Publicado: Vie Nov 03, 2017 11:49 am
por Domper
El marinero, alto, rubio y de ojos azules, descendió por la pasarela del Ada Gordon y mostró su cédula de identidad. Un gendarme la examinó con detenimiento y miró fijamente al marinero.

—¿Cómo dices que te llamas?

—Nimeni on Tuomas Riutta, herra Poliisi.

—Si sigues hablando así no te entenderá ni tu padre.

— Anteeksi herrpoliisi, perro yo hablar mal saksalaisesta.

El gendarme se encogió de hombros. Estaba habituado a los marinos fineses con su jerga propia de chinos. A fin de cuentas la cédula estaba bien y coincidía con la lista que le había pasado el sobrecargo. Con gestos le ordenó que abriese el petate: llevaba ropas viejas, un par de botas gastadas envueltas en papel de periódico, un poco de picadura, y dos paquetes de mantequilla que el alemán miró con fruición. El finés se encogió de hombros y uno de los envoltorios desapareció bajo la mesa.

Savely Serguéyevich Tretyakov se perdió en las calles de Lübeck.