Publicado: Sab Jul 27, 2013 3:18 pm
por Capitan Miller
Las jugadas a dos bandas de Stalin previas al inicio de la SGM, en su afán por conseguir el mejor resultado posible para la URSS, son algo conocido de hace tiempo. En la obra What Stalin Knew, de David Murphy, publicada por Yale University Press en 2005, se detalla la reunión entre las delegaciones soviética, británica y francesa de julio/agosto de 1939 en términos prácticamente iguales a los descritos por Holdsworth.

La clave de todo radica en la preocupación soviética por sus intereses territoriales futuros. El 17 de mayo de 1939, Stalin recibió, a través de Proskurov, un informe procedente de sus agentes en la embajada alemana en Varsovia en el que se detallaban los planes de Hitler respecto de Polonia y el resto de zonas de influencia estratégica en el este. La fuente de dicho informe era un memorando entregado por Peter Kleist, responsable del Dpto. Oriental del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, a los responsables de la embajada en Varsovia el día 2 de mayo. Según lo detallado por Kleist en dicho informe, y ante la posibilidad ver en riesgo sus planes respecto de Rumanía y las Repúblicas Bálticas, además de una posible secesión de Ucrania, Stalin comenzó a negociar con unos y con otros.

El 5 de julio, antes de iniciarse las conversaciones con Gran Bretaña y Francia, Proskurov envió a Voroshilov una carta anónima recibida por la embajada soviética en Berlín. Dicha carta, considerada como una nota diplomática no oficial, comunicaba que "El gobierno alemán agradecería una propuesta del gobierno soviético para un acuerdo inmediato entre ambos gobiernos para el futuro de Polonia y Lituania. Dicho documento propondría una vuelta a las fronteras de 1914 en el sentido de reocupar el territorio perdido ante un tercero.", en lo que se entiende como una clara referencia a Polonia. Y continuaba diciendo que "antes de cualquier acción por ambas partes, sería obligatoria la demarcación de una línea que ninguna de las partes pudiera violar" y que "en previsión de una relativamente gran ventaja territorial por parte de la URSS, Alemania podría anexionarse Lituania." Aún considerando dicha comunicación como no oficial y sus términos no definitivos, como lo demuestra el hecho de que tanto Lituania como el resto de Repúblicas Bálticas quedaran finalmente bajo la influencia soviética, el primer paso para un tratado germano-soviético ya había sido dado.

Efectivamente, las reuniones con británicos y franceses discurrieron tal y como se menciona en el artículo. Hay que tener en cuenta que, según figura en el libro de Murphy, el jefe de la delegación británica, almirante Drax, preguntó al ministro de exteriores, Lord Halifax, sobre cómo proceder si no se veía posibilidad de un acuerdo, respondiendo éste que "alargue las conversaciones todo cuanto sea posible". Si a eso le sumamos la circunstancia de que ni Drax ni Doumenc, su homólogo francés, estaban facultados para firmar ningún acuerdo, sólo para negociar, cabría suponer que el ánimo de ambos gobiernos no era otro que dilatar las negociaciones y mantener al gobierno soviético ocupado con ellas ante un previsible ataque alemán a Polonia. Es decir, por una parte no existía una urgencia en el lado occidental por alcanzar un acuerdo y por otra, la existencia de negociaciones con franceses y británicos era una baza a utilizar por Stalin para lograr cuanto antes el pacto con Alemania que garantizara la neutralidad soviética ante el esperado ataque alemán a Polonia en unos términos favorables para el Kremlin. Finalmente, como en tantas otras ocasiones después, fue Stalin quien logró la mejor parte del pastel frente a sus aliados, aunque también fuera esa falsa sensación de superioridad lo que le llevó a ignorar todas las alarmas que se fueron produciendo hasta llegar al 22 junio de 1941.

El 21 de agosto fue el último día de conversaciones como tal, sin que hubieran servido de nada los contactos franceses con el gobierno polaco para que éste autorizara el paso de fuerzas soviéticas por su territorio en caso de una hipotética invasión. El mismo día, Stalin recibió de Hitler la confirmación de garantizar las pretensiones territoriales soviéticas sobre Polonia, las Repúblicas Bálticas, Rumania y Finlandia, y dos días después, el 23, se firmó el pacto de no agresión con Alemania.

Pero lo realmente interesante es el discurso pronunciado por Stalin el 19 de Agosto, con las conversaciones franco-británicas aún en marcha y sin haber firmado el pacto con Alemania. Dicho discurso fue realizado ante los miembros del Politburó y en presencia de representantes del Comintern, y fue hecho público por primera vez en 1994. Sigo con él a continuación.

Saludos.

Continua...