Publicado: Mié May 07, 2014 3:25 pm
por Domper
Picado

Dora, Hans + 1:20

El Oberst Oskar Dinort conducía su ala de bombarderos en picado sobre el desierto del Sinaí.

El berlinés Dinort había iniciado su carrera militar en el Freikorps, la milicia que había intentado mantener la estabilidad de Alemania tras la derrota de 1918, y se había integrado en el ejército de la República de Weimar. Pero desde joven se había convertido en un entusiasta piloto de planeadores, que había llegado a batir el récord mundial de duración. Por ello fue trasladado a la fuerza aérea que se reconstruía clandestinamente y posteriormente asignado a las unidades de bombarderos en picado Stuka. Dirigiendo el Sturzkampfgeschwader 2 (StG 2) Immelmann, se había distinguido en Polonia, en Francia, sobre Dunkerque, en Gibraltar y en los Balcanes. Allí había inventado un artilugio, el disco de Dinort, que hacía que las bombas estallasen sin enterrarse lo que aumentaba sus efectos.

Sus Junkers habían tenido que esperar mientras los cazas y bombarderos atacaban las bases aéreas enemigas, abriendo el camino al temido Stuka, que ahora iba a mostrar su especialidad: el ataque de precisión. Los Ju 87 tenían como objetivo la infraestructura y especialmente las posiciones artilleras inglesas a lo largo del canal.

Varias avionetas Fieseler Fi 156 “Cigüeña” sobrevolaban el territorio enemigo intentando distinguir las posiciones británicas mientras otros dirigían el fuego de la artillería. Los ligeros aviones, desprovistos de blindaje, tenían una tarea peligrosa, pero los soldados ingleses pronto aprendieron a no molestarlas, ya que se descubrían al dispararles atrayendo los mortales ataques de los Stuka.

Una de las Cigüeñas detectó unos cañones disparando y avisó a Dinort, que condujo uno de los Gruppen sobre ellos, manteniendo los otros dos a la espera. En coronel vio las nubes de polvo levantadas por los cañones y se dirigió contra ellas. Ordenó que solo tres aviones atacasen cada posición, confiando en que el terror de los ataques fuese tan efectivo como las bombas. Cuando faltaban pocos segundos Dinort preparó su bombardero: armó la bomba SC250, extendió los frenos de picado, ajustó el paso de la hélice, desconectó el acelerador, cerró los radiadores de agua y de aceite, y ajustó el autopiloto que permitía al Stuka recuperarse del picado aunque el piloto perdiese la conciencia. Luego se colocó tapones de algodón en los oídos para evitar los dolores que causaba la diferencia de presión .

Entonces giró a la izquierda y cayó en un picado de 70°, repitiendo la maniobra que había efectuado decenas de veces. Los Stuka eran capaces de acertarle a un tanque o a un camión gracias al gran entrenamiento de sus dotaciones, pero también a sus nervios de acero. Dinort vio como la tierra se acercaba cada vez más rápidamente mientras las agujas del altímetro giraban rápidamente y las alas del avión se estremecían. Corrigió levemente el picado y cuando estaba a cuatrocientos metros de altura soltó la bomba de 250 kilos contra su blanco, un cañón pesado. Aligerado, el bombardero saltó en el aire mientras el piloto estiraba con fuerza de la palanca. Sintió que su visión se ennegrecía durante unos instantes, y al despejarse vio como había recuperado parte de la altura. La posición artillera estaba cubierta de llamas y humo, por lo que buscó un nuevo blanco para sus bombas de 50 kilos, que pronto encontró: una columna de camiones. Luego se elevó para seguir dirigiendo el ataque.

De tres en tres los noventa aviones del la StG 2 siguieron machacando la retaguardia británica. Tras veinte minutos se retiraron, para dejar paso a un grupo de aviones de asalto Breda Ba.65.