Publicado: Mar Jun 09, 2009 2:58 pm
por Anibal clar
Hola a todos.

Vayamos con la novena parte.


Como sabemos, una formación de 50 T-34/76 y de 20 semiorugas con unos 400 soldados había proseguido hacia el sur en demanda de la carretera que por el oeste y cruzando el bosque (B1) accedía a Sbodonovo. Como quiera que dicho bosque impedía ver los movimientos de tropas tanto desde el puesto de observación de la torre del pueblo, como desde el del Major Immelmann desde la colina sur (C3), el aviso por radio por parte de Millermann a Grognardheim de que esa fuerza se aproxima hacia él, fue vital.

A la llegada a la carretera, las fuerzas soviéticas pararon y se dividieron. 35 T-34 continuaron más hacia el sur, precisamente hacia la colina donde se encontraba Immelmann, y con ellos marcharon 7 semiorugas. El resto (15 T-34 y 13 semiorugas con unos 260 hombres), comenzaron a aventurarse por la carretera del bosque.
Dentro del tupido lugar, había una atmósfera pesada, irrespirable. Pero los rusos fueron avanzando con cautela.
LLegado un punto, los vehículos tuvieron que detenerse. La carretera estaba cortada a causa de unos pesados troncos que habían sido colocados allí. Los vehículos no podían salirse de la misma y rodear el obstáculo, pues en ese sitio era donde el bosque tenía más arbolado y los movimientos fuera de la carretera se hacían imposibles.
En el aire flotaba un olor acre, extraño.
El comandante soviético ordenó a 40 soldados que bajasen de los semiorugas y apartasen los troncos. No había ni rastro de alemanes.
Los soldados bajaron y comenzaron a acercarse a los troncos.
Pero ese fue el momento en que comenzó la función.
Disparos sueltos comenzaron a abatir a los rusos. Uno, dos tres... quince...
Grognarheim había dispuesto varios francotiradores en las copas de aquellos árboles con un camuflaje tan bueno que era imposible averiguar de dónde provenían los disparos a menos que se fuese muy avezado al respecto.
En poco tiempo los de pardo uniforme tenían en el suelo 22 muertos. Los T-34 comenzaron a disparar contra los árboles, igual se hizo desde los semiorugas.
En ese instante se desató el infierno.
De la nada surgieron 4 alemanes armados con panzerfaust justo frente a los troncos donde se había detenido la caravana. Allí, en cabeza de la columna había 4 T-34 que fueron completamente tomados por sorpresa por los asaltantes que dispararon las armas antitanque a quemarropa y dejaron fuera de combate a las 4 bestias de acero.

El comandante ruso comprendió el error de haber entrado en aquel bosque, más ya era imposible subsanarlo.
Grognarheim, un experto paracaidista, un héroe de Creta, África y Cassino, había convertido el bosque en una trampa mortal.
Varios soldados alemanes armados con lanzallamas, salieron de sus escondites y dispararon contra los árboles cercanos al convoy y la carretera. El incendio fue mayúsculo... Aquel olor acre era de una sustancia con la que los alemanes habían impregnado los árboles de ese lugar, donde se estaba produciendo la emboscada. Esa sustancia la había conocido Grognardheim en Creta, la usaban los griegos, el jefe de la resistencia, Manolas Katsarougis, cuando fue capturado, llevaba encima varias botellas que habían caído en mano de los alemanes.
"Algún día me será de utilidad este descubrimiento", pensó Grognardheim aquel día en las cercanías de Iraklion, y así había sido.
En resumen, todo alrededor del convoy ardía de quilla a perilla, y los infantes, so pena de morir achicharrados, saltaron fuera de los semiorugas a buscar refugio fuera de aquel fuego abrasador.
Conforme iban apareciendo, los alemanes que habían hecho pozos de tirador ocultos por ramas y follaje, sacaron todo el armamento que tenían a mano y fueron acribillando sistemáticamente a las tropas que enloquecidas corrían de un lado a otro buscando donde cobijarse.
Los carros no podían moverse porque la carretera habiá quedado bloqueada, y una sección preparada al efecto, salió en pos de ellos armados con minas magnéticas.
Uno tras otro los T-34 fueron volando, pero algunos infantes rusos que se habían quedado burlando el miedo, dispararon sobre los alemanes, de tal modo que si bien la sección cumplió su misión, ninguno de ellos pudo regresar para contarlo.
De los 15 T-35, 12 estaban fuera de combate, mientras que 10 semiorugas habían sido destruidos. El bosque era un brasero de llamas, los rusos habían disparado en todas direcciones y habían abatido a todos los francotiradores menos a uno. Las bajas en hombres por parte soviética eran terribles, 202 habían sido abatidos.
Los 3 T-34 y los 3 semiorugas restantes, que estaban a cola del convoy, consiguieron dar la vuelta a duras penas y retirarse, consiguiendo salir del bosque y retirrse hacia el norte.
Los alemanes también había llevado lo suyo. De los 41 soldados que estaban en el bosque, 22 habían muerto y 5 resultado heridos. De tal suerte que sólo 14 estaban operativos dentro del bosque, pero las bajas infligidas al enemigo habían sido, como hemos visto, brutales, y los soviéticos, que desconocían la debilidad que ahora presentaban los alemanes en el bosque, ya no volvieron a aventurarse por tal lugar.
El triunfo de Grognarheim había sido total en este sector.

Pero ahora, hacia su sector sur, entre el bosque (B1) y la colina (C3), cubriendo el angosto paso donde se encontraba el propio capitán al mando de 22 hombres, 2 Stug III, un sdkfz 251 y un pak 40, se dirigían los 35 T-34 y 7 semiorugas rusos que como ya se anunció, continuaron hacia ese lugar.
Cuando tal formación salió de la zona de sombra que les proporcionaba el bosque y fueron divisados desde la colina sur (C3) por Immelmann y sus observadores, se pidió por radio a Von Tiersmann que enviase enseguiga la reserva (el Panther, el Panzer IV y el Stug III que estaban en el centro del,pueblo), cosa que el coronel hizo inmediatamente.
Immelmann avisó a Grognardheim de la poderosa fuerza que se avecinaba.
El pak 40 estaba colocado en tal posición que era casi imposible acertarle desde lejos. Grognardheim se encontraba al frente de la formación alemana. A su espalda llegaban ya los 3 carros de refuerzo que acababa de enviarle Von Tiersmann, cuando de pronto, el pak 40 habrió fuego seguido de los 2 Stug III que estaban al acecho.
la formación enemiga era perfectamente visible a lo lejos.
Los 3 disparos impactaron en los carros rusos que salieron ardiendo ¡¡ 3 menos !!
pero inmediatamente, los "ivanes" respondieron al fuego y las proyectiles comenzaron a caer entre las filas alemanas.

Al carecer de minas de protección, esta precisamente era la posición alemana más expuesta. El Panther ya hacía fuego con eficacia desde una distancia que no podía ser alcanzada por sus contrapartes enemigos, gracias a la bondad de su magnífico cañón Kwk 42 L/70 de Reinmetall Borsig, cuyas virtudes eran interminables.
3 semiorugas fueron alcanzados, y también varios carros, pero aquella formación se acercaba cada vez más.
El estrecho paso de 40 metros entre bosque y colina estaba siendo ahora fuertemente batido por los rusos, que consiguieron 2 impactos directos sobre dos Stug III que quedaron fuera de combate, aunque sus dotaciones consiguieron ponerse a salvo y ya, pie a tierra, empuñaron las armas junto a sus colegas de tierra.

De los 35 carros rusos, 22 habían sido abatidos, pero los 13 restantes junto a 3 semiorugas y 80 soldados, irrumpieron ya sobre las líneas germanas. El panther siguió disparando, hasta que a aquella distancia fue mortalmente alcanzado 2 veces y quedo destruido. Dos tripulantes consiguieron salvarse, pero el resto sucumbió con el vehículo.
Se llegó al trágico asalto a la bayoneta.
Grognardheim estaba al frente de sus hombres en aquella titánica lucha. Desde lo alto de la colina (C3), Immelmann y sus tres observadores, bajaron a echar una mano en aquel maremagnum de muerte.
Los paracaidistas que había allí se defendieron valientemente, recordando sus tiempos de Creta, pero fueron abrumados y vencidos al fin. Todos cayeron valientemente al frente de sus puestos de combate.
Immelmann ya estaba abajo, hombro con hombro con Grognarheim en el jardín del infierno.
Los 9 alemanes que quedaban con vida hacían frente alos 55 rusos que desbocados se colaban por la brecha.
Grognarheim fue alcanzado por un disparo y cayó al suelo.
Vió como las tropas rusas le rebasaban.
Una granada cayó junto al Major Immelmann que perdió las piernas. Se desangraba sin remisión.
Grognarheim comenzó a cerrar sus azules ojos. La muerte le llamaba.
De pronto una voz...
¡¡ esa voz !!...
- Hijo mío.
- Papá...
- Hijo, te dije que estaría contigo en el pueblo.
- Papá ¿vamos a pescar?
- Si hijo mío, para siempre.
- Papá...
Grognarheim vió como el cielo se abría y de allí bajaron sus antiguos compañeros de Creta. Le cogieron de la mano y le ascendieron hacia la luz, junto a su padre.
"vamos capitán, ya nunca más sufrirá usted, ha dado su vida por la patria"
- Vamos hijo mío, vamos...
- Vamos a pescar, papá.
El corazón del capitán dejo de latir para siempre.

A su alrededor, el sdkfz 251 y el Panzer IV, pues el tercer Stug III había sido destruido, consiguieron poner en fuga a los 7 tanques que quedaban y unos pocos infantes.
La acometida había sido rechazada, pero esa formación alemana había dejado prácticamente de exitir.
Sin embargo, la valentía de Grognarheim había impedido el éxito soviético y el fracaso del operativo alemán.

Von Tiersmann no sabía que dos de sus oficiales habían desaparecido para siempre, pero pronto se enteraría.
Además, "Iván" aún no había dicho su última palabra.

(continuará)