Publicado: Vie Jul 18, 2014 12:36 pm
por Domper
Masada

23 de Mayo de 1941

Desde una barricada construida con rocas y sacos de arena Ofer vigilaba la noche. El pequeño Moshav de Kfar Yesoshua, en Galilea, estaba rodeado de pueblos árabes, y los colonos temían ser atacados en cualquier momento. El Moshav (un tipo de colonia agrícola creado por el movimiento sionista) solo tenía unos pocos fusiles franceses para defenderse, pero unos días los británicos habían traído dos docenas de fusiles Mauser y unas cuantas cajas de municiones. Las armas eran de las capturadas a los turcos en 1918 y estaban cubiertas de herrumbres, pero con ellas se pudo armar a los defensores de la aldea, entre los que no había casi jóvenes: los hebreos en edad militar habían sido reclutados por el ejército británico.

Ofer oyó un ruido a su espalda y se giró, apuntando con el fusil hacia las sombras.

—Ofer, ten cuidado con el rifle.

—No le había oído llegar, padre.

—Tienes que pensar menos y estar más atento. O un fellagha llegará y te cortará el cuello.

—Tendré cuidado, padre.

—No te preocupes. No creo que los bandidos árabes lleguen mientras sigan los ingleses por aquí. Pero cuando se vayan…

—¿Usted cree que los ingleses se irán? —preguntó Ofer.

—Los alemanes han echado a los ingleses de Noruega, de Francia, de Grecia, de Egipto ¿por qué crees que esta vez van a poder detenerlos? No, yo creo que los ingleses se irán.

—¿Y no sería mejor que nos fuésemos con ellos?

Ari Dinstein, el padre de Ofer, calló unos instantes antes de responder—: Ofer ¿de dónde eres?

—¿Por qué me pregunta eso, padre? Usted sabe que he nacido aquí, en Kfar Yesoshua.

Ari siguió interrogando a su hijo—: No te pregunto donde has nacido, sino de dónde eres ¿cuál es tu tierra?

—Ya lo sabe, padre. Israel es la Tierra Prometida de nuestro pueblo.

—No eludas la pregunta, Ofer ¿de dónde eres?

Ofer pensó un momento y respondió—: Padre, fue aquí donde nací y donde crecí, donde vive mi padre, donde está enterrada mi madre. Soy de aquí.

—Entonces, si esta es tu tierra ¿Por qué quieres abandonarla? Sabes que en cuanto dejemos nuestras casas los árabes las saquearán. Robarán nuestro ganado y se quedarán con nuestros campos. Quemarán la sinagoga y labrarán la tierra que acoge los restos de tu madre. Ofer ¿Quieres dejar tu tierra?

—No, padre. No dejaré nuestra tierra. No abandonaré a mi madre.

—Bien, Ofer. Porque nos aguardan tiempos difíciles. Cuando los ingleses se vayan los árabes caerán sobre nosotros.

—Pero padre —protestó Ofer—, el Stathalter Goering ha prometido protegernos si…

Ari pensó en la volubilidad de la adolescencia. Su hijo antes quería escapar, y ahora pensaba en confiar en los nazis. Tras unos segundos, Ari contestó—. Has estado hablando con ese loco de Shmuel, el del grupo Stern ¿verdad? Mira, Ofer, ese tal Stern odia tanto a los ingleses que ha olvidado cual es nuestro verdadero enemigo. Piensa un poco ¿de verdad te crees las promesas de Goering? Sería bueno que hablases con los Herzog, con los padres de tu amigo Yoel. Eran buenos alemanes que creían en su país, hasta que los nazis les quitaron su tienda y los apalearon. Luego ese Goering del que hablas creo una organización que para dejarles venir aquí los exprimió, robándoles hasta el último pfennig. ¿Crees que el lobo deja de ser lobo por verterse con pieles de oveja? No, Goerng no nos protegerá. Tendremos que luchar por nuestra tierra.

Ofer traga saliva— Padre, lucharé y moriré por nuestra tierra. Pero ¿y mis hermanas?

—Tienes razón, Ofer. Luchar es nuestro deber, pero el de tus hermanas es preservar la familia. Pero no te preocupes por eso. Mira, hijo, no puedo dormir. Déjame que me encargue de la guardia.

Ari tomó el fusil que le entrega su hijo, y sin poderlo evitar empiezó a pensar en el futuro. No en el suyo, ni en el de su hijo, ni siquiera en el de Kfar Yesoshua, porque ya estaba escrito: se inmolarían como antes otros judíos lo hicieron en Masada dos mil años antes. Pero sus hijas tenían que mantener la semilla. En cuanto llegase el convoy de evacuación, sus hijas se irían con él.