo. Tuve tanta suerte que me arrodillé sobre la nieve y besé el suelo. Luego, con un tren de mercancías, viajé bastante rápido de Polonia a Alemania.

ZDF: ¿Cuál fue la reacción de su familia cuando llegó a casa?

Karl Firlus: Mi hermana volvía en ese momento de la Iglesia. Al principio me tomó por un ruso y no me reconoció. Después nos abrazamos y lloramos.

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Karl Firlus en la actualidad.

Para Karl Firlus, su aventura tuvo un final feliz. Muchos prisioneros consiguieron escapar de los Gulags, pero no conocemos sus historias.

Fuente: ZDF, Politik und Zeitgeschehen
Traducción: Paradise Lost


Saludos

Vie Dic 01, 2006 10:40 am

Entrevista a Johannes Bebak
Soldado de la Wehrmacht, fue hecho prisionero por el ejército rojo en la primavera del 45. En 1946 intentó fugarse del campo de trabajo siberiano de Ufaley. Mario Sporn y Lars Ole hablaron con él sobre su situación en el campo y de su fuga.

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Johannes Bebak.
Soldado de la Wehrmacht.


ZDF: ¿Cómo eran las condiciones en el campo de Ufaley en 1946, cuando usted ingresó?

Johannes Bebak: Cuando llegué al campo, el tifus estaba totalmente extendido. Cada noche morían 4 ó 5 hombres. Asumíamos que el siguiente podía ser uno mismo. Nuestros barracones estaban algo elevados, y se accedía a ellos por medio de una escalera de madera. Por las noches, cuando se sacaba afuera a los que habían fallecido, se podía oír el ruido de sus cabezas golpeando contra los peldaños de la escalera: bum, bum, bum. Esto nos hizo tomar la decisión: si queríamos sobrevivir, debíamos fugarnos del campo.

ZDF: ¿Cómo consiguieron huir del campo?

Johannes Bebak: Planeamos la fuga con todo detalle. Un camarada que trabajaba en la cocina, un brigadier, otro compañero y yo formábamos el grupo. El brigadier nos reunió en un grupo, para que trabajásemos juntos. El camarada de la cocina consiguió reunir algo de comida. Noche tras noche, excavamos un agujero por debajo de la valla, y finalmente nos arrastramos a través de él.

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Advertencia del Tifus.
La principal causa de muerte en los campos soviéticos.


ZDF: Usted y sus camaradas se fugaron en invierno. ¿No tenían miedo a congelarse?

Johannes Bebak: Claro. Una noche nos cobijamos en una cueva. Por la noche, tuve la sensación, como si un animal me hubiera tocado. Al despertarme sobresaltado, me di cuenta, de que no podía ver a mis camaradas. La nieve los había sepultado. Gracias a que ese animal me despertó, seguramente era un lobo, pude desenterrar de la nieve a mis camaradas.

ZDF: Aparte del frío, había muchos peligros, como ser reconocido como un prisionero fugado y ser capturado de nuevo...

Johannes Bebak: Cuando en el campo hablábamos de la fuga, decíamos: quien salga de aquí, no tendrá ninguna oportunidad de llegar a casa. Quien tenga que cruzar los Urales, que están vigilados, lo tendrá muy difícil. Si lo consigue, fracasará cuando llegue al Volga. Y quien lo consiga aún deberá llegar a Moscú.

ZDF: De hecho, dos de sus colegas fueron atrapados en los Urales. ¿Iban la mayoría del tiempo a pie?

Johannes Bebak: Avanzábamos a pie solo algunos kilómetros cada día. Decidimos probar suerte. Como nuestras ropas eran parecidas a las de camionero, nos atrevimos a salir a la carretera. Paramos un camión, y como mi compañero, Josef Guscahl, hablaba bien ruso, dijo: "Towarisch, poswenitje nam!" "¿puede llevarnos un trecho? Viajábamos con nuestro camión, pero tuvimos una avería." Así pudimos avanzar.

ZDF: ¿Cómo consiguieron llegar a Moscú? En la frontera de la ciudad había controles.

Johannes Bebak: Viajamos en un camión en dirección a Moscú, y cuando quedaban unos 15 km, pasamos ante una caserna. Allí había 10 rusos con sus uniformes que también querían ir a Moscú. Los soldados subieron al camión. Como los soldados viajaban con nosotros no tuvimos que pasar ningún control.

ZDF: Recorrieron 3.000 km durante tres meses sin ser capturados. ¿Qué sucedió para que su fuga fracasara?

Johannes Bebak: Cuando llegamos a Wjasma, me dirigí a un colmado para conseguir algo de comida. Como no conseguí nada, me fui al restaurante de la estación, que tenía una puerta con pivote. Al abrir la puerta choqué contra un soldado y la puerta me golpeó la cabeza. Cuando vi el uniforme, me asusté y dije: "Iswenitje", algo así como "disculpe Usted". Cometí un gran error. Debía haber dicho "Tú, idiota, ¿dónde has dejado la cabeza?", o algo parecido en el lenguaje coloquial que utilizaban los rusos. Pero ese "Iswenitje" alertó al soldado y dijo "He, tui woina plenni?", "¿Eres un prisionero de guerra?"

Negarlo no sirvió de nada. El soldado apresó al fugado. Bebak fue condenado a 25 años de trabajos forzados. Por suerte, cuatro años después pudo volver a Alemania.

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Su fuga dio al traste.
Bebak fue sentenciado a 25 años de trabajos forzados.


Fuente: ZDF, Politik und Zeitgeschehen
Traducción: Paradise Lost


Saludos

Vie Dic 01, 2006 10:40 am

Erich Butschkau
Viaje a pasado

Certeza y salvación después de décadas de incertidumbre

Ursula Mathwig, después de largo tiempo de incertidumbre, quiere saber donde se encuentra su hermano Erich Butschkau, al que perdió la pista en enero de 1945. En la guerra, era telegrafista en la Wolfsschanze, en el cuartel de Hitler en la Prusia Oriental. En enero de 1945 se rompió el contacto con su familia. El frente arrolló Prusia Oriental y Erich cayó en cautiverio. Sólo una vez, Ursula oyó algo sobre su hermano. Recibió una carta del cautiverio con las siguientes líneas: "Estoy bien. Espero que nos encontremos de nuevo muy pronto. Vuestro hijo y hermano, Erich".

"Ya sé donde está."
Con ayuda del ZDF-Acción pudo conocer el calvario de su hermano. Estaba prisionero en el campo de Kiviöli, en Estonia, que por entonces era soviético. Como en todos sitios, las condiciones de vida eran una catástrofe. Trabajo duro, hambre y epidemias les costó a muchos prisioneros la vida. Erich Buttschkau murió de tifus en septiembre de 1945, una de las causas más frecuentes en los campos e trabajo soviéticos. En Estonia, los muertos solían enterrarse, ero después de la guerra el cementerio se desmoronó. Los alemanes eran enterrados en el cementerio de soldados en Narva, junto a la frontera rusa. Allí descansa Erich, el hermano de Ursula.

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Erich Butschkau murió de tifus en el cautiverio.

En compañía del equipo de ZDF, Ursula se puso en marcha para visitar la tumba de su hermano. Desde la ciudad de Tallin, hay cuatro horas de coche hasta el objetivo. Finalmente Ursula contempló la tumba de su hermano. Décadas de incertidumbre por fin tuvieron su fin. "Nunca me rendí, en la búsqueda de mi hermano. Y ahora que lo he conseguido, sé donde está", dice Ursula compungida. "Ahora tengo la certeza de que está muerto. Ahora ya puedo despedirme."

Fuente: ZDF, Politik und Zeitgeschehen
Traducción: Paradise Lost


Saludos

Vie Dic 01, 2006 10:41 am

Amigos de verdad.
Horst Korb no puede olvidar el pasado. Desde 1949 no se puede quitar de la cabeza a su compañero de prisión Peter Schneppenheim. "Porque estuvo conmigo desde el primer día del cautiverio, en todos los campos hasta Siberia", afirma Horst Korb. Juntos soportaron las peores condiciones climáticas de su vida, prisioneros en el campo de Krasnogorski, en Siberia, hasta 60 grados bajo cero. "Compartimos cada miga de pan", relata Peter Schneppenheim sobre su cautiverio y la amistad entre ambos.

El campo era gobernado con mano férrea. Y quien quería sobrevivir, necesitaba compañeros. Horst Korb está aún hoy en día en deuda con Peter Schneppenheim, ya que probablemente le salvó la vida. "Una vez allí seleccionaron a los que trabajaban la madera. ‘¿Quién es carpintero? ¿Quién es artesano?’" Como Peter era carpintero fue inmediatamente escogido y entonces gritó: "Horst, ven conmigo, tú eres carpintero. Ven, ya aprenderás.Yo dudaba, ya que era vendedor, pero al final me convenció. Eso probablemente me salvó la vida. Los demás estaban en los campos de trabajo en el bosque. Allí el trabajo era muy duro y no había casi nada que comer."

Reencuentro después de 54 años.
Después del regreso a casa en el 49, sus caminos se separaron. Horbst viajó al Oeste y Peter a la DDR. Con ayuda del ZDF-Acción volvieron a encontrarse 54 años después en Kerpen, cerca de Köln. Después de medio siglo, los amigos que compartieron los peores años de sus vidas se abrazaron de nuevo. "Me he alegrado muchísimo. Ha sido uno de los días más bonitos de mi vida.", afirma Peter. Ambos tienen mucho que explicarse: la vida después del cautiverio, bodas, niños, y su vida en el campo de Krasnogorki en Siberia.
La cruz roja de München ayudó desde el fin de la guerra en la búsqueda de desaparecidos. 14 millones de casos debían esclarecerse. Hoy en día aún hay un millón y medio de casos abiertos. El encargado de la búsqueda, Klaus Mittermaier, aconsejó a cada uno, no perder nunca la esperanza. "Ahora tenemos una nueva perspectiva. Porque ahora tenemos acceso a todos los documentos del archivo central de Moscú", afirma Mittermaier.

No es demasiado tarde.
Los documentos aportan luz y acaban con décadas de incertidumbre. "Se puede partir de la base de que cuando una persona ha perdido a un conocido, en cualquier momento empieza a superarlo. Y después de esa superación se pueden fijar nuevos horizontes y empezar una vida de nuevo. Y por supuesto, es posible que la otra persona aún esté viva." No es demasiado tarde. Aún hay esperanza para el reencuentro.

Fuente: ZDF, Politik und Zeitgeschehen
Traducción: Paradise Lost


Saludos

Vie Dic 01, 2006 10:41 am

Excelente post, Paradise. Y como siempre te lo has trabajado lo tuyo. Muchas gracias.
Saludos.

Vie Dic 01, 2006 10:42 am

Hacia Siberia.
Los prisioneros de guerra debieron reconstruir la destruida Unión Soviética. Uno de cada cuatro murieron en ello.

Los soldados alemanes en la Unión Soviética tenían al final de la guerra un único objetivo: marchar al Oeste y no caer prisioneros. La propaganda de Goebbels de las hordas bolcheviques de Stalin, surtió efecto hasta el final. Pero casi 3 millones de soldados alemanes no tuvieron elección, cuando se rindieron al Ejército Rojo.
A algunos se les disparó; muchos fueron asesinados cuando fueron detenidos por las enfurecidas tropas soviéticas. Los demás permanecieron 13 años en los campos de concentración rusos, sin saber si algún día podrían volver a casa.


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Un soldado ruso observa a un grupo de prisioneros alemanes.

Equivalente a la muerte.
La amenaza: "A Siberia", dice Paul Korte, antiguo prisionero, "era equivalente a muerte". En los campos con los hielos eternos, se llegó a temperaturas de 60 bajo cero. Las condiciones eran miserables y la patria especialmente lejana. Las enfermedades y el hambre, trabajos forzados y maltratos: para los prisioneros alemanes de los 5.000 campos entre Kiev y Vladivostov a partir de entonces, eso fue la rutina de cada día. Después e nuevas investigaciones, un cuarto de los prisioneros en la Unión Soviética perdieron la vida.

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Los recién llegados, serán llevados al campo número 58, de Temnikowski/Mordowien.

Más cruel fue poco antes, cuando los prisioneros soviéticos cayeron en manos alemanas. Hitler siguió una política de exterminio sin piedad alguna contra los supuestos "eslavos untermenschen". Los soviéticos no eran vistos con los ojos de Hitler como camaradas, sus vidas no valían nada en el según la ideología del Nacionalsocialismo. Por lo menos 5,3 millones de soldados soviéticos cayeron en manos de la Wehrmacht. Después de muchos cálculos, se estima que la mitad perdieron la vida en el cautiverio.

Se traicionaba por comida.
Los prisioneros alemanes bajo las órdenes de Stalin, no eran tratados mejor o peor que otros prisioneros o detenidos. En la Rusia destruida por la guerra esto se traducía a hambre y enfermedades. Bajo esas condiciones poco quedaba de la camaradería. "Por un cazo de comida, uno era traicionado", recuerda Hans Kampmann, antiguo prisionero de guerra: "Uno se volvía mudo y no decía ni palabra, porque había espías por todas partes."
Quien se pasaba al "Nationalkomitee Freies Deutschland" o más tarde al "Kommunistischen Antifa" recibía mejores alimentos, trabajo menos duros o podía lavarse el pelo. Privilegios que para los prisioneros sólo aportaban envidia y odio.

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Los campos rusos estaban estrechamente vigilados.

Intento de huída desesperado.
Todos tenían añoranza por la patria. Muy pocos consiguieron huir. Uno de los que realmente lo consiguieron, fue Otto Rinas, que fue desde Siberia a Berlín. Narró en la televisión por primera vez su espectacular fuga y los siete meses llenos de peligros en su camino hacia la patria. Otto Rinas es para la historia, el primer caso documentado de una huida con éxito de Siberia.

Los años más hermosos, robados.
Algunos ayudaron a sus camaradas a escapar del cautiverio. Wilhelm Emmerling fue puesto en libertad prematuramente, porque se le debió amputar una pierna. Guardaba en el interior de su muleta, un papel con los nombres de los prisioneros y muertos. Con su motocicleta viajó hasta España, para informar a los parientes de sus camaradas.
No antes de 1956, volvieron los últimos supervivientes. Wilhelm valora su cautiverio en la Unión Soviética de la siguiente manera: "Nos robaron los años más hermosos".

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Prisioneros de guerra alemanes.

Los recuerdos de los testigos alemanes y rusos, los nuevos descubrimientos de archivos privados, y las investigaciones en los archivos de Moscú forman una imagen de cómo los prisioneros alemanes murieron o sobrevivieron en los campos de Stalin. Hasta hoy, esos acontecimientos, son para la generación que participó en la guerra, un trauma.

"Cuando llevaba una hora en casa, no pude aguantar más. Me metí en una habitación y me tumbé. Allí lloré desconsoladamente."
Wilhelm Mentink, antiguo prisionero de guerra.

"El sufrimiento como persona, la nostalgia de los niños, de la familia. Muchos no lo pudieron soportar. Esto acabó por consumirlos y entonces murieron."
Friedrich Siekmeyer, antiguo prisionero de guerra.

Fuente: ZDF, Politik und Zeitgeschehen
Traducción: Paradise Lost


Saludos

Vie Dic 01, 2006 10:42 am

Hola a todos.
De todos es sabido el medio que tenían los soldados alemanes después de la guerra, de caer en manos soviéticas.
"Ab nach Sibirien!" Esta frase significaba con toda probabilidad la muerte (¡A Siberia!).
Un cuarto de los millones de soldados alemanes que cayeron en manos de los rusos, murieron en el cautiverio.

Para algunos, la suerte inicial, se convirtió después en pesadilla. Los soldados alemanes intentaban por todos los medios, desplazarse al oeste, y allí rendirse al Ejército de los EE.UU. Muchos lo consiguieron. El Ejército americano dio mejor trato a los prisoneros alemanes, del que les dieron los soviéticos, cosa nada difícil.
Aunque las condiciones de los campos americanos tampoco fueron nada buenas. Por ejemplo, en el campo cercano al Rin, en verano del 45, murieron más de 5.000 prisioneros alemanes de hambre y enfermedades.

Pero para algunos, lo peor estaba por llegar. Muchos soldados alemanes, después de haberse rendido al Ejército americano, fueron entregados por los EE.UU. a los soviéticos. Éste es un caso, que documento con imágenes.

Se trata de un campo de prisioneros alemanes en Suecia, poco después del fin de la guerra. Los soldados alemanes que allí se encontraban, habían escapado de los rusos, a través del Báltico, pero poco después, 2.500 fueron entregados a los soviéticos por parte de los EE.UU. Muchos alemanes, preferían la muerte antes que eso, y las imágenes que aquí se suceden dan fe de ello.

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Grupo de prisioneros esperando su entrega a los soviéticos.

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Las fuerzas de seguridad se han de emplear a fondo para conseguir su objetivo.

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Antes la muerte. Unos pocos prefieren cortarse las venas, a caer en manos soviéticas.

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Muchos sospechan lo que se les viene encima.

Fuente: Die Gefangenen: Ab nach Sibirien. ZDF.

Saludos
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