Publicado: Sab Nov 03, 2007 10:00 pm
por Roul Wallenberg
Me parece estupendo que se haya traído este tema al foro. La visión del arte en el III Reich es de extraordinario interés y da para mucho, gracias capitán Miller, te has anotado un tanto de triunfo.

Hace mucho tiempo leí que buena parte de los integrantes judíos de la Filarmónica de Berlín fueron enviados a Theresienstadt con el objetivo que, en ese campo "modelo", contribuyeran a dar la impresión de una vida normal, que incluía el cultivo de las artes.

Pero no pudieron llevar sus instrumentos, ante lo cual el comandamte del campo se puso en contacto con un camarada y amigo de las SS encumbrado en el poder en el Protectorado de Bohemia y Moravia, el que sencillamente incautó en Praga, desde el conservatorio y otros almacenes, los instrumentos requeridos, los que fueron enviados a su amigo en Theresienstadt. De ahí que el comandante del campo, cultor de la buena música, se regodeaba escuchando en audiciones exclusivas para él y sus oficiales la estupenda agrupación que tenía a su entera disposición, y de lo cual ostentaba frente a sus visitantes. Según lo que recuerdo, le habría comentado a uno de ellos "...mal que mal, tengo acá más de la mitad de la Filarmónica de Berlín".

Para fortuna de los músicos, la afición del comandante les habría librado de ir a otros campos y la mayoría de ellos habrían sobrevivido. Su arte maravilloso les habría salvado la vida.


Encontré a Wilhelm Furtwengler dirigiendo el último movimiento de la 9ª Sinfonía de Beethoven con la Filarmónica de Berlín, con motivo del cumpleaños de Hitler, en 1942. Es una oportunidad de encuentro de artistas de gran calidad de ésa época, nada más ni nada menos que Erna Berger, Elisabeth Höngen, Rudolf Watzque y Helge Rosvaenge que eran de calidad mundial. La conspicua concurrencia al concierto es bastante ilustrativa, se ven heridos de guerra y altos oficiales. Al término Goebbels, impulsivo, se acerca a felicitar al director, el que no se ve muy contento con el gesto.

En honor a Furtwengler, cabe decir que no fué para nada entusiasta del nazismo. Fueron conocidas sus triquiñuelas para no dirigir en presencia de Hitler (una vez se hizo invitar a dirigir en España) y se valió de embustes para no concurrir a los festivales wagnerianos de Beyruth para no verse obligado a presentarse frente a la orquesta. Su posición fué reconocida por la comunidad musical internacional y ya en 1947 dirige en Londres, con extraordinario éxito.

Con ustedes, la Filarmónica de Berlín, bajo la dirección del maestro Furtwengler:


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Salu-2