Publicado: Vie Jun 01, 2007 7:30 am
por Xesús
Hola amigos.

Esta es mi primera aportación al Foro, así que espero estar a la altura.

Leyéndoos me doy cuenta de que no soy el único que tomó buena nota de lo que nos contaban nuestros ancestros, haciéndonos testigos, más o menos fieles, de sus vivencias. Pues bien, el testimonio que a continuación escribo y que está relacionado con el wólfram, me lo relató muchas veces mi padre, y es una pequeña parte de esos testimonios. Espero que aporte algo de luz al tema.

España era muy rico en wólfram, y curiosamente, este mineral sólo nos era solicitado en grandes cantidades cuando estallaba un conflicto bélico en el que estuviera involucrada Alemania. La solución a este enigma era muy sencilla. El wólfram, convenientemente aleado, conseguía dotar al acero de una resistencia increíblemente mayor a la de cualquier otro conocido. Así, las fábricas Krupp alemanas fabricaban cañones de una resistencia tal, que sus recámaras aguantaban las impresionantes presiones ejercidas por la detonación de los proyectiles disparados desde -nada menos- las costas francesas y belgas con destino a las principales ciudades británicas.

Pues bien, los ingleses, aunque conocedores del destino que le daban los alemanes al wólfram, les faltaba la fórmula de la aleación para conseguir esa calidad de acero. Ante la imposibilidad de conseguirla (a pesar de sus múltiples intentos), y viendo los destrozos que estaban realizando los cañones alemanes, optaron por una solución salomónica a la que bastantes gallegos le sacaron buen provecho.

Consistía en que, como a ellos el wólfram no les servía para nada, tenían que evitar que cayera en manos alemanas, por lo que presionaron a Franco para que no se lo vendiese y respetara así su estatus de neutralidad. El gobierno de Franco accedió y también le supo sacar partido a este condicionante, monopolizando el mercado de manera que los particulares sólo podíamos venderle el mineral al Gobierno. Este lo pagaba muy mal, pero en cambio se lo vendía a los británicos a precio de oro. Estos, como no sabían que hacer con él, una vez cargado en sus barcos atracados en puertos gallegos, lo tiraban al mar nada más salir de la ría, volviendo a por un nuevo cargamento con el que hacían lo mismo una y otra vez. Puede que con este método salvaran muchas vidas de sus paisanos, pero a costa de una incalculable fortuna que hoy yace en el fondo del mar.

Mi abuelo debió ver claro que aquella guerra no iba a ser cuestión de unos meses, por lo que comenzó a comprar minas de wólfram a bajo precio. Al principio lo hizo sólo en Galicia, pero llegó a tener minas hasta en Extremadura hasta que llegó la monopolización.

Ante el despilfarro que suponía tener que vender por Ley el mineral al Gobierno, y enterado de que los alemanes lo pagaban infinitamente más caro, se las ingenió para pasar la mayor parte a la vecina Portugal, vendiéndole el resto al Gobierno con el fin de no levantar sospechas ante tal bajón de producción. Mientras duró, fue un negocio de los llamados redondos, y que le permitió, con el capital acumulado, meterse en otros de más categoría.

Hasta aquí este testimonio. Me temo que la SGM pasó por mi familia en forma de negocios, y no sólo el wólfram, sino también con otros pero que ya no vienen al caso.

Perdón por el ladrillo y un saludo a todos

Xes
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