Publicado: Lun Nov 20, 2017 1:17 pm
por Domper
Sebastian Haffner. «El nacimiento de Europa». Op. Cit.

El Tratado de Metz

El Tratado de Metz, también llamado Tratado Papen – Bichelonne, fue un tratado de paz firmado durante la Guerra de Supremacía. Se considera el primero de los que dieron cuerpo a la Unión Europea, organización que sucedió a la Unión Paneuropea, una estructura temporal surgida durante la guerra. El tratado fue rubricado el primero de marzo por Francia y Alemania en la ciudad de Metz, capital de la región de Lorena, que era una zona disputada entre ambos países. Establecía el cese definitivo del estado de guerra entre las dos potencias, la normalización de las relaciones entre las dos naciones, y la alianza en la lucha contra el Imperio Británico. También se acordaba el retorno de los últimos prisioneros franceses. Asimismo, ambas partes renunciaban a las indemnizaciones de guerra, abrogando las deudas que restasen tras el Tratado de Versalles o el armisticio de Compiegne. Además se establecían cauces de cooperación política, económica y militar.

Una de las más controvertidas provisiones del tratado fue la que creaba zonas de soberanía común entre las dos potencias. Aparentemente la medida estaba encaminada a la reconciliación entre los dos países, eliminando los puntos de fricción. Sin embargo el efecto real fue la partición de los Países Bajos, pasando a integrarse la zona francoparlante de Bélgica en Francia, y Luxemburgo en Alemania. La zona flamenca de Bélgica fue entregada al reino de Holanda, que se convirtió en un satélite de Alemania.

Otra provisión acusaba a Inglaterra de ser la causante de los conflictos entre las dos potencias signatarias. Se considera que esa cláusula se incluyó para no responsabilizar a Francia o a Alemania de desencadenar el conflicto, y fue anulada cuando en 1947 el Tratado de Metz fue refundido en el Tratado de Bruselas, Carta Magna de la Europa unida.

La importancia del Tratado de Metz fue que al unir a Francia y a Alemania permitió romper el «equilibrio continental», que había sido el objetivo prioritario de la política británica durante siglos.
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