Publicado: Mar Jun 09, 2009 3:45 pm
por Anibal clar
Hola a todos.

Y también, más cortita, la décima parte.

- ¡¡ Mi coronel, mi coronel !!
Dani llegaba corriendo al puesto de mando.
- Dime dani, novedades.
- Los rusos han sido rechazados en todos los sectores, hemos tenido éxito.
- Excelente.
- Pero hemos pagado un precio muy caro, mi coronel. Sobre todo en el sector Oeste-sur, que era el más expuesto.
El capitán Grodnardheim ha caido al frente de sus unidades, igual que el Major Immelmann.
- ¡Oh, Dios mío. Dios mío !
Von Tiersmann se llevó las manos a la cabeza.
- Hemos recuperado sus cadáveres, mi coronel. Y también los de casi todos los caídos.
- Habrá que enterrarlos con todos los honores. Retírenles los efectos pérsonales para sus familias.
- A la orden mi coronel. Aquí le dejo los informes de Dompereiss y Millermann con lo que les queda disponible. y también lo que le queda a la compañía de Grognardheim.
- Perfecto. Haga avisar a Millermann y Dompereiss y que se presenten aquí de inmediato.
Se oían unas voces fuera.
- ¿Qué son esos gritos? dijo Von Tiersmann.
- Es el médico mi coronel.
El médico entró de sopetón en el puesto de mando.
- Mi coronel, este hombre vive, no está muerto, aún respira.
- ¿Qué hombre? espetó Von Tiersmann.
- Salga a verlo usted mismo, respondió el médico.
Cerca del puesto de mando, en el puesto médico, encima de una mesa cubierta con una manta, se encontraba el cuerpo de Grognardheim.
- Éste hombre vive, mi coronel. Está muy grave, crítico, pero vive.
Von Tiersmann se acercó al capitán.
- Helmuth (el nombre de Grognardheim), me escucha usted. ¿Me escucha?
El capital no respondió.
Ha perdido mucha sangre, dijo el médico. Éste hombre necesita una transfusión inmediata o morirá.
Miraron su chapa. 0 negativo.
- Qué mala suerte, necesita un donante universal. ¿de donde lo vamos a sacar?
De pronto sonó una voz.
Yo soy donante universal, soy 0 negativo.
Era Millermann, que acababa de llegar al puesto de mando y por ende al de socorro.
- No hay tiempo que perder, dijo el médico. Póngase aquí.
Y de ese modo comenzó la transfusión gracias a la cual Millermann salvó la vida de su amigo.
El doctor operó como pudo a Grognardheim en las dos horas siguientes y pudo decir a Von Tiersmann lo siguiente:
- Mi coronel , con la ayuda de Dios, el capitán Grognardheim seguirá viviendo.
- Muchas gracias doctor, le quedo muy agradecido.

Von Tiersmann se reunió con Millermann y Dompereiss.
-Señores, están son las fuerzas que nos quedan. A usted, Millerman, le quedan 43 soldados, 2 sdkfz 251, 1 pak 40 y un Maultier 42. A usted dompereiss, le restan 46 hombres, 3 pak 40 y 2 Maultier 42. Y al grupo Grognardheim, cuyo mando cojo ahora personalmente, le restan 21 hombres, 1 sdkfz 251, 1 panzer IV y un pak 40, así que transfiero 6 soldados de cada uno de ustedes a mi grupo y así quedamos con 37, 40 y 33 hombres respectivamente. Del mismo modo, según mis informes, al enemigo le resta aún 99 T-34, 30 semiorugas y unos 350 soldados. Veremos si somos capaces de soportar otro asalto. Bien sea dicho, les hemos destruido 51 T-34 y 20 semiorugas, además de infligirles, y esto es muy importante, unas 650 bajas. Nosotros hemos perdido a cambio uno 70 hombres, 3 Stug III, un Panther y un sdkfz 251. Ha sido una defensa impecable, señores.
- Muchas gracias, mi coronel, replicaron los capitanes.
- Ahora vamos a preparar nuestra defensa lo mejor posible y a esperar el próximo asalto, que no se demorará.

Salieron todos prestos del puesto de mando a ocupar sus posiciones de combate.
En el puesto médico, Grognarheim que se debatía entre la vida y la muerte, volvió a ver a su padre.
- Aún tendrás que esperar, hijo mío.
Y a sus compañeros de Creta.
- Mi capitán, le decían, aún tendrá que esperar.
De esta manera, el héroe regresaba al mundo de los vivos.
Había sido un milagro.
Y otro milagro necesitarían los alemanes para librarse del siguiente asalto soviético, que sería definitivo.

(continuará)