Publicado: Lun Abr 14, 2014 7:28 pm
por Domper
Cabaret

1 de Mayo de 1941

Von Papen estaba satisfecho tras el acuerdo preliminar conseguido con Romier, según el cual Francia y Alemania estrecharían su cooperación militar, y a cambio Alemania intercedería entre Francia y Japón. Ahora quedaba un problema espinoso: ofrecer a los japoneses algo que los mantuviese tranquilos mientras acababan con los ingleses. Eso podía resultar aun más difícil, porque los nipones eran tan amantes del protocolo que incluso hablar del tiempo requería una ceremonial que hasta al Papa le parecería excesivo.

Von Papen decidió que los canales informales permitirían calmar a los endiosados japoneses. Y nuevo le correspondió a Dincklage tener una charla con el agregado japonés.

Von Dincklage encomendó a un amigo común, del que sabía que realmente estaba a sueldo de los japoneses, que arreglase una cita con Uchida. El japonés era amigo de las francachelas, al parecer era la forma de desahogarse de las rígidas normas de conducta propias de su país. Dincklage invitó a Uchida a una cena en un reservado de la cervecería Zum Nussbaum.

Uchida, contrariamente a otras ocasiones, tenía una actitud reservada. Apensa había dado un par de sorbos a su jarra de cerveza mientras picoteaba del plato de salchichas, cuando otras veces a esas alturas habría dado buena cuenta de varias jarras. Dincklage le preguntó lo que pasaba:

— No me gusta nada verte tan serio ¿Está bien tu familia? ¿algún asunto personal que no pueda resolver una jarra de cerveza?

— Amigo mío — dijo Uchida — afortunadamente mi familia está bien. Lo que me entristece es la ruptura de la amistad entre mi pueblo y el tuyo.

— ¿Ruptura de la amistad? — se extrañó Dincklage — La amistad entre Alemania y Japón es pilar de la política de mi patria.

— Siento tener que decir que tu país no está dando muestras de ello. Me han dicho que los franceses van presumiendo del apoyo alemán. Incluso dijeron, fíjate, que Alemania prefiere a los blancos frente a los monos amarillos.

— Por favor, amigo mío, te aseguro que jamás he escuchado nada así en el Ministerio ¿cómo puedes creer lo que digan los franceses? Son ladinos por naturaleza y nada les haría más felices que romper la amistad de Alemania con sus pueblos hermanos.

— Tal vez no dijesen eso — contestó Uchida —. Pero el hecho es que Alemania va a apoyar a Francia.

— Pues claro. Alemania es aliada de Francia y está a su lado en el conflicto que la enfrenta con Tailandia. Porque Francia no tiene ningún asunto con vosotros ¿no es así? Os han permitido desplegar vuestro ejército en su lucha contra los chinos.

— El rey de Tailandia es aliado y amigo del Emperador — Uchida pronunció la palabra solemnemente.

— Desde luego, y está bien que Japón defienda a sus amigos, pero ¿no somos nosotros más amigos todavía?

— Alemania no lo está demostrando.

— Mira, amigo mío, entiendo tu resquemor, pero tengo una propuesta que creo que os interesará. Según me parece a mi vuestro problema no es ni Indochina ni Siam, sino que os faltan recursos. Recursos que en Indochina apenas hay, pero que sobran en las Indias Orientales Holandesas. Petróleo, caucho, bauxita, todo lo que Japón quiera está en esas islas.

Uchida no se esperaba el giro de la conversación y trató de ganar tiempo —. Pero esas islas no son alemanas sino que siguen en manos holandesas.

— Desde luego. Pero ¿qué razón de ser tiene Holanda? Los neerlandeses son germánicos y su lengua es una corrupción del Alto Alemán. Holanda solo ha sobrevivido porque a Inglaterra le interesa tener una cuña metida en Europa. Pero ¿imaginas qué pasaría si Holanda se integrase en el Reich alemán?

— Que las Indias Orientales serían alemanas ¿Qué cambia con eso?

— Mucho, porque Alemania no tiene intereses en el Índico y podría ceder esas colonias a Japón como un protectorado. Así una nación civilizada como la vuestra podría conducirlas a la independencia bajo la tutela de vuestro divino Emperador.

Si Uchida hubiese sido un gato se estaría relamiendo los bigotes — ¿Me quieres decir que Alemania desea que Japón libere a las Indias Orientales de sus ocupantes?

Von Dincklage tenía instrucciones estrictas de evitar desencadenar una acción precipitada japonesa, por lo que respondió.

— Sería lo adecuado pero te pediría un poco de paciencia. En estos momentos a Alemania no le conviene que la guerra se extienda, al menos hasta que no derrote a sus enemigos. El presidente Roosevelt todo lo que quiere es un pretexto para ir a la guerra. Escúchame, si Japón les da ese pretexto a los americanos se encontrará solo frente a ellos, porque Alemania no le apoyará. Os pido que tengáis un poco de paciencia y que consultéis con nosotros antes de cualquier medida agresiva. Porque ¿cuánto tiempo podréis aguantar al ritmo actual? ¿Un año? Mi ministro Von Papen os promete que antes de un año habremos derrotado a los ingleses y os ofrece enviaros petróleo y minerales directamente desde Europa. Si no es así Alemania os apoyará en las medidas que queráis tomar.