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Entrevista a Antony Beevor

Mié Nov 29, 2006 10:43 am

Entrevista con Antony Beevor.

Extraído de la revista MUY ESPECIAL, número 68. Invierno 2005/2006.

-En su opinión, ¿cuáles fueron las razones de Hitler para invadir Polonia y provocar la guerra en Europa?

Cuando escribió "Mi lucha", Hitler estaba convencido de que tenía que llevar a cabo una misión histórica en Europa central. La recuperación de Danzing fue una excusa para invadir Polonia. De hecho, su principal objetivo era esclavizar esa enorme región geográfica. Se sentía frustrado porque Alemania no tenía un imperio como el británico. Se preguntaba como un país tan pequeño había podido forjar un imperio tan grande. Uno de sus errores en la Unión Soviética fue pensar que un pequeño número de alemanes podría controlar esa enorme región geográfica, de la misma forma que los británicos lo habían logrado con India. A pesar de la gran cantidad de soldados rusos a los que se iban a enfrentar sus tropas, Hitler estaba convencido de que la superioridad tecnológica de su armamento iba a ser suficiente para alcanzar la victoria. Pero se equivocó.

-¿Es cierto que Stalin temió que los aliados formaran un acuerdo de última hora con la Wehrmarcht? ¿Cree que el lider soviético pensó que esa hipotética alianza iba a derivar en un ataque a las tropas soviéticas?

Stalin estaba dispuesto a negociar con cualquiera para lograr sus objetivos, como demostró la alianza que firmó con Berlín poco antes de que estallara la guerra. Con su mentalidad no es extraño que temiese un acuerdo de esa naturaleza. De hecho, Stalin frenó un plan para asesinar a Hitler porque sospechó que a su muerte daría una excusa a americanos y británicos para llegar a la alianza con los sucesores del líder alemán. Pero Churchill y Roosevelt jamás pensaron en esa posibilidad, y mucho menos al final de la guerra, cuando el ejército alemán estaba casi destruido.

-Al parecer los británicos también acariciaron la posibilidad de organizar un plan para acabar con el dictador nazi.

En efecto. En 1944, los británicos consideraron asesinar a Hitler, y tenían planes para hacerlo. Pero luego creyeron que sería un error. En aquellos momentos casi finales del conflicto, Hitler dirigía la guerra de forma tan desastrosa que la mejor manera de adelantar la victoria era mantenerlo en el poder.

-Dados sus incomprensibles errores estratégicos, ¿puede decirse que Hitler era un hombre predestinado al fracaso?
Es muy complicado para un historiador introducirse en un área tan peligrosa como la psicología. Pero creo que hay un aspecto en la conducta de Hitler que no se puede ignorar. ¿Cómo se explica su decisión de no adaptar la economía alemana e impulsar su industria armamentista justo cuando acababa de la lanzar la operación Barbarroja? Sólo se puede comprender desde un punto de vista psicológico. Los actos de Hitler parecían los de un jugador compulsivo. Siempre se situaba en posiciones de desventaja, como si buscase perder o ser castigado.

-¿Puede decirse que Stalingrado fue la batalla más cruenta del frente europeo?

Fue la más encarnizada y deshumanizada. La falta de alimento, el número de civiles muertos y las bajas militares contribuyeron a crear un escenario de guerra terrible. Los médicos de la Wehrmarcht no podían entender la muerte de muchos soldados que aparentemente no habían sufrido síntomas de enfermedad y tampoco heridas de bala. Como pude comprobar en los archivos de Friburgo, la causa de esas bajas mortales era una grave alteración del metabolismo provocada por la combinación de malnutrición, estrés y frío. Es ese ambiente de terror, los rusos capturados por el enemigo apenas recibían alimento. Mientras los alemanes celebraban las Navidades, algunos prisioneros rusos se vieron obligados a practicar el canibalismo con los cadáveres de sus compañeros. Le puedo asegurar que durante un tiempo no pude quitarme esas imágenes de la cabeza cuando comía.

-¿Cómo pudieron resistir las tropas soviéticas el ataque de la poderosa maquinaria de guerra de la Wehrmarcht?

Los habitantes de Stalingrado no se dejaron vencer por el pánico. Lucharon con valentía y resistieron el tremendo bombardeo al que fueron sometidos. En las primeras etapas de la batalla, los soviéticos apenas disponían de tecnología militar para contener el ataque alemán. Mientras los poderosos bombarderos Stukas y Heinkel al mando de Richthofen machacaban la ciudad sitiada, los escasos cañones antiaéreos soviéticos manejados por mujeres trataban de frenar la avalancha. El cambio de rumbo se produjo en noviembre de 1942, cuando los alemanes fueron cercados por los soviéticos y ya no podían recibir las municiones que les llevaba la Luftwaffe a primera línea del fuego.

-¿No es extraño que los alemanes se dirigieran a Stalingrado, cuando tenían al alcance de la mano las reservas petroleras del Cáucaso?

Hitler era consciente de que no tenía las fuerzas suficientes para controlar un territorio tan enorme como el Cáucaso. Por eso dirigió sus fuerzas a Stalingrado. Desde un punto de vista militar, el dictador nazi afrontó la invasión de Rusia de forma brillante. Conocía las debilidades del Ejército Rojo y las aprovechó. Pero su apuesta fue muy fuerte, ya que no había adaptado la economía alemana al gran esfuerzo de la guerra en el frente oriental. Sin embargo Hitler tenía otros motivos para el optimismo. Su maquinaria de guerra ya había vencido a los franceses. Todos sus éxitos le hicieron caer que podía llevar a cabo con éxito la operación Barbarroja, sin embargo, sus últimas decisiones de defensa y consolidación fueron desastrosas. Hubo tanta propaganda en la toma de Stalingrado, que cuando el VI Ejército alemán dejó de existir, Hitler fue incapaz de admitir su fracaso.

-¿Cuál fue el punto decisivo de la guerra que marcó el declive del régimen nazi? ¿Fue la derrota alemana de Stalingrado en 1943 o la entrada de Estados Unidos en la guerra en 1941?

Desde un punto de vista psicológico, pude decirse que Stalingrado hizo decaer la moral de los alemanes. Pero el verdadero hecho determinante del declive nazi se produjo en diciembre de 1941 con la entrada de Estados Unidos en guerra. Entonces Alemania no tenía nada que hacer ni desde el punto de vista industrial, ni desde el político. El fracaso de Alemania en su intento de capturar Moscú y la llegada a los campos de batalla de nuevos oficiales rusos muy profesionales como Zhukov, contribuyeron al declive militar nazi.

-En su libro "Stalingrado" usted apenas menciona a Vasili Zaitsev, el francotirador protagonista de la película "Enemigo a las puertas". ¿Qué opinión le merecen éste y otros filmes americanos sobre la Segunda Guerra Mundial, como "Salvar al soldado Ryan"?

El problema con esa ridícula película sobre Stalingrado es que no se ha encontrado en ningún archivo la más mínima mención del francotirador alemán que encarna el actor Ed Harris. El tema de los francotiradores rusos fue muy aprovechado por la propaganda de Moscú. En los archivos rusos hay documentos de Zaitsev y de sus proezas como francotirador. Pero ninguno que refleje el duelo que cuenta la cinta. Por lo que se refiere a "Salvar el Soldado Ryan", los primeros veinte minutos reflejan bien una parte del desembarco aliado. Pero el resto de la película es una sucesión de clichés que poco tiene que ver con la batalla de Normandía. En el filme, los británicos no existen. Otras naciones aliadas que también participaron en el Día D, tampoco existen. Según Spielberg, el desembarco lo hizo Tom Hanks.

-Ha encontrado material nuevo en los archivos rusos. Por ejemplo, supo que Stalin quiso capturar el uranio enriquecido y a los investigadores alemanes que trataban de fabricar la bomba atómica.

Los soviéticos habían sufrido enormes pérdidas humanas y la rendición de la capital alemana vengaba los horrores cometidos por los nazis en Rusia. Pero Stalin también buscaba otros objetivos. El líder soviético necesitaba uranio para la construcción de una bomba atómica similar a la americana y sabía que podía obtenerlo en el Instituto de Física Kaiser Wilhem, en la capital alemana. Pero para conseguirlo, las tropas soviéticas tenían que ser las primeras en llegar a Berlín. Los alemanes evacuaron la mayor parte del uranio a la Selva Negra, pero una partida quedó en la capital por un error burocrático. Los documentos que estudié en los archivos rusos revelaban que el laboratorio fue desmantelado por la NKVD (Policía secreta soviética adscrita a unidades militares) y que el uranio y algunos de los investigadores alemanes fueron llevados a Moscú. Pero resulta que los científicos alemanes no estaban capacitados para fabricar la bomba atómica y, además creían que era tan poderosa que no podría ser utilizada desde un avión. Esa fue una de las razones por las que Hitler desechó la fabricación de la bomba. ¡Gracias a Dios!

-En su libro "Berlín: La caída" usted descubre que las tropas soviéticas violaron a muchas mujeres polacas y rusas que estaban atrapadas en los campos de concentración, así como millones de alemanas.

Se puede decir que en todo el territorio alemán, el número de mujeres violadas rondó los dos millones. El número de víctimas en Berlín debió girar en torno a 180.000. La propaganda soviética que hizo tanto hincapié en la brutalidad de los nazis en Stalingrado provocó la inicial sed de venganza.

[…]

-¿Tras las investigaciones en los archivos rusos, ¿ha aumentado su pesimismo respecto a la naturaleza humana?

Por lo que se refiere a las violaciones masivas, puedo decirle que ahora sé lo delgado que es el barniza de civilización de nuestra sociedad en momentos de crisis. No digo que todos los hombres sean unos violadores en potencia, pero lo que pasó en 1945 nos muestra una cara de la sexualidad masculina muy oscura. He aprendido que en situaciones límite el ser humano puede comportarse con perversa brutalidad, pero también con asombrosa generosidad. Lo que ocurrió no se debe explicar en términos de blanco o negro. Aunque en aquella guerra predominaron los negros.

[…]

Mié Nov 29, 2006 10:44 am

Muy buena la entrevista, Steiner, gracias. :)

El único pero es que no le haya gustado Salvar al Soldado Ryan. Qué le vamos a hacer, no se puede ser perfecto. :wink:

Saludos.
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