Publicado: Jue Ago 11, 2011 1:05 pm
por grognard
Comentario Personal

Para quien ya hubiese leído “El arte de matar dragones”, las nuevas aventuras de Arturo Andrade le permitirán acercarse a un personaje peculiar y a una particular forma de contar las cosas. He de reconocer que me gusta mucho el estilo de escritura de Ignacio del Valle, al mismo tiempo sencillo y directo, y a la vez literario casi en la estela de Curzio Malaparte, sin llegar al preciosismo formal que a veces éste adopta. Y he de reconocer también que me gusta, y mucho, Arturo Andrade, un héroe que tiene muy mucho de antihéroe, un personaje con tantos matices y aristas que ha generado ya, por el momento, tres novelas que abarcan el periodo de la Segunda Guerra Mundial.

Este comentario se refiere a la segunda novela, situada argumental y físicamente en el seno de la División Azul en pleno invierno de 1943. El descubrimiento de un cadáver desangrado en un lago, rodeado de caballos congelados (yo diría que un guiño a la primera parte del “Kaputt” de Malaparte), convierte a un anónimo guripa, Arturo Andrade, en protagonista, casi a su pesar, de una historia detectivesca en la búsqueda del asesino. Ello permite a Ignacio del Valle ofrecernos su particular visión de la vida de los soldados españoles en el frente de Leningrado. Una visión salpicada de situaciones cuanto menos curiosas, y plagada de personajes variopintos que acompañan, arropan o dificultan el trabajo de investigación de Arturo Andrade.

Los personajes y situaciones nos recuerdan en algunos momentos a los protagonistas de las novelas de Sven Hassel, de quien sin duda Del Valle tiene que haber sido lector. Algunas anécdotas nos recuerdan a las andanzas de Porta y Hermanito, eso sí, salpicadas con un muy particular savoir faire típicamente español. Así, encontramos al sargento Espinosa, el particular Watson de Andrade; al cabo Aparicio, un peculiar ordenanza-correo, dispuesto a todo para echar una mano; a los oficiales de Estado Mayor de la División encargados de la investigación; las presencias inquietantes de un capitán de las SS y su ayudante femenina; un feroz perro-lobo con inquina hacia Arturo; o algunos paisanos rusos, como el niño Alexsandr o la joven Zira.

Para quien ya conozca a Arturo Andrade, sabrá que su proceso de investigación sigue una trama típicamente sherlockiana, en un proceso de resolución de un rompecabezas aparentemente irresoluble mediante la labor persistente de seguir pistas, formular hipótesis, comprobar teorías y volver a comenzar de nuevo cuando se llega a un callejón sin salida.

Este proceso de investigación nos permite ser testigos de la situación que vivía la División Azul en aquellas fechas, ya que si bien se trata de una obra de ficción, Del Valle la salpica con información histórica, personaje reales y situaciones veraces. Podemos asistir así a la tensión falangistas y militares en la lucha por el poder dentro de la División, a las acciones de los Einsatzgruppen en la retaguardia alemana, o a los preparativos de la ofensiva rusa que desembocó en la batalla de Krasny Bor.

Asimismo, las pesquisas de Andrade en la búsqueda del asesino no son fáciles, y vamos encontrando misterios dentro de los misterios, tramas dentro de las tramas, sospechas dentro de las sospechas… hasta llegar a un punto de resolución del misterio que es sólo una muestra más de la locura que parece apoderarse de los protagonistas de la historia. Punto de resolución que no desvelaré, para dar al posible lector oportunidad de descubrirlo por sí mismo.

En resumidas cuentas, un libro recomendable para su lectura, y que creo sinceramente que no dejará a nadie indiferente. Puede gustar como ficción, puede gustar como novela histórica y puede gustar asimismo sólo como literatura.

Buena prueba de sus posibilidades como historia la tiene que se esté terminando de rodar la película “Sangre en la nieve”, de Gerardo Herrero, basada en esta novela.