Publicado: Dom Mar 30, 2014 1:36 am
por Domper
Prisas

5 de Abril de 1941

El Focke-Wulf Fw 200 aterrizó en el aeropuerto de Tempelhof tras un largo vuelo desde El Cairo. La presencia de los ingleses en Creta impedía realizar vuelos directos, por lo que había tenido que hacer un rodeo por Bengasi y aterrizar para repostar en Nápoles. Del avión descendieron varios oficiales alemanes, que montaron en tres coches Mercedes con las banderitas del Oberkommando der Wehrmacht.

Los vehículos se dirigieron al barrio diplomático, y entraron en el pato de la Bendlerblock, sede del Estado Mayor Alemán. Los oficiales fueron guiados a una sala de espera donde se les sirvió un refrigerio, pero dos de ellos fueron reclamados por un comandante cuyos pantalones llevaban las rayas rojas del Estado Mayor.

Los oficiales acudieron a un despacho. El ayudante, tras solicitar permiso, les hizo pasar y se retiró.

El Fieldmarsshall Beck se levantó y les saludó efusivamente.

— Bien, tenemos aquí al dúo terrible. Me alegro de verles en Berlín. Bien lo de África ¿no? El Statthalter está encantado con ustedes.

Los dos generales respondieron a los agasajos del mariscal. Tras unos minutos de charla intrascendente Beck vio que los generales empezaban a impacientarse, y pasó al grano.

— Generalleutnant Rommel, generaloberst von Manstein, me alegra tenerles en Berlín. Supongo que les sorprenderá haber sido llamados tan urgentemente, teniendo que dejar la dirección de las operaciones en curso en manos de sus subordinados — el ejército italiano, apoyado por unidades alemanas, seguía reduciendo los últimos enclaves ingleses cercanos a Port Said, y seguía avanzando hacia el Alto Nilo —. Bien, hay dos motivos por el que deseaba tenerlos en Berlín.

— Mariscal, perdone mi interrupción, pero las operaciones están en una fase crítica. Nuestros comandos se han infiltrado en las cercanías de Port Said y están a punto de cercarla.

— Erwin, no te preocupes, estoy seguro que tu Estado Mayor sabrá trabajar sin ti durante una o dos semanas. Mira — Beck siguió tratando familiarmente a los dos generales —, el Statthalter me pidió que os reclamase a Berlín cuanto antes. Mañana celebrará una recepción en vuestro honor. Os va a conceder las hojas de roble para vuestras Cruces de Caballero. Asimismo hoy se publicará vuestro ascenso. Enhorabuena, General der Panzertruppe Rommel. Enhorabuena, Generalfeldmarschall von Manstein.

Los dos generales quedaron impresionados. La campaña de Egipto había sido un éxito, pero la resistencia inglesa había sido tan pequeña que les parecía excesiva recompensa para tan pequeños méritos.

— Bien, general, mariscal, la celebración será mañana. Hoy podrán descansar un poco y reunirse con sus familias. No se extrañen, h ellamaod a sus esposas, que les están esperando en suites del Hotel Adlon. Mañana deberán presentarse a las siete en la recepción de la Cancillería.

— Gracias por su delicadeza, Mariscal — von Manstein hacía gala de sus buenas maneras.

— Pero pasado mañana los quiero trabajando. Tienen reservado un despacho en este mismo edificio. Porque, señores, tienen una nueva tarea, esta vez urgente ¿Han oído lo de Irak? — Beck se respondió a si mismo — supongo que sí, que sus oficiales de inteligencia les mantendrán informados, o los hubiesen sustituido. Ya saben que en Irak se ha producido un golpe de estado antimonárquico. Lo que no creo que sepan es que el nuevo hombre fuerte de Irak, Rashid Ali, nos ha pedido ayuda. Pues bien, su tarea será como ayudarles. Entiendo que nuestra fuerza en Egipto es limitada y las distancias son enormes. Pero mayor todavía es la oportunidad. Piensen en lo que significaría Irak bajo nuestro control.

Manstein y Rommel empezaron a pensar, pero Beck siguió —. Si conseguimos controlar Irak, los ingleses pueden dar por perdida Palestina y todas sus posiciones en el Mediterráneo. De nuevo, no creo que les sorprenda al decir que vamos a atacar a Grecia. Mañana al amanecer la Luftwaffe atacará los aeródromos griegos, y un ejército acorazado atacará Grecia desde Yugoslavia, burlando las fortificaciones griegas. El terreno es muy difícil y sospecho que la operación será más difícil que la que tan brillantemente han ejecutado. Pero lo importante, de nuevo, no es conquistar Grecia, sino atrapar a los ingleses. Churchill ha enviado imprudentemente una importante fuerza expedicionaria a Grecia, y su conquista de Alejandría lo ha dejado aislado. Pero no creo que consigamos impedir que escape a las islas griegas. Reducir esas posiciones puede ser costoso y tedioso. Si al mismo tiempo consiguiésemos expulsar a los británicos de Palestina, estarían en nuestras manos. Otro factor de gran importancia es que Rashid Ali ha prometido cedernos todo el petróleo que necesitemos. Sí, sé que ustedes descubrieron que Libia es una enorme bolsa de petróleo, pero se tardará mucho tiempo en extraerlo. El petróleo de Mosul podríamos tenerlo aquí este mismo verano. Bien, queridos amigos, vayan con sus esposas, diviértanse. Pasado mañana, al despacho. Quisiera presentar al Statthalter un plan de operaciones dentro de cinco días.