Publicado: Mié Jun 04, 2014 3:28 pm
por Domper
Como zorro en el gallinero

Dora + 4, 10:50

Tras efectuar un giro hacia el Norte, los tanques de Von Schulenburg giraron hacia el Oeste, hasta encontrar gran cantidad de rastros en la arena: las huellas del paso de cientos de vehículos. Von Schulenburg condujo su grupo hacia el Sur con precaución, temiendo encontrarse con fuerzas de retaguardia. Pronto las encontró.

Los tanques ingleses tenían muchas cualidades, pero la fiabilidad mecánica no era una de ellas. Los Matilda se movían con dos motores de autobús, diseñados para vehículos civiles, que soportaban muy mal el esfuerzo e mover un tanque de veinticinco toneladas. Los tanques de crucero eran aun peores, y los novísimos Crusader, recibidos pocos días antes, no habían podido ser adaptados al desierto, y el polvo destruía sus motores.

La unidad de Von Schulenburg empezó a encontrar tanques detenidos, cuyas dotaciones huían al ver llegar a los carros alemanes. Al principio los alemanes disparaban contra los tanques ingleses averiados hasta que ardían, pero al ver que no se defendían Von Schulenburg prefirió no gastar munición y encargó a la infantería montada que los destruyese. Incluso tras volar unos pocos tanques más pensó que esos millones de Libras desperdigadas por la arena podrían tener mejor provecho, por lo que ordenó que los infantes dañasen los trenes de rodaje pero que no destruyesen los tanques.

El kampfgruppe siguió su marcha hacia el Sur, tras las huellas inglesas, cuando se encontró con un buen número de camiones. Esta vez los alemanes recibieron fuego de fusiles y ametralladoras, por lo que no se anduvieron con contemplaciones. Bajo el fuego de los Pz II y Pz IV uno tras otro los camiones ardieron, mientras la infantería, pillada en campo abierto, escapaba o simplemente arrojaba sus armas y se rendía.

Casi en el mismo momento los carros del Coronel Cramer cayeron contra flanco de los ingleses. Enfrentados a una línea de antitanques que parecía inexpugnable, atacados por detrás y por los flancos, los ingleses perdieron los nervios y empezaron a retirarse, primero ordenadamente pero, acosados por los tanques de Cramer, finalmente se desbandaron, escapando hacia el interior del Sinaí. Solo dos docenas de tanques pudieron llegar al paso de Jatma.

El viento seguía amainando.