Publicado: Vie Sep 26, 2014 7:25 pm
por Domper
Motores

Amanecer

El estruendo de los motores despertó a los tarentinos. Un niño llamó a su padre y corrió a la terraza de su casa para ver pasar a los aviones

—Babbo, cuantos aviones.

Decenas de aeronaves sobrevolaban el puerto reuniéndose antes de dirigirse hacia el Sur. El padre dejó a su hijo unos viejos prismáticos para que los pudiese identificar.

—Gracias, babbo. Esos aviones ¡son los más modernos! Mire, padre, esos son cazas Macchi 200 ¡Son los mejores del mundo!

—Ya será menos, Delfio —respondió su padre.

—Que sí, babbo. En Malta no vuelan ya ni las gaviotas porque las cazan nuestros Macchi —el niño empezó a saltar con entusiasmo al ver unos grandes aviones— ¡Babbo, esos son Savoia 82 ¡Los aviones más grandes del mundo!

Padre e hijo vieron una formación de trimotores alrededor de los cuales se arremolinaron los cazas. Enseguida la masa de aviones partió hacia África.

Mucho más al Sur los malteses también se despertaron al oír motores y corrieron hacia los sótanos. En las últimas semanas los habitantes de la isla habían tenido que adoptar hábitos propios de trogloditas: aunque se habían producido pocos ataques masivos, los bombarderos italianos visitaban la isla casi todos los días, sin encontrar respuesta de la RAF o de la antiaérea, que guardaban sus escasas reservas de gasolina y munición. Los habitantes de la martirizada isla se refugiaban en los sótanos en cuanto oían aviones, sonasen las sirenas o no.

Pero esta mañana eran motores ingleses los que sonaban en el aeródromo de Hal Far. En la isla sólo quedaban dos cazas bimotores Beaufighter en condiciones de vuelo, pero los iban a pilotar Yaxley y Riley, los mejores pilotos de cazas pesados que quedaban en la isla. Entre los dos sumaban siete derribos, y esperaban sumar más en esa luminosa mañana.

Los pilotos no sabían cual era su objetivo, pero suponían que era importante: una perentoria llamada de Londres ordenó interceptar un trimotor que volaría sobre Cefalonia a las nueve de la mañana. Era demasiado lejos para los Hurricane, por lo que los Beaufighter tendrían que ir solos.

Los dos bimotores empezaron a carretear por el aeródromo, esquivando los cráteres de las bombas. Finalmente un soldado les dio paso libre agitando una bandera, y los dos aviones aceleraron y tras una larga carrera, despegaron y se dirigieron hacia el Este.