Publicado: Mié Jun 03, 2009 3:08 am
por Anibal clar
Hola a todos.
Muchas gracias por la cortesía, Miller.
Si algún compañero no conoce el significado de los símbolos del mapa, puede acudir al subforo preguntas, y allí en el hilo "agudizar el ingenio", está todo perfectamente explicado.

Continuaré con la cuarta entrega.

Después de salir de la reunión mantenida en el puesto de mando, cada uno de los capitanes se dirigió a la zona que le había sido asignada para preparar la defensa correspondiente.
Tendrían que arengar a sus hombres para que en el plazo más breve posible, emplazasen los campos de minas en los lugares asignados para ello, construyesen pozos de tirador, emplazasen los cañones en los sitios más favorables para el tiro, y en fin, estuviesen alerta para solventar cualquier contingencia que sobre la marcha surgiese cuando comenzasen los "fuegos artificiales".

Von Tiersmann se quedó a solas con el Major Immelman.
- Max, ¿cuántos años llevamos juntos?
- Tres años y medio Hans.
- Hemos estado en tantos sitios... Polonia, Francia, Grecia, y estos últimos años aquí, en este pais que se nos llevará a todos.
- Hemos estado en otras muy difíciles, Hans. Y siempre salimos adelante. Está vez no será diferente. Lo conseguiremos.
- Para mí ya nada tiene sentido, Max. Mira esto. (le extendió la carta que relataba la muerte de su hijo)
- Oh! Lo siento mucho, Hans. Sabes que lo lamento como si fuese mi hijo, yo...
- No hace falta que digas nada. Te conozco bien y se lo que sientes. Decías que otras veces hemos salido airosos de los aprietos. Y es verdad, pero esta vez, esta vez...
- Esta vez también Hans. Ya lo verás. Ten confianza en los muchachos. Ellos lo lograrán.

Von Tiersmann no contestó. Se sentó y quedó sumido en profundos pensamientos. Su mujer, su hijo, Alemania. Dos de esas cosas ya no existían y la tercera llevaba camino de desaparecer.
Immelmann salió del puesto en dirección a la colina (C3) donde colocaría su puesto de combate y observación, como ya se dijo anteriormente.

En el sector este, Von Dompereiss colocó su puesto de mando cerca de los Pak 40 que apuntaban a la salida del vado (V3). Allí, al lado de los cañones se encontraban 3 Maultier 42. Dividió su compañía entre el bosque y la colina cercanos al río. Sabía que sus hombres cumplirían la misión encomendada con una exquisita profesionalidad. Terminaron el minado del puente que cruzaba el Vorosik, y el propio Von Dompereiss tenía el mando para volarlo cuando considerase oportuno.
Metió los dedos en el bolsillo izquierdo de su pulcra guerrera y sacó un papel. El papel tenía exactamente 39 años, los mismos que el aguerrido capitán. Estaba doblado. Lo desdobló y comenzó a leerlo.
Decía así:
De donde hayas venido, no lo se,
pero sí que has nacido.
Que al escuchar tu llanto
oi todos los trinos de ángeles
y pájaros.
Que mi pluma pequeña
quisiera ser gigante
para dejar plasmado
lo que con tu venida
en mi corazón ha brotado.
Y con un Padrenuestro
quiero sellar mis labios
rogando a Dios por ti
para que seas justo, honrado,
y recuerda que un día
en que la niebla envolvía mi alma,
cuando naciste, Antón María,
¡ la vestiste de blanco !

y debajo una dedicatoria que decía:
A mi nieto Antón María, a las 48 horas de su nacimiento, de su abuela Marie, con todo cariño
Bielefeld, 25 febrero 1905

Está claro que Antón María era el nombre de Von Dompereiss.
Volvió a doblar la carta y la metió de nuevo en el bolsillo de su guerrera. Miró al cielo. Apretó los dientes y encaminó sus pasos hacia el puente, para ver como iba la colocación de las cargas de demolición.

(continuará)