Publicado: Sab Oct 07, 2017 5:43 pm
por Domper
Capítulo 17

Uno tiene que ser algo para poder hacer algo.

Johann Wolfgang Goethe


Dos coches y tres camiones recorrieron las carreteras francesas, antes frecuentadas por los vehículos y que ahora veían un tránsito mucho menor. Aunque en las gasolineras volvía a encontrarse el precioso líquido que ansiaban los motores, estaba severamente racionado y aparte de los vehículos oficiales —más de uno manejado por aprovechados que habían sabido explotar el ascenso de Romier— solo se dejaban ver los diplomáticos, algunos ricachos y, como no, los contrabandistas.

Gastón, viejo amigo de Henry con el que compartía aficiones y negocios, prefería considerarse un emprendedor, pero por desgracia los gendarmes que jalonaban la ruta lo veían como un estraperlista o, mejor dicho, como una vaca lechera de la que ordeñar francos y regalos exóticos. Pero la carga que llevaba esta vez probablemente no resistiría más de una somera inspección, y por eso el convoy se dividía en dos. Delante iban dos coches y un camión cargado de gollerías que iban explorando las rutas. Después los otros dos camiones que llevaban a Iván, sus hombres —entre ellos Olexiy—, los voluntarios franceses y sus armas. El primer grupo se adelantaba y si el tramo estaba despejado, un coche volvía para buscar a los otros dos camiones. Si se encontraban con gendarmes, se detenían, pagaban el correspondiente peaje en forma de perfumes o licor, y luego los coches buscaban rutas alternativas. Solo al comprobar su soledad iban a buscar a los camiones de Iván. A ese ritmo la travesía por la campiña francesa fue lenta y tardaron cuatro días en llegar a la granja donde Jacques y Pierrot los esperaban.