Publicado: Mié Ago 19, 2009 1:55 pm
por Anibal clar
Hola a todos.
Después de un descanso, vuelvo con el

CAPÍTULO 5

Hans Wiesse se detuvo, semiocultado por una duna, observando a aquel individuo.
Era un árabe, de eso no cabía la menos duda. Iba caminando y llevaba a su camello un poco detrás de él. El animal iba lleno de fardos y paquetes. Posiblemente aquel sujeto era un comerciante.
Wiesse salió de su escondite y se acercó al árabe.
Aquel extraño personaje se sobresaltó un poco al ver al alemán, sin duda alguna no esperaba encontrar a nadie por allí.
Dijo algo en francés (como sabemos, hans Wiesse dominaba Francés, inglés y alemán).
- ¿es usted español?
- No, dijo Wiesse en un perfecto francés. Soy francés. El barco que me llevaba a El Aaiun tuvo un percance y he tenido que desembarcar cerca de aquí.
Parecía que el árabe descansaba al escuchar aquello. El germano se dió cuenta enseguida de que se trataba de un contrabandista que huía de las autoridades españolas. Por lo tanto, trató de aprovechar la coyuntura.
- Tal vez pueda usted venderme un traje más acorde con todo este entorno que lo que llevo puesto.
- Desde luego, señor.
El sujeto de piel azulada, rebuscó entre sus fardos, y al fin sacó un pantalón y una camisa de color arena oscuro, y unas botas de legionario. Wiesse se las probó, y como le vinieran bien, se quedó con ellas. El árabe no quiso cobrarle nada, por lo que le estuvo muy agradecido.
- ¿podría usted informarme de cómo llegar a El Aaiun?
- No está lejos de aquí, señor. Unos 10 km. en aquella dirección (señaló con el dedo hacia el norte).
- Muchas gracias, ha sido usted muy amable.
El otro le hizo la mejor de las reverencias, se dió media vuelta y marchó hacia otra parte con el camello.
De pronto se paró, rebuscó algo en una bolsa, y fue hacia Hans. Le tendió una gorra.
- Llevese esto señor, le hará falta.
- Muchas gracias. Se llama usted...
- Alí Benam, señor.
- Pues muchas gracias, alí.
- Salam aleikum
- Aleikum Salam
Se volvieron a separar.
Wiesse caminó a buen ritmo y no tardó en ver a cierta distancia una ciudad.
Cuando llegó a El Aaiun, se encontró con un revuelo de militares bastante importante.
Preguntó en francés a un sargento de regulares que estaba apoyado en una puerta. Como no le entendiera, el sargento llamó a un cabo que se acercó.
El cabo sí sabía francés.
- ¿qué desea?, le preguntó a Wiesse.
- Pues verá, soy francés y me dirijo a Nouatchokt, en Mauritania. Quisiera saber si podrían indicarme la mejor manera de dirigirme allí.
- Pues verá usted. Precisamente ahora, con el lío que tenemos aquí, no sabría decirle...
- ¿Lío? ¿ha ocurrido algo?
- Un individuo peligroso se ha escapado del barco que lo transportaba. Un inglés. Hemos recibido la información desde Santa Cruz hace 2 horas. Y el barco ha desaparecido.
- Que barbaridad, dijo Wiesse. De todos modos muchas gracias.
El teutón se dirigió a un pequeño barcito para ver si podía comer algo. Estaba claro que cuanto antes debería salir de El Aaium, pues aunque había cambiado de indumentaria y de identidad, aquel sitio era muy peligroso.
Al entrar en el local, se sentó en una mesa.
El posadero le preguntó qué quería, Wiesse le respondió por señas que algo de comer, porque aquel hombre no sabía francés.
Un individuo rubio se encontraba al fondo de la barra.
Se quedó observando a hans y al fin se decidió a acercarse a su mesa.
Wiesse levantó la vista y se quedó sorprendido al ver a la persona que se acercaba.
- ¡ Qué sorpresa, pero si es Hans Wiesse ! ¡ La última persona que pensaba encontrar aquí !
- ¡ Ulrich ! ¿es posible?
Si, era posible. Pero ver a un muerto siempre es sorpresivo.
Porque Ulrich Böhmme, había muerto al frente de su compañía del 8º batallón de ametralladores del DAK hacía ya algunos años.
Así que, o bien los muertos venían desde el otro mundo, o bien allí pasaba algo totalmente anormal.

Continuará.