Publicado: Vie Abr 01, 2016 6:07 pm
por Domper
Capítulo 53

Sebastian Haffner. El Nacimiento de Europa. Op.cit.

Hasta la Gran Guerra el principal recurso energético europeo había sido el carbón, pero posteriormente las grandes ventajas que suponía el petróleo por su gran eficiencia energética, por el ahorro de trabajadores al no ser preciso alimentar los hornos manualmente, y por poderse utilizar para vehículos automotores, hizo que sustituyese al carbón como fuente de energía. Sin embargo la transformación del carbón al petróleo supuso que muchas potencias, hasta entonces autosuficientes energéticamente, corriesen riesgo de desabastecimiento, pues los yacimientos de petróleo estaban menos distribuidos que los de carbón y en su mayoría se encontraban en otros continentes. En Europa tan solo tenían importancia los campos petrolíferos de Ploiesti, en Rumania, y los de Transcaucasia, controlados por la Unión Soviética. En los años treinta la mayor parte del petróleo consumido en Alemania era importado por vía marítima. Cuando el conflicto entre el Reich alemán y el irredentismo polaco desencadenó la Guerra de Supremacía, Inglaterra utilizó su superioridad naval para bloquear las importaciones europeas.

Aunque se aumentó la producción de Ploiesti, el petróleo rumano no bastaba para las economías de la Unión Paneuropea ni siquiera con un férreo racionamiento. La URSS pasó a ser el principal suministrador de Alemania, pero la alianza con Stalin implicaba tener que hacer concesiones políticas que amenazaban a la estabilidad de la Unión. La suspensión temporal de suministros decidida por Stalin durante la primavera de 1941 causó gran alarma en Berlín al mostrar el riesgo que suponía la dependencia alemana de los recursos soviéticos.

La falta de combustible llevó a un apreciable deterioro de las condiciones de vida, especialmente en los estados periféricos en situación más vulnerable, como España, Italia, Yugoslavia y, paradójicamente, Rumania. También tuvo repercusión sobre las operaciones militares, especialmente las navales, y durante el verano de 1941 la carencia de combustible impidió que las flotas de la Unión Paneuropea pudiesen aprovechar la favorable coyuntura que se les ofrecía tras la derrota británica en el Mediterráneo. Aunque el descubrimiento de inmensas reservas petrolíferas en la colonia italiana de Libia y posteriormente en Argelia prometían paliar la escasez, y las muestras extraídas indicaban que el petróleo de excelente calidad, estaba situado en bolsas a gran profundidad y su explotación suponía un gran reto técnico. No parecía probable que Libia empezase a producir cantidades apreciables de fuel hasta finales de 1942.

El favorable curso de las operaciones bélicas remedió la carencia de petróleo. En Egipto había varios campos petrolíferos que fueron abandonados por los británicos durante el pánico de febrero de 1941, siendo capturados casi intactos por los italoalemanes. Parte de los yacimientos estaban demasiado próximos al Canal de Suez, y hasta que los ingleses no fueron expulsados de Palestina no pudo iniciarse su reparación, pero los situados al oeste del Nilo empezaron su producción en marzo de 1941. Tras la derrota británica se encontraron nuevos yacimientos en las cercanías de Suez y en la Península del Sinaí que estaban a menor profundidad que los libios, por lo que se pudo empezar la extracción de petróleo en un plazo breve. En noviembre de 1941 la producción de petróleo egipcio bastaba para las necesidades energéticas de Italia y de las flotas del Pacto desplegadas en el Mediterráneo. Al mismo tiempo la rebelión iraquí, seguida por la llegada de fuerzas alemanas, hizo que los campos del norte de Irak, de gran riqueza, cayesen intactos en manos alemanas. El vital oleoducto entre Kirkuk y Haifa solo sufrió daños moderados que pudieron ser solventados rápidamente. En julio de 1941 el fuel de Mosul empezó a manar hacia Haifa, y en noviembre llegaban a Haifa más siete mil toneladas de petróleo cada día.

Paradójicamente, la captura del petróleo egipcio hizo que Stalin comprendiese que los cortes de suministro no solo no estaban perjudicando a la Unión Paneuropea, sino que suponían el riesgo de un enfrentamiento que en ese momento no convenía a la Unión Soviética. El suministro de fuel se restableció en verano, y se mantuvo a pesar de las dificultades políticas experimentadas por Alemania tras la muerte del Statthalter Goering. La URSS también entregó grandes cantidades de cereal que procedían en su mayoría de las reservas ucranianas y de Asia Central. La incautación del grano destinado a la exportación provocó una grave hambruna que fue conocida como el segundo holodomor, que se estima causó unas 600.000 muertes en Ucrania (predominantemente en los distritos occidentales), 100.000 en Crimea y 400.000 en las repúblicas de Asia Central. También se cedieron importantes cantidades de fibras textiles (lana y algodón), minerales estratégicos, etcétera.

La energía barata y la llegada de cereal egipcio y soviético acabaron con la carestía que sufrían varios países de la Unión Paneuropea. La disponibilidad de grandes cantidades de petróleo hizo que las medidas económicas establecidas por el equipo del ministro de Economía Albert Speer tuviesen efecto mucho antes de lo esperado, consiguió que Italia olvidase sus veleidades antigermanas, e incluso logró cierto reconocimiento por parte del gobierno francés. En el campo interno la calidad de vida de los ciudadanos de la Unión mejoró gracias al pleno empleo debido al aumento de la producción industrial (sobre todo de armamentos), a la elevación de los salarios, al cese de la inflación (al finalizar las medidas monetarias alemanas que habían causado la crisis inflacionaria de algunos de sus aliados como Italia o Rumania) y a la suavización del racionamiento.

Una medida muy atrevida tomada por Speer fue la autorización de la venta libre de ciertas categorías de artículos, que incluían algunos alimentos (inicialmente el pan y sus derivados, seguido por los lácteos) y textiles. Aunque inicialmente se elevaron los precios, se consiguió que saliesen al mercado grandes existencias que anteriormente se reservaban para el mercado negro, llevando a la postre a la estabilización de los precios. Esta medida fue imitada primero por Francia y España, y finalmente por Italia y el resto de los aliados.

Como consecuencia la calidad de vida en algunas regiones llegó a ser superior a la de la preguerra, especialmente en las regiones industriales españolas que habían estado sufriendo las consecuencias de su Guerra Civil. La propaganda germana utilizó esos logros, junto con las victorias militares en Irak, Sudán, el Mediterráneo y Portugal, para conseguir el apoyo de la población tanto alemana como de los países aliados.