Publicado: Vie May 16, 2014 3:42 pm
por Domper
Visiones peligrosas

Dora + 1, 8:30

En su cuartel general de Haifa al general Wawell también le parecía revivir sucesos anteriores. Recordaba el caos que había reinado en Egipto y como gran parte de sus fuerzas habían quedado atrapadas en Mersa Matruh. Ahora podía ocurrir lo mismo con los australianos. Durante las semanas previas solo había mantenido a la 9ª División en el Delta por la insistencia de Londres, pero había instruido al general Morshead para que se preparase para retirarse al primer aviso. Pero el general australiano, tan estricto con sus hombres, no lo era tanto con su Estado Mayor. Había trasladado la mayor parte de su equipo y toda su artillería al Oeste, para poder defenderse de los ataques italianos, y no había tenido en cuenta las escasas rutas de evacuación ni alternativas si alguna de ellas quedaba cerrada.

Al recibir la orden de retirarse la división lo había hecho poco a poco, para no alertar a los italianos que dormían al otro lado de las marismas, pero eso había conllevado unas horas de retraso que resultaron fatales cuando a la luz del día la aviación germanoitaliana empezó a actuar. Morshead acababa de informas a Wawell que la mayoría de los trasbordadores habían sido destruidos, por oque iba a retirar a sus hombres, dejando un regimiento en Port Said para proteger al equipo hasta la noche siguiente. Aunque la mayor parte de la infantería había cruzado con medios de fortuna, lo habían hecho solo con sus armas personales, y muchas veces sin ellas. La cuestión era que la 9ª Australiana ya no podía considerarse una fuerza de combate eficaz.

Entre Ismailía y los Lagos Amargos el frente estaba tranquilo. La 5ª División Hindú solo informaba de duelos artilleros e incursiones de patrullas. Pero al Sur de los Lagos Amargos la situación era grave. Los alemanes habían conseguido tomar la mayor parte de la orilla oriental del Canal, excepto un corto sector frente a Suez donde un regimiento australiano había rechazado el asalto del Pacto. Pero en el resto la 6ª División Australiana había sido diezmada por los bombardeos y por el ataque. Un contraataque efectuado por la 2ª brigada sudafricana había acabado catastróficamente. Wawell había tenido que enviar a su principal reserva, la 6ª División británica, que se había desplegado en la base de las colinas, donde esperaba poder resistir a los tanques enemigos.

El problema era que la retirada de los australianos había abierto una gran brecha entre la 5ª Hindú y la 6ª Británica, precisamente en la zona por la que había pensado contraatacar con la 9ª Australiana. Wawell decidió ordenar a la 5ª Hindú que enviase su brigada de reserva para cubrir el espacio, y también enviaría al resto de su reserva, constituido por la 22ª Brigada de Guardias y la 1ª Brigada de tanques, equipada con tanques de infantería Matilda y unos pocos de los nuevos Valentine, para preparar el contraataque que tenían que lanzar al día siguiente.

Afortunadamente la aviación del Pacto había dejado de atacar Aqaba para cebarse contra los australianos. En las últimas horas habían llegado la 2ª División de Sudáfrica y la 50ª División Northumbrian, y estaban desembarcando a buen ritmo. Wawell esperaba reforzar con ellas el frente Sur. También había decidido utilizar a la 1ª División Hebrea, formada por los miles de voluntarios judíos, para reponer las bajas de otras unidades. Aunque no sería bueno para la cohesión de las unidades, no había dado tiempo para equipar y entrenar adecuadamente a la división.

Pero para poder reforzar el frente en Suez tenía que resolver el problema de los paracaidistas alemanes. Aunque no habían conseguido bloquear la carretera que cruzaba el Paso de Mitla, desde sus posiciones dirigían el fuego de la artillería y los bombardeos de los Stuka, que habían impedido el tránsito por la serpenteante ruta Iba a ser preciso enviar los suministros desde Aqaba hacia Beerseba y luego llevarlos por el ferrocarril costero, pero conllevaría un gran retraso, especialmente si desplazaba también por allí a las dos divisiones recién llegadas. Era necesario abrir de nuevo el paso de Mitla. Por suerte en las cercanías del paso estaba el resto de la 1ª División de Sudáfrica. Wawell decidió ordenar a la 5ª Brigada Sudafricana que atacase a los paracaidistas conjuntamente con los neozelandeses, y a la 1ª Brigada que se fortificase en la salida oriental del Paso.

Porque Wawell sabía que la batalla del Paso de Mitla tenía una trascendencia mucho mayor que el simple dominio del Canal de Suez o del Sinaí. Si perdía el paso y los alemanes llegaban a la meseta del Sinaí podrían dirigirse hacia el Golfo de Aqaba y cerrarlo a la navegación, con lo que atraparían a todo el ejército inglés en el Mediterráneo y Oriente Medio. Aunque la Kingcol, una columna constituida apresuradamente con algunos elementos móviles y con la legión árabe había conseguido enlazar con el aeródromo de Habbaniya en Irak, todavía no había conseguido abrir el camino a Basora. Además la carretera que desde Amman con el Eufrates era demasiado larga como para enviar suministros.

Depender de un único puerto que estaba dentro del alcance de la aviación enemiga, que carecía de conexión ferroviaria, y que podía ser tomado por los alemanes, era una situación inaceptable. Por eso el general había pedido a Churchill que contemplase la retirada de Palestina, pero el Primer Ministro era más terco que una mula. Pero le gustase al Premier o no, la Wawell había jurado proteger al Imperio y le importaba un ardite la carrera política de Churchill. El general estaba al mando del último ejército británico organizado y no iba a dejar que lo atrapasen. Iba a ordenar a su Estado Mayor que iniciase la operación Exodus.