Publicado: Vie Ago 11, 2017 2:15 pm
por Domper
Tras la colación el coronel general pidió al regente que le acompañase a unas naves algo apartadas.

—Alteza —dijo el coronel general Guderian mientras se acercaban—, por impresionante que parezca el Tiger es solo una medida provisional. A su experto ojo no habrán escapado sus importantes defectos.

El regente era zorro viejo y evitó ponerse en evidencia al responder— Algunos detalles me han chocado, desde luego—contestó—. Por eso quería escuchar las propuestas de mejora que seguramente ya habrá hecho —dijo devolviendo la pelota al tejado de Guderian.

—Claro, Alteza. El Tiger es una soberbia máquina pero puede ser perfeccionada. Respecto al armamento, una serie de problemas técnicos han impedido que se montase el cañón que se inicialmente había escogido, pero ya se han solventado —eufemismo para decir que se había defenestrado a Porsche— y la siguiente versión llevará en lugar de esta torre otra de diseño Henschel con el cañón Flak 41 o alguno similar. También se va a modificar el blindaje, porque esas placas verticales, aunque muy resistentes, no son tan buenas como una oblicua. En lugar de ese frontal escalonado, el futuro Tiger llevará una plancha inclinada para que los proyectiles enemigos reboten. También se está trabajando en el motor, que por desgracia es demasiado propenso a las averías, y mejorando la transmisión. Aunque más importante aun va a ser rediseñar los elementos del Tiger para facilitar su producción en serie. Actualmente se construyen con procesos casi artesanales, lo que no solo eleva su precio sino que impide aumentar el ritmo de fabricación. Por ahora es muy lento, apenas veinticinco unidades al mes, y ya podrá imaginar lo que el canciller Speer piensa de eso.

—Sí, coronel general, el doctor Speer ya me estuvo relatando las dificultades que ha tenido con la industria.

—Es una cuestión de gran importancia, porque a este paso solo se podrán equipar unas pocas unidades, e incluso resultará difícil reemplazar las pérdidas. De ahí la urgencia que hay en rediseñar el tanque aunque apenas haya entrado en servicio. Esperamos que la nueva versión del Tiger sustituya a la actual a finales de este año.

—Me alegra oírlo, coronel general. Pero supongo que no me habrá traído hasta este rincón apartado solo para hablarme de esos nuevos Tiger.

—Desde luego que no, Alteza. Le traigo para que pueda ver el futuro puño de acero de la panzerwaffe.

La nave estaba custodiada, denotando la importancia de su contenido. Pasamos a su interior, iluminado por unas claraboyas, y vimos decenas de blindados de tipos diversos. Los inspeccionamos mientras el general Guderian explicaba al regente las características de cada uno. El primero era un blindado con ocho ruedas.

—Alteza, está viendo el SdKfz 234/1. Está destinado a sustituir los blindados de ruedas del Pacto. Aunque se trata de un vehículo algo complejo y más caro de lo que me gustaría, las pruebas son muy prometedoras. En las maniobras ya ha visto lo importante que es el reconocimiento. El SdKfz 234 debe ser el primero de una familia de vehículos que incluya blindados de reconocimiento, de apoyo y transportes de tropas. De todas maneras tenemos intención de complementarlos con vehículos más ligeros y más baratos. Por ahora seguiremos con el SdKfz 222, pero planeamos sustituirlo por algún modelo aun más sencillo, aunque todavía no se ha decidido cuál.

Luego nos enseñó otros dos blindados de reducidas dimensiones. Parecían a medio hacer pues tenían el aspecto de cajas con orugas. El regente se extrañó al verlos y preguntó—. Esos dos de ahí ¿están sin terminar? No veo que lleven armas.

—Es que no son tanques sino transportes blindados —respondió Guderian—. Si algo hemos aprendido tanto en esta escuela como en los combates de África y Oriente es que los tanques no pueden operar sin el apoyo de la infantería. Pero las fuerzas acorazadas se mueven mucho más deprisa que los soldados a pie, y la infantería tampoco puede moverse por el campo de batalla en coches o camiones sin protección. De ahí que necesitemos transportes acorazados y en cantidad, aunque sea a costa de disminuir la producción de tanques. Hasta ahora estábamos empleando semiorugas, pero un análisis de costos ha mostrado que son más complejos, frágiles y caros que los blindados exclusivamente de cadenas. Hemos solicitado a la industria que presente propuestas que aquí tiene. Este —dijo refiriéndose al primero— es francés, el Lorraine 41. Detrás está el prototipo de BMM, el Kätzchen. Verá que son muy parecidos pero mecánicamente el checo es mejor. Lo curioso es que franceses e italianos prefieren el Lorraine, pues dicen que es más fácil de reparar. Supongo que acabaremos construyendo los dos. Como con el SdKfz 234, tenemos intención de desarrollar una familia de vehículos basada en el mismo chasis, con la in tención de disminuir el número de tipos en servicio y facilitar el mantenimiento.

—Pero general, si se construye el mismo tipo partiendo del 234 y de uno de estos de orugas, no haremos sino duplicar el esfuerzo ¿No le parece? —preguntó el regente demostrando que no tenía un pelo de tonto y que había pasado bastantes horas con Speer.

—Tiene usted razón, pero si se hace así es para que las unidades sean homogéneas. Los batallones de reconocimiento están equipados con vehículos de ruedas, y dotarlos de otros de cadenas causaría dificultades. Lo mismo con los de cadenas. Además, aunque parezca que haya más tipos en servicio, en realidad se fabrican menos modelos de chasis, que es lo que realmente cuenta.

El regente aceptó la explicación. Luego pasamos a ver la artillería autopropulsada. A Von Lettow le extrañó que se invirtiese tiempo y dinero en ella—. General, antes me ha dicho que no tienen suficientes tanques para la infantería, y ahora me muestra estos que solo sirven para llevar cañones ¿no es más fácil remolcarlos con un camión?

—Alteza, la importancia de la movilidad de la artillería es algo que también hemos aprendido en Oriente. En Suez, por ejemplo, tuvimos muchos problemas para desplazarla a la cabeza de puente porque las rutas estaban batidas por los ingleses. Aunque la mayor parte de nuestros cañones seguirán siendo remolcados, las formaciones acorazadas necesitan algunos que puedan moverse con ellas.

—Si usted lo dice, será así. Reconozco que mis conocimientos militares siguen anclados en 1918 ¿Eso de ahí es un obús del diez y medio?

—Efectivamente, alteza. Este modelo está basado en el Panzer II, pero no me termina de gustar. Funciona muy bien, pero el modelo II ya no se fabrica pues es demasiado limitado incluso para el reconocimiento. Los chasis disponibles los estamos empleando para estos cañones autopropulsados, pero implica mantener abierta una línea de producción adicional, y ya le he dicho que tenemos la intención de disminuir el número de tipos. He solicitado que se presenten prototipos basados en el Panzer III y en el cañón autopropulsado Marder, que comparte muchos elementos con el Kätzchen. Mire, ahí tiene un Marder.

Estaba señalando a un blindado que era una especie de tanque pequeño con una alta casamata en la parte posterior.

—Es un Marder III J, o Tejón, como lo llaman los españoles. Se trata de un cañón antitanque autopropulsado; ya le conté que aquí en Bromberg se ha comprobado el gran valor de las armas contracarro, pero son muy engorrosas porque los nuevos desarrollos de carros de combate requieren cañones potentes pero muy pesados, que son difíciles de mover y que resultan vulnerables. Con el Marder podemos desplegar cañones antitanque potentes con mayor seguridad. Nuestros aliados españoles tienen al Tejón en gran aprecio, pero echaban en falta un techo que protegiese de la metralla, que hemos incorporado en esta versión. Nuestro ejército también los emplea, pero solo de manera provisional, hasta que tengamos suficientes StuG.

—Sí, ya he visto los StuG en los reportajes de la batalla de Suez. Pero este de aquí —dijo Von Lettow señalando a un blindado que estaba tras el Marder— no es como el de las fotos.

—Alteza, es que se trata del novísimo modelo G. Lleva un cañón Kwk 40 que sirve al mismo tiempo para apoyo y como antitanque, y además se ha rediseñado el frontal con esa placa inclinada continua. Este modelo ya se está distribuyendo a las tropas, aprovechando que el Panzer III se ha dejado de fabricar y podemos dedicar todos los chasis a este tipo. Me gustaría tener suficientes StuG para dotar a todas las divisiones de infantería, pero no va a ser posible antes de dos o tres años. Mientras vamos a tener que seguir empleando los Marder. No estarán solos ¿Ve ese otro blindado? —se refería a otro de grandes dimensiones con un gran cañón—. Es un Nashorn, el mayor de nuestros cañones autopropulsados. Deriva del Panzer IV y lleva el cañón Flak 41, el más potente de nuestro inventario. El Flak 41 puede acabar con cualquier enemigo a tres kilómetros de distancia pero la versión remolcada es demasiado pesada. Montándolo en el Hornisse conseguimos que pueda moverse al ritmo de los demás panzer. Verá que la superestructura está abierta, pero es que los planes son emplear los Hornisse como armas de largo alcance, combinándolos con los más pequeños pero mejor protegidos Marder y StuG. El único problema que vamos a tener con el Hornisse es que la barcaza también se va a emplear para un obús autopropulsado de quince centímetros. Mi intención es que en un futuro esta barcaza solo se emplee para la artillería, y montar el Flak 41 en cazacarros mejorados. Por desgracia aun no están preparados los prototipos y no voy a poder enseñárselos.

Aun vimos más blindados. Uno se parecía al Marder pero montaba cañones antiaéreos; Guderian nos dijo que el chasis del Marder, es decir, el del Panzer 38, era tan bueno que resultaba ideal para construir vehículos auxiliares. Incluso había recomendado que se abriesen más líneas de producción en otros países de la Unión Europea. Más allá estaba otro tanque sin torre, cuya suspensión indicaba que era un Panzer IV, y que llevaba una gran hoja excavadora, grúas y cables. Por las maniobras ya sabíamos de su utilidad.

Nos llamó la atención que también había una gran plataforma con ruedas. Fue entonces Von Senger quién la describió. Nos dijo que al principio habían tenido problemas para traer los prototipos a la escuela, ya que la estación del ferrocarril estaba a varios kilómetros, y los nuevos tanques eran demasiado grandes para los camiones portacarros existentes. Construir una plataforma remolcada que pudiese llevar cargas pesadas había sido trivial para la industria. Esos remolques estaban siendo tan útiles que Tatra había empezado la producción en serie, pues no solo permitían transportar tanques por donde no hubiese ferrocarriles, sino que eran muy prácticos para otras tareas. Por ejemplo, podían ser cargados de la misma manera que un vagón de tren, y el camión tractor, en lugar de esperar a que lo descargasen, podía dejarlo e ir a por otro remolque. Venía a ser una especie de ferrocarril terrestre de valor obvio para los veteranos de África como el regente y yo.

A esas alturas se me hacía la boca agua viendo el futuro de la Panzerwaffe, pero veía que el regente se estaba fatigado de ver tanto modelo y de escuchar las explicaciones. Al llegar al final de la nave preguntó—. Tengo una duda, coronel general ¿Qué hacen todos estos blindados en la escuela?

Guderian sonrió y respondió—. No tiene mal ojo, Alteza. Los prototipos se prueban en el polígono de Kummersdorf, pero he conseguido que luego los envíen aquí para que lo manejen los profesores. Se les da mucho mejor “torturar” a los cachivaches mecánicos, y han propuesto bastantes mejoras, como las cúpulas blindadas o las ametralladoras de defensa para los cazacarros.

El coronel general pidió al regente que le dedicase unos minutos más. Pasamos a una nave aledaña, más pequeña y aun más vigilada. Ahí tres tanques nos esperaban. Uno era el Tiger, que ya conocíamos.

—El teniente coronel Koertig los ha usado magistralmente, pero los profesores quedaron menos satisfechos. Demasiado pesados y muy lentos, dijeron. Espero que la nueva versión solucione esos inconvenientes. Pero quería enseñarle esos otros dos carros de combate.

El que estaba más cerca llevaba la torre del Panzer IV en una barcaza muy baja. Guderian explicó al regente que se trataba del nuevo Jaguar.

—Se trata del prototipo que presentó un consorcio italoalemán al concurso para sustituir al Panzer IV. Aunque no ganó, los italianos y los franceses quieren fabricarlo para ellos. Lo interesante es su bajo perfil pues lleva el motor en disposición transversal. No le extrañe ver esa torre, que no será la definitiva. El Jaguar incorporará la misma que ese otro. —Dijo el coronel general señalando al último tanque. Era algo más pequeño que el Tiger. La barcaza se parecía pero llevaba el glacis inclinado. La torre, troncopiramidal, montaba un cañón de grandes dimensiones.

—Alteza— dijo señalando al primero—, este es el prototipo del tanque que reemplazará a los demás carros del combate del ejército, exceptuando a los Tiger. Le presento al Panther.